El reinado de Alfonso XII fue un período de estabilidad política para España; no hubo más levantamientos militares. La economía creció bajo el impacto estabilizador del nuevo sistema político creado por Cánovas del Castillo, conocido como sistema canovista.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 reconoció una monarquía constitucional como única forma legal de gobierno y soberanía compartida entre el monarca y las Cortes. El tipo de sufragio lo determinaba cada gobierno alterno. En 1890 se restableció el sufragio universal masculino.
El bipartidismo
Se estableció el bipartidismo; un sistema de dos partidos políticos oficiales alternos. El gobierno conservador estuvo encabezado por Antonio Cánovas del Castillo y el gobierno liberal estuvo encabezado por Práxedes Mateo Sagasta.
El caciquismo
El caciquismo en las zonas rurales permitió manipular las elecciones y garantizó la victoria del partido previamente elegido por el gobierno.
Apoyo y oposición
Los grupos que apoyaron el sistema canovista y el reinado de Alfonso XII fueron el ejército, la Iglesia católica, los terratenientes y los empresarios de la clase media, que querían la estabilidad política. Por otro lado, hubo oposición de republicanos, anarquistas y socialistas, quienes fueron excluidos de la política por este sistema; las áreas de nacionalismo y regionalismo (País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía) que fueron marginadas por el sistema estatal centralizado; y de los carlistas, a los que Alfonso XII luchó y derrotó en la III guerra carlista.
La regencia de María Cristina de Austria
Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, Cánovas del Castillo y Sagasta firmaron el Pacto de El Pardo, acuerdo de apoyo a la regencia de María Cristina de Austria (esposa de Alfonso XII). Fue regente hasta que su hijo Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad en 1902.