El fin de la Segunda Guerra Mundial encontró a Uruguay en una situación de prosperidad inusual. A la gran acumulación de reservas en oro y divisas se sumaban las buenas perspectivas que ofrecían los excelentes precios internacionales de los productos exportables tradicionales del país. En este contexto de bonanza, se buscó dar un impulso enérgico al desarrollo de la industria nacional.
Los datos económicos favorables se asociaron con un elemento político de gran importancia: el batllismo volvía al poder con fuerza después de un largo período de marginación. El Uruguay de la inmediata posguerra se caracterizó por el desarrollo industrial y el crecimiento económico sostenido. Sin embargo, la industrialización había recibido un impulso decisivo algunos años antes, a partir del proteccionismo forzoso originado por la crisis de 1929.
El Impacto de la Crisis del 29 y el Surgimiento del Neobatllismo
Los efectos de la crisis se hicieron sentir con cierto retraso en Uruguay, manifestándose como una crisis del comercio internacional. Para hacer frente al déficit de la balanza de pagos, el gobierno tomó medidas que contuvieron drásticamente las importaciones. Este cierre defensivo de fronteras alentó el crecimiento de una industria nacional sustitutiva.
Desde los últimos años de la década de 1940, Uruguay experimentó un proceso político, que muchos calificarían de populista, que impulsó la industrialización del país. A través de la difusión de ciertos compuestos ideológicos y de una particular visión de las relaciones entre la economía, el estado y la sociedad, se propuso un modelo de desarrollo al que se ha denominado neobatllismo.
Principios y Objetivos del Neobatllismo
La idea central del pensamiento neobatllista era alcanzar el desarrollo económico y la justicia social en un marco de democracia y libertad. Para conciliar estos objetivos, se consideraba imprescindible extender y profundizar el proceso de industrialización, como medio para obtener el desarrollo económico y redistribuir el ingreso, logrando así más justicia social y garantizando el sistema democrático y la libertad.
Como corolario de esta visión del país, se adjudicaba al estado la función de custodiar los grandes intereses económicos de la república y de proteger a los más débiles, quienes no estaban en condiciones de enfrentar sin ayuda la lógica del mercado.
El Rol del Estado en la Industrialización
El neobatllismo concentró la mayor parte de sus energías en el desarrollo de la industria. Se promovió la expansión de las industrias ya instaladas y la creación de otras nuevas, bajo un fuerte proteccionismo basado fundamentalmente en la política cambiaria. La gran cantidad de reservas en medios de pago internacionales, acumuladas durante la guerra, permitió el abastecimiento de bienes de capital, materias primas y combustible, vitales para este crecimiento industrial.
El estado tuvo una función esencial en la industrialización, no solo a través de medidas proteccionistas, sino también mediante políticas redistributivas que aseguraron una capacidad de consumo importante a la población. Esta era la única vía viable, dadas las circunstancias, para compensar la estrechez del mercado interno. La salida al mercado internacional era poco viable debido al bajo nivel de competitividad de la mayor parte de la industria nacional, creada y mantenida al amparo de las barreras aduaneras.
La función del estado como empresario y empleador continuó su expansión en este período. Al finalizar la guerra mundial, Inglaterra tenía una importante deuda con Uruguay que resolvió, en parte, cediendo algunas empresas de servicios públicos al estado uruguayo. Tal fue el caso de la empresa de aguas corrientes y la de tranvías, y algún tiempo después se sumó también la compañía de ferrocarriles.
Justicia Social y Creación de Mercado
El neobatllismo realizó esfuerzos evidentes para promover una mayor justicia social. Lo que en términos ideológicos era un fin en sí mismo, en el aspecto económico se revelaba también como un medio indispensable para crear mercado. En esta obra de justicia social, distribución de ingresos o creación de mercado, según se prefiera ver, el gobierno utilizó diversos medios.
Desde el estado, con la incorporación de nuevas actividades empresariales, las nuevas estructuras burocráticas creadas dieron abundante empleo para ubicar a los sectores sociales desocupados. Por otro lado, con el apoyo dado a las industrias a través del control de cambios, estas pudieron crecer e incorporar mano de obra. En un sentido más directo, durante el período neobatllista se amplió sustancialmente la legislación social, se aumentaron las bolsas de trabajo, hubo favorables consejos de salarios y se aprobó la ley de seguro de paro. Hubo aumentos salariales y se redujeron los precios mediante subsidios de los artículos de primera necesidad.