El Revisionismo Político durante el Reinado de Alfonso XIII (1902-1912)
Alfonso XIII, en la primera etapa de su reinado (1902-14), impulsó un proceso de modernización de la Restauración Borbónica. Se trata del «revisionismo político», que pretendía lograr la viabilidad del «sistema canovista» tras el «Desastre del 98», las muertes de Cánovas y Sagasta, y el auge del Regeneracionismo. La oligarquía política trató de adaptarse a la nueva coyuntura política, económica y social transformando y renovando el país, pero sin cuestionar su posición hegemónica y sin alterar sus fundamentos políticos.
El Revisionismo Conservador de Antonio Maura (1907-1909)
El revisionismo conservador se puso en práctica durante el «Gobierno largo» de Antonio Maura (1907- 09), buscando el apoyo de las «masas neutras» y la «revolución desde arriba» para evitar una revolución desde abajo.
Sus medidas más relevantes fueron:
- La promulgación en 1907 de la Ley de Reforma Electoral, que buscaba eliminar el fraude electoral y atraer e integrar a las clases medias; y la Ley de Administración Local, que permitió la creación de mancomunidades.
- En 1908 se creó el Instituto Nacional de Previsión, que instituyó el «retiro obrero» el cuál permitía jubilarse con una pensión.
La Ley de Huelga, el descanso dominical y la prohibición de determinados trabajos a niños y mujeres fueron otras propuestas socio-laborales.
La caída de Maura y la Crisis de 1909 son consecuencia de la Semana Trágica, una insurrección iniciada en Barcelona que generó una brutal represión gubernamental la cuál provocó que Alfonso XIII decidiera aceptar su dimisión.
El Revisionismo Liberal de José Canalejas (1910-1912)
La segunda tentativa revisionista fue articulada por el Partido Liberal de José Canalejas, quien gobernó entre 1910 y 1912.
Dentro de su programa reformista cabe destacar:
- La «Ley del Candado» (1910), la cual impidió que en el plazo de 2 años se establecieran nuevas congregaciones religiosas sin una autorización previa.
- La supresión del impuesto de consumos (1911) junto con la Ley de Reclutamiento (1912), que instituía el servicio militar obligatorio en tiempos de guerra y acababa parcialmente con la «cuota».
- Además, logró que las Cortes aprobasen la Ley de Mancomunidades (1912), y bajo su mandato se sancionó la Ley de Cabildos de Canarias (1912).
El asesinato de Canalejas en 1912 interrumpió el proceso de reformas y supuso el final de los intentos de regeneración interna de la Restauración, iniciando una etapa de declive y crisis permanente en los partidos del «turno» debido a la inestabilidad de los gobiernos. Por esto y por los efectos de la I Guerra Mundial ocurriría el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923 que colapsaría el sistema canovista.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El período entre 1917 y 1923 estuvo marcado por la inestabilidad política y social y el creciente protagonismo de los militares. En este contexto, Primo de Rivera y los denominados «generales del cuadrilátero», optaron por una solución autoritaria.
Causas del Golpe de Estado de 1923
- La «cuestión marroquí» que se vio agravada tras el Desastre de Annual (1921).
- Un régimen constitucional desprestigiado que no solucionó los problemas del país y no supo integrar a republicanos, socialistas y demás grupos.
- El peligro de una revolución social ante el clima de conflictividad obrera y campesina.
- La necesidad de limpiar el país de caciques y consolidar a España frente a las amenazas nacionalistas.
Apoyos al Golpe de Estado
- El rey Alfonso XIII, que temía la amenaza de la caída de la monarquía por el desprestigio del sistema canovista.
- Un sector del Ejército y la Iglesia.
- Sectores empresariales, especialmente de la burguesía catalana y de las élites económicas.
- Clases medias y parte del PSOE y de la UGT.
El golpe no encontró prácticamente resistencia y se extendió rápidamente desde tierras catalanas al resto del país. A esta expansión contribuyó que el rey aceptara el hecho consumado y encargara acto seguido a Primo de Rivera la formación de un nuevo gobierno, comenzando la “dictadura con rey”.
Fases de la Dictadura
Directorio Militar (1923-1925)
El dictador no poseía un programa político definido, y lo primero que hizo fue formar un Directorio Militar compuesto por él como presidente y por los generales de cada una de las regiones militares del país.
Las medidas más relevantes fueron:
- La declaración del estado de guerra durante dos años.
