España ante la Gran Guerra: Neutralidad, Crisis Interna y el Conflicto de Marruecos (1914-1923)

El Impacto de los Acontecimientos Internacionales en España (Principios del Siglo XX)

La Primera Guerra Mundial y sus Repercusiones (1914-1918)

En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, y España se declara oficialmente neutral. Sin embargo, la opinión pública y las élites se dividieron entre los partidarios de Francia y Gran Bretaña (conocidos como «aliadófilos», principalmente intelectuales y sectores progresistas) y los simpatizantes de Alemania («germanófilos», que incluían al clero, la aristocracia y los terratenientes).

Las consecuencias económicas de la neutralidad fueron significativas. España se convirtió en un país suministrador para las naciones beligerantes, lo que provocó un aumento considerable de la demanda exterior y un auge de las exportaciones. Esto generó una bonanza comercial temporal con superávit en la balanza de pagos. La burguesía industrial, especialmente en el País Vasco, Cataluña y las zonas mineras, se enriqueció notablemente debido a la alta demanda en el sector secundario.

No obstante, este auge exportador tuvo contrapartidas negativas para la población general:

  • El mercado interior quedó desabastecido.
  • Se produjo una fuerte inflación y un aumento generalizado de los precios.
  • Surgieron tensiones sociales debido a la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
  • Se fortaleció el movimiento obrero (sindicatos como UGT y CNT) y los nacionalismos periféricos.

La Crisis de 1917: Militar, Política y Social

En 1917, las tensiones acumuladas, exacerbadas por las consecuencias socioeconómicas de la guerra, cristalizaron en una profunda crisis con tres vertientes:

Crisis Militar

Surgió por el malestar dentro del ejército debido a:

  • La inflación, que erosionaba los bajos salarios de los oficiales.
  • El exceso de oficiales (macrocefalia).
  • El sistema de ascensos, que favorecía a los militares africanistas en detrimento de los peninsulares.

Esto llevó a la formación de las Juntas de Defensa, asociaciones de militares con carácter sindical que exigían mejoras laborales, aumentos salariales, ascensos por estricta antigüedad y mayor respeto para el ejército. Ante la amenaza de insubordinación, el inestable gobierno de Dato acabó aceptando sus peticiones y regulando las juntas.

Crisis Política

Se manifestó por la creciente inestabilidad y descrédito del sistema de turnos de los partidos dinásticos (Conservador y Liberal), incapaces de ofrecer soluciones efectivas y carentes de líderes fuertes. La Lliga Regionalista de Cataluña, liderada por Cambó, propuso una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona para impulsar un cambio político profundo:

  • Romper con el caduco bipartidismo.
  • Convocar Cortes Constituyentes.
  • Establecer un nuevo régimen que contemplara la autonomía regional.

Sin embargo, la asamblea fracasó debido a las diferencias internas entre republicanos y socialistas, la falta de apoyo de las Cortes oficiales y el temor de la burguesía catalana (representada por la Lliga) a que el movimiento derivara en una revolución social.

Como consecuencias políticas, se evidenció la descomposición del sistema de la Restauración, se rompió definitivamente el turno pacífico de partidos y comenzaron a formarse gobiernos de concentración (con políticos de diversas facciones), aunque resultaron igualmente inestables. La Lliga Regionalista, tras el fracaso de la asamblea, ganó representación parlamentaria pero moderó su postura.

Crisis Social

La crisis social venía gestándose por la mala situación económica: alta inflación, aumento de precios de subsistencias y pérdida de poder adquisitivo de las clases trabajadoras, lo que impulsó el crecimiento exponencial de los sindicatos UGT (socialista) y CNT (anarcosindicalista).

En agosto de 1917 (no marzo de 1977), la UGT y la CNT convocaron una huelga general revolucionaria con demandas tanto económicas como políticas:

  • Económicas: Protesta por la incapacidad del Estado para controlar los precios y mejorar salarios y condiciones laborales.
  • Políticas: Exigencia de la formación de un gobierno provisional que convocara Cortes Constituyentes con sufragio universal, con la intención de proclamar la República (apoyada por el PSOE).

La huelga tuvo un seguimiento importante en las zonas industriales, pero fracasó debido a la falta de coordinación, la división interna del movimiento obrero y, sobre todo, la dura intervención del ejército, que reprimió la protesta.

