El Sexenio Democrático: Amadeo I y la Primera República (1868-1874)
Se conoce como Sexenio Democrático al periodo de triunfo de la revolución de 1868 hasta la restauración borbónica. En estos años se observa la participación de cuatro bloques políticos: unionistas, progresistas, demócratas y republicanos. Militares y firmantes del Pacto de Ostende formaron un gobierno provisional. La convocatoria a Cortes Constituyentes se hizo mediante elecciones por sufragio universal masculino.
Se elaboró la Constitución de 1869 y, mientras se buscaba un nuevo rey, Serrano asumió la Regencia. El elegido fue Amadeo I de Saboya, hijo del rey italiano Víctor Manuel II. El futuro Alfonso XII no fue aceptado por Prim por los malos recuerdos del reinado de su madre. A partir de aquí se distinguen tres etapas:
1. La Monarquía Constitucional de Amadeo I (1871-1873)
Amadeo I ocupó el trono durante apenas dos años. Prim, su principal valedor, fue asesinado y prueba de la inestabilidad política es que en ese periodo hubiera tres elecciones generales y seis gobiernos diferentes. Carlistas y partidarios de Alfonso XII eran contrarios al rey impuesto. Amadeo I acabó abdicando y las Cortes proclamaron la I República.
2. La Primera República (1873-1874)
La Primera República nace sin apoyo social o político. El primer presidente fue Estanislao Figueras. En las elecciones ganaron los federalistas de Pi y Margall, que alumbró la Constitución de 1873 bajo las ideas del federalismo.
Salmerón sustituyó a Pi y Margall y dio un giro conservador al régimen. Las Cortes eligieron a Castelar que, para solucionar la crisis, suspendió las garantías constitucionales y gobernó por decreto. Pero la mayoría parlamentaria, dirigida por Pi y Margall, estaba dispuesta a sustituir a Castelar y retornar a los principios federalistas. Sin embargo, Pavía dio un golpe de estado y disolvió las Cortes. El gobierno quedó en manos de Serrano. Entretanto, Cánovas del Castillo preparaba la restauración borbónica. Da a conocer el Manifiesto de Sandhurst, en el que Alfonso promete un régimen constitucional para España. Es el comienzo de la Restauración.
3. Restauración Borbónica: El Reinado de Alfonso XII (1874-1885)
Un pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto proclama rey de España a Alfonso XII en 1874.
Reinado de Alfonso XII: El Sistema Canovista y la Constitución de 1876
Durante la I República, los partidarios de los Borbones preparaban la restauración de la monarquía. Isabel II abdicó en su hijo Alfonso XII. Este escribió el Manifiesto de Sandhurst en el que el futuro rey hablaba de la monarquía liberal. El golpe definitivo para el cambio de régimen fue el levantamiento del general Martínez Campos en Sagunto.
El artífice de la Restauración es Cánovas del Castillo. Sobre las bases del liberalismo doctrinario y buscando el consenso de todas las fuerzas políticas que protagonizaron la revolución de 1868, este hombre consiguió un sistema político basado en tres puntos:
- La soberanía recae en el Rey y en las Cortes. Un término medio entre monárquicos y demócratas. Además, Alfonso XII suponía un soplo de aire fresco.
- Bipartidismo y turno pacífico en el poder del partido conservador, liderado por Cánovas, y del liberal presidido por Sagasta. Ambos firmaron el Pacto del Pardo para asegurar una alternancia de partidos.
- La Constitución de 1876: En ella se recogen los dos puntos citados anteriormente: soberanía compartida entre rey y Cortes, y Cortes bicamerales.
La Constitución definía a España como un Estado católico, aunque se permitían otros cultos. También aparecen los derechos y libertades del individuo. En la cuestión del sufragio, dejaba el problema sin resolver remitiendo a futuras leyes. Más tarde, el partido de Cánovas aprobó la Ley Electoral que establecía el voto limitado a los mayores contribuyentes.
En el poder se turnaban dos partidos: el Partido Conservador, dirigido por Cánovas, y el Partido Liberal, liderado por Sagasta. El turnismo garantizó la alternancia pacífica en el poder. Este nuevo sistema traería a España una época de estabilidad, pero únicamente beneficiaría a la burguesía conservadora, a la vieja aristocracia latifundista… Esta oligarquía dirigiría el parlamento, ya que, aunque se declaró el sufragio universal, en la práctica y a través del caciquismo, los poderosos controlaban al campesinado analfabeto y empobrecido.
Guerra Colonial y Crisis de 1898
España es en el siglo XVI una potencia mundial, en el siglo XVII comienza la decadencia económica y política hasta que en el siglo XIX pierde sus últimas posesiones de ultramar.
En el conflicto entre España y Cuba entran en juego muchos factores. Por un lado, las colonias mantenían una situación de dependencia con la metrópoli, que firmaba convenios comerciales ventajosos solo para la nación colonizadora. Por otro lado, hay que tener en cuenta las ansias imperialistas de EE. UU., que llegó a ofrecer a España la compra de Cuba. Las principales causas de la guerra son:
- El incumplimiento del Convenio de Zanjón, por el cual el coronel Campos pacificó Cuba.
- Aumento del sentimiento patriótico cubano, apoyado por EE. UU.
- Mala organización española. España consumía toda la producción cubana, como el azúcar y el tabaco, y no conseguía abastecer a la isla de manufacturas.
Tras el altercado del Maine, estalló la guerra: Los estadounidenses situaron el Maine en la costa cubana, el cual explotó en 1898. Se acusó a España de cometer ese atentado y se le dio un plazo de 3 días para que abandonara la isla.
La guerra comenzó a tener su desenlace en Filipinas, donde la situación parecía a favor de España. La intervención de la flota estadounidense aplastó a la española en la batalla de Cavite. En España, nada más llegar la noticia de la derrota, se produjeron protestas sociales. Por el Tratado de París en 1898, España cedió Filipinas, Puerto Rico y Guam a Estados Unidos.
La pérdida de las colonias supuso para España el despertar del sueño de gloria en el que se veía sumida. Hacía tiempo que había dejado de ser una gran potencia, pero hasta ahora no habían sido conscientes. Este desastre tuvo repercusiones:
- En política internacional: España vendió a Alemania los archipiélagos de las Marianas y las Carolinas.
- En política nacional: para muchos este fue el principio del fin de la Restauración y el sistema canovista.
- Intelectualmente, España adopta la postura del Regeneracionismo.