Nuevos Partidos Políticos en la España Isabelina
Moderados
- Derecho de propiedad
- Oposición a la desamortización
- Sufragio censitario restringido
- Religión católica oficial
- Soberanía compartida entre el monarca y las Cortes
- La autoridad se antepone a la libertad
- Limitación de derechos
- Creación de la Guardia Civil
- Apoyo de las clases altas y burguesía
- Líderes: Narváez, Luis González Bravo y Juan Bravo Murillo
Progresistas
- Ampliación del sufragio restringido
- Soberanía nacional
- Control ejecutivo de las Cortes
- Derechos individuales
- Desamortización
- Milicia Nacional
- Descentralización administrativa
- Apoyo de las clases medias
Demócratas
- Instrucción primaria gratuita
- Sufragio universal (hombres)
Republicanos
- Se oponen a la monarquía
La Década Moderada (1844-1854)
Las Bases del Régimen Moderado
En las elecciones de 1844 ganaron los moderados, por lo que el general Narváez formó nuevo gobierno. Su objetivo: clausurar la etapa revolucionaria e implantar autoridad y represión. Estableció un sistema liberal moderado llamado oligarquía, donde la gran burguesía financiera y algunos sectores de profesionales liberales y del ejército ejercían el poder. Se elaboró la Constitución de 1845, que asentaba los principios del moderantismo, y por otro lado, un decreto reguló la libertad de imprenta. La Ley electoral de 1846 estableció un sufragio censitario restringido al 1% de la población (personalidades importantes). La ley facilitaba la intromisión del gobierno en las elecciones y el falseamiento de los resultados.
El Desarrollo del Estado Liberal Moderado
Para mejorar las relaciones del Estado con la Iglesia, se firmó un Concordato con la Santa Sede: el papado reconocía a Isabel II y aceptaba el proceso de desamortización. El Estado se comprometía al sostenimiento de la Iglesia y mantenía sus funciones educativas y la moral pública. La iglesia respaldó a la reina Isabel II y se distanció del carlismo. Hacienda llevó a cabo una reforma fiscal que establecía la contribución directa sobre la propiedad y creaba el impuesto sobre el consumo. Se aprobaron, además, el Código Penal y el Código Civil. Se propuso la reforma de la Administración pública y de la Administración provincial y municipal con un sistema jerárquico de control: gobernadores civiles, diputaciones y ayuntamientos. El alcalde de los municipios y las capitales de provincias eran elegidos por la Corona; y el gobernador civil designaba el de los municipios menores. El temor a la centralización dio lugar a un nuevo levantamiento carlista, el cual se resolvió con el decreto de 1844, que acordó el mantenimiento de las Juntas Generales y los ayuntamientos forales de Navarra y País Vasco. Se estableció un sistema nacional de instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de enseñanza y elaboraba los planes de estudio.
Se creó la Guardia Civil, que fue la principal fuerza policial armada. Se impuso el servicio militar obligatorio a través de un sistema de quintas, la mayoría de los que asistían eran personas pertenecientes a las clases populares. Se creó el sistema métrico decimal, un nuevo sistema de pesos y medidas.
La Crisis del Moderantismo
El gobierno no consiguió la estabilidad política. Tuvo que hacer frente a los diversos conflictos y al creciente apoyo a las acciones de demócratas y republicanos. Los carlistas protagonizaron un nuevo levantamiento en Cataluña, la Guerra dels Matiners, en apoyo al trono de Carlos VI. En 1846 hubo tres gobiernos, que actuaron de forma arbitraria, manipulando las elecciones y reduciendo la importancia del poder legislativo. La vida política se desarrollaba alrededor de las Cortes y de las camarillas, al margen de la vida parlamentaria. La marginación de las Cortes culminó con la reforma de 1852, por la cual el gobierno de Bravo Murillo establecía un sufragio más restringido, en el que podía suspender las Cortes y gobernar por decreto.
Los moderados se opusieron debido a la incapacidad del gobierno de hacer frente a los problemas del país y a la oposición de progresistas y demócratas.
