La Segunda República Española: Del Bienio Conservador al Frente Popular (1933-1936)
El Bienio Radical-Cedista (Noviembre 1933 – Febrero 1936)
El periodo conocido como **Bienio Radical-Cedista** o **Bienio Conservador** se extendió desde noviembre de 1933 hasta febrero de 1936. Tras la dimisión de Manuel Azaña, se celebraron nuevas elecciones generales, marcadas por ser las primeras en las que votaron las mujeres en España. La derecha acudió mayoritariamente aglutinada en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil Robles, mientras que la izquierda se presentó desunida. Los grandes triunfadores de las elecciones fueron la CEDA y el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. A pesar de la victoria de la CEDA, el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, encargó la formación de Gobierno a Lerroux, receloso de entregar el poder a Gil Robles.
Gobierno y Política de Rectificación
A lo largo de 1934, el Gobierno, apoyado parlamentariamente por la CEDA, llevó a cabo una política de rectificación de las decisiones tomadas durante el bienio anterior (Bienio Reformista).
- En materia religiosa: Se suspendió parte de la legislación laicista anterior, se permitió nuevamente la enseñanza impartida por congregaciones religiosas y se aprobó un presupuesto para el clero.
- Reforma Agraria: Se frenó y revirtió parcialmente la reforma agraria iniciada por el gobierno de Azaña.
- Amnistía: Se concedió la amnistía a los condenados por el intento de golpe de Estado de 1932, conocido como la “Sanjurjada”.
Lerroux fue sustituido brevemente por Ricardo Samper en 1934. Durante este periodo, las Cortes detuvieron el proceso de tramitación del Estatuto de Autonomía vasco. Esto, sumado a otras medidas conservadoras, generó un creciente clima de agitación social que provocó la crisis del Gobierno Samper.
La Revolución de Octubre de 1934
Lerroux formó un nuevo Gabinete en octubre de 1934, incluyendo a tres ministros de la CEDA. La entrada de la CEDA en el gobierno fue interpretada por los sectores de izquierdas (PSOE, UGT, PCE, CNT, Esquerra Republicana de Catalunya) como una amenaza fascista y un paso hacia la destrucción de la República. Como respuesta, prepararon una insurrección contra la legalidad republicana, precedida de una huelga general convocada por el PSOE para el 5 de octubre de 1934, con repercusiones especialmente graves en Cataluña y Asturias.
Cataluña
En Cataluña, el 6 de octubre, el presidente de la Generalitat, Lluís Companys (sucesor del fallecido Francesc Macià), proclamó en Barcelona el Estat Català dentro de una inexistente República Federal Española. La intentona fue rápidamente sofocada por el ejército y el gobierno catalán fue suspendido y sus miembros encarcelados.
Asturias
En Asturias, la insurrección adquirió un carácter revolucionario. Se produjo una alianza obrera, principalmente entre socialistas, comunistas y anarquistas, bajo el lema UHP (Uníos Hermanos Proletarios). Los mineros, bien organizados y armados con dinamita procedente de las minas, tomaron el control de gran parte de la región, incluyendo ciudades como Avilés, Trubia y Gijón, y establecieron comunas revolucionarias. El Gobierno encargó la dirección de las operaciones militares para sofocar la rebelión al general Francisco Franco, quien empleó unidades del Ejército de África (la Legión y los Regulares). La sublevación fue aplastada tras duros combates, dejando un saldo de aproximadamente 1.500 muertos y seguida de una brutal represión.
Crisis del Bienio y Convocatoria de Elecciones
Como consecuencia de la “Revolución de Octubre”, se desató una fuerte política represiva con miles de encarcelamientos por motivos políticos; la mayor parte de los dirigentes de izquierdas fueron encarcelados o pasaron a la clandestinidad. A esto se sumaron, a finales de 1935, dos escándalos de corrupción (el del estraperlo y el caso Nombela) que implicaron a figuras cercanas a Lerroux y desprestigiaron enormemente al Partido Radical.
Finalmente, ante la inestabilidad política y la descomposición de la coalición de centro-derecha, Alcalá Zamora retiró su confianza a Lerroux y encargó la tarea de formar un gabinete de transición a Manuel Portela Valladares, con la misión de convocar nuevas elecciones generales para febrero de 1936, las cuales serían las últimas democráticas en España hasta 1977.
El Gobierno del Frente Popular (Febrero 1936 – Julio 1936)
Victoria Electoral y Primeras Medidas
Para las elecciones de febrero de 1936, los partidos de izquierdas lograron constituir una gran coalición electoral, el Frente Popular. Esta coalición incluía a los republicanos de izquierdas (Izquierda Republicana de Azaña y Unión Republicana de Martínez Barrio), los socialistas (PSOE), los comunistas (PCE), el POUM, y los nacionalistas catalanes (ERC) y gallegos (ORGA). Los partidos de derechas, aunque no formaron una coalición única a nivel nacional, se aglutinaron en torno a la CEDA y llegaron a acuerdos puntuales con el Partido Agrario, Renovación Española (monárquicos alfonsinos) o los carlistas (Comunión Tradicionalista). Portela Valladares apadrinó una opción de centro que fracasó estrepitosamente.
Obtuvo la victoria, aunque ajustada en número de votos pero amplia en escaños debido a la ley electoral, la coalición de izquierda. Manuel Azaña, como figura principal del Frente Popular, formó nuevamente Gobierno, integrado exclusivamente por republicanos de izquierdas, con el apoyo parlamentario del resto de fuerzas de la coalición.
Las primeras medidas que se tomaron fueron el restablecimiento del Estatuto de Autonomía de Cataluña y la Generalitat, y la concesión de una amnistía para los presos políticos encarcelados tras la revolución de 1934.
