El Tratado de París (1898)
Contexto Histórico
El Tratado de París, firmado en 1898, fue un acuerdo de paz que puso fin a la Guerra Hispanoamericana. Este conflicto bélico se enmarca en la España de finales del siglo XIX, durante la época de la Restauración, y coincide con el periodo del reparto colonial del mundo.
A finales del siglo XIX, España se encontraba en una situación de aislamiento internacional, sin haber logrado integrarse en los sistemas de alianzas ni en el reparto colonial. Esta situación llevó a España a embarcarse en la aventura africana, que le acarrearía numerosos problemas en el siglo XX.
Principales Condiciones del Tratado
El Tratado de París estableció las siguientes condiciones:
- Artículo 1: España renuncia a su soberanía sobre Cuba, evacua sus tropas y autoridades coloniales, y cede dicho territorio a los Estados Unidos de América.
- Artículo 2: España cede Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a los Estados Unidos.
- Artículo 3: España vende el archipiélago filipino a Estados Unidos por 20 millones de dólares.
- Artículo 6: Se acuerda la liberación de los soldados prisioneros, incluyendo a los independentistas cubanos y filipinos.
Causas del Conflicto Cubano
La Guerra Hispanoamericana, que culminó con el Tratado de París, tuvo sus raíces en el conflicto cubano. Cuba, principal exportadora mundial de azúcar y gran productora de café y tabaco, se encontraba en el centro de diversos intereses políticos y económicos:
- Los grandes propietarios españoles buscaban mantener el control sobre la isla.
- Los cubanos aspiraban a un mayor grado de autogobierno.
- Estados Unidos, en pleno auge de su política imperialista, tenía intereses en la región.
Fases del Conflicto Cubano
El conflicto cubano se puede dividir en tres fases:
- La Guerra Larga (1868-1878): Iniciada con el Grito de Yara, finalizó con una paz que no cumplió las promesas de abolir la esclavitud ni de otorgar autonomía a Cuba.
- La Guerra Chiquita (1879-1880): Un breve conflicto que fue rápidamente sofocado.
- La Gran Insurrección (1895-1898): Liderada por José Martí, con apoyo financiero de Estados Unidos.
Desarrollo de la Gran Insurrección
La Gran Insurrección se caracterizó por un desarrollo prolongado. Las hostilidades comenzaron en 1895. El gobierno español envió a Martínez Campos, quien no logró controlar la situación y fue sustituido por Weyler, que impuso una política represiva. Finalmente, Blanco intentó una estrategia de conciliación, pero llegó demasiado tarde. Tras la muerte de José Martí, la situación parecía inclinarse a favor de España, pero la intervención de Estados Unidos cambió el curso de la guerra.
Intervención de Estados Unidos
La intervención militar de Estados Unidos se desencadenó tras el incidente del Maine en abril de 1898, en el que un acorazado estadounidense explotó en el puerto de La Habana. Aunque nunca se probó la responsabilidad de España, se le acusó de provocar la explosión. La victoria estadounidense en la guerra fue rápida y contundente.
El Desastre del 98 y sus Consecuencias
Pérdida de las Últimas Colonias
La Paz de París puso fin al conflicto y supuso la pérdida de los últimos restos del imperio colonial español. España pasó a ser una potencia de segundo orden. La pérdida de las colonias provocó una profunda crisis conocida como el «Desastre del 98», cuyas consecuencias fueron múltiples:
Consecuencias del Desastre del 98
- Humanas: Gran número de soldados enfermos y heridos.
- Económicas: Menores de lo previsto debido al capital repatriado.
- Políticas: Cambio de líderes y surgimiento de un movimiento reformista con escaso éxito. Inicio de una política expansionista en Marruecos que desembocaría en una nueva guerra.
- Morales e ideológicas: Las más importantes. Clima de depresión colectiva que dio origen al Regeneracionismo, un movimiento que buscaba modernizar España, promover la cultura y el desarrollo de la ciencia. La oposición al sistema de la Restauración se intensificó: los nacionalismos se extendieron, y el movimiento obrero y el republicanismo se radicalizaron.
El Ejército y la Crisis
El ejército, criticado por su ineficacia durante la guerra, reforzó su imagen corporativa y culpó a la clase política del fracaso de España. Esta situación contribuyó al surgimiento de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930).
Conclusión
La pérdida de las últimas colonias españolas con la Paz de París y el Desastre del 98 marcaron el fin de una era para España. El sistema de la Restauración, tal como lo había concebido Cánovas, llegó a su fin, y surgió una nueva generación de políticos e intelectuales que impulsaron una política reformista de corte regeneracionista hasta 1912, sin lograr el éxito esperado. España, tras el Desastre del 98, entró en una grave crisis, especialmente moral, al tomar conciencia de su nueva posición como potencia de segundo orden. El país reorientó su política colonial hacia el norte de África, al tiempo que se realizaban intentos de regenerar la vida política y social, sumida en la corrupción y el fraude electoral.