El Sexenio Revolucionario y la Restauración Borbónica: Orígenes, Evolución y Oposición

El Sexenio Revolucionario (1868-1874) y los Ensayos Democratizadores

1. Causas de la Revolución de 1868

  • Política: Progresivo aislamiento interno del régimen isabelino.
  • Económica: Crisis cíclica (1864-1868) que aúna los descontentos:
  • Agraria
  • Industrial
  • Financiera

Así pues, en esos años confluyeron dos tipos de crisis: una moderna de tipo capitalista, con la quiebra de los negocios tan prometedores en la década anterior, que generaba desempleo, y otra tradicional, de subsistencias, que provocaba carestía y escasez. La coincidencia de ambas creaba unas condiciones sociales explosivas que daban argumentos a amplios sectores populares para incorporarse a la lucha contra el régimen isabelino, iniciada por las burguesías progresivas.

2. Etapas del Sexenio Democratizador

La Revolución de 1868: «La Gloriosa»

La revolución de septiembre de 1868 fue en su origen uno más de los pronunciamientos militares protagonizados por generales de prestigio de la fase final del régimen isabelino, entre los que destacaba el general Prim, jefe de los progresistas tras Espartero. La revolución popular vino inmediatamente después. En el desarrollo del sexenio democratizador pueden distinguirse dos revoluciones paralelas e incluso enfrentadas, política y social: la primera es una revolución burguesa, y esta hecha solo con el propósito de consolidar la base jurídica del capitalismo burgués, y la segunda una revolución popular y socializante muy prematura aún y de carácter espontáneo. La alianza entre la burguesía y el pueblo revolucionario era, una vez más, solo coyuntural y momentánea. Estas dos revoluciones estaban llamadas, pues, a enfrentarse.

Veamos el discurrir de los hechos del sexenio democratizador a través de sus principales etapas:

1. Gobiernos Provisional y Regencia (1868-1870)

Su empresa fue transitar del liberalismo doctrinario al radical, pero eludiendo la reforma social. Entre sus medidas destacan: convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino. Elaboración de la Constitución de 1869 donde se proclama la soberanía nacional con sufragio universal masculino, el aconfesionalismo, la clara separación y el equilibrio entre los tres poderes del estado, y una completa declaración de derechos y libertades individuales. Constitución y leyes orgánicas eran instrumentos válidos para sacar adelante un proyecto de democracia burguesa, siempre y cuando gozasen de un respaldo social y político suficiente. No se produjo ni lo uno ni lo otro. A falta de rey, Serrano jefe de la unión liberal, asumió la regencia. Su labor se centró en la búsqueda de un rey para España en un ambiente muy conflictivo marcado por la creciente agitación social y la insurrección cubana de 1868. Amadeo de Saboya aceptó el trono de España. En su llegada a España recibió la noticia del asesinato de Prim, su gran apoyo y el hombre que mantenía la unión entre los partidos del trono.

2. Monarquía Democrática de Amadeo I de Saboya (1871-1873)

Se acentuó la división y enfrentamiento entre los partidos que habían apoyado la nueva monarquía y a ello se sumó el escaso entusiasmo de un rey extranjero y sin apoyos. Tuvo lugar el resurgimiento de la agitación social y la insurrección cubana de 1868. Crecimiento de las fuerzas de oposición a la nueva monarquía democrática: por la derecha, los carlistas comienzan su 3ª guerra (1872), el clero está a disgusto. Se va produciendo un reagrupamiento de fuerzas liberal-conservadoras: terratenientes, industriales, financieros y clases medias se muestran alarmados ante la creciente agitación social y Cánovas crea el partido alfonsino, que busca la restauración del liberalismo doctrinario, opuesto al democrático. Por la izquierda, son de destacar la oposición de republicanos y obreristas a la monarquía democrática. Por la oposición a la instaurada monarquía democrática por izquierda y derecha y la desintegración de la gubernamental por el fraccionamiento, da lugar a la abdicación de Amadeo.

