El Reinado de Amadeo I y la I República
Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)
Las Cortes encargan al presidente del gobierno general Prim que encuentre entre las casas reales europeas un candidato, no Borbón, al trono español. Se ofrece el príncipe Amadeo de Saboya, como un rey que acata la monarquía constitucional. El rey llega a finales de 1870, aunque su reinado se inicia en 1871. Su reinado estuvo lleno de conflictos:
- En primer lugar, los liberales moderados no le dan su apoyo, porque su nuevo líder Cánovas del Castillo confía en que se restablezca la dinastía borbónica con el príncipe Alfonso, hijo de Isabel II.
- Los carlistas tampoco le apoyan porque no se ha tenido en cuenta su opción al trono de Carlos VII, lo que dio lugar a la 3ª guerra carlista (1872-1876).
- La propia Iglesia católica tampoco ayuda a este gobierno progresista porque, en su día, Prim obligó al clero a jurar la Constitución.
- Otra causa es el asesinato de Prim.
- Otro grupo que tampoco le apoya son los republicanos, que a su vez protagonizan levantamientos en Cataluña y todo Levante reivindicando la República como sistema de gobierno.
- Otro problema surge en Cuba, cuando los criollos rechazan el decreto de Prim sobre la supresión de la esclavitud y se sublevan en 1868 hasta 1878.
- Finalmente, el propio gobierno que le apoya acaba separándose y con esto se inicia un periodo de inestabilidad política con 6 gobiernos y 3 elecciones a Cortes en poco tiempo.
El rey prácticamente queda aislado y sin apoyos. Por ello, el rey decide renunciar al trono en febrero de 1873 y regresa a Italia.
La Primera República Española y la Constitución de 1873
La I República Española (1873-1874)
La Asamblea Nacional estableció un gobierno provisional a cargo de Figueras, quien tuvo que soportar las presiones de los republicanos más intransigentes. Además, los más radicales intentaron un golpe de estado que fracasó por la actuación de los Voluntarios de la Libertad. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, las cuales fueron ganadas por los republicanos de la mano de Pi y Margall. Este elaboró una constitución parecida a la de 1869, pero esta nueva constitución (Constitución nonata de 1873) no llegó a promulgarse, de ahí su nombre. Se abre de nuevo un periodo de guerra carlista por el cambio de la organización militar. Los carlistas se asentaron en Bilbao y la captura de Éibar les proporcionó una industria de armamento ligero (la República no podía hacerle frente). Se produce un movimiento cantonal en el que:
- En Alcoy, una huelga por posibles mejoras salariales, lo que da lugar al asesinato de su alcalde y aparecen los internacionalistas.
- Republicanos federales se enfrentan a los legalistas que querían imponer los principios federalistas.
El cantonalismo hizo que España pareciera dividida y se decía que la República era insegura, lo que dio lugar a la dimisión de Pi y Margall del mando y la llegada de Salmerón, dispuesto a acabar con el cantonalismo. Martínez Campos reduce el cantonalismo valenciano y el general Pavía acaba con el cantonalismo de Andalucía, resiste el cantón de Cartagena con el que posteriormente acabará Antonete Gálvez. Salmerón dimitió y pasó al mando Castelar, quien acabó definitivamente con el cantonalismo y con el carlismo. Suspendió las Cortes y en su reapertura Castelar fue derrotado por la oposición. El poder pasó a manos de unionistas y progresistas de la mano del general Serrano (se acaba con el cantón de Cartagena). El partido dirigido por Cánovas del Castillo, trae la restauración borbónica y se proclama a Alfonso XII rey de España.
Constitución de 1873
Esta constitución articulaba un estado republicano federal. Este texto fue redactado apresuradamente por Emilio Castelar y recogía los principios básicos en materia de derechos individuales de la Constitución de 1869, pero aportaba algunas novedades:
- Se establecía una separación clara entre la Iglesia y el Estado, definiendo un “Estado neutro”.
- La nueva organización territorial de España, definida como una nación compuesta por 17 estados, entre los que se incluía Cuba. Esta propuesta de descentralización política suponía la plasmación del principio doctrinal del pacto federal entre los diversos estados, realizado desde arriba, es decir, desde el gobierno.
Sin embargo, las tensiones sociales que habían estallado en forma de huelgas y ocupaciones de tierras, así como el deseo de establecer una república federal desde abajo, abrió la puerta a un periodo de gran conflictividad. Fue el cantonalismo – federalismo intransigente y extremado – el que precisamente se llevó al traste esa Constitución, los principios federales y la propia presidencia de Pi i Margall. Junto a los motivos federalistas se unieron en algunos puntos y ocasiones elementos obreristas, como en Alcoy, aunque siempre predominó la intención cantonalista.