Consecuencias Generales de la Crisis de 1917

  • Profundo debilitamiento del régimen de la Restauración, que entró en una fase de descomposición irreversible.
  • Ineficacia de los gobiernos de concentración para resolver la crisis del país.
  • Cambio de postura de la Lliga Regionalista, que se acercó a la monarquía por temor a la revolución social.
  • Fragmentación política creciente, generando gran inestabilidad gubernamental.
  • Miedo generalizado al desorden social y a la revolución.
  • Intensificación de la conflictividad social y la lucha de clases: aumento de la actividad sindical, fortalecimiento de las organizaciones obreras y multiplicación de huelgas, coincidiendo con el fin de la Primera Guerra Mundial y el eco de la Revolución Rusa.
  • La burguesía, temerosa, adoptó posturas más conservadoras y autoritarias.
  • El ejército y las fuerzas policiales incrementaron la represión (pistolerismo en Barcelona, Ley de Fugas), y el estamento militar se percibió como garante del orden, justificando futuras intervenciones autoritarias ante el miedo a la revolución.

El Problema de Marruecos y su Impacto

Tras la crisis de 1898 y la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico, Filipinas), España buscó compensar la pérdida de prestigio nacional participando en el reparto colonial de África, sancionado en la Conferencia de Algeciras (1906). En 1912, mediante el Tratado Franco-Español, España estableció formalmente un protectorado en la zona norte de Marruecos (el Rif) y un enclave en el sur (Ifni).

Los objetivos eran restaurar el prestigio del ejército y encontrar oportunidades económicas (explotación de minas de hierro en el Rif). Sin embargo, la ocupación efectiva del territorio fue muy complicada debido a la resistencia de las tribus bereberes (kabilas) locales.

La resistencia rifeña fue tenaz. En 1909, una derrota española en el Desastre del Barranco del Lobo llevó al gobierno de Maura a decretar un aumento del reclutamiento militar mediante el impopular sistema de quintas (sorteo de jóvenes para el servicio militar, del que los ricos podían librarse pagando). La movilización de reservistas, muchos de ellos casados y con hijos, para embarcar hacia Marruecos desde Barcelona desencadenó la Semana Trágica de Barcelona (julio de 1909), una violenta revuelta popular con fuerte componente anticlerical y antimilitarista.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), España redujo su actividad militar en Marruecos. Sin embargo, en 1919, tras finalizar el conflicto europeo, el gobierno reactivó la expansión y control efectivo de la zona asignada, lo que obligó a intensificar la presencia militar.

En 1921, se produjo el Desastre de Annual. Una ofensiva mal planificada y ejecutada por el general Silvestre, bajo el mando del Alto Comisario Berenguer, terminó en una catastrófica derrota y retirada desordenada de las tropas españolas ante las fuerzas rifeñas lideradas por Abd el-Krim. Miles de soldados españoles murieron.

Como consecuencia, se abrió una investigación parlamentaria que elaboró el Expediente Picasso, un informe que reveló graves negligencias, corrupción e incompetencia en el mando militar español en África. Se creó una comisión parlamentaria para depurar responsabilidades políticas, lo que generó una enorme tensión entre los partidos políticos (que buscaban castigar a los responsables, incluyendo posiblemente al rey Alfonso XIII) y el ejército, que se sentía cuestionado.

El Golpe de Estado de Primo de Rivera (1923)

En este clima de extrema inestabilidad política, crisis social, desprestigio del sistema parlamentario y tensión por las responsabilidades del Desastre de Annual (cuyo informe final iba a debatirse en las Cortes), el 13 de septiembre de 1923, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado.

Con el apoyo de importantes sectores del ejército y la connivencia del rey Alfonso XIII, Primo de Rivera redactó un manifiesto en el que justificaba el golpe por la necesidad de acabar con la vieja política, el desgobierno, la conflictividad social y el problema de Marruecos. Exigió al rey que lo nombrara jefe de gobierno. El gobierno constitucional de García Prieto, sin apoyos suficientes, no ofreció resistencia, y el rey aceptó la instauración de una dictadura militar, suspendiendo la Constitución de 1876 y disolviendo las Cortes.

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