3. La Primera República (1873-1874)

Fue la República una huida hacia adelante. El proyecto de estado monárquico había fracasado, pero liquidar la revolución parecía prematuro, por tanto, no quedaba otra opción que dar un salto en el vacío e instaurar una república sin apenas republicanos. La república era el comienzo de una gran reforma social de horizontes revolucionarios. El proyecto de constitución federal de su 2º presidente Pi y Margall, estalló en las regiones de Valencia, Murcia y ciudades andaluzas en 1873 la rebelión cantonal, una revolución dentro de la revolución. Artesanos y asalariados, burguesías de izquierdas de ideales laicistas y progresistas, eran las bases del republicanismo español. La instauración de la Iª República la culminación de la agitación social y del triple enfrentamiento insurreccional, guerras de Cuba, carlista y cantonal revolución de la primera república en 1873.

Tuvo 4 presidentes:

  • Figueras: Intentó una república unitaria, apoyándose en demócratas y republicanos. Estos dos partidos acentúan su división, aun que anteriormente lo hicieran los que apoyaron la monarquía democrática. El gobierno duró apenas 3 meses.
  • Pi y Margall: El estallido de esta rebelión política y social de extrema izquierda y el fracaso del proyecto de constitución federal en las cortes costó la dimisión a Pi y Margall. Se negaban a utilizar al ejército contra la revuelta. Ello influyó en su destitución, pues la rebelión cantonal se extendía sin que el gobierno hiciera nada para evitarlo.
  • Salmerón: El termidor de la revolución: momento en que se rebasa su máxima radicalización y la revolución empieza a volverse conservadora. Salmerón es un republicano y un demócrata obligado, a su pesar, a aumentar las fuerzas militares. Dimitió por cuestión de conciencia.
  • Castelar: Restauró la república unitaria, aumentó las fuerzas militares, consiguió apoyo financiero, en 1874 los republicanos federalistas, en las cortes le ganan una moción de censura para retomar el proceso de izquierdización interrumpido. Esto motivó el pronunciamiento militar de Pavía que le dio el gobierno a Serrano, de la unión liberal. La república duró once meses. Serrano estableció una república autoritaria tutelada por los generales.

La Primera Gran Etapa del Régimen de la Restauración: Evolución Política 1875-1898

I. Origen y Fundamentos Teóricos de la Restauración Borbónica

El origen hay que buscarlo en Cánovas del Castillo durante el sexenio revolucionario: 1º era necesario la renuncia al trono de Isabel en su hijo, Alfonso XII, ir preparando la restauración del liberalismo doctrinario, a lo que contribuyó fuertemente el proceso de radicalización progresiva del sexenio, conforme la Iª República se agotaba y durante 1874, el partido alfonsino, presidido por Cánovas del Castillo, se fortalecía y en torno a él, se operaba un consenso en favor de la restauración de un régimen liberal de signo más conservador que el del sexenio. Con el propósito de lograr una restauración por la vía parlamentaria.

Manifiesto de Sandhurst, que propagaba los puntos fundamentales de la restauración: unidad de la patria frente a los cantonalismos, estado católico frente al anticlericalismo y constitucionalismo doctrinario renovado frente a los carlistas de un lado y frente a los demócratas y republicanos de otro.

El propósito de Cánovas era instaurar el nuevo régimen desde la legalidad. La restauración, que se inspiraba, en sus aspectos formales, en la monarquía parlamentaria inglesa. El conservador Cánovas propuso una concepción bipartidista del estado basada en la alternancia en el poder de dos fuerzas solo rivales entre sí, pero conformes en una misma concepción esencial del estado, con el objeto de conseguir la estabilidad política y la paz social. Eran estas: el partido conservador, de Cánovas, nuevo nombre que tomaba en la restauración el partido alfonsino, y el partido liberal, liderado por Sagasta. Su programa esencial de gobierno desarrollar los derechos de la constitución de 1869. Pacificación, constitución abierta y flexible, ambiente intelectual liberal y laico, compatible con la plena restauración del poder social de la iglesia y del principio del estado confesional y bipartidismo estable fueron, los 4 grandes logros de la restauración canovista, que contribuyó a la estabilización del estado liberal del siglo XIX.

