El Reinado de Alfonso XIII y la Crisis de la Monarquía
Durante el reinado de Alfonso XIII, España experimentó profundas transformaciones políticas y sociales. A pesar de los esfuerzos de modernización, el monarca mantuvo un control político firme y favoreció al ejército en momentos de conflicto.
Intentos de Reforma y Conflictos Sociales
La primera etapa del reinado estuvo marcada por el regeneracionismo y el revisionismo político, con figuras como Antonio Maura y José Canalejas liderando intentos de reforma. Sin embargo, las condiciones laborales seguían siendo duras y las reformas no lograron resolver muchos de los problemas sociales.
La expansión colonial en Marruecos fue una prioridad para España, pero también generó conflictos, como la Semana Trágica de Barcelona en 1909, que estalló como respuesta al reclutamiento forzoso de tropas para la guerra en Marruecos.
Oposición al Régimen y Crisis Política
La oposición al régimen monárquico se consolidó con la aparición de partidos republicanos, socialistas y nacionalistas, que buscaban reformas políticas y sociales. La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial exacerbó tensiones internas y fortaleció movimientos políticos como el comunismo y el nacionalismo.
La crisis de 1917, marcada por protestas, rebeliones militares y huelgas generales, reflejó el profundo descontento social y la incapacidad del sistema político para abordar las demandas de la sociedad.
Finalmente, la quiebra del sistema político establecido se hizo evidente con eventos como la derrota en Annual en 1921, lo que llevó al colapso del régimen monárquico y al establecimiento de la Segunda República en 1931.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El Golpe de Estado de 1923
En 1923, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, lideró un golpe de Estado que resultó en su ascenso al poder como dictador militar único. Este evento fue una respuesta autoritaria a una serie de problemas internos y externos, como el fracaso en Marruecos, divisiones en el ejército, crisis política y el auge del catalanismo.
Los éxitos iniciales (1923-1925)
A pesar de carecer de ideología y carisma, Primo de Rivera logró mantenerse en el poder inicialmente debido a sus éxitos, como la supresión de libertades públicas, la prohibición de partidos políticos y la creación de un partido único, la Unión Patriótica. También logró finalizar la Guerra de Marruecos, obteniendo victorias que aumentaron su prestigio y el de la elite militar.
Del Directorio Civil a la caída de la Dictadura (1925-1930)
En 1925, el gobierno dictatorial se transformó de militar a civil. Durante estos años, la dictadura se mantuvo gracias a la bonanza económica y a la realización de obras públicas. Sin embargo, enfrentó oposición interna, incluyendo pronunciamientos militares y protestas estudiantiles, así como críticas de intelectuales. La consulta a los capitanes generales mostró la soledad política del dictador, quien finalmente dimitió en 1930.
La Segunda República Española (1931-1939)
Proclamación y Desafíos Iniciales
La proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931 fue recibida con entusiasmo por muchos ciudadanos que esperaban un cambio político. Sin embargo, desde el principio, la República enfrentó desafíos significativos:
- Tensiones regionales, como la proclamación del Estat Catalá en Cataluña.
- Resistencia de la Iglesia católica.
- Polarización política y oposición de grupos conservadores y de derecha.
El Primer Bienio y las Reformas
Durante el Primer Bienio de la República, se implementaron importantes reformas, como la reforma agraria, eclesiástica, militar, educativa y cultural, aunque con resultados mixtos.
El Bienio Radical-cedista y la Polarización Política
Tras sucesos como Casas Viejas, Azaña dimitió y se convocaron nuevas elecciones. La CEDA, junto al Partido Radical, obtuvo la mayoría, y Lerroux asumió la presidencia del Gobierno. Sin embargo, Lerroux detuvo reformas progresistas y devolvió privilegios a la Iglesia y al ejército.
La polarización política creció, y en octubre de 1934, la entrada de miembros de la CEDA en el gobierno desencadenó una huelga general y una revolución en Asturias, sofocada violentamente por el ejército.
El Frente Popular y la Primavera de 1936
La izquierda se unió en el Frente Popular, que ganó las elecciones de febrero de 1936. El nuevo Gobierno restableció reformas progresistas, pero la primavera de 1936 estuvo marcada por la creciente polarización y los enfrentamientos entre derecha e izquierda, que culminarían en la Guerra Civil Española.