El Sexenio Democrático (1868-1873)
El inicio de la Revolución y el Gobierno Provisional
En agosto de 1866, la oposición, compuesta por progresistas y demócratas exiliados, firmó el Pacto de Ostende. Este pacto era antiisabelino y antiborbónico, y establecía que la forma de gobierno, ya fuera monarquía o república, sería decidida por unas cortes constituyentes elegidas por sufragio universal. Tras la muerte de O’Donnell, el almirante Topete encabezó un pronunciamiento en Cádiz en 1868, al que se unieron Prim y Serrano. La última resistencia del régimen tuvo lugar en la batalla de Alcolea. La derrota de las tropas monárquicas forzó la marcha de Isabel II a Francia.
En octubre se formó el Gobierno Provisional, presidido por el general Serrano. Se centró en tres ejes básicos:
- Extensión de las libertades individuales, desde la libertad de asociación hasta el establecimiento del sufragio universal masculino.
- Nuevas relaciones con la Iglesia, que se oponía a la libertad de cultos, generando un conflicto entre la Iglesia y el Estado.
- Impulso del librecambismo, con la reducción de aranceles y la creación de la peseta.
En este sistema se encontraron dos grandes grupos:
- La coalición monárquico-democrática, formada por progresistas, la Unión Liberal y los demócratas monárquicos.
- El Partido Republicano Federal.
La Constitución de 1869
La Constitución de 1869 puede ser considerada el primer texto democrático de la historia de España. Fijó un sistema político parlamentario, en el que el monarca solo poseía el poder simbólico y el de mediación.
Una vez aprobada la Constitución, el general Francisco Serrano fue elegido regente del reino, y Juan Prim se convirtió en el jefe de Gobierno. En 1870, un atentado le costó la vida.
La Monarquía de Amadeo I (1871-1873)
La monarquía de Amadeo I nació con una debilidad manifiesta. Su llegada a España coincidió con el asesinato de Prim, quien era visto como el único capaz de mantener la coalición monárquico-democrática. Tras su muerte, surgieron dos fuerzas políticas:
- El Partido Constitucionalista, a la derecha.
- El Partido Radical, a la izquierda.
Los dos años de su reinado tuvieron estas características:
- La celebración de tres elecciones generales a Cortes y la sucesión de seis gobiernos mostraron la imposibilidad de consolidar un sistema estable.
- Tuvo la oposición frontal de la poderosa nobleza de sangre.
- Tuvo que hacer frente a una nueva sublevación carlista y a la Guerra de Cuba.
- Encontró la constante beligerancia del republicanismo, aliado con el movimiento obrero.
La Primera República (1873-1874)
Tras la abdicación de Amadeo de Saboya, en 1873 se proclamó la República. Hubo contradicciones y confrontaciones:
- Los radicales entendían la República como un Estado unitario que continuase el proceso centralizador y liberal de la Constitución de 1869.
- Para los federalistas, había que transformar la estructura del Estado mediante una descentralización política y administrativa. Dentro de este grupo también había diferencias: algunos eran partidarios de una descentralización, mientras que otros querían convertir España en una federación de Estados. Además, existía la discrepancia sobre si la descentralización debía ser desde arriba o desde abajo.
La República Federal
La llegada de la República fue el resultado de la alianza entre el Partido Radical y los federales. Su primer presidente fue Estanislao Figueras. Las tensiones se sucedieron, lo que llevó a los radicales a intentar un golpe de Estado. Se elaboró la única constitución federal de la historia de España, que expresaba el concepto de soberanía popular. Su idea básica residía en acabar con la centralización del Estado, por lo que diseñó una división territorial. El texto presentaba una separación entre la Iglesia y el Estado. Los tres poderes quedaron diseñados en forma clásica: el legislativo en manos de Cortes bicamerales, el judicial en jurados y jueces, y el ejecutivo formado por el Gobierno y su presidente.
La Crisis del Modelo Federal
La nueva división territorial no fue afortunada por las propuestas que produjo. Cada Estado podía establecer su constitución, tenía sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y poseía como límite en su organización la Constitución Federal. Pero el texto no entró en vigor porque sufrió un doble acoso: el primero fue la intensificación de conflictos como la Guerra Carlista, la sublevación en Cuba o la oposición de sectores obreros; el segundo vino de los republicanos intransigentes, protagonistas de la insurrección cantonal.
La República Unitaria y la Restauración Borbónica
Los gobiernos de Nicolás Salmerón y Emilio Castelar representaron un viraje conservador de la República y el abandono del proyecto federal. Castelar obtuvo plenos poderes para suspender las garantías constitucionales. El nuevo giro a la izquierda fue impedido por el golpe de Estado de Manuel Pavía. España fue organizada como un directorio republicano. En estos meses se consolidó la conspiración alfonsina. En 1874, Martínez Campos dio un golpe de Estado y proclamó al príncipe Alfonso como rey de España. Los Borbones volvían al trono seis años después de la salida de Isabel II.