El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
En septiembre de 1933, las maniobras de Lerroux con Alcalá Zamora para echar a los socialistas y la pérdida de apoyo popular del gobierno obligaron a Azaña a dimitir. Disolvió las Cortes y convocó elecciones. Los anarquistas propusieron la abstención, los socialistas se presentaron por separado y las derechas se agruparon en torno al Partido Radical y la CEDA. Una gran novedad fue que las mujeres podían votar por primera vez. El partido más votado fue la CEDA. Hubo reacciones anarquistas, con levantamientos durante diciembre. Los dos primeros gobiernos estaban integrados en su mayoría por miembros del Partido Radical. Lerroux formó gobierno, aunque necesitaba el apoyo de la CEDA para gobernar.
Medidas del Gobierno de Lerroux
- Reforma de la reforma agraria (contrarreforma): Se dieron facilidades para desalojar a arrendatarios por impago, se expulsó a campesinos ya asentados, hubo un descenso de los jornales y se derogó la ley de términos municipales.
- Ley de amnistía: Se excarceló a los militares sublevados de Sanjurjo. Varios africanistas ascendieron: Franco ocupó la Jefatura del Estado Mayor Central y Mola la Jefatura del ejército africano.
- Proyecto de reforma constitucional: Se modificaban cuestiones que habían provocado rechazo entre los conservadores, como la religión, la enseñanza, el matrimonio civil, las autonomías y la propiedad privada.
Los sindicatos agrarios convocaron una huelga general en junio de 1934. El gobierno suprimió los sindicatos agrícolas y cerró periódicos de izquierdas.
La Revolución de Octubre de 1934
Tras la victoria electoral de la derecha, los socialistas plantearon una revolución popular. El detonante fue la formación de un nuevo gobierno más reaccionario, ya que se incorporaban ministros de la CEDA. La UGT convocó una huelga general nacional. Sus objetivos eran la toma del poder por los socialistas, la supresión de la Guardia Civil, la nacionalización de la tierra y una reforma fiscal. La revolución fue un fracaso, solo tuvo más importancia en Madrid, Vizcaya, Barcelona y Asturias. En Barcelona se proclamó el Estado Catalán, que no duró ni un día porque el ejército suspendió el gobierno autonómico. Solo en Asturias triunfó la insurrección, donde socialistas, anarquistas y comunistas firmaron la Alianza Obrera. Los obreros proclamaron allí la Revolución Socialista de los Consejos Obreros, y unos 20.000 obreros controlaron las principales ciudades.
El gobierno reaccionó duramente. Las consecuencias fueron numerosas muertes, 30.000 encarcelados y numerosas condenas a muerte, además de una fuerte represión económica.
La Polarización Política y el Final del Bienio
La revolución provocó una radicalización de la derecha y la izquierda. Por parte de la derecha, Calvo Sotelo fundó Bloque Nacional, que defendía una monarquía tradicional y solicitaba el apoyo del ejército. Dentro del ejército se creó la Unión Militar Española, que se proponía acabar con la República. La izquierda creó el Frente Popular. A finales de 1935 hubo una profunda crisis política. Se disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones. Una de las razones de la crisis fue el hundimiento del Partido Radical de Lerroux debido a dos grandes escándalos: el estraperlo (una ruleta trucada que se introdujo en España, un juego fraudulento) y la acusación de corrupción económica. Gil Robles pidió a Alcalá Zamora que lo nombrara presidente, pero este se negó ante la sospecha de que proclamara una dictadura de derechas. Disolvió las Cortes y convocó elecciones.
El Triunfo del Frente Popular
El Frente Popular agrupaba a toda la izquierda. Su programa consistía en: amnistía para los presos de la revolución, reforma agraria, estatuto catalán y mejora de la educación. La derecha se presentó unida en varias circunscripciones. La campaña electoral fue muy violenta. La Iglesia recomendó votar en contra del Frente Popular. La participación electoral fue la más alta hasta la fecha (72%). El reparto de escaños benefició a la izquierda.
El primer gobierno que se formó estuvo compuesto por republicanos, pero sin socialistas. El Frente Popular declaró la amnistía, aunque los presos ya habían sido liberados al conocerse el triunfo del FP. Se restauró el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Se retomó la Reforma Agraria, se expropió y repartió más de medio millón de hectáreas. El Congreso destituyó a Alcalá Zamora y nombró a Azaña, quien pretendía que entrase al gobierno Indalecio Prieto (socialista), pero los socialistas se negaron. El PSOE, encabezado por Largo Caballero, se decantaba por la revolución.
De febrero a julio de 1936 hubo atentados, saqueos e incendios en sindicatos. La CNT despreciaba al gobierno por considerarlo burgués, y militantes de la CEDA pasaban a Falange. Un grupo de generales empezó a organizar un golpe de Estado. El gobierno se enteró y los alejó: a Franco lo envió a Canarias y a Goded a Baleares. El 8 de marzo de 1936, estos militares se reunieron para suspender la Constitución de 1931, disolver las Cortes y crear un Directorio militar republicano. Los monárquicos y la CEDA aspiraban a la monarquía de Alfonso XIII, y los carlistas defendían a Alfonso Carlos de Borbón. Unos y otros se preparaban para el conflicto: la Guerra Civil.