El Sistema Canovista. La Constitución de 1876 y el Turno de Partidos
El Retorno de la Monarquía Borbónica
Las condiciones que hicieron posible este retorno son: el fracaso de los diferentes regímenes ensayados durante el sexenio democrático y la situación de guerra civil. Esto favoreció el regreso y la restauración en el trono de la monarquía borbónica gracias a Antonio Cánovas del Castillo. Para facilitar la restauración, Isabel II abdicó en su hijo Alfonso. Cánovas quiso que este conociera el funcionamiento de la monarquía parlamentaria británica, convirtiéndose en un rey-soldado. El general Martínez Campos proclamó a Alfonso XII rey de España. Cánovas se encargó de formar un gobierno-regencia hasta la llegada del nuevo rey.
El nuevo régimen se inicia con dos éxitos: la derrota definitiva del carlismo y la Paz de Zanjón, una solución provisional al conflicto cubano.
Las Bases del Sistema Canovista
El sistema político ideado por Cánovas se inspiraba en el modelo británico: una monarquía respetada por todas las fuerzas políticas y dos grandes partidos que se turnan pacíficamente en el gobierno. Era necesario redactar una nueva constitución que recogiera muchos de los principios políticos del sexenio democrático. Los militares quedaron excluidos de la actividad política.
La Constitución de 1876
El proyecto constitucional, diseñado por Cánovas, fue una fusión del moderantismo isabelino y de los principios políticos constitucionales del sexenio revolucionario. Fue debatido en las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino. La Constitución de 1876 ha sido la más duradera de la historia de España.
El Turno en el Gobierno de los Dos Partidos Dinásticos
- El Partido Conservador: Su líder fue Antonio Cánovas del Castillo hasta su asesinato. Su ideología era liberal-conservadora. Ocupaban el espacio de la derecha moderada. Las bases sociales del partido estaban entre la jerarquía eclesiástica.
- El Partido Liberal: Su líder fue Práxedes Mateo Sagasta. El partido fue el resultado de sucesivas incorporaciones de personalidades que habían tenido gran protagonismo durante el sexenio democrático. Las bases sociales estaban entre las clases medias.
El candidato a presidente de gobierno debía ser designado por el rey y tenía que contar con una mayoría de diputados en las Cortes para gobernar. En el caso de que no lo consiguiera, obtenía del rey el decreto de disolución de las Cortes, convocaba elecciones y lograba una mayoría favorable que le permitiera gobernar. El partido gobernante permanecía en el poder mientras las fuerzas internas estuviesen unidas. El nuevo gobierno preparaba unas nuevas elecciones, que con la manipulación necesaria, tendría el resultado suficiente de escaños para poder gobernar. El funcionamiento del turno descansaba sobre dos condiciones pactadas: el rey decidía cuándo convenía sustituir un partido por otro y el falseamiento de las elecciones para poder crear mayorías parlamentarias.
El Falseamiento del Sistema Electoral
Las elecciones eran un fraude institucionalizado y aceptado por ambos partidos. El ministro de gobierno era el encargado de controlar el proceso electoral. Se encargaba de realizar el encasillado, o lista de nombres de diputados que debían ser elegidos en cada circunscripción. Los caciques locales eran individuos con poder económico e influencias, que controlaban una circunscripción electoral. Había dos tipos de métodos de manipulación de las elecciones: el encasillado, que era la elaboración de los listados de candidatos que debían salir en cada circunscripción electoral y la adaptación de cada circunscripción a estos listados; y el pucherazo, que eran las diferentes trampas electorales, realizadas en todas las fases del proceso electoral.
La Oposición al Sistema. Regionalismo y Nacionalismo
Los Movimientos Antidinásticos
Los carlistas se situaban a la derecha de los partidos dinásticos. Sufrieron fuertes divisiones internas entre los que rechazaban el régimen de la restauración y los que se adaptaron a la vida política.
Los republicanos se situaban a la izquierda de los partidos dinásticos. Tras la experiencia del sexenio, estaban desunidos por sus diferentes versiones de la organización territorial del Estado y estrategias para alcanzar el poder.
El movimiento obrero era también una forma de oposición al sistema dinástico. Estaba dividido entre anarquistas, que se oponían a la participación política, y socialistas, que estaban organizados en el Partido Socialista Obrero Español, liderado por el tipógrafo Pablo Iglesias, con escasa implantación territorial.