El Nazismo: De la Crisis a la Dictadura
El Ascenso del Nazismo al Poder
Las milicias nazis se opusieron violentamente a la República y protagonizaron varios intentos insurreccionales. También se enfrentaron a las organizaciones comunistas y a sus militantes. La crisis económica de 1929 tuvo consecuencias devastadoras en Alemania. La retirada del capital estadounidense llevó a la quiebra de muchos bancos, provocando el cierre de fábricas, un aumento del paro y un profundo descontento social. En 1932, había más de seis millones de parados en Alemania.
El malestar social inclinó a una buena parte de la población hacia las propuestas de los partidos extremistas. Burgueses arruinados, campesinos y obreros desesperados se sintieron atraídos por las promesas nazis, mientras que los intelectuales y la mayoría de los obreros se inclinaron por el Partido Comunista.
En las elecciones de 1932, el **Partido Nazi** consiguió 13 millones de votos y, en enero de 1933, logró que el presidente **Hindenburg** nombrara a **Hitler** canciller. Pocos días después, los escuadrones nazis provocaron un incendio en el **Reichstag** (Parlamento) y acusaron a los comunistas. Este incidente sirvió de pretexto a Hitler para eliminar a sus adversarios y exigir plenos poderes. En 1934, tras la muerte de Hindenburg, Hitler se proclamó **Führer** y Canciller del **III Reich** (Imperio).
La Dictadura Nazi
En 1934, en pocos meses, los nazis transformaron Alemania en una dictadura. En primer lugar, fueron disueltos todos los partidos y sindicatos, se clausuró el Parlamento, se suprimieron las elecciones y las libertades individuales, y se inició la persecución sistemática de sus opositores. Solo quedó autorizado el Partido Nazi, que monopolizaba todo el poder. Los trabajadores fueron llamados a afiliarse al **Frente del Trabajo Nacionalsocialista**, el único sindicato permitido.
La administración pública fue depurada con la ley que autorizaba el despido por razones políticas y raciales. La judicatura desapareció como poder independiente y quedó sometida a la voluntad del partido. Los poderes locales de los diferentes estados fueron suprimidos y transferidos al Reich.
Desde el punto de vista social, el Estado nazi aspiraba a una cohesión total de la sociedad alemana, basada en la **superioridad de la raza aria** y en la ideología nacionalsocialista. La universidad, el sistema educativo, la cultura y el arte debían seguir las consignas nazis, lo que provocó que muchos artistas e intelectuales fueran perseguidos y huyeran del país. Se censuró toda la producción literaria y artística, se crearon listas de autores prohibidos y se realizaron actos públicos para quemar los libros considerados perniciosos.
El nazismo otorgaba a la mujer un papel social muy marginal, limitando su actividad a las llamadas tres K: **Kinder, Kirche, Küche** (hijos, iglesia, cocina). Para asegurar el adoctrinamiento de las nuevas generaciones de jóvenes arios, se crearon las **Juventudes Hitlerianas**, que se encargaban de orientar el ocio y la educación de los jóvenes.
Un Régimen de Terror
El Estado alemán se convirtió en un Estado policiaco que impuso su régimen por medio del terror. Unos cuerpos policiales muy poderosos (las **Secciones de Seguridad** y la **Gestapo**), bajo el control de **Himmler**, se encargaban de perseguir cualquier intento de oposición y de la imposición del orden.
El mantenimiento de la **pureza racial** de la sociedad alemana supuso la persecución de los judíos. En 1935 se dictaron las **Leyes de Nuremberg**, que impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos de la ciudadanía alemana, y en 1938 fueron obligados a llevar un distintivo. A partir de 1933 se crearon los **campos de concentración** para recluir a los opositores y a los enemigos del Reich. Muchos judíos fueron encerrados, obligados a realizar trabajos forzados y, en parte, fueron exterminados.
Autarquía Económica y Rearme
Desde un punto de vista económico, el III Reich se propuso promover un relanzamiento que hiciera de Alemania una potencia económica mundial, preparada para enfrentarse a otras potencias. En consecuencia, la política económica nazi respondía fundamentalmente a los proyectos militaristas y expansionistas de Hitler.
El Estado nazi ejerció un fuerte dirigismo económico, que tenía como objetivo conseguir la **autarquía económica** y convertir Alemania en un Estado autosuficiente. Se dio prioridad a la industria pesada, sobre todo a la de armamento, que alcanzó un gran desarrollo. Para hacer frente al paro, se llevó a cabo un programa de obras públicas muy ambicioso, con la construcción de numerosas autopistas y de otras infraestructuras.
Las ambiciones expansionistas necesitaban un ejército poderoso, y Hitler inició una política militarista: reforzó el ejército con la institución del servicio militar y con la creación de un nuevo ejército, la **Wehrmacht**, y de una aviación moderna, la **Luftwaffe**.
Contando con un ejército poderoso y con una economía orientada hacia la guerra, Hitler se sintió preparado para lanzarse a la construcción de un gran imperio y a la conquista de un «espacio vital» en el este de Europa. El camino hacia la **Segunda Guerra Mundial** ya estaba preparado.