La consolidación del bipartidismo se vio beneficiada por la débil oposición inicial al régimen de la restauración. Esto fue debido a 3 factores que se dieron durante las 2 primeras décadas de la restauración: el retroceso del carlismo, la división del republicanismo y la debilidad de las fuerzas obreristas.

1. La Constitución de 1876 y las Leyes Orgánicas

La constitución, principal pilar visible del régimen, se inserta para Cánovas, en otra constitución más profunda, símbolo de la soberanía histórica de España y que constituye el pilar invisible en que se fundamenta la constitución escrita. Este pilar invisible del régimen, en el pensamiento político de Cánovas, se compone de los principios inamovibles siguientes: monarquía, dinastía, religión, propiedad, libertad. Presenta un liberalismo doctrinario flexible, pensado no para permitir la alternancia en el poder de 2 grandes bloques dinásticos: el conservador y el liberal.

La constitución de 1876, sitúa a la corona más allá del propio orden constitucional, aunque inserta en él. La constitución de 1876 establece los principios doctrinarios siguientes: soberanía compartida entre el rey y las cortes y separación de poderes no plena, sino con predominio del ejecutivo (gobierno), con iniciativa legislativa y capacidad para disolver las cortes. Estado confesional o católico en lo formal no se admite la libertad de cultos, y la iglesia, la protección y financiación del estado mediante el impuesto de culto y clero, conserva grandes privilegios sociales e impregna con sus principios la práctica totalidad de la educación. La referencia a unos derechos individuales que se irán, con el paso del tiempo, concretando, la composición mixta del senado, y la tenue tolerancia religiosa en un estado confesional católico son ecos del constitucionalismo democrático del sexenio.

2. Los Partidos Dinásticos Conservador y Liberal

Dos grandes bloques dinásticos, el conservador y el liberal, fue el 2º pilar visible del régimen de la restauración. El pacto de El Pardo fue un acuerdo llevado a cabo el 24 de noviembre de 1885 entre Cánovas y Sagasta, con el propósito de apoyar la regencia de María Cristina y garantizar la continuidad de la monarquía tras la crisis provocada por la inesperada muerte del rey Alfonso XII. En este pacto, se sancionó definitivamente el turno o rotación en el gobierno entre ambas formaciones políticas, lo que corroboraba la plena integración del partido liberal en el régimen de la restauración, entrando este en su fase plena o de liberalización formal.

Las características básicas de ambos bloques dinásticos fueron las siguientes:

  • Fueron partidos de notables: grupos elitistas, cerrados, organizados jerárquicamente a través de intereses mutuos y lealtades personales, constituyendo los partidos un conjunto de clanes que se repartían el poder con un jefe como referente último.
  • No eran partidos de opinión y sus objetivos no eran democratizantes, sino oligárquicos. La gran base social del partido conservador eran los terratenientes a los liberales. Encontraban sus apoyos entre la gran burguesía y sectores de las clases medias, reducidas y dispersas. Hasta los años finales del siglo XIX, estuvieron controlados por sus líderes históricos: Cánovas y Sagasta. Tras la crisis de 1898 y la difusión del regeneracionismo, le sucedieron estos: Maura/Canalejas, 1º y Dato/Romanones después, líder conservador y liberal respectivamente.

II. La Práctica del Sistema de la Restauración: Encasillado y Caciquismo

1. Mecánica

Solo mediante una ficción electoral, se podía resolver la honda contradicción existente entre un régimen formalmente liberal y otro realmente oligárquico, que ejercía el poder a favor de los intereses de unas élites sociales muy distanciadas del conjunto de la población. Con sufragio censitario (1878) o universal masculino (1890), el poder tenía que servir fielmente a los intereses de las oligarquías. Para ello, se echó mano del caciquismo. Se trataba de fabricar unos resultados electorales inexistentes, suplantando la voluntad del electorado a través de un pacto político previo entre los jefes de ambos partidos que asegurase la alternancia pacífica en el poder entre los 2 bloques dinásticos.