- La supresión del régimen constitucional de 1876, que disolvieron las Cámaras legislativas, el Senado y el Parlamento, recayendo la acción legislativa y de gobierno en el Directorio.
- Se ordenó el cese de las autoridades civiles, los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares.
- Se prohibieron las actividades políticas y sindicales, y se promovieron duras medidas represivas contra la CNT y el PCE.
- Se emprendió una dura persecución de los movimientos vascos y catalán.
Directorio Civil (1925-1930)
En esta fase se sustituyó el Directorio Militar por un gobierno civil con el propósito de institucionalizar el régimen: Primo de Rivera intenta perpetuar en el tiempo su dictadura. En esta evolución fue clave la popularidad del dictador, realzada tras el éxito en Alhucemas (1925).
La propuesta se canalizó a través de dos vías:
- La fundación de la Unión Patriótica: un partido que destaca por carecer de un programa y una ideología definida, siendo un instrumento de propaganda electoral.
- La convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva en 1927, encargada de elaborar una constitución.
Oposición y Caída de la Dictadura
La oposición al régimen estaba latente, y a partir de 1926 aumentó la crítica y la movilización y Primo de Rivera empezó a perder apoyos.
La primera tentativa fue la «Sanjuanada» (1926), un pronunciamiento militar que contó con el apoyo de los partidos del turno y los republicanos. Pero el rechazo estaba en más sectores de la sociedad: los intelectuales (Unamuno, Ortega, etc.); el mundo universitario; los sindicatos; la burguesía catalana…
Así, Primo de Rivera, falto de apoyos, incluso de parte de los militares y del rey Alfonso XIII, cuya imagen había quedado ligada a la de la dictadura, presentó su dimisión en 1930 y partió al exilio.
La Proclamación de la II República (1931)
La II República (1931-36) surgió de un intento del cuestionado y desacreditado régimen monárquico de volver a la situación anterior a 1923, pues su vinculación al denostado sistema de la Restauración y a la Dictadura de Primo de Rivera la habían erosionado profundamente y amenazaba con desbancarla del poder.
Frustrada cualquier posibilidad de acuerdo con la oposición republicana, aglutinada en el Pacto de San Sebastián (1930), a la caída de Dámaso Berenguer, el nuevo presidente, Juan Bautista Aznar, formó en 1931 un gobierno de concentración abocado a convocar elecciones a Cortes Constituyentes.
Aznar decidió celebrar primero elecciones municipales el 12 de abril, con la idea de controlar el poder local. Estas, sin embargo, arrojaron un resultado muy favorable a la candidatura republicano-socialista en las capitales de provincia y grandes ciudades al ser más complicadas de manipular electoralmente.
El voto antimonárquico fue interpretado por el rey y su gobierno como un plebiscito en su contra, esto condujo al exilio a Alfonso XIII y a la proclamación de la II República el 14 de abril.
La Crisis de 1929 y la conflictividad social
Los efectos de la crisis internacional -Crac de la Bolsa de Nueva York (1929) y la posterior «Gran Depresión»– fueron menores en España por su aislamiento del sistema económico internacional; el carácter cerrado de su economía protegida del exterior por el proteccionismo (aranceles); y a que gran parte de su producción se destinaba al mercado interior (autoabastecimiento).
Pese a ello, se produjeron al menos tres consecuencias:
- La contracción del mercado exterior.
- El colapso de las inversiones extranjeras.
- La modificación de los flujos migratorios entre España y el exterior.
El advenimiento de la República acontece en un contexto de conflictividad social, entre otros, por estos motivos:
- España era eminentemente rural, pese a ello no se asistió a la necesaria modernización del medio rural creciendo el número de parados.
- El desplazamiento de trabajadores hacia los sectores industriales y de servicios sufre una ralentización, alcanzando el paro obrero cifras desorbitadas.
- Las tensiones sociales se dispararon por la politización de los trabajadores rurales y del proletariado industrial: mientras estos se afiliaban a sindicatos de izquierda (UGT y CNT), los propietarios mantuvieron posiciones muy conservadoras.
En suma, pese a que la II República recibió el apoyo de partidos y sindicatos de izquierdas, sectores obreros, campesinos, grupos intelectuales, etc.; los ecos de la crisis de los años 30 impidieron la consolidación de las instituciones republicanas, teniendo como trágico final el golpe de Estado de 1936 y el inicio de la Guerra Civil