La semana trágica de 1909 y sus consecuencias:Después del 98, España se replegó y se ocupó de sus asuntos internos y de sus posesiones del norte de África, donde se había iniciado una explotación colonial a finales del siglo XIX. Marruecos, protectorado compartido con Francia desde la Conferencia de Algeciras (1906), proporcionaba al ejército un campo de actuación autónomo, sin controles civiles. Allí los oficiales se sentían en terreno propio, ya que la derrota en la guerra de Cuba y las críticas a la gestión del ejército por parte de los políticos y la prensa suponían una ofensa para ellos; como consecuencia de la Ley de Jurisdicciones de 1906, aparecían ante la opinión pública como un colectivo celoso y corporativo.En 1908 la Compañía Española de Minas del Rif, que explotaba mineral de hierro, intentó efectuar el tendido del ferrocarril para unir las minas con la ciudad de Melilla, desde donde se exportaría el mineral. Los trabajos se enfrentaron con la resistencia de los nativos, que impidieron el tendido. El gobierno decidió enviar una expedición de castigo y de protección, y para ello llamó a los reservistas. La hostilidad del pueblo a las guerras en tierras lejanas y el recuerdo del desastre del 98 agravaron el tenso clima social.La Semana Trágica de 1909: los hechos:Las protestas por el embarque de tropas en el puerto de Barcelona se convirtieron en huelga general y en revolución social. Durante una semana, el pueblo, amotinado, controló la ciudad, incendió iglesias y conventos, levantó barricadas y mantuvo tiroteos con las tropas. Proclamada la ley marcial, la represión corrió a cargo del ejército, que restauró el orden y detuvo a miles de participantes, a los que aplicó la Ley de Jurisdicciones, es decir, un juicio militar sin posibilidades de auténtica defensa.Entre las penas hubo cinco condenas de muerte; una de ellas fue la del anarquista Francesc Ferrer i Guardia, considerado autor moral o impulsor de todos los desmanes, sin pruebas fehacientes. En general, la burguesía catalana apoyó claramente la represión de la algarada popular por el ejército. La ejecución de Francesc Ferrer provocó una gran campaña de protesta en la prensa y manifestaciones populares de obreros y republicanos en toda España, y la reprobación de los sectores progresistas europeos, ante quienes Ferrer aparecía como víctima de la intolerancia tradicional de las derechas españolas.Consecuencia final de esta campaña fue la caída del gobierno de Maura. El liberal Segismundo Moret exigió la dimisión de Maura o, en caso contrario, los liberales no colaborarían en las tareas parlamentarias. Alfonso XIII decidió sustituir a Maura por el propio Moret. Este gobierno solo duró cuatro meses porque, además de la lógica oposición conservadora, se vio enfrentado a la coalición republicano-socialista.Personajes detrás de los hechos: obreros, anarquistas y republicanos:El movimiento obrero de Barcelona era prioritariamente de orientación anarquista. En 1907 los anarquistas habían fundado la Solidaridad Obrera, y en 1908 pondrían en marcha la Federación Regional de Cataluña.En el anarquismo había un fuerte componente sindical y revolucionario, que creía que la lucha obrera debía ser autónoma e independiente de los partidos políticos, y que esta lucha debía ser protagonizada por los sindicatos y concretarse, finalmente, en una huelga general. La huelga provocaría la paralización de todas las actividades, lo que daría paso a la insurrección obrera, a la ocupación de fábricas, instituciones oficiales y medios de transporte y a la proclamación de la sociedad libre.Mientras llegaba el momento propicio para la huelga general, se podía ejercitar la conciencia revolucionaria con huelgas parciales, luchas específicas o actos revolucionarios. También debía prepararse el obrero, afianzando su conciencia mediante la propaganda, la discusión, la educación y la cultura.Ferrer i Guardia simboliza el anarquismo barcelonés de su época; era básicamente un empresario editorial y cultural, un propagandista. Dirigía la Escuela Moderna, alternativa anarquista a las escuelas públicas o religiosas, y mantenía relaciones con