Las razones objetivas que provocaban la necesidad de la alternancia, cambio de gobierno, eran: el no cumplimiento íntegro de la constitución por el partido en el gobierno, el fracaso en la aplicación de su programa de gobierno o las fisuras en el interior del partido en el poder. Cuando el principal partido de la oposición consideraba que el partido en el gobierno, con su acción política, estaba poniendo en peligro la monarquía, reclamaba el relevo en el poder. El rey disolvía entonces el parlamento y recurría al partido en la reserva, que convocaba y ganaba las elecciones.

Una vez convocadas estas, el reparto de escaños estaba pactado de antemano en virtud del encasillamiento: un procedimiento por el que cada distrito electoral tenía ya previamente asignado el candidato vencedor, fruto de un acuerdo, previo a las elecciones, entre esos 2 grandes partidos dinásticos. El cacique solía ser el representante del partido en el pueblo o comarca, un enlace entre el gobierno de Madrid y la población, e intercambiaba votos por favores.

2. Objetivo

Era doble: asegurar el turnismo o rotación pacífica en el poder de los 2 grandes partidos dinásticos, y resolver, de modo rutinario, el aparente problema de la escasa participación electoral.

3. Causas

El caciquismo se explica en un contexto de incultura y aislamiento sobre ambas cosas, se construyó la desmovilización ciudadana.

4. Consecuencias

El caciquismo prolongó la incultura y el aislamiento, reforzó la leyenda negra de España, retrasó la creación de una auténtica opinión pública; pero aunque muy negativo, el caciquismo no se inmovilizó.

III. Fases del Régimen de la Restauración en su Primera Etapa

Etapa de Formación (1875-1880)

Proceso de institucionalización y pacificación interna y colonial. El primer gran logro de la restauración fue la paz. En 1876, se había obtenido la paz con el carlismo. Cánovas aprovecha la victoria para abolir los fueros vasco-navarros y completar la centralización administrativa. No obstante, la restauración, que necesita el apoyo de la burguesía vasca, establece un concierto económico con sus diputaciones provinciales, cuyo resultado es una preautonomía fiscal de las 3 provincias vascas. Un 2º logro del nuevo régimen de la restauración fue la constitución de 1876.

Etapa de Auge (1881-1890)

Liberalización progresiva del régimen. Bajo gobiernos liberales. Ello se tradujo en una notable ampliación de las libertades individuales: la ley de reunión facilitó la creación de nuevos partidos políticos. La ley de policía de imprenta de 1883 permitía una amplia libertad de publicación y la ley de asociación permitía la creación de sindicatos.

Comienzos de la Crisis (1891-1898)

Aparición de las primeras críticas que anuncian la crisis posterior del turnismo. Esta empieza a insinuarse tras la muerte de los 2 grandes líderes en 1897 y 1903 comienzo de los regeneracionismos, que se intensificarán tras la derrota colonial de 1898; crecimiento de las fuerzas antidinásticas.

IV. Los Movimientos y Fuerzas de Oposición a la Restauración

Se van originando a partir de las 2 últimas décadas del siglo XIX y solo irán alcanzando fuerza en las primeras décadas del siglo XX.

El Carlismo

Era la fuerza de oposición tradicional. Tras la paz de 1876, fue abandonando la lucha armada y evolucionó hacia la creación de un movimiento de oposición político y hacia su fragmentación interna en diferentes grupos. Vencido militarmente, el carlismo se presentaba ante la sociedad española como la única fuerza política declaradamente católica. Pero el apoyo de la jerarquía eclesiástica y del vaticano a la dinastía alfonsina, restaba eficacia al carlismo y lo condujo a una división interna. Después de su derrota en 1876, el carlismo entró en franco retroceso, se fue recluyendo al mundo rural del país vasco y navarra y pasó a convertirse en tradicionalismo a ultranza. De la mano, iría evolucionando hacia la formación de partidos neocatólicos residuales, que se convertían en una oposición política de signo ultraconservador a la restauración. En el polo ideológico opuesto al carlismo.

