El Sistema Político de la Restauración y la Oposición

Introducción

La Restauración, de carácter conservador, se asentaba en un sistema parlamentario liberal, pero escasamente democrático. El golpe de Estado fue recibido con satisfacción, con la esperanza de que la monarquía devolvería la estabilidad política, económica y social. Las bases del nuevo sistema quedaron fijadas en la Constitución de 1876, de carácter moderado e inspirada en la de 1845.

La Constitución de 1876

La Constitución establecía la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona. Reconocía a la Corona como uno de los pilares del nuevo régimen y le otorgaba el derecho de veto. Las Cortes se organizaron en el Congreso de los Diputados y el Senado. La confesionalidad católica del Estado contaba con una declaración de derechos, pero se remitía a las leyes ordinarias, que tendieron a restringirlos.

Pilares del Sistema Canovista

Los pilares básicos sobre los que se apoyaba el sistema canovista eran:

  • La Corona: Su papel era ejercer como árbitro en la vida política y garantizar la alternancia en el poder.
  • Los Partidos Dinásticos: El poder debía ser compartido de forma alternativa entre los dos grandes partidos dinásticos, el Conservador y el Liberal, que renunciaban a los pronunciamientos como mecanismo para acceder al gobierno.
  • El Ejército: Se quería alejar definitivamente de la intromisión en la vida política y se potenció la identificación del rey como símbolo y cabeza visible del ejército, instrumento de presión sobre la vida civil.

Estabilidad y Fin de las Guerras

La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlista y cubana. El esfuerzo militar hizo posible la reducción de los núcleos carlistas. Consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la abolición definitiva del régimen foral. El final de la guerra carlista permitió el envío de nuevas tropas a Cuba, donde se puso fin al conflicto bélico con la Paz de Zanjón, que incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas políticas y administrativas. El retraso o incumplimiento de estas reformas provocaría el inicio de un nuevo conflicto.

El Bipartidismo

El sistema político se basaba en la existencia de dos grandes partidos: el Conservador y el Liberal. Ambos defendían la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del estado liberal, unitario y centralista.

  • Partido Liberal-Conservador: Organizado alrededor de Cánovas, aglutinaba a los sectores más conservadores y tradicionales.
  • Partido Liberal-Fusionista: Con Sagasta como principal dirigente, reunía a antiguos progresistas, unionistas y ex republicanos moderados.

Las diferencias entre los partidos eran mínimas. Los conservadores defendían el inmovilismo político y la defensa de la Iglesia y el orden social; los liberales se inclinaban a un reformismo de carácter progresista y laico. Existía un acuerdo de no promulgar nunca una ley que forzase al otro partido a derogarla cuando regresase al gobierno.

El Turno Pacífico

Para el ejercicio del gobierno se contemplaba el turno pacífico o alternancia regular entre las dos grandes opciones dinásticas. La alternancia fue posible gracias a un sistema electoral corrupto. La adulteración del voto se logró mediante el restablecimiento del sufragio censitario, el trato más favorable a los rurales y la manipulación y trampas electorales (el pucherazo). El control del proceso electoral se ejercía a partir del Ministro de Gobernación y los caciques locales.

La Oposición a la Restauración

El sistema de la Restauración marginó de la vida política a amplios sectores de la sociedad, entre ellos:

  • Carlistas: Optaron por el exilio y las conspiraciones.
  • Republicanos: Sufrieron represión y divisiones internas. Algunos, como Castelar, fundaron el Partido Posibilista e intentaron participar en el juego político de la Restauración. Otros, como Zorrilla, protagonizaron pronunciamientos desde el exilio. Con el sufragio universal, se creó la Unión Republicana.
  • Movimiento Obrero: Se identificaba cada vez más con el internacionalismo.

La Crisis Colonial y la Guerra de 1898

La Paz de Zanjón no trajo la paz definitiva a Cuba. La falta de un verdadero proceso descentralizador y la política proteccionista favorecieron nuevas revueltas. El gobierno liberal aprobó la abolición definitiva de la esclavitud y la representación cubana en las Cortes, pero rechazó la autonomía. Las tensiones aumentaron por la oposición cubana a los aranceles españoles. Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, que protagonizó la revuelta independentista de 1895. España envió un ejército a Cuba, pero la falta de éxitos llevó al relevo de Martínez Campos por Weyler, quien empleó métodos más contundentes. Tras el asesinato de Cánovas, un gobierno liberal concedió la autonomía a Cuba, pero fue demasiado tarde. En 1898, EEUU declaró la guerra a España tras el hundimiento del Maine en La Habana. La rápida guerra terminó con la derrota española y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

La Crisis del 98 y el Regeneracionismo

La derrota de 1898 causó una crisis moral e ideológica en España. El sistema de la Restauración sobrevivió, pero la crisis impulsó movimientos regeneracionistas, como el de Joaquín Costa, que propugnaban la modernización de la economía y la sociedad, la alfabetización y el fin del caciquismo. Surgieron también la Generación del 98 y un cambio en la mentalidad militar. A pesar de algunos intentos reformistas, las promesas de regeneración quedaron en retórica y la Restauración sobrevivió casi intacta al desastre.

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