España en el siglo XIX: De la Guerra de Independencia a la Revolución Industrial

La Guerra de Independencia Española (1808-1814)

Orígenes del Conflicto

Carlos IV, rey de España, se opuso a la Revolución Francesa. Esto llevó a España a entrar en guerra con Francia, pero fue derrotada, lo que la convirtió en aliada de Francia. El Tratado de Fontainebleau, firmado por ambos países, acordó la invasión de Portugal. Las tropas francesas, al atravesar España para llegar a Portugal, invadieron ciudades españolas, generando malestar en la población.

El Motín de Aranjuez y la Ascensión de Fernando VII

Fernando, hijo de Carlos IV, instigó el Motín de Aranjuez, lo que llevó a la abdicación de su padre y a la ascensión de Fernando VII al trono. Sin embargo, Napoleón Bonaparte aprovechó los problemas de la familia real española, secuestrando a Fernando VII y colocando a su hermano José Bonaparte como rey de España.

El Levantamiento del 2 de Mayo y el Inicio de la Guerra

El 2 de mayo de 1808, se produjo una sublevación popular en Madrid, marcando el inicio de la Guerra de Independencia Española. Esta guerra fue una lucha por la liberación contra los franceses y una guerra civil entre los afrancesados (quienes apoyaban a José Bonaparte) y los fernandinos (quienes apoyaban a Fernando VII).

El Final de la Guerra y la Restauración de Fernando VII

Tras importantes asedios y la retirada de algunas tropas francesas para luchar contra Rusia, los españoles, con la ayuda de los ingleses, lograron poner fin a la guerra con el Tratado de Valencia. Fernando VII regresó al trono español.

La Restauración Absolutista y el Trienio Liberal (1814-1823)

El Reinado de Fernando VII y la Derogación de la Constitución

Fernando VII, al regresar a España, apoyado por los serviles, derogó la Constitución y las reformas liberales. Se restauraron los privilegios del clero y la nobleza, volviendo al Antiguo Régimen. Durante los seis años de su reinado, los liberales fueron perseguidos.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Un pronunciamiento liberal dirigido por el coronel Rafael del Riego logró proclamar la Constitución de 1812. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución, liberar a los liberales y convocar elecciones para reunir las Cortes. Se restauraron las reformas liberales y se creó la Milicia Nacional. Sin embargo, las intentonas golpistas de los absolutistas, el rey y varios países europeos, llevaron a la intervención de la Santa Alianza, que envió tropas a España (los Cien Mil Hijos de San Luis) para restaurar el absolutismo.

El Fin del Trienio Liberal y el Regreso del Absolutismo

La intervención de la Santa Alianza puso fin al Trienio Liberal y Fernando VII volvió a ser rey absoluto.

La Guerra Carlista (1833-1839)

La Crisis Dinástica y el Inicio de la Guerra

Tras la muerte de Fernando VII, su hija Isabel II, aún menor de edad, heredó el trono. Sin embargo, muchos absolutistas, liderados por Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, no aceptaron la sucesión de Isabel II, argumentando que la ley sálica (que impedía a las mujeres reinar) seguía vigente. Esta disputa dinástica desencadenó la Primera Guerra Carlista.

El Desarrollo de la Guerra y el Abrazo de Vergara

La Guerra Carlista duró siete años, enfrentando a los liberales que apoyaban a Isabel II y a los carlistas que defendían el absolutismo. La guerra terminó con el Abrazo de Vergara, un acuerdo entre el general carlista Maroto y el general isabelino Espartero, que puso fin a la guerra.

El Reinado de Isabel II (1833-1868)

La Restauración del Régimen Liberal

Tras la Guerra Carlista, se consolidó el régimen liberal en España. Se promulgó la Constitución de 1837, que establecía un sistema de monarquía constitucional. Se desarrollaron importantes reformas sociales, como la abolición del mayorazgo y la desamortización de las tierras.

El Turno Pacífico y la Corrupción Electoral

El sistema político se basó en el turno pacífico, donde dos partidos se alternaban en el poder: los conservadores, liderados por Antonio Cánovas del Castillo, y los liberales, liderados por Práxedes Mateo Sagasta. Sin embargo, este sistema se caracterizó por la corrupción electoral, con el rey decidiendo qué partido formaría gobierno y manipulando las elecciones para que ganara el partido elegido.

El Caciquismo y el Pucherazo

El caciquismo, en el campo, consistía en que los caciques (individuos poderosos) obligaban a la población a votar por su partido. En las ciudades, se manipulaban los votos mediante el pucherazo, si los resultados no eran los adecuados.

La Oposición al Sistema

El sistema político de la Restauración tuvo que lidiar con la oposición de diversos grupos:

  • Anarquistas: Principalmente en Cataluña y Andalucía, fueron perseguidos por sus atentados. Crearon la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
  • Socialistas: Liderados por Pablo Iglesias, fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT).
  • Nacionalistas: Se oponían a un estado centralizado y se encontraban en Cataluña, País Vasco y Galicia.

El Desarrollo Económico en el Siglo XIX

La Débil Revolución Industrial

Las transformaciones económicas en España durante el siglo XIX fueron poco intensas debido a la escasez de materias primas, la falta de capital y las malas comunicaciones. Las industrias modernas más destacadas fueron la textil catalana y la siderurgia. Se fundaron las primeras instituciones financieras, siendo el ferrocarril la más importante. Sin embargo, el ancho de las vías ferroviarias españolas era diferente al del resto de Europa, dificultando los intercambios. También se desarrollaron nuevos sectores en electricidad, petróleo y química. La industria española tenía dos problemas: era poco competitiva y los sectores modernos se concentraban en pocas zonas.

La Liberación de la Tierra

La agricultura era el sector económico principal. La principal transformación fue la liberación de las tierras, realizada de dos maneras:

  • Abolición de los mayorazgos: Se eliminó la ley que impedía la venta de las tierras heredadas.
  • Desamortización de las tierras: Se pusieron a la venta las tierras pertenecientes a la Iglesia y a los ayuntamientos, hospitales y escuelas. Hubo dos grandes desamortizaciones: la de Mendizábal y la de Madoz.

La desamortización permitió modernizar los métodos de cultivo. Sin embargo, muchas tierras seguían perteneciendo a grandes propietarios que usaban métodos antiguos y empleaban a jornaleros muy pobres. La desamortización también provocó el empobrecimiento de muchos campesinos.

En resumen, el siglo XIX en España fue un periodo de grandes cambios y transformaciones, desde la Guerra de Independencia hasta la Revolución Industrial. La sociedad española experimentó una profunda transformación política, social y económica, que sentó las bases para el desarrollo del país en el siglo XX.

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