Los años cincuenta. Apertura y reconocimiento exterior
Los principales apoyos para que España fuera reconocida en el exterior vinieron de Estados Unidos y del Vaticano.
Los acuerdos con Estados Unidos se firmaron en septiembre de 1953. Estados Unidos obtenía permiso para instalar bases militares en Rota, Zaragoza, Morón y Torrejón de Ardoz. A cambio, España recibió alimentos que le permitieron equilibrar el mercado interior e ir desmontando el mercado negro.
También en 1953, España firmó con el Vaticano un Concordato que venía a hacer oficial las buenas relaciones entre la Iglesia católica y el Estado franquista. El Concordato consagraba la confesionalidad de España, establecía un presupuesto para el culto y el clero y reconocía a la Iglesia amplios derechos en la enseñanza.
También en esta década comenzará a desarrollarse el turismo, un fenómeno de enorme trascendencia para el futuro. El turismo, que se convirtió en la primera “industria” española sirvió para equilibrar la balanza de pagos y permitir el llamado “milagro económico” español. Para solucionar la bancarrota del estado español, Franco nombro a los tecnócratas:
Eran modernos en lo económico aunque conservadores en lo político. Su objetivo era liberalizar la economía española y ofrecer oportunidades de inversión a los capitales extranjeros.
Se establecía un Plan de Estabilización, puesto en marcha en julio de 1959:
recorte del gasto público.
restricción del crédito.
congelación de salarios.
limitación de las horas extraordinarias.
devaluación de la peseta.
· eliminación de buena parte de la intervención estatal en la economía.
reforma fiscal y medidas contra el fraude, que hicieron aumentar los ingresos del Estado.
Consecuencia de ello fue la emigración, tanto a las zonas industriales como a otros países europeos
La España del desarrollo. Los años sesenta
Superados los problemas del Plan de Estabilización, España inició un periodo marcado por la ideología desarrollista.
Franco y Carrero Blanco comprendieron que tenían que ser los técnicos los que dirigieran la política económica. Se marcó, como gran objetivo, subir la renta nacional. En 1963, la renta per cápita era de 500 dólares; en 1971, era de más de 1000.
Entre 1962 y 1975, tres Planes de Desarrollo, llevaron a España a convertirse en la décima potencia industrial del mundo. El cerebro de estos planes fue Laureano López Rodó.
Desde 1962 estuvo al frente de la Comisaría del Plan de Desarrollo, organismo que diseñó toda la política económica. Establecieron siete polos de desarrollo en siete ciudades: Burgos, Huelva, Vigo, La Coruña, Valladolid, Zaragoza y Sevilla.
Aunque no se cumplieron todos los objetivos, España tuvo en los años sesenta una de las tasas de crecimiento más altas del mundo. Los mayores beneficiarios del “milagro” económico español, fueron la Banca y los grandes grupos industriales.
Otros aspectos a destacar son:
el pésimo reparto regional de la riqueza.
el éxodo rural
el urbanismo incontrolado y especulativo.
la emigración y los turistas favorecieron el cambio de hábitos y mentalidad entre los españoles
en diciembre de 1963, se aprobó la Ley de Bases de la Seguridad Social, que permitiría extender derechos como las pensiones de jubilación o la asistencia sanitaria.
Desde 1962, funcionaba el Tribunal de Orden Público, encargado de los delitos de reunión y pertenencia a organizaciones ilegales. En 1966, fue aprobada una nueva una Ley de Prensa. Se eliminó la censura previa, pero seguía estando prohibida toda crítica al régimen.
Los últimos años del franquismo
En 1969, Franco hizo que las Cortes nombrasen a Juan Carlos de Borbón su sucesor en la Jefatura del Estado, después de que este le prometiera mantener el régimen y no implantar una monarquía liberal.
Franco nombro un nuevo gobierno con mayoría de ministros del Opus Dei. Ni en sus últimos años estaba dispuesto a permitir que la lucha política, incluso dentro del régimen.
A partir de este gobierno, el régimen se debatía entre los que creían necesaria la evolución hacia formas más liberales y los inmovilistas, partidarios de mantener el recuerdo de la guerra civil y las formas más autoritarias del régimen. Tomó las riendas Luis Carrero Blanco.
Su actuación se volcó a defender las esencias del régimen reprimiendo con dureza todas las manifestaciones de la oposición.
Esta política represiva tuvo un momento estelar con motivo del Proceso 1001 contra diez miembros de Comisiones Obreras, acusados de asociación ilícita. Pero unos días antes de que comenzara el juicio, concretamente el 20 diciembre del 73, Carrero Blanco era asesinado en Madrid.
Tras la muerte de Carrero Blanco, el nuevo Presidente del Gobierno era Carlos Arias Navarro, que propuso una tímida apertura en un discurso pronunciado el 12 de febrero de 1974 (lo que se llamó el “espíritu del 12 de febrero”).
Pero un nuevo atentado de ETA, fortaleció las posturas de los partidarios de la línea dura
El 20 de noviembre de 1975, Franco moría en la Cínica de la Paz de Madrid. Una etapa larga y penosa de la Historia de España concluía.
3. La oposición al Régimen
En 1959, se fundó la ETA.
El origen estaba en la reivindicación de la identidad vasca, perdida por la política franquista y por la masiva llegada de trabajadores foráneos.
En 1962, un centenar de delegados se reunieron en Munich y elaboraron un documento en el que denunciaban el carácter antidemocrático del régimen.
El PCE, convertidos en los principales enemigos del régimen, los comunistas sufrían una brutal represión.
En los años sesenta, la conflictividad en cuatro sectores de la sociedad española:
El laboral, el estudiantil, el regional y el eclesiástico
Los conflictos en el mundo del trabajo aumentaban de año en año por razones fundamentales laborales.
El gobierno perdió poco a poco el control de la Universidad al irse incorporando por méritos más académicos que políticos.
Los movimientos nacionalistas también se reavivaron.
La Iglesia española también evolucionó desde los años sesenta, sobre todo después del Concilio Vaticano II.
En el 74, se reconoció, la enfermedad de Franco. Y ello hizo que la oposición redoblara sus esfuerzos. Pero en estos momentos decisivos, la oposición no mostró la unidad que quizás hubiera sido necesaria:
En julio de 1974, se constituyó la Junta Democrática, compuesta por un amplio abanico de fuerzas que iban desde algunos monárquicos hasta el Partido Comunista.
En junio de 1975, nació la Plataforma de Convergencia Democrática