1. El Franquismo: Origen y Características (1939-1945)
1.1. Características
– La dictadura de Franco se caracterizó por ser personal, autoritaria y de base militar, inicialmente identificada con el fascismo totalitario. Aunque en sus primeros años mostró afinidad con el modelo político de la Italia fascista y la Alemania nacionalsocialista, tras la Segunda Guerra Mundial el régimen franquista se adaptó a la nueva situación internacional.
– Franco ejerció un poder ilimitado, considerándose a sí mismo como el único responsable «ante Dios y ante la historia». Su figura fue exaltada y mitificada por los medios de comunicación del régimen, siendo llamado «Caudillo de España por la gracia de Dios». Como militar y católico conservador, impuso un Estado unitario, centralista y lleno de simbología religiosa.
– Para mantenerse en el poder, Franco aplicó una continua y sistemática represión contra sus opositores, suprimiendo las libertades más básicas como la manifestación, opinión y reunión. Los españoles vivieron bajo un régimen que carecía de garantías jurídicas y en el que se aplicaban estados de excepción discrecionales.
1.2. Bases ideológicas y sociales del régimen
– El ejército fue leal a Franco y fundamental para su régimen. Sus miembros disfrutaron de privilegios y muchos ocuparon cargos ministeriales. Sin embargo, hubo desacuerdos internos, con algunos militares a favor de restaurar la monarquía. Además, surgieron críticas por la falta de modernización del ejército y su limitado papel en la descolonización africana.
– La Falange quedó subordinada a Franco por decreto en 1937 y sus ideas fueron fundamentales para la formación del régimen y el control social. Perdió influencia política tras la salida de Serrano Suñer del gobierno en 1942 y la derrota de los fascismos europeos en 1945. No obstante, mantuvo su influencia a través del sindicato, la Secretaría General del Movimiento y otras organizaciones.
– La Iglesia apoyó y colaboró con el régimen de Franco, como lo hizo al bendecir el levantamiento de 1936. Franco le otorgó control sobre la educación y la moralidad de la sociedad. De esta alianza surgió el nacionalcatolicismo, la ideología oficial de los españoles. Franco también recibió apoyo de la élite económica y social: empresarios, comerciantes, terratenientes y pequeños y medianos propietarios. Las clases medias y bajas se adaptaron a la dictadura, manteniéndose al margen de la política.
1.3. Las “familias” del régimen
Las «familias» del régimen franquista eran grupos con diferentes concepciones del Estado y la sociedad, unidos en su oposición al liberalismo, la democracia y el comunismo, pero divididos por sus visiones divergentes. Franco utilizó estas rivalidades para mantener el equilibrio político y su liderazgo, nombrando ministros y ejerciendo como árbitro del poder. Las “familias» más destacadas fueron:
- Los militares, encargados de las carteras castrenses y de orden público.
- Los falangistas, responsables de áreas sociales, vivienda, trabajo y sindicatos.
- Los monárquicos, con menor influencia.
- Los católicos, representados por la ACNdP y el Opus Dei, ocuparon las carteras de educación y economía.
1.4. La legislación laboral nacionalsindicalista
Las primeras leyes sindicales se establecieron durante la guerra. En 1937 se crearon las Centrales Nacionales Sindicales y en 1938 se promulgó la Ley del Fuero del Trabajo. Ya en 1940 se culminó el proceso con las leyes de unidad sindical y la de Bases de la OSE, con que se daba forma a la ordenación territorial y al sindicalismo vertical corporativo. Fue una pieza fundamental del régimen y se caracterizó por:
- Obligar a la afiliación de obreros y patronos por ramas de producción.
- Prohibir tanto la negociación colectiva y el despido libre como la huelga.
1.5. Control social y propaganda
El Estado franquista impuso un estricto control social e ideológico a través de la educación, la censura de libros, la ley de prensa, el cine y actividades culturales. Promovió un modelo cultural nacional católico y utilizó los medios de comunicación, como la televisión, para exaltar la figura de Franco y persuadir a los españoles sobre los supuestos logros del régimen. La Falange desempeñó un papel importante en la difusión de la ideología franquista a través de organizaciones como el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el Sindicato de Estudiantes Universitarios, promoviendo valores tradicionales como la valentía, la autoridad y la disciplina mediante programas de formación y educación dirigidos a niños, niñas y jóvenes:
- La Sección Femenina fue responsable de preparar a niñas y jóvenes para ser buenas esposas y madres, enseñándoles habilidades domésticas y promoviendo la educación física en diferentes actividades y lugares como escuelas y talleres.