El Republicanismo

Efectuó en el último 4º del siglo XIX una evolución parecida a aquel estaba formado por partidos o fuerzas de oposición múltiples y dispersas fuerza entre 1875 y 1890. Era el otro gran vencido tras el sexenio revolucionario. La introducción del sufragio universal masculino (1890) significó una cierta revitalización del republicanismo y estimuló su reunificación con la creación de unión republicana en 1893. Esta revitalización se reveló fugaz. La inclinación del naciente movimiento obrero hacia el internacionalismo proletario marxista o anarquista, hizo perder al republicanismo gran parte de sus bases sociales y electorales. El republicanismo español, en el último 4º del siglo XIX, siguió siendo, en general una fuerza política marginal.

Aparición de Nacionalismos Periféricos Emergentes en Cataluña y País Vasco

En la España de fines del s. XIX, el nacionalismo es un movimiento específico de determinadas regiones. Podemos establecer una serie de rasgos comunes a estos nacionalismos periféricos: arrancan así, de movimientos culturales de signo romántico tardío surgidos en la segunda mitad del siglo XIX, caso de la Renaixença en Cataluña, en los que se defiende la lengua vernácula, la historia regional, los particularismos institucionales o jurídicos de la región (fueros), así como las costumbres y tradiciones propias. Hay también en el origen de los nacionalismos una reacción frente al centralismo del régimen liberal en regiones como Cataluña y el País Vasco, que habían gozado de fuertes tradiciones propias de autogobierno. Son, asimismo, muy importantes en su formación los factores económicos, en relación al desigual desarrollo del proceso de industrialización en España. Ello trajo consigo, en País Vasco y Cataluña, la aparición de 2 sociedades, más urbanas e industriales, distanciadas progresivamente de las restantes de España, que seguían siendo profundamente rurales.

El catalanismo sale a la luz pública como movimiento político, con la publicación en 1892 de unos objetivos programáticos: las bases de Manresa. Se trataba de un nacionalismo diferenciador que aspiraba al reconocimiento de la identidad de la nación catalana dentro del estado español, en 1894 se fundaba el partido nacionalista vasco de Sabino Arana.

El Partido Socialista Obrero Español

Que se presentaba como partido proletario español que se dirigía a la clase obrera industrial formada por inmigrantes castellanos recientes. Progresiva implantación en las 2 últimas décadas del siglo XIX, de un socialismo revolucionario con 2 corrientes doctrinales divergentes: marxismo y anarquismo. Estas, 2 corrientes ideológicas que comparten un socialismo revolucionaria fundada en la destrucción de las clases y la consecución de una igualdad social plena. Sin embargo, mientras el marxismo y se orienta hacia la creación de una dictadura del proletariado a través de la creación de un partido y un sindicato revolucionario, el anarquismo tiene un carácter más espontáneo y asistemático, no contando tanto la teoría como la experiencia y la pedagogía revolucionaria, se divide, además, el anarquismo en corrientes muy diversas que comparten el rechazo total de cualquier forma de estado, incluyendo cualquier partido político, y la necesidad de una organización propia, autogestionaria, de la clase trabajadora. El anarquismo alcanzó más rápida difusión en España. Una parte del movimiento anarquista pronunciando hacia la organización sindical revolucionaria, naciendo así la CNT en 1910, otra parte, se decantó por las tácticas revolucionarias, muy violenta. La otra corriente obrera internacionalista revolucionaria, era la marxista, cuya difusión fue más lenta. En 1879, se fundó el PSOE. En 1886, surgió el periódico El Socialista y en 1888, surgió el sindicato socialista: la Unión General de Trabajadores (UGT). El PSOE se definía como un partido marxista y que presentaba asimismo, un importante programa de reformas que le acercaba a una alianza con los republicanos. Esta se hizo efectiva en las elecciones generales de 1910. El socialismo anarquista y el socialismo marxista presentaron en la España de la restauración distintas geografías.

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