El Reinado de Isabel II: Consolidación y Crisis del Liberalismo en España

El Reinado de Isabel II (1835-1868″

Consolidación del Liberalismo

Durante el reinado de Isabel II, se produjo la consolidación del liberalismo en España. Se modificó la estructura del Estado, se introdujo el capitalismo y se creó una nueva sociedad de clases.

Guerras Carlistas

El reinado comenzó con las Guerras Carlistas, una guerra por la sucesión al trono. Fernando VII había abolido la Ley Sálica para que su hija Isabel pudiera reinar, pero su hermano Don Carlos María no estuvo de acuerdo.

Primera fase: Los carlistas derrotaron a los ejércitos isabelinos en varias ocasiones, pero fracasaron en su intento de tomar Bilbao.

Segunda fase: Los carlistas intentaron romper su aislamiento mediante expediciones hacia el sur, pero no encontraron apoyo entre la población.

Tercera fase: Los carlistas resistieron hasta 1840, cuando el Convenio de Vergara puso fin a la guerra.

Nacimiento de los Partidos Políticos

Los partidos políticos surgieron como instrumentos para proveer de representantes a las instituciones liberales. Los principales partidos fueron:

  • Moderados: Defensores del orden y la autoridad, formados por grandes terratenientes, burguesía industrial y altos cargos militares y funcionarios.
  • Progresistas: Predominio de la pequeña y mediana burguesía y profesionales liberales ilustrados.
  • Unión Liberal: Partido centrista surgido en 1854.
  • Partido Demócrata: Apoyado por las clases populares, abogaba por la soberanía nacional y el sufragio universal masculino.

Regencia de María Cristina

Primer gobierno: Presidido por Cea Bermúdez y Javier de Burgos.

Segundo gobierno: Presidido por Martínez de la Rosa, quien elaboró el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada que reservaba a la Corona toda iniciativa legal.

Movimiento revolucionario de 1835: Provocado por la corriente liberal progresista, que pedía la convocatoria de Cortes Constituyentes.

Gobierno de Juan Álvarez Mendizábal: Enfrentó la Guerra Carlista y la grave situación económica mediante la desamortización de los bienes eclesiásticos.

Pronunciamiento progresista de 1836: Obligó a la reina a jurar la Constitución de 1812 y formar un gobierno progresista.

Constitución de 1837

Considerada progresista, admitía la soberanía nacional y recogía una amplia serie de derechos.

Regencia de Espartero

Reformas: Aceleró las reformas de Mendizábal y completó la desamortización eclesiástica.

Revuelta de Barcelona de 1842: Provocada por la ley de liberalización del mercado de algodón inglés, que perjudicaba al sector textil catalán.

Estallido urbano: Se extendió por todo el país y llevó al poder a Ramón Narváez.

Epoca Moderada

Constitución de 1845: Institucionalizó el liberalismo conservador, restringiendo las libertades.

Concordato con la Santa Sede (1851): Normalizó las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Reforma fiscal: Racionalizó el sistema impositivo y recaudatorio.

Reorganización de la administración: Fortaleció el poder central.

Obras públicas: Se llevó a cabo una amplia política de obras públicas.

Bienio Progresista (1854-1856)

Pronunciamiento de Vicalvaro: Provocado por la intención de los moderados de modificar la Constitución.

Manifiesto de Manzanares: Recogía reivindicaciones progresistas.

Gobierno de Espartero y O’Donnell: Intentaron realizar reformas progresistas, como la restauración de la milicia y la ley municipal.

Desmoronamiento de la Monarquía Isabelina

Periodo de estabilidad (1856-1863): Dominado por la vuelta del moderantismo.

Política exterior de O’Donnell: Participación en conflictos internacionales para desviar la atención de los problemas internos.

Radicalización de progresistas y demócratas: Aceleró la descomposición del régimen.

Pacto de Ostende (1866): Unidad de acción de progresistas y demócratas.

Crisis financiera e industrial: Contribuyó al desmoronamiento del sistema isabelino.

Revolución de 1868: Derrocamiento y exilio de Isabel II.

Conclusión

La implantación del sistema liberal en España fue un proceso largo y complejo. La imposibilidad de acceder al poder por los mecanismos constitucionales por parte de los progresistas condujo al Sexenio Revolucionario.

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