España en la Segunda República: Del Bienio Conservador al Estallido Cultural

El Bienio Conservador (1933-1936): El Bienio Radical-Cedista

El gobierno de Azaña cayó en septiembre de 1933 como consecuencia de desavenencias políticas entre partidos que no le apoyaron tras los incidentes de Casas Viejas. En los años anteriores, la derecha se reorganizó; en sus filas se distinguían dos grupos: opuestos a la República y republicanos conservadores. En las elecciones ganaron las candidaturas de centro y derechas, y Alcalá Zamora encargó formar gobierno a Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical. El PSOE y UGT prepararon insurrecciones armadas que debían ir acompañadas de una huelga general, pero solo triunfó durante dos semanas en Asturias. La Revolución de Asturias (1934) fue duramente reprimida por el ejército de África comandado por el general Franco.

Las Elecciones del 36 y el Frente Popular (Febrero-Julio 1936)

A raíz de la profunda crisis de octubre del 34, los gobiernos de centro derecha quedaron erosionados desde el punto de vista político. En septiembre de 1935, el gobierno de Lerroux se vio obligado a dimitir como consecuencia del escándalo del estraperlo. Se convocaron elecciones para el 16 de febrero del 36. En virtud de la ley Electoral, el Frente Popular obtuvo mayoría en el Congreso. A principios de marzo del 36 ya se produjeron los primeros contactos entre generales para preparar un alzamiento militar contra la república, que tenía que llevarse a cabo en julio. Se radicalizó la división social e ideológica del país y el 18 de febrero del 36, tras las elecciones, el Presidente encargó formar gobierno de nuevo a Azaña, quien empezó a aplicar de inmediato el programa del Frente Popular. El 7 de abril, Alcalá Zamora cesa como Presidente de la República y en su puesto es elegido el 10 de mayo Manuel Azaña. La presidencia de gobierno la asumió Santiago Casares Quiroga, que tampoco pudo evitar el deterioro del país. Atentados políticos protagonizados tanto por falangistas y monárquicos como por comunistas y anarquistas. El más significativo de éstos costó la vida a José Calvo Sotelo el 13 de julio, diputado y dirigente del partido monárquico Renovación Española. A pesar de esta situación, la guerra no era inevitable. En España, la voluntad golpista de un sector del Ejército será decisiva.

La Cultura Española desde los Inicios de la Edad de Plata hasta 1936

La ‘Edad de Plata‘: El primer tercio del siglo XX es un momento clave en la historia de la cultura española al que se suele denominar Edad de Plata. Se produjo una auténtica eclosión cultural que fue en gran medida heredera de la Institución Libre de Enseñanza. Pero se trataba de una cultura de élites en un país que en 1930 tenía todavía más del 30 % de analfabetos.

La Generación del 98

La formaron un grupo de intelectuales y escritores que se mantuvieron activos durante todo este período. Estaban influidos por el regeneracionismo, en particular por las ideas de Joaquín Costa, y por ello denunciaban en sus obras el alejamiento entre la política oficial y la vida real del país e intentaron definir las señas de identidad de España. Los principales integrantes de la Generación del 98 fueron Miguel de Unamuno, José Martínez Ruiz “Azorín”, Pío Baroja, Antonio Machado y Ramón del Valle-Inclán. También estuvo relacionado ideológicamente con la Generación del 98 Santiago Ramón y Cajal, que recibió el Premio Nobel de medicina.

La Generación de 1914

Los hombres de la Generación de 1914 pretendían, por el contrario, la apertura de la cultura española a las corrientes culturales europeas. La Generación de 1914 estuvo encabezada por José Ortega y Gasset, fundador de la Revista de Occidente y pensador de gran prestigio entre los intelectuales. Otros representantes fueron Gregorio Marañón, Ramón Gómez de la Serna y Eugenio D’Ors.

La Cultura Respalda a la República

La llegada de la República vino acompañada de un fervoroso apoyo de los intelectuales y el lema de cultura para todos se convirtió en un objetivo colectivo. Ortega y Gasset fue también muy crítico a partir de la aprobación de la Constitución. Por el contrario, y con diversos matices, hombres como Valle-Inclán o Antonio Machado apoyaron la acción de las izquierdas. Durante la Segunda República pasó a primer plano la Generación del 27 cuyos componentes, Federico García Lorca, Rafael Alberti, etc., se sintieron plenamente identificados con el espíritu de la República.

Política Cultural de la República

El Gobierno Provisional y el Bienio Reformista diseñaron un ambicioso programa educativo de cuya aplicación se encargaron Marcelino Domingo, ministro de Instrucción Pública, y Fernando de los Ríos. Incluía un plan de creación de escuelas y de plazas para maestros. En cumplimiento de los artículos de la Constitución, eliminaron la Religión como asignatura obligatoria. Hubo otras experiencias culturales impulsadas desde el gobierno como los grupos de teatro ambulante que actuaban en los pueblos. También contribuyó a la mejora cultural el movimiento obrero a través de los Ateneos libertarios y las Casas del Pueblo donde se combinaban la actitud militante con la cultura popular.

Las Artes Plásticas

En la arquitectura de comienzos del s. XX continuó el apogeo del modernismo, centrado en Barcelona. Domènech i Montaner construye el Palau de la Música Catalana, y con las últimas obras de Antonio Gaudí. La escultura se incorporó a las vanguardias europeas. Los mejores pintores también se integraron en las vanguardias que abrieron nuevos caminos para el arte con la creación del cubismo. También iniciaron su actividad por estos años pintores como Juan Gris, Joan Miró y Salvador Dalí.

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