- El Frente de Juventudes enseñó a los niños y jóvenes sobre el amor por su país y promovió valores como la raza, el imperio y la religión. También difundió las consignas del Movimiento Nacional, resaltando la rebelión de 1936 y reinterpretando la historia para encajar en una narrativa legendaria española.
2. La Institucionalización del Régimen (1945-1959)
2.1. Las leyes fundamentales
El régimen franquista desmanteló la obra republicana y prohibió los partidos políticos y los sindicatos. Al carecer de una constitución inició la progresiva institucionalización del Estado con la promulgación de leyes fundamentales que se fueron desarrollando hasta 1966.
- El Fuero del Trabajo (1938) fue la primera ley fundamental, nacida del primer gobierno de Franco. Reguló las relaciones laborales entre trabajadores y empresarios y estableció los principios del nacionalsindicalismo.
- La Ley Constitutiva de las Cortes (1942) dotaba al régimen de unas Cortes sin poder legislativo porque estaban supeditadas a la voluntad del jefe del Estado. Su función solo era consultiva.
- El Fuero de los Españoles (1945) recogía los deberes y derechos de los españoles, dentro de los principios del régimen y de acuerdo a la confesionalidad católica del Estado.
- La Ley del Referéndum Nacional (1945) permitía someter a consulta popular las decisiones del gobierno o de las Cortes.
- La Ley de Sucesión (1947) definía a España como un «Reino sujeto a los principios del Movimiento». Don Juan de Borbón la denunció en su Manifiesto de Estoril.
- La Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) asumía los postulados de Falange y garantizaba la integridad del Movimiento como partido único.
2.2. La democracia orgánica
Las leyes del Fuero del Trabajo, la Constitutiva de las Cortes y el Fuero de los Españoles establecieron un sistema llamado «democracia orgánica«. Este sistema se basaba en la participación a través de organizaciones naturales como la familia, el municipio y el sindicato, en contraposición a la democracia parlamentaria basada en partidos políticos y libertades de reunión, asociación y expresión.
Las Cortes eran el principal órgano de participación ciudadana, controladas por el jefe del Estado. Los procuradores eran elegidos por diferentes vías y representaban a sindicatos, entidades municipales y, a partir de 1966, cabezas de familia. El gobierno nombraba gobernadores militares y civiles para cada provincia, quienes tenían autoridad sobre el Movimiento y designaban alcaldes que también actuaban como líderes locales del Movimiento.
3. La Segunda Guerra Mundial y sus Consecuencias
3.1. El acercamiento a las potencias del Eje
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, España se declaró neutral, aunque el partido único liderado por el ministro de Asuntos Exteriores, Serrano Súñer, apoyaba la iniciativa alemana de establecer un nuevo orden mundial. Solo los ministros falangistas del gobierno eran partidarios de la guerra. El régimen quería unirse al bloque fascista con la esperanza de obtener parte del imperio colonial francés en África y recuperar Gibraltar, pero España carecía de recursos para participar activamente. En una reunión en octubre de 1940, Franco y Hitler acordaron secretamente la participación de España en la guerra, pero el encuentro fracasó debido a las condiciones excesivas de Franco. En una reunión posterior con Mussolini, Franco tampoco logró un acuerdo. España pasó de la neutralidad a la no beligerancia en 1941, ofreciendo apoyo logístico a Alemania. El gobierno español respaldó la invasión de la URSS por parte de Alemania y reclutó voluntarios, principalmente falangistas, para luchar en el frente ruso en la División Azul. Además, miles de voluntarios fueron enviados a trabajar en fábricas alemanas. El régimen mostró simpatía e interés por las potencias del Eje durante todo el conflicto.
3.2. El distanciamiento del fascismo
Durante la Segunda Guerra Mundial, España inicialmente apoyó al Eje, pero ante las derrotas de Alemania e Italia, se declaró neutral en 1943 y retiró la División Azul del frente ruso. Aunque mantuvo la ayuda a Alemania, la presión de los aliados bloqueó su abastecimiento de productos energéticos. Tras la victoria de los aliados, Franco remodeló su gobierno en julio de 1945, eliminando la influencia de la Falange.
3.3. El aislamiento internacional
A pesar de los cambios de postura del régimen en los años finales de la Segunda Guerra Mundial, surgieron denuncias contra el régimen franquista que lo condenaron al aislamiento internacional:
- En 1945, Don Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana, donde criticaba la situación en España y abogaba por la restauración de la monarquía tradicional como medio para lograr la paz y la reconciliación entre los españoles.