los líderes del movimiento anarquista internacional.En la Semana Trágica participaron también los republicanos de Lerroux, aunque el partido como tal no asumiera la revuelta. Alejandro Lerroux había conseguido crear en 1908 un partido popular y potente, de carácter demagógico y anticlerical, el Partido Radical. De tendencia similar era en Valencia el republicanismo del novelista Blasco Ibáñez. Los republicanos ampliaron su representación gracias al sufragio universal y, en las elecciones municipales de 1909, triunfaron en Madrid, Barcelona, Valencia y otras capitales importantes. Los partidos republicanos, junto a los regionalistas, fueron constituyendo la alternativa política de los partidos dinásticos.La experiencia de Canalejas 1910-1912:Tras el breve gobierno de Moret, intentaron las reformas los liberales de José Canalejas, que representaban la opción reformista de la pequeña y mediana burguesía, con mayor voluntad progresista y dimensión social que el maurismo.Sin embargo, de la misma manera que Maura, Canalejas no se propuso grandes cambios sociales ni políticos; como él, también carecía de fondos para llevar adelante las reformas. En el balance de Canalejas hay que indicar cierto intervencionismo del Estado en las relaciones laborales y algunas reformas sociales, como la fijación de horarios máximos de trabajo en algunas ramas, la liberalización de la enseñanza y el establecimiento del servicio militar obligatorio, sin permitir la posibilidad de librarse de él pagando una cuota.La política liberal tuvo también tintes anticlericales, con el intento de limitar el poder y el crecimiento de las congregaciones religiosas mediante la llamada «Ley del Candado», lo que provocó una fuerte reacción política . Los liberales llevaron a la práctica con éxito medidas de descentralización: en 1913 se aprueba la Mancomunidad de Cataluña, experiencia de autonomía o autogobierno moderado de las cuatro provincias.En 1912, el asesinato de Canalejas por un anarquista en la Puerta del Sol de Madrid puso fin a este intento reformista.
El reinado de alfonso XIII
La semana trágica de 1909 y sus consecuencias:Después del 98, España se replegó y se ocupó de sus asuntos internos y de sus posesiones del norte de África, donde se había iniciado una explotación colonial a finales del siglo XIX. Marruecos, protectorado compartido con Francia desde la Conferencia de Algeciras (1906), proporcionaba al ejército un campo de actuación autónomo, sin controles civiles. Allí los oficiales se sentían en terreno propio, ya que la derrota en la guerra de Cuba y las críticas a la gestión del ejército por parte de los políticos y la prensa suponían una ofensa para ellos; como consecuencia de la Ley de Jurisdicciones de 1906, aparecían ante la opinión pública como un colectivo celoso y corporativo.En 1908 la Compañía Española de Minas del Rif, que explotaba mineral de hierro, intentó efectuar el tendido del ferrocarril para unir las minas con la ciudad de Melilla, desde donde se exportaría el mineral. Los trabajos se enfrentaron con la resistencia de los nativos, que impidieron el tendido. El gobierno decidió enviar una expedición de castigo y de protección, y para ello llamó a los reservistas. La hostilidad del pueblo a las guerras en tierras lejanas y el recuerdo del desastre del 98 agravaron el tenso clima social.La Semana Trágica de 1909: los hechos:Las protestas por el embarque de tropas en el puerto de Barcelona se convirtieron en huelga general y en revolución social. Durante una semana, el pueblo, amotinado, controló la ciudad, incendió iglesias y conventos, levantó barricadas y mantuvo tiroteos con las tropas. Proclamada la ley marcial, la represión corrió a cargo del ejército, que restauró el orden y detuvo a miles de participantes, a los que aplicó la Ley de Jurisdicciones, es decir, un juicio militar sin posibilidades de auténtica defensa.Entre las penas hubo cinco condenas de muerte; una de ellas fue la del anarquista Francesc Ferrer i Guardia, considerado autor moral o impulsor de todos los desmanes, sin pruebas fehacientes. En general, la burguesía catalana apoyó claramente la represión