La restauración de Fernando VII
Después de la derrota de Napoleón, las potencias europeas reunidas en el Congreso de Viena, diseñaron un nuevo mapa político donde se restablecen las fronteras anteriores a la expansión Napoleónica y los principios ideológicos del Antiguo Régimen. El comienzo del reinado de Fernando VII llevó a la Restauración Europea. De 1808 a 1812, España había librado una guerra contra Francia a la vez que se encargaba de asumir una nueva legitimidad y autoridad que fueron las Juntas.
Su regreso se tomó con la incertidumbre sobre la voluntad real de respetar la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. En abril de 1814, en Valencia, un grupo de diputados no liberales le presentaron el Manifiesto de los Persas que no era más que un reflejo de las aspiraciones de restauración del Antiguo Régimen. Fernando VII promulgó un decreto real por el que quedaron anuladas las Cortes de Cádiz, no jura la Constitución y restituye la Monarquía absoluta procediendo a la represión de los liberales. Dentro de la política de Fernando VII podemos decir que durante los seis años de reinado siguientes no hubo una línea política coherente; más bien fue el gobierno de una persona empeñada en manifestar su voluntad soberana por encima de todo. El nuevo Estado fue incapaz de establecer una situación de equilibrio , sobre todo desde el punto de vista económico. Una de las propuestas para sanear la crisis de la Hacienda fue la de Martín de Garay, el ministro del rey, que promovía la contribución general directa. No triunfa debido a la sociedad de privilegios del Antiguo Régimen.
Los militares también tuvieron cierta importancia ya que ellos representaban el malestar general que se vivía. Actuaban a través de pronunciamiento, los más importantes fueron los de: Espoz y Mina, Juan Díez Porlier y Luis de Lacy. Resultaron todos fallidos. Dos de ellos fueron asesinados y el otro tuvo que huir a Francia.
El Trienio Liberal
En 1820 se produjo el pronunciamiento del comandante Riego que fue estimulado y financiado desde América, que, al tiempo que suponía el triunfo del liberalismo de Cádiz iba a contribuir a la victoria de la revolución de los virreinatos de Ultramar y esto lleva a una soberanía Nacional. Entre 1820 y 1823 el liberalismo instaló de nuevo los principios políticos de la Constitución de 1812 y Fernando VII tomó la decisión de jurarla.
El liberalismo logró calar en la vida pública y se desarrolla con profundidad.
Las nuevas Cortes iniciaron sus sesiones y con estas las reformas que volvían a poner en vigor los Decretos de Cádiz y el desarrollo constitucional, la transformación del régimen de propiedad, la abolición del régimen señorial y la construcción de un mercado nacional. El monarca utilizaba sus posibilidades constitucionales, el derecho a veto, para tratar de frenar las reformas liberales. El periodo liberal estuvo repleto de problemas que dificultaron su desarrollo. El principal lo constituía la crisis de la Hacienda estatal.
Los partidarios del régimen liberal dividieron sus fuerzas y opiniones quedando diferenciados en:
-Los moderados que se inclinaban por una solución de transacción y cuya personalidad más importante fue Martinez de la Rosa.
-Los exaltados que buscaron soluciones radicales basadas en la agitación social y cuya personalidad más importante fue Evaristo San Miguel.
La iglesia fue la institución que mas sufrió la llegada de los liberales, ya que resurge el anticlericalismo, se suprimen las órdenes monacales y se decreta la desamortización de los bienes del clero regular.
El último problema fue la independencia.
Década absolutista
Debido al ataque al clero regular, Fernando VII decidió tomar unas medidas constitucionales y liderar la contrarrevolución. Esto supuso el enfrentamiento entre la guardia civil y la milicia nacional (ejército del trienio liberal). Su fracaso llevó a la insurrección de voluntarios leales al monarca que fueron los realistas.
El duque de Angulema entró en España al mando de los denominados Cien Mil Hijos de San Luis, ejército cuyo cometido era restablecer el absolutismo a partir de los principio de la restauración acordados en el Congreso de Viena.
