El Reinado de Alfonso XIII: Crisis y Decadencia de la Monarquía Española

REINADO DE ALFONSO XIII

– Panorama general del reinado de Alfonso XIII

Características

De 1902 a 1931 transcurre una permanente crisis política que afecta a los fundamentos de la Restauración. Las causas son diversas:

  • En primer lugar, la personalidad del rey. Alfonso XIII desempeñó un papel activo que sobrepasó su función constitucional, participando políticamente. Se rodeó del sector más conservador de los generales, por lo que se dejó influir. Su apoyo a la dictadura fue decisivo para la decadencia de la Monarquía.
  • Una segunda causa fue la división de los partidos de «turno».
  • El progresivo debilitamiento del caciquismo restó eficacia al falseamiento electoral. La limitación de las manipulaciones agrarias dio mayor peso al voto de las ciudades.

Como resultado, las mayorías en las Cortes fueron precarias. También aparecieron y crecieron partidos socialistas, radicales, republicanos y nacionalistas.

Problemas del país

  • Aumento de las luchas sociales: Mayor conciencia de clases de obreros y campesinos y aumento de la capacidad de movilización. La acción de los gobiernos ante las demandas obreras fue escasa y los enfrentamientos entre patronos y trabajadores agudizaron los conflictos.
  • Reapareció la cuestión religiosa: Socialistas, republicanos y parte del Partido Liberal reclamaron que se limitara su poder. El anticlericalismo se fue extendiendo.
  • El tercer problema fue el militar: degradación de las fuerzas armadas, reivindicación por un mayor protagonismo y sectores antimilitaristas que les culpaban de la derrota.
  • Cristalización del movimiento nacionalista: el «desastre» produjo en el País Vasco y sobre todo en Cataluña un incremento y fortalecimiento del nacionalismo.
  • Por último, hay que mencionar el problema de Marruecos. Después de un acuerdo franco-español en 1904, en 1906 la Conferencia de Algeciras concedió a ambos países el protectorado conjunto sobre el sultanado. En 1909 se inició un conflicto bélico durante 15 años que fue desastroso y agudizó la separación entre militares y civiles.

– Intentos de modernización. El regeneracionismo

Crisis de 1905

En la primera década del siglo XX fracasaron varios intentos de aplicar reformas regeneracionistas. En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. En 1901 se fundó la «Liga Regionalista», partido nacionalista que creció rápidamente y que ganó las elecciones municipales de forma aplastante en 1905. Los militares denunciaron este «triunfo del separatismo». La prensa nacionalista contraatacó publicando comentarios y caricaturas. Como respuesta, 300 oficiales asaltaron e incendiaron las imprentas responsables. El gobierno hizo suspender las garantías constitucionales para evitar conflictos de este tipo en el futuro.

En 1906 se aprobó la «Ley de Jurisdicciones», que identificaba los delitos contra el ejército como delito contra la patria. Esto desprestigió a los liberales.

La reivindicación clave de los partidos nacionalistas y republicanos y del movimiento obrero va a ser su derogación. Esto unió las principales fuerzas catalanistas, desde carlistas a republicanos, en «Solidaritat Catalana», que en 1907 obtuvo una contundente victoria.

Regeneracionismo de Maura

En enero de 1907, Antonio Maura, líder del Partido Conservador, fue nombrado jefe de gobierno. Emprendió una serie de medidas de inversión pública a través de la Ley de Protección de Industria Nacional, el plan de reconstrucción naval, y actuaciones dirigidas a mejoras de la situación de la agricultura.

En 1908 se estableció el Instituto Nacional de Previsión, antecedente de la Seguridad Social. Se reguló el descanso dominical y la jornada de mujeres y niños.

En lo político, apostaba por una reforma que atrajera a la «masa neutra» del país hacia la política. Estableció el voto obligatorio y la proclamación de candidatos sin oposición.

La mayor reforma era la nueva Ley de Administración Local, por la que se creaban las Mancomunidades, asociaciones de las Diputaciones de cada región. Contó con el respaldo de la Lliga, pero la resistencia oligárquica impidió su aprobación.

Semana Trágica de Barcelona (1909)

En los primeros años del siglo, Cataluña vivió un importante auge de las movilizaciones obreras, protagonizado por los activos grupos anarquistas. En 1907 se creó «Solidaridad Obrera». Surgió el «Partido Radical Republicano» dirigido por Alejandro Lerroux. Este partido restó fuerza al movimiento obrero, con un programa democrático, anticlerical y españolista.

Otros factores de tensión en Barcelona fueron el anticlericalismo y el antimilitarismo, que había aumentado desde la «Ley de Jurisdicciones». A esa situación explosiva se unió, por último, la posición autoritaria de Maura.

Pero fueron la situación de Marruecos y los errores del gobierno los que provocaron la crisis. En julio de 1909, miembros de algunas cabilas próximas a Melilla atacaron a los trabajadores españoles de una compañía minera. El gobierno de Maura decidió enviar al ejército y usarlo para ensayar el plan de movilización de reservistas. Ordenó la incorporación de estos en Madrid y Barcelona. Se produjeron fuertes manifestaciones de mujeres y madres de alistados.