- México y Polonia denunciaron el carácter fascista del régimen español, y en la Conferencia de San Francisco en junio se aprobó una resolución de condena, similar a la adoptada en la Conferencia de Potsdam.
- La Asamblea General de las Naciones Unidas, basándose en las acusaciones, excluyó a España de la organización y de sus organismos internacionales en una resolución de diciembre de 1946. Recomendó la salida de todos los embajadores de Madrid y redujo al mínimo las relaciones comerciales del país, incluso excluyéndose de las ayudas del Plan Marshall. En respuesta, las autoridades del régimen organizaron una masiva concentración de apoyo a Franco en la Plaza de Oriente el 9 de diciembre.
4. La Supervivencia del Régimen: Guerra Fría y Apertura
4.1. Franco, un aliado contra el comunismo
El cambio de postura de Estados Unidos y las presiones de países árabes y latinoamericanos llevaron a la revocación de la condena de España por parte de la Asamblea General de la ONU en 1950. Esto permitió que se restablecieran las relaciones diplomáticas y que España ingresara en varias instituciones internacionales, como la FAO en 1951 y la UNESCO en 1952, antes de unirse a la ONU en 1955. El regreso del embajador estadounidense a Madrid en 1951, junto con nuevos créditos y la reanudación del comercio, marcó el fin del aislamiento internacional del franquismo, que logró importantes acuerdos diplomáticos:
- El Concordato firmado en agosto de 1953 entre España y la Santa Sede legitimó el régimen de Franco y reconoció el papel de la jerarquía eclesiástica española. Franco obtuvo el derecho de presentación de obispos, mientras que la Iglesia consiguió privilegios económicos, jurídicos y educativos significativos, además de acordarse la unidad religiosa en España.
- En 1953, se firmaron los Pactos de Madrid entre España y Estados Unidos, que consistieron en tres acuerdos principales: asistencia económica, ayuda para la defensa mutua y suministro de material de guerra. También hubo un protocolo secreto. España cedió cuatro bases militares, incluyendo Rota.
4.2. La apertura controlada del régimen
Ante la nueva situación internacional, Franco reorganizó el gobierno en 1951 para equiparar la «democracia» española a la de los países occidentales, fortalecer las relaciones diplomáticas y abordar la crisis económica. Incorporó a Ruiz-Giménez como ministro de Educación y mantuvo a Martín-Artajo en Asuntos Exteriores, ambos de la ACNdP, y nombró a hombres de confianza como Carrero Blanco en la Subsecretaría de la Presidencia y Muñoz Grandes como ministro del Ejército. Sin embargo, las ayudas económicas externas no fueron suficientes para resolver los problemas estructurales de la economía española. El descontento general se manifestó en un aumento de huelgas obreras y manifestaciones estudiantiles. En 1956, hubo enfrentamientos entre falangistas y otros estudiantes por la elección democrática de representantes, resultando en sanciones y la destitución de algunos profesores. El régimen franquista enfrentaba una triple crisis: una de orden social, que fue controlada mediante el estado de excepción; una crisis económica, resultado de la política autárquica, que demandaba medidas de liberalización; y una crisis interna, marcada por la disputa entre católicos y falangistas.
5. La Economía Española durante el Franquismo
5.1. Consecuencias de la autarquía
La política autárquica durante el régimen franquista retrasó la recuperación económica de España hasta los años cincuenta. Sin embargo, estuvo plagada de fallas debido a una burocracia ineficaz y corrupta, y a la falta de recursos esenciales como alimentos, energía, maquinaria y materias primas. La producción agrícola disminuyó, aumentando la escasez y encarecimiento de alimentos básicos. Las clases más pobres sufrieron inflación y bajos salarios, recurriendo a economías de subsistencia y trueque, caracterizando esta época como los «malogrados años cuarenta». Para abordar la crisis alimentaria, el gobierno implementó el Auxilio Social, dirigido por Falange, que proporcionaba comida a través de comedores para los necesitados. Además, debido a la escasez y los altos precios de los alimentos, el gobierno controló su distribución mediante cartillas de racionamiento desde 1939 hasta 1952, lo que requería largas colas para obtener comida básica. El gobierno intervino en la producción agrícola mediante el Servicio Nacional del Trigo, requiriendo que los agricultores entregaran la mayoría de sus cosechas a precios fijados para ser vendidos en el mercado a tarifas reguladas. Las tarifas bajas descontentaron a los productores, quienes reaccionaron cambiando de cultivos.