El Trienio Liberal (1820-1823)
El primer gobierno liberal estuvo formado por destacados liberales que regresaban del exilio. Las medidas adoptadas fueron:
- Un sistema de libertades políticas.
- Libertad de los presos políticos.
- Supresión definitiva de la Inquisición.
- Vuelta a sus cargos de las autoridades constitucionales en ayuntamientos y diputaciones provinciales.
- Convocatoria de elecciones a Cortes.
- Creación de la Milicia Nacional.
Las divisiones internas del liberalismo
Los liberales moderados (conservadores) deseaban alcanzar un compromiso con las antiguas clases dominantes y el rey. Los liberales exaltados (progresistas) pretendían la vuelta a la Constitución de 1812 y planteaban reformas radicales en aplicación de los principios del liberalismo.
Los moderados en el gobierno
Los moderados pretendían reformar en sentido conservador la Constitución de 1812 mediante la introducción del sufragio censitario y la creación de una segunda cámara. Estos intentos fracasaron, pues los exaltados hicieron de la defensa de la Constitución de Cádiz el eje de su lucha política.
De entre las medidas destacó la Ley de Supresión de Órdenes Monacales y Reforma de Regulares. Otras reformas, como la abolición de los gremios, la desamortización de los bienes de la Iglesia y la supresión de las vinculaciones y mayorazgos, iban dirigidas a dinamizar la economía nacional y sanear la Hacienda pública.
Los gobiernos de esta etapa estuvieron inmersos en una crisis constante. A las conspiraciones protagonizadas por los exaltados se sumaron las intrigas del rey y la acción de la guerrilla realista.
En este contexto, el rey de Francia, Luis XVIII, decidió enviar un ejército, los Cien Mil Hijos de San Luis, que invadió España en abril de 1823, y la resistencia fue escasa. El 1 de octubre, Fernando VII restauraba su poder absoluto y hacía su entrada triunfal en Madrid.
La Década Ominosa (1823-1833)
El aparato represivo del Estado absolutista se articuló en torno a cuatro instrumentos básicos:
- La creación de la Superintendencia General de Policía y de las Comisiones Militares, que se ocuparon de la depuración de funcionarios y militares.
- El cuerpo de Voluntarios Realistas, una milicia absolutista opuesta a la Milicia Nacional de los liberales.
- Los tribunales de justicia condenaban por delitos como decir “viva la libertad” o poseer símbolos liberales, como el caso de Mariana Pineda.
- Las Juntas de Fe, herederas de la Inquisición.
Las reformas de los gobiernos absolutistas
La labor de los gobiernos se centró en la reforma de la Hacienda y la administración. Las pérdidas de las colonias agravaron aún más la crisis crónica de la Hacienda, por ello, Luis López Ballesteros, el mejor gobernante de la época, llevó a cabo una reforma fiscal que aplicó reformas significativas:
- La reforma fiscal.
- El diseño de los primeros presupuestos del Estado de la historia de España en 1828-1829.
- La creación de la Real Caja de Amortización y del Tribunal de Cuentas.
- La reducción de la deuda pública.
- El Plan de la Minería.
Además, se llevaron a cabo cambios en la administración del Estado: creación del Consejo de Ministros, creación del Banco de San Fernando, fundación de la Bolsa de Comercio y creación del Ministerio de Fomento.
La crisis del absolutismo y la cuestión carlista
Aunque Fernando VII era todo menos moderado, las reformas y la suavización del Antiguo Régimen extendieron la idea entre los absolutistas de que el rey estaba en manos de los liberales.
Fruto de este clima fueron las sucesivas insurrecciones carlistas. La más importante fue la Guerra de los Agraviados o Malcontents (reclamaban el absolutismo y a Carlos María Isidro como rey).
La cuestión sucesoria
El rey quería asegurar la sucesión, ya que no tenía descendencia. Casado por cuarta vez, en mayo de 1830 se anunciaba el embarazo de la reina. Un mes antes se había publicado la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica, lo que permitía reinar a las mujeres. Nacía en 1830 una niña, la futura Isabel II.
Este acontecimiento radicalizó a la facción carlista, que apoyaba a Carlos. En 1832 tuvieron lugar los Sucesos de La Granja: aprovechando una transitoria crisis de salud, Fernando fue convencido (por los absolutistas) para firmar la derogación de la Pragmática Sanción, lo que suponía que su hija no podía reinar. Pero tras recuperarse, el rey revocó dicho documento, cambió el gobierno por uno más moderado y dejó como heredera a su hija Isabel.
Pero el carlismo crecía, y en 1833 Carlos y su familia marchaban a Portugal en un exilio encubierto. El clima de guerra civil se anunciaba cuando Fernando VII falleció e Isabel II, con solo 2 años, fue proclamada reina.