La «Primavera Trágica» y la Escalada de Tensión
Sin embargo, una serie de acontecimientos y la creciente polarización colocaron rápidamente al país al borde de la guerra civil:
- Crisis institucional: La destitución, mediante una maniobra parlamentaria, de Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República y su sustitución por Manuel Azaña en mayo de 1936. Azaña encargó la formación de Gobierno a Santiago Casares Quiroga (de Izquierda Republicana), tras la negativa del socialista moderado Indalecio Prieto.
- Conflictividad social: La intensificación incontrolada de la reforma agraria, con ocupaciones de fincas por parte de campesinos, que puso en pie de guerra a los terratenientes y sectores conservadores.
- Deterioro del orden público: Se produjo un agravamiento extremo de la violencia política, con enfrentamientos callejeros, asesinatos de líderes políticos de ambos bandos (como el del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo por pistoleros de ultraderecha y el posterior asesinato del líder monárquico José Calvo Sotelo por guardias de asalto como represalia), y atentados. Se sucedieron huelgas en la mayoría de los sectores económicos. Este periodo es conocido como la «Primavera Trágica» de 1936.
Contexto Cultural e Internacional
La «Edad de Plata» de la Cultura Española
En cuanto a las reformas educativas, se intentaron continuar las iniciadas durante el primer bienio y se prosiguió con la difusión de la cultura popular (Misiones Pedagógicas, La Barraca). Los años de la Segunda República coincidieron con un extraordinario auge cultural español. La confluencia de figuras de la “Generación del 98” (como Miguel de Unamuno o Antonio Machado), la “Generación del 14” (como José Ortega y Gasset o Juan Ramón Jiménez) y la brillante “Generación del 27” (Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, etc.), junto a artistas de vanguardia como Picasso, Dalí o Miró, y científicos como Severo Ochoa, convirtieron el primer tercio del siglo XX español en una auténtica “Edad de Plata” de las letras y las artes.
Un Entorno Europeo Hostil: Crisis y Totalitarismos
La Segunda República se desarrolló en un contexto internacional muy adverso, marcado por el auge de los totalitarismos y por la profunda crisis económica mundial iniciada en 1929. En gran parte de Europa, los regímenes democráticos liberales estaban siendo sustituidos por sistemas totalitarios (la Italia fascista de Mussolini desde 1922, la Alemania nazi de Hitler desde 1933), autoritarios o dictatoriales (Polonia, Hungría, Austria, Portugal, etc.). Además, la Gran Depresión, extendida por Europa, generó miseria, desempleo y una enorme tensión social, que a su vez alimentó ideologías extremistas, el odio de clases y el aumento de la agitación nacionalista.
Causas del Fracaso Republicano y el Camino a la Guerra Civil
Factores Internos: Polarización y Falta de Consenso
Las causas que produjeron el final traumático de la Segunda República fueron fundamentalmente de orden interno:
- La falta de una sólida cultura democrática y de tradición pactista en la sociedad y la clase política española.
- Una estructura social muy polarizada, con enormes desigualdades económicas y una fuerte conflictividad entre clases.
- La presencia de poderosas fuerzas políticas y sociales que no aceptaron lealmente el régimen republicano y sus reglas de juego democrático:
- En la izquierda: El anarcosindicalismo (CNT-FAI) que propugnaba la revolución social; un sector importante del socialismo (PSOE), especialmente la facción liderada por Francisco Largo Caballero, que adoptó posturas revolucionarias tras 1934; los comunistas (PCE), aunque minoritarios, seguían las directrices de la Komintern; y parte del nacionalismo radical como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en momentos puntuales.
- En la derecha: Los monárquicos (alfonsinos de Renovación Española y carlistas de la Comunión Tradicionalista) que conspiraban activamente contra la República; la Falange Española, un partido fascista minoritario pero muy activo en la violencia callejera; y sectores de la CEDA que, aunque participaron en el juego parlamentario, mostraban escasa lealtad al régimen y anhelaban una reforma autoritaria de la Constitución. El PNV (Partido Nacionalista Vasco), aunque conservador y católico, apoyó mayoritariamente la legalidad republicana una vez iniciada la Guerra Civil.
El Papel del Ejército
Sin embargo, el factor decisivo que precipitó el fin de la República fue la intervención del Ejército. El profundo descontento en amplios sectores de las fuerzas armadas por las reformas militares de Azaña, la percepción de amenazas a la unidad nacional (nacionalismos periféricos), el temor a la revolución social y el caos del orden público, sumado a los desórdenes políticos y la violencia de la primavera de 1936, terminaron por decantar a una parte importante de la cúpula militar hacia la vía golpista como única solución para restaurar el orden y defender sus intereses y su visión de España.
Conclusión: El Fin de la Experiencia Democrática
España a comienzos de los años treinta se vio abocada a una situación de extrema dificultad. La democracia republicana fracasó en su intento de establecer un marco de convivencia estable y aceptado por todos, fundamentalmente porque ni las fuerzas de la derecha antiliberal ni las de la izquierda revolucionaria aceptaron leal y sinceramente la legalidad republicana y sus mecanismos democráticos. La Guerra Civil Española (1936-1939) fue el último acto, el desenlace trágico del enfrentamiento entre dos concepciones incompatibles de España, cuyas raíces se hundían en las divisiones ideológicas y sociales arrastradas desde el inicio de la Edad Contemporánea en España. El golpe militar del 17 y 18 de julio de 1936, aunque fracasó en su objetivo de tomar rápidamente el poder, fue el detonante que marcó el fin del régimen republicano democrático inaugurado en abril de 1931.