El Reinado de Isabel II: Del Progresismo al Moderantismo y su Impacto en Castilla-La Mancha

El Reinado de Isabel II: El Bienio Progresista y la Vuelta al Moderantismo. El Territorio de Castilla-La Mancha con Isabel II

El Bienio Progresista (1854-1856)

El partido moderado deseaba que el sistema fuera más participativo, de manera que los progresistas pudieran participar en la vida política y no a través de pronunciamientos. El partido progresista deseaba conseguir mayores libertades y cortes constituyentes. El partido democrático deseaba el sufragio universal y la soberanía popular.

O’Donnell crea la Unión Liberal, cuyos miembros se llamaron “unionistas”. En 1854 O’Donnell realiza un pronunciamiento en Vicálvaro, que fracasó en un principio, pero los rebeldes publicaron el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo, con el que se atrae a los progresistas para mejorar el sistema electoral. Ese otoño se convocan cortes y los progresistas y la Unión Liberal obtienen mayoría.

En este periodo se llevan a cabo:

  • La Constitución de 1856: de carácter progresista, que no entra en vigor.
  • La Desamortización de Madoz para conseguir dinero para el ferrocarril.
  • Ley de Ferrocarril 1859: que establece ventajas para estimular la inversión.
  • Ley de Sociedades Bancarias. También se aprobó la Ley de Banca, surgiendo el Banco de España.

El final del Bienio Progresista fue provocado por un descontento hacia el gobierno, que se ve obligado a reprimir con violencia las manifestaciones. Espartero dimite y la reina encarga en 1856 a O’Donnell formar gobierno.

La Vuelta al Moderantismo (1856-1868)

La Unión Liberal, formada por moderados y progresistas cercanos al moderantismo, controló la vida política durante los últimos años.

O’Donnell restaura la Constitución de 1845, pero se enfrenta con la reina al querer continuar la desamortización y dimite, siendo sustituido por Narváez, restaura todo el espíritu de la década moderada y obliga a la reina a devolver el gobierno a O’Donnell.

Entre 1858 y 1863 se desarrollaron:

  • Nuevo intento de sublevación carlista, que fracasa.
  • Sublevaciones campesinas originadas por la desamortización.
  • Desarrollo de una política exterior expansionista, para recuperar el prestigio, que no fue ventajosa.

En 1863 acaba la expansión económica, lo que provoca la caída de O’Donnell.

Los partidos políticos, casi todos los grupos sociales y el Ejército protestan reclamando un cambio. Los universitarios también se rebelan. Todo ello y más provoca disturbios y enfrentamientos de la “Noche de San Daniel”. La reina se ve obligada a entregar de nuevo el gobierno a O’Donnell. En 1863 Prim intenta un pronunciamiento que O’Donnell reprime. Unos meses después, tras una nueva sublevación, O’Donnell lleva a cabo una fuerte represión y la reina vuelve a sustituirlo por Narváez.

En agosto de este año se firma el Pacto de Ostende, donde acuerdan derrocar a Isabel II y convocar cortes constituyentes por sufragio universal, para decidir entre monarquía y república. Tras la muerte de O’Donnell se adhiere la Unión Liberal y la Revolución de 1868 pone fin al reinado de Isabel II.

El Territorio de Castilla-La Mancha con Isabel II

Política

Con la llegada al trono de Isabel II comenzó la Primera Guerra Carlista, iniciada en Talavera de la Reina en 1838. La amenaza carlista más seria provino de las tropas del General Cabrera, que amenazó Guadalajara, Cuenca y Albacete.

Las regencias de María Cristina y Espartero abrieron camino a reformas liberales. Así, en 1833 Javier de Burgos llevó a cabo una reforma territorial y administrativa que fue la base de la actual división provincial.

Economía

Las consecuencias de la Guerra de la Independencia en la economía fueron retrocesos en todos los ámbitos. A pesar de la lenta recuperación posterior, la base económica siguió siendo agrícola y ganadera, el viñedo progresó.

La Desamortización de Mendizábal favoreció a los grandes propietarios, campesinos acomodados y burgueses, mientras que empobrecieron más a los campesinos.

La Desamortización de Madoz agravó aún más el proceso de proletarización del campesinado. La red de ferrocarriles tampoco logró impulsar la economía, pero acabaron quedando comunicadas las cinco provincias de la comunidad. Alcázar de San Juan se convirtió en el gran nudo ferroviario.

Sociedad

La sociedad estaba muy diferenciada entre una élite muy acomodada y clases humildes pobres. La población creció lentamente durante el siglo XIX a causa de una gran mortalidad y por la despoblación de algunos núcleos (así el crecimiento de la población de las capitales de provincia fue mayor). A finales del siglo, el crecimiento demográfico se frenó por la guerra, la emigración y el cólera.

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