La contrarrevolución supuso que en 1823 Fernando VII desembarcase en Santa María como rey absoluto. Esto llevó a una feroz represión contra los liberales y sus decisiones se orientaron a depurar a los sospechosos. A pesar de los diversos intentos, el restablecimiento completo del Estado Absoluto era inviable. Fernando VII se vio obligado a llevar a cabo unas reformas económicas lideradas por López Ballesteros. Debido a esto, estalló en Cataluña la Guerra dels Malconetns lo que propició el apoyo de los exaltados al príncipe Carlos.
Por otro lado, el monarca debía enfrentarse a las acciones de los dos grupos de liberales:
-Los exaltados, que diseñaron una estrategia insurreccional que fue frustrada y cuyo máximo exponente fue José María Torrijos (1831).
-Los moderados que planteaban un acercamiento a los sectores reformistas fernandinos, cuyas intenciones se llevaron a cabo tras la muerte del rey.
Pérdida del imperio
Se produjo en la segunda mitad del siglo XVIII cuando las ideas de la Ilustración penetraron en el mundo americano. La americana era una sociedad conflictiva no sólo por las cargas fiscales y los abusos de poder sino por las disferencias en cuanto a raza. Su sociedad estaba formada por los españoles dirigentes y los criollos, pasando por un sinfín de mezclas y mestizajes.
El reformismo ilustrado introdujo ciertas modificaciones en este sistema ya que recibían un menor grado de censura y por ello, encontraron menos trabas que en España. Los consulados de comercio y las sociedades de amigos del país conformaron en América nuevos espacios destinados a las ideas ilustradas. La difusión de estas provocó un impulso hacia la modernización administrativa y económica; sin embargo permitió que el mundo criollo generase un sentimiento de cohesión.
La independencia fue el resultado final de un largo proceso. El movimiento independentista fue fundamentalmente conservador, liderado por los criollos y favorecido por la Guerra de la Independencia. Ante la ausencia del poder legítimo se crearon Juntas que no reconocen a las peninsulares.
Las noticias de las abdicaciones de Bayona y la designación de José Bonaparte para ocupar el trono español y la aparición de una autoridad paralela provocaron una enorme agitación en los territorios americanos. Así pues, se sucedieron las declaraciones secesionistas. Las Cortes de Cádiz concedieron la ciudadanía española a todos los habitantes de América. Salvo en algunos enclaves, se asumió la autoridad española, pero la inoperancia del Estado Absoluto no propició la reconstrucción del Estado transoceánico.
El hecho de que la población criolla fuera protagonista en el movimiento de independencia convirtió a este en un proceso de marcado carácter clasista. Cada uno de los espacios regionales americanos había mantenido una relación con la metrópoli, pero escasa con las regiones vecinas, por ello las dinámicas de emancipación fueron diferentes: En buenos Aires (1810) el virrey se vio obligado a ceder el poder a una Junta Revolucionaria. En 1811 se proclama la independencia de Venezuela. Para entonces, ya se había iniciado una revolución en México (1810), aunque con un primer intento independentista de carácter indigenista. En 1823 se independizaron las Provincias Unidas de Centroamérica. La principal figura de la emancipación de Nueva Granada fue Simón Bolívar. Creó el proyecto bolivariano que reunificó el antiguo virreinato bajo la denominación de la Gran Colombia. Perú fue el gran y último bastión de la presencia española y en 1824 Antonio José de Sucre terminó de consolidar su independencia.
El amplio movimiento emancipador americano no fue comprendido en España. Para los liberales, América formaba parte de España. Para los absolutistas, la insurrección americana era una cuestión de bandidaje, que se debía solucionar con el envío del ejército. España no contaba con los fondos ni recursos necesarios para derrotar a los independentistas. Se promulgó la doctrina Monroe por la que EEUU sustituye a España. La pérdida del Imperio Colonial no fue ninguna tragedia sino que supuso una liberación para España ya que la monarquía española estaba agotada. Incluso cuando Riego sublevó al ejército destinado a combatir, su decisión fue vista con alivio.