El Reino Visigodo: Origen, Organización Política y Concilios
Origen y Establecimiento del Reino
En el año 409, diversos pueblos bárbaros —vándalos y suevos (de origen germánico) y alanos (procedentes de Asia)— llegaron a la Península Ibérica aprovechando la debilidad del Imperio Romano. Para frenar este avance, Roma autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y a controlar territorios de Hispania. El Imperio firmó un foedus (tratado con un pueblo extranjero a cambio de asistencia militar por dinero o tierras) con los visigodos en 416.
Entre 416 y 476, los visigodos consiguieron expulsar a estos pueblos, excepto a los suevos, que crearon un reino independiente en Gallaecia. Al desaparecer el Imperio Romano de Occidente en el 476, el reino visigodo, que se extendía desde el río Loira hasta el Tajo, alcanzó su independencia. En el año 507, tras la derrota en la batalla de Vouillé a manos de los francos, los visigodos fueron desplazados de la Galia hacia el sur, establecieron en Hispania un reino visigodo independiente y eligieron Toledo como su capital.
La fusión entre la población hispanorromana y la visigoda fue un proceso lento. La organización del nuevo reino se basó, fundamentalmente, en las estructuras sociales, económicas y políticas del Bajo Imperio Romano.
Unificación y Organización Política
Unificación Territorial, Política, Religiosa y Jurídica
La monarquía visigoda consolidó su dominio sobre la Península mediante un proceso de unificación en varios ámbitos:
- Territorial: La presencia visigoda se vio amenazada por las aspiraciones del emperador de Bizancio, Justiniano I, de reconstruir el antiguo Imperio Romano, logrando controlar territorios en las costas levantina y andaluza. Los reyes Leovigildo (572-586) y su hijo Recaredo (586-601) avanzaron en la unificación: expulsaron a los suevos (585) anexionando su reino, lucharon contra vascones, cántabros y astures, e incorporaron gran parte de los territorios bizantinos. La unificación territorial se completó más tarde, bajo el reinado de Suintila (621-631), quien derrotó a los vascones y expulsó definitivamente a los bizantinos.
- Política y Social: Se avanzó en la unificación social y legal. Leovigildo derogó la ley que prohibía los matrimonios mixtos entre visigodos e hispanorromanos.
- Religiosa: Su hijo Recaredo impulsó la unificación religiosa al convertirse al catolicismo (abandonando el arrianismo visigodo) en el III Concilio de Toledo (589), adoptando la religión de la mayoría hispanorromana.
- Jurídica: Finalmente, Recesvinto (653-672) promovió la unificación jurídica al promulgar una única ley para ambos pueblos, el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo (654), que fusionaba el derecho romano con las tradiciones jurídicas visigodas.
Instituciones de Gobierno
Estructuraron una monarquía que, aunque inicialmente electiva, tendió a hacerse hereditaria. El rey gobernaba con la ayuda del Officium Palatinum, compuesto por dos órganos principales:
- El Aula Regia: Órgano asesor formado por altos funcionarios, aristócratas y clérigos.
- Los Concilios de Toledo: Asambleas de carácter fundamentalmente eclesiástico, pero que trataban también asuntos políticos y legislativos, convirtiéndose en las instituciones más importantes del reino visigodo.
Administración Territorial
La organización territorial se basó en la división provincial romana (probablemente seis provincias), encabezadas por sus metrópolis. Al frente de cada provincia se situaba un dux (duque).
Economía y Sociedad
Las invasiones germánicas aceleraron la decadencia de las ciudades hispanorromanas, afectando a la artesanía y al comercio. Los intercambios disminuyeron y las vías de comunicación romanas cayeron en desuso. La economía experimentó una marcada ruralización, convirtiéndose la agricultura y la ganadería en las actividades básicas.
Los invasores germánicos se repartieron tierras (aproximadamente dos tercios), trabajadas en gran parte por colonos. La práctica de la monarquía de pagar cargos administrativos y militares con tierras públicas en usufructo fomentó la concentración de la propiedad en manos de una nobleza (visigoda e hispanorromana) cada vez más poderosa y autónoma respecto al poder real, convirtiendo estas tierras en hereditarias y dando lugar a una fuerte nobleza territorial.
La esclavitud tendió a disminuir, ya que los esclavos eran costosos de mantener. Progresivamente, se equipararon a los colonos, dando lugar a un grupo creciente de campesinos dependientes: los siervos. Se consolidó el sistema del colonato (institución del Bajo Imperio donde el campesino trabajaba la tierra de un señor a cambio de parte de la cosecha, quedando adscrito a ella), un precedente del sistema de servidumbre feudal.
Cultura y Arte Visigodo
La cultura quedó mayoritariamente relegada al ámbito eclesiástico. La figura intelectual más destacada fue San Isidoro de Sevilla (c. 560-636), autor de las Etimologías, una vasta obra enciclopédica que buscaba preservar el saber clásico romano. San Isidoro también contribuyó a la teoría política, defendiendo la preeminencia del poder espiritual sobre el temporal.
En el arte, destacan las aportaciones arquitectónicas, especialmente en la construcción de iglesias rurales, que combinaban formas hispanorromanas con influencias bizantinas y norteafricanas. Ejemplos notables son:
- San Juan de Baños (Palencia)
- San Pedro de la Nave (Zamora)
- Quintanilla de las Viñas (Burgos)
Este estilo arquitectónico inspiró el posterior arte prerrománico peninsular.
Sobresalió también la orfebrería, con piezas de gran calidad tanto de carácter religioso como civil (ajuares funerarios, coronas votivas), como demuestra el famoso Tesoro de Guarrazar (Toledo).
Crisis y Final del Reino
A mediados del siglo VII, el reino visigodo entró en una profunda crisis, marcada por el creciente poder de la nobleza y las luchas internas entre facciones rivales por el trono. Esta debilidad interna facilitó el rápido hundimiento del reino ante la invasión musulmana del 711.