Las noticias del «desastre del Barranco del Lobo» (1200 bajas) coincidieron con el inicio de una huelga general en Barcelona convocada por Solidaridad Obrera y respaldada por UGT. El paro fue total y se declaró el estado de guerra, mientras la huelga se extendía. Se sucedieron acciones anticlericales y enfrentamientos con miembros de la policía y el Ejército durante 3 días. Barcelona quedó aislada.

Más de 100 muertos. Detenciones en masa y juicios. El hecho más grave fue el procesamiento irregular, condena y ejecución del anarquista Francisco Ferrer y Guardia, que no participó en los hechos.

La Semana Trágica provocó la caída de Maura. Conjunción republicano-socialista; alianza que en 1910 consiguió gran éxito y otorgó el primer escaño en las Cortes a Pablo Iglesias. Contribuyó a reforzar las organizaciones sociales y a extender la crítica al sistema de la Restauración.

Gobierno de Canalejas, último intento regeneracionista

Canalejas gobernó entre 1910 y 1912. Suprimió los «consumos», estableció el servicio militar obligatorio en tiempo de guerra, se restringieron las exenciones de «quintas» y se reguló el trabajo nocturno femenino. Las Cortes aprobaron la «Ley del Candado», que prohibía durante dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas.

En 1912, Canalejas obtuvo su mayor éxito, cuando el Congreso aprobó la Ley de Mancomunidades, que permitía un inicio de autogobierno y satisfacía al catalanismo. Pero antes de que el Senado aprobara la ley, el 12 de noviembre caía asesinado en Madrid por los disparos de un anarquista. Se inició una etapa de crisis permanente en los dos partidos del «turno».

– Crisis y quiebra del estado liberal

Impacto de la I Guerra Mundial

Al estallar la Primera Guerra Mundial, el gobierno español se declaró neutral, entre otras cosas por el aislacionismo de la política española y la conciencia de debilidad diplomática, económica y militar.

La opinión pública, no obstante, se dividió entre «aliadófilos» y «germanófilos». La opinión progresista, intelectuales y sectores financieros e industriales apoyaban a los aliados, mientras que los «germanófilos» eran mayoría entre los oficiales, clero, aristocracia y terratenientes. Mucho más importantes fueron las consecuencias económicas. A partir de 1915 se produjo un gran boom económico: España se convirtió en suministrador de los países en guerra.

También afloraron las consecuencias sociales negativas. Incrementó el paro, las exportaciones y la escasez dispararon los precios y la falta de alimentos agravó la situación, creando una tensión explosiva.

Inicio de la crisis de 1917

El descontento era general, el alza de los precios y la escasez de alimentos contrastaban con las fortunas logradas con la especulación. La oposición criticaba la inoperancia del Gobierno y denunciaba la corrupción oligárquica. El gobierno respondió en marzo con la suspensión de las Cortes, la detención de los líderes de UGT y la restricción de derechos civiles.

En junio estalló un enfrentamiento entre el gobierno y el ejército. El malestar por el atraso técnico, la falta de medios y los bajos salarios, que se agravó por la decisión del gobierno de primar con ascensos rápidos a los militares destinados en Marruecos, hizo que los oficiales «peninsulares» comenzaran a unirse en las Juntas de Defensa, una especie de sindicatos ilegales, pero que en principio fueron tolerados.

Cuando el gobierno decidió disolverlas, las Juntas respondieron con un manifiesto en el que se daba un ultimátum al gobierno para que aceptara sus reivindicaciones. El gobierno, incapaz de hacerse con la situación, dimitió. El nuevo gabinete conservador de Dato accedió a las exigencias militares y reconoció las Juntas. Pero estas respondieron con un nuevo manifiesto en el que exigían la «regeneración» política y pedían la formación de un nuevo gobierno de concentración. Dato ordenó de nuevo la suspensión de las garantías constitucionales.

En julio estalló una crisis parlamentaria. La oposición llevaba meses reclamando la reapertura de las Cortes. En una reunión promovida por la Lliga, se decidió convocar una Asamblea Nacional de Parlamentarios para promover la reforma a fondo de la vida política. El gobierno intentó ocultarlo censurando la prensa, pero el día 19 unos 70 diputados y senadores se reunieron en Barcelona. Se aprobó una moción pidiendo un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes.

Huelga general de 1917

El principal acontecimiento de la crisis fue la huelga general de agosto. Se había empezado a organizar ya en marzo, pero la huelga de ferroviarios desencadenada en julio en Valencia, reprimida violentamente, precipitó los hechos. La compañía se negó a readmitir a varios huelguistas, por lo que los sindicatos extendieron el paro ferroviario por todo el país, y sobre la marcha lo convirtieron en huelga general indefinida.

La huelga se inició el 13 de agosto y tuvo un seguimiento bastante importante. Ciudades como Madrid, Bilbao y Oviedo, entre otras, quedaron paralizadas. El paro fue secundado sobre todo en zonas mineras e industriales. El gobierno sacó las tropas a la calle y las enfrentó con los piquetes. Después de una semana, los sindicatos desconvocaron la huelga.

La huelga tuvo consecuencias importantes. Un centenar de muertos y miles de detenidos llevó a las Juntas de Defensa a reaccionar en favor de la represión y abandonar sus reformas. Agudizó la crisis política: Dato dimitió y se formó un frágil gobierno de coalición.

Crisis social y lucha de clases en Barcelona

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