Bienio Progresista (1854-1856)
La Revolución de 1854
Se inició en Vicálvaro con el pronunciamiento del general O’Donnell. Se incorporaron los progresistas, que publicaron el Manifiesto de Manzanares, de contenido reformista. Intervinieron también los demócratas y republicanos y se formaron juntas revolucionarias. Isabel II aceptó el restablecimiento de la Milicia Nacional, de las libertades y un gobierno presidido por Espartero y con O’Donnell al frente del Ministerio de Guerra. Se incorporaron también los progresistas y unionistas. Las nuevas Cortes redactaron una Constitución que no llegó a publicarse.
La Acción de los Gobiernos
Se propusieron reformas que propiciaron una expansión económica. Las Cortes aprobaron una nueva Ley de Desamortización civil y eclesiástica, obra de Pascual Madoz, que afectó a las instituciones benéficas, al Estado, y sobre todo a los ayuntamientos. Con su venta y privatización se consiguieron recursos para Hacienda y se desarrolló la agricultura de mercado en beneficio de la nueva burguesía agraria y los campesinos perdieron el derecho a uso de las tierras comunales. Se aprobó la Ley General de Ferrocarriles, que incentivaba la construcción de líneas ferrocarriles y atrajo a inversores extranjeros, sobre todo franceses y británicos.
Se puso en marcha el telégrafo, la red de carreteras, las sociedades por acciones y la actividad bancaria y la minería.
Los Problemas Sociales
Se produce la crisis de subsistencia unida a la epidemia de cólera, que afectó a las clases populares. Se produjo también un levantamiento campesino en Castilla y motines populares se extendieron en ciudades. Se unió la conflictividad obrera en Cataluña. Los trabajadores pedían reducción de impuestos de consumos, abolición de las quintas, mejora de los salarios, reducción de la jornada laboral. Los métodos represivos del capitán general de Cataluña (prohibición de asociaciones obreras, detención de trabajadores…) provocaron huelgas obreras. La mediación del gobierno permitió la vuelta al trabajo. Los obreros pidieron una ley que regulase las relaciones de trabajo y de libertad sindical.
La Crisis del Bienio Progresista
Ante la conflictividad social, los militares promovieron duras medidas represivas amparadas por O’Donnell, y esto provocó el enfrentamiento con el gobierno de Espartero. La reina se posicionó a favor de O’Donnell, al que nombró nuevo presidente y se proclamó el estado de guerra.
Se produjeron movimientos de resistencia en defensa del gobierno progresista, con protagonismo de la Milicia Nacional y se impuso, además, la fracción del ejército de O’Donnell. Este cerró las Cortes, suprimió la milicia y anuló la libertad de prensa.
¿Por Qué No Hubo Normalidad Constitucional en la España Isabelina?
El nuevo Estado liberal se vio mediatizado desde su comienzo por factores que obstaculizaron el juego político y dificultaron la estabilidad del sistema: la constante injerencia del ejército, la intromisión de la Corona en los asuntos políticos, y la influencia de las camarillas, el falseamiento de las elecciones y la frecuente suspensión de las garantías constitucionales.
La fuerte presencia militar en el Estado procedía del Antiguo Régimen y del prestigio del Ejército adquirido durante las guerras. Los militares, tanto moderados como progresistas, recurrieron sistemáticamente al pronunciamiento para derribar a los gobiernos. La tendencia de la Corona a otorgar el poder a los moderados también propició que los progresistas tuvieran que recurrir a la revuelta popular para alcanzar el poder, lo que favorecía la formación de juntas y el reclutamiento de la Milicia Nacional. La debilidad del sistema liberal estuvo favorecida por un sufragio muy restringido, por unas leyes que permitían el control y la manipulación de los resultados electorales por parte del gobierno. El acceso al poder ejecutivo se conseguía por mandato de la Corona. Una vez en el poder, el nuevo gobierno convocaba las elecciones y utilizaba sus amplios poderes para amañar una cómoda mayoría parlamentaria. Por otro lado, las reglas del funcionamiento político fueron frecuentemente transgredidas. Ante los conflictos, estos recurrían a la suspensión de las garantías constitucionales y a la proclamación de estado de excepción o de guerra. Esta suspensión limitaba o prohibía el ejercicio de los derechos, los capitanes generales reforzaban su poder sobre la autoridad civil y los detenidos podían ser juzgados por tribunales militares. Todos estos factores propiciaron que la dinámica política tendiese a desarrollarse al margen de la Constitución. Estas circunstancias afectaron negativamente a la estabilidad del sistema liberal y favorecieron actitudes de confrontación política y social.