Contexto Histórico y Social
Entre 1880 y 1916, Argentina experimentó importantes transformaciones económicas, sociales y culturales. En el ámbito político, surgió el denominado «Régimen Conservador», caracterizado por la organización de los partidos políticos modernos. Este período estuvo marcado por una dinámica política e ideológica propia de una sociedad heterogénea y compleja, cuyos conflictos giraban en torno a la cuestión social y la cuestión nacional. La ideología predominante, inicialmente liberal, se transformó en una oligarquía conservadora, con una economía basada en el libre comercio, la libre iniciativa privada y la libre competencia. Los principales actores de este régimen eran propietarios de tierras dedicados a la producción agrícola-ganadera.
«Paz y Administración»
En su discurso inaugural, el presidente Roca presentó su lema «Paz y Administración», argumentando que: «…necesitamos paz duradera, orden estable y libertad permanente». Estos objetivos eran considerados esenciales para alcanzar el progreso. Las medidas implementadas por Roca y sus sucesores, como el fomento de la inmigración y la construcción de vías férreas, apuntaban a lograr estas metas. Sin embargo, en 1880, era crucial establecer un régimen político para el Estado Nacional y la sociedad. Organizar un régimen político implicaba crear instituciones que mantuvieran la unidad política y definir las reglas para determinar quiénes tendrían el privilegio de gobernar.
La Revolución de 1890
Causas y Consecuencias
La Revolución de 1890 se originó debido a una fuerte crisis económica que afectó al país con una intensidad sin precedentes. El sistema político se vio sacudido por la llamada «Revolución del Parque», que tuvo lugar en Buenos Aires y dejó un saldo de 250 muertos y 1000 heridos. Esta revolución inició un ciclo que se extendió hasta 1905 y se propagó desde el centro del país hacia la periferia. La consecuencia inmediata fue la renuncia del presidente Juárez Celman y la asunción del vicepresidente Pellegrini. Se comenzó a cuestionar la legitimidad del Régimen Conservador, denunciando el fraude y la manipulación electoral, y surgieron nuevos partidos políticos modernos.
Participación Política y Elecciones
La participación ciudadana en las elecciones era muy limitada. Solo los varones podían votar, excluyendo a los inmigrantes que no hubieran obtenido la ciudadanía. El control del acto eleccionario se basaba en dos etapas: el fraude electoral y la manipulación de los resultados por parte de las asambleas legislativas. Para votar, era necesario empadronarse en un registro electoral. Las comisiones empadronadoras tenían la facultad de decidir quiénes cumplían con los requisitos para ser incluidos en el padrón. El voto colectivo, la concurrencia en grupo de votantes al comicio, se utilizaba para intimidar a la oposición. Además, se recurría al uso de nombres de ausentes, muertos y vivos, y a la copia de los registros electorales. La compra de votos era posible debido al carácter no secreto del sufragio.
El Surgimiento de la Unión Cívica Radical
En 1891, un sector de la Unión Cívica se separó y formó la Unión Cívica Radical (UCR), el primer partido político moderno de Argentina. Liderado por Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen y Bartolomé Mitre, la UCR se definía como una institución mediadora entre los ciudadanos y el Estado, proponía liderazgos fuertes y defendía un programa centrado en el cumplimiento de la Constitución Nacional. Se presentaba como una institución autónoma del Estado, con sus propios órganos y con la intención de obtener el consenso popular.
La Ley Sáenz Peña (1912)
Roque Sáenz Peña asumió la presidencia con una trayectoria política que cuestionaba el predominio oligárquico, aunque siempre dentro de la política oficial. Consciente de la cuestionada legitimidad de su cargo y del régimen, impulsó un proceso reformista que culminó con la sanción de la Ley Sáenz Peña. Esta ley estableció el voto universal, secreto y obligatorio, y dispuso que los padrones electorales se confeccionaran con base en el padrón militar.