de la algarada popular por el ejército. La ejecución de Francesc Ferrer provocó una gran campaña de protesta en la prensa y manifestaciones populares de obreros y republicanos en toda España, y la reprobación de los sectores progresistas europeos, ante quienes Ferrer aparecía como víctima de la intolerancia tradicional de las derechas españolas.Consecuencia final de esta campaña fue la caída del gobierno de Maura. El liberal Segismundo Moret exigió la dimisión de Maura o, en caso contrario, los liberales no colaborarían en las tareas parlamentarias. Alfonso XIII decidió sustituir a Maura por el propio Moret. Este gobierno solo duró cuatro meses porque, además de la lógica oposición conservadora, se vio enfrentado a la coalición republicano-socialista.Personajes detrás de los hechos: obreros, anarquistas y republicanos:El movimiento obrero de Barcelona era prioritariamente de orientación anarquista. En 1907 los anarquistas habían fundado la Solidaridad Obrera, y en 1908 pondrían en marcha la Federación Regional de Cataluña.En el anarquismo había un fuerte componente sindical y revolucionario, que creía que la lucha obrera debía ser autónoma e independiente de los partidos políticos, y que esta lucha debía ser protagonizada por los sindicatos y concretarse, finalmente, en una huelga general. La huelga provocaría la paralización de todas las actividades, lo que daría paso a la insurrección obrera, a la ocupación de fábricas, instituciones oficiales y medios de transporte y a la proclamación de la sociedad libre.Mientras llegaba el momento propicio para la huelga general, se podía ejercitar la conciencia revolucionaria con huelgas parciales, luchas específicas o actos revolucionarios. También debía prepararse el obrero, afianzando su conciencia mediante la propaganda, la discusión, la educación y la cultura.Ferrer i Guardia simboliza el anarquismo barcelonés de su época; era básicamente un empresario editorial y cultural, un propagandista. Dirigía la Escuela Moderna, alternativa anarquista a las escuelas públicas o religiosas, y mantenía relaciones con los líderes del movimiento anarquista internacional.En la Semana Trágica participaron también los republicanos de Lerroux, aunque el partido como tal no asumiera la revuelta. Alejandro Lerroux había conseguido crear en 1908 un partido popular y potente, de carácter demagógico y anticlerical, el Partido Radical. De tendencia similar era en Valencia el republicanismo del novelista Blasco Ibáñez. Los republicanos ampliaron su representación gracias al sufragio universal y, en las elecciones municipales de 1909, triunfaron en Madrid, Barcelona, Valencia y otras capitales importantes. Los partidos republicanos, junto a los regionalistas, fueron constituyendo la alternativa política de los partidos dinásticos.La experiencia de Canalejas 1910-1912:Tras el breve gobierno de Moret, intentaron las reformas los liberales de José Canalejas, que representaban la opción reformista de la pequeña y mediana burguesía, con mayor voluntad progresista y dimensión social que el maurismo.Sin embargo, de la misma manera que Maura, Canalejas no se propuso grandes cambios sociales ni políticos; como él, también carecía de fondos para llevar adelante las reformas. En el balance de Canalejas hay que indicar cierto intervencionismo del Estado en las relaciones laborales y algunas reformas sociales, como la fijación de horarios máximos de trabajo en algunas ramas, la liberalización de la enseñanza y el establecimiento del servicio militar obligatorio, sin permitir la posibilidad de librarse de él pagando una cuota.La política liberal tuvo también tintes anticlericales, con el intento de limitar el poder y el crecimiento de las congregaciones religiosas mediante la llamada «Ley del Candado», lo que provocó una fuerte reacción política . Los liberales llevaron a la práctica con éxito medidas de descentralización: en 1913 se aprueba la Mancomunidad de Cataluña, experiencia de autonomía o autogobierno moderado de las cuatro provincias.En 1912, el asesinato de Canalejas por un anarquista en la Puerta del Sol de Madrid puso fin a este intento reformista.