TEMA 2.-Introducción; sé denomina Restauración al periodo de la historia de España {1875 -1931) en que se produjo la reposición en el trono de la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel íl», Alfonso XII, tras el Sexenio Democrático; la experiencia de la dinastía Saboya y la Primera República. Durante este período estuvo en vigor la Constitución de 1876, salvo durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929), y se caracterizó fundamentalmente por la consolidación en España del liberalismo y sus instituciones, bajo la hegemonía de la burguesía conservadora. Las Bases del Sistema. La Constitución de 1876. Esta Constitución responde a los principios políticos del pensamiento de Antonio Canovas del Castillo, considerado como la figura más relevante del régimen político. Los principios políticos de Canovas se resumían en lo que denominaba la constitución interna del país, es decir, las instituciones históricas que estaban fuera de discusión: la Corona y las Cortes. Se elaboró una Constitución breve -89 artículos- y de carácter moderado, no reconocía la soberanía nacional de modo suficiente y establecía la soberanía compartida, entre el rey y las Cortes. Sólo había un reconocimiento vago de ciertas libertades políticas -expresión, asociación, etc.-, que fue reducido en la practica por leyes restrictivas posteriores. Establecía un Parlamento bicameral en el que el Rey tenía la facultad de nombrar una parte de senadores vitalicios. Se daban unas condiciones que favorecían el bipartidismo, quedando el juego político en manos de dos partidos. Serían unos partidos de notables; puesto que la ley electoral de 1878 restableció el sufragio censitarior que dejaba la participación ciudadana reducida a no más de 5 por 1 00 de la población. La Constitución establecía el centralismo político administrativo como de organización del Estado, aboliendo los fueros de las provincias vascas por una ley de julio de 1876 que imponía la igualdad fiscal y de prestación del servicio militar de todos los ciudadanos españoles. Otro aspecto de la centralización fue la reorganización de las Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos. En resumen la Constitución canovista estableció un.modelo moderado, censitario, lleno de limitaciones a los derechos políticos de los ciudadanos, conforme a los intereses de la oligarquía conservadora y basado en la alternancia de dos grandes partidos de notables; pero su carácter flexible y abierto a que se fuesen introduciendo reformas en años sucesivos, imprimiéndole un talante más aproximado a las constituciones democráticas. Bipartidismo: conservadores y liberales.El partido liberal-conservador, agrupado en torno a Canovas, fue en los primeros Años la organización política más extendida. Se denominó partido conservador por Sus posiciones políticas, ya que integraba los sectores procedentes del Moderantismo. En 1880 se fundó, en torno a Práxedes Mateo Sagasta, el partido liberal fusionista-partido liberal-, en el que se integraron antiguos progresistas, Unionistas y militares de prestigio enfrentados con Canovas. Este partido Pretendía recoger la tradición progresista y los sectores demócratas de la Revolución de 1868.Ambas fuerzas solamente representaban las clases y grupos más
conservadores de la sociedad. Entre éstos destacaba la burguesía conservadora, en la que predominaban las siguientes facciones: los latifundistas, la burguesía harinera castellana, la burguesía industrial catalana y sectores de la gran burguesía industrial y financiera vasca. Además, la Restauración contaba, desde luego con el apoyo indiscutible de instituciones sociales tan influyentes como la Iglesia y el Ejército. Turnismo y Fraude electoral. El turno de partidos comenzó en 1881, cuando Cánovas cedió el gobierno a Sagasta; pero fue a partir de la muerte de Alfonso XII, en 1885, cuando consolidó. Sagasta aparecía como más liberal y abierto a la izquierda que Cánovas: bajo sus gobiernos se introdujo el sufragio universal (1 890), se ampliaron las libertades de asociación y expresión e, incluso, se tomaron en cuenta los problemas sociales, creándose la Comisión de Reformas Sociales. Pero el régimen, a pesar de las reformas, se basaba en el falseamiento electoral( Los candidatos, designados desde el Ministerio de la Gobernación -«encasillado»-, salían elegidos como diputados por el distrito correspondiente gracias al control social que ejercían los hombres influyentes -caciques- del partido en esa zona. Los candidatos oficíales prácticamente no tenían problemas para ser elegidos. Los manejos e influencias del cacique de turno imponían el resultado deseado mediante coacciones, compra de votos e incluso el fraude en el recuento de votos -«pucherazo». En estas condiciones se produjo un distanciamiento abismal entre la España oficial y la España real, como denunciaban los críticos del sistema. A finales de siglo, el sistema político estaba en crisis por diversos factores.La España oficial y la España real no tenían nada que ver y el sistema era incapaz de resolver los grandes problemas del país: los nacionalismos periféricos, la cuestión colonial y militar y el desarrollo del movimiento obrero. Además, los dos líderes desaparecieron en esos años: Canovas, asesinado en 1897, y Sagasta murió en 1903. Tras ellos, una nueva generación de políticos (Antonio Maura, José Canalejas- encabezaron los dos grandes partidos dinásticos, que en muchas ocasiones tuvieron que formar gobiernos de conocen traición con políticos de diversas tendencias. La oposición al sistema-, carlistas y republicanos, Además de estos partidos dinásticos, existían otras fuerzas políticas que con muchas dificultades, intentaban participar en la vida parlamentaria, como representativa de otros sectores sociales. Las principales corrientes eran las que representaban los nacionalismos periféricos -catalán, con la Liga Regionalista, y vasco, con el PNV, 1895-, el movimiento obrero y el socialismo (PSOE, 1879), diferentes corrientes republicanas y los carlistas. Por otra parte, los republicanos mantuvieron cierta fuerza en los medios urbanos, aunque también se escindieron en diversas tendencias: los posibilistas o republicanos históricos, seguidores de Castelar, mantuvieron su lucha por el reconocimiento pleno de las libertades democráticas; los republicanos federales seguidores de pi.i Margall, mantenían posiciones cercanas al movimiento y mostraron gran preocupación por la legislación social. Finalmente, los seguidores de Ruiz Zorrilla, republicanos progresistas-demócratas, pretendieron varias veces derribar el régimen mediante acciones violentas.
conservadores de la sociedad. Entre éstos destacaba la burguesía conservadora, en la que predominaban las siguientes facciones: los latifundistas, la burguesía harinera castellana, la burguesía industrial catalana y sectores de la gran burguesía industrial y financiera vasca. Además, la Restauración contaba, desde luego con el apoyo indiscutible de instituciones sociales tan influyentes como la Iglesia y el Ejército. Turnismo y Fraude electoral. El turno de partidos comenzó en 1881, cuando Cánovas cedió el gobierno a Sagasta; pero fue a partir de la muerte de Alfonso XII, en 1885, cuando consolidó. Sagasta aparecía como más liberal y abierto a la izquierda que Cánovas: bajo sus gobiernos se introdujo el sufragio universal (1 890), se ampliaron las libertades de asociación y expresión e, incluso, se tomaron en cuenta los problemas sociales, creándose la Comisión de Reformas Sociales. Pero el régimen, a pesar de las reformas, se basaba en el falseamiento electoral( Los candidatos, designados desde el Ministerio de la Gobernación -«encasillado»-, salían elegidos como diputados por el distrito correspondiente gracias al control social que ejercían los hombres influyentes -caciques- del partido en esa zona. Los candidatos oficíales prácticamente no tenían problemas para ser elegidos. Los manejos e influencias del cacique de turno imponían el resultado deseado mediante coacciones, compra de votos e incluso el fraude en el recuento de votos -«pucherazo». En estas condiciones se produjo un distanciamiento abismal entre la España oficial y la España real, como denunciaban los críticos del sistema. A finales de siglo, el sistema político estaba en crisis por diversos factores.La España oficial y la España real no tenían nada que ver y el sistema era incapaz de resolver los grandes problemas del país: los nacionalismos periféricos, la cuestión colonial y militar y el desarrollo del movimiento obrero. Además, los dos líderes desaparecieron en esos años: Canovas, asesinado en 1897, y Sagasta murió en 1903. Tras ellos, una nueva generación de políticos (Antonio Maura, José Canalejas- encabezaron los dos grandes partidos dinásticos, que en muchas ocasiones tuvieron que formar gobiernos de conocen traición con políticos de diversas tendencias. La oposición al sistema-, carlistas y republicanos, Además de estos partidos dinásticos, existían otras fuerzas políticas que con muchas dificultades, intentaban participar en la vida parlamentaria, como representativa de otros sectores sociales. Las principales corrientes eran las que representaban los nacionalismos periféricos -catalán, con la Liga Regionalista, y vasco, con el PNV, 1895-, el movimiento obrero y el socialismo (PSOE, 1879), diferentes corrientes republicanas y los carlistas. Por otra parte, los republicanos mantuvieron cierta fuerza en los medios urbanos, aunque también se escindieron en diversas tendencias: los posibilistas o republicanos históricos, seguidores de Castelar, mantuvieron su lucha por el reconocimiento pleno de las libertades democráticas; los republicanos federales seguidores de pi.i Margall, mantenían posiciones cercanas al movimiento y mostraron gran preocupación por la legislación social. Finalmente, los seguidores de Ruiz Zorrilla, republicanos progresistas-demócratas, pretendieron varias veces derribar el régimen mediante acciones violentas.