Figuras Clave del Periodo
Carlos IV
Carlos IV accedió al trono a los 40 años. Muchos contemporáneos lo describían como indolente, “increíblemente beato” y poco interesado en los problemas de gobierno, confirmando los temores que ya había expresado su padre, Carlos III, quien desconfiaba del heredero. Siguiendo el consejo paterno, Carlos IV mantuvo a Floridablanca como primer secretario de Despacho. Su reinado coincidió con la Revolución Francesa y la profunda crisis del Antiguo Régimen en España, lo que marcó una época trágica tanto para el país como para el propio monarca y su familia. Murió en el exilio en Roma en 1819, aborrecido por su hijo Fernando VII.
Fernando VII
Fernando VII fue una figura controvertida: muy idolatrado, temido y odiado en diferentes etapas de su vida y por distintas clases sociales. Tras su regreso a España en mayo de 1814, después de la Guerra de la Independencia, buscó asesoramiento y apoyo en los sectores más conservadores del país. El 5 de mayo entró en Madrid y, el día 10, mediante un decreto, ordenó la abolición de toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, incluida la Constitución de 1812. Contó con el apoyo militar de los generales Elío y Eguía para disolver el Consejo de Regencia y perseguir a los líderes liberales. A partir de entonces, gobernó rodeado de una camarilla de amigos, confidentes y compañeros de correrías (como el Duque de Alagón o Francisco Tadeo Calomarde). Esta forma de gobierno fue denunciada incluso por declarados absolutistas, como el antiguo preceptor del rey, Juan Escóiquiz.
Manuel Godoy
Manuel Godoy (1767-1851) fue el hombre de confianza de los reyes Carlos IV y María Luisa de Parma. Protagonizó una carrera política fulgurante, llegando a ejercer un poder casi absoluto en la política española entre 1792 y 1808. Su política exterior fluctuó: pasó del enfrentamiento con Francia (Guerra de la Convención, 1793-1795) a una alianza subordinada a Napoleón, plasmada en tratados como el de Fontainebleau (1807), que preveía una compensación territorial para el propio Godoy (el Principado de los Algarves). Se enfrentó personal y políticamente al príncipe heredero Fernando, lo que culminó con su caída y la de los reyes en el Motín de Aranjuez (marzo de 1808), instigado por la facción fernandina.
José I Bonaparte
José I Bonaparte (1768-1844), hermano mayor de Napoleón, ocupó el trono de Nápoles (1806) antes de ser designado rey de España por el emperador en una asamblea de notables españoles convocada en Bayona. José I entró en España a principios de julio de 1808, pero la inesperada derrota francesa en la Batalla de Bailén le obligó a abandonar Madrid poco después. Su reinado efectivo no comenzó hasta 1809, impulsando medidas reformistas como la reorganización de la Administración y la desamortización de bienes monásticos, apoyado en un gobierno de ilustrados españoles (conocidos como afrancesados, como Urquijo o Cabarrús). Tras la victoria francesa en Ocaña (noviembre de 1809), afianzó temporalmente su posición e intentó oponerse (sin éxito) a las pretensiones imperiales de anexionar los territorios españoles situados al norte del Ebro.
En 1808, se había presentado en Bayona el llamado Estatuto de Bayona, una carta otorgada que pretendía dotar de un marco legal al nuevo reinado. No reconocía la soberanía nacional, limitaba moderadamente el poder del rey con unas Cortes estructuradas en tres cámaras escasamente representativas y establecía un poder judicial teóricamente independiente del ejecutivo. Sin embargo, este estatuto apenas entró en vigor debido al contexto bélico. En 1812, José I preparó la convocatoria de unas Cortes Generales previstas en dicho estatuto. La victoria de Wellington en la Batalla de los Arapiles (julio de 1812) le obligó a evacuar Madrid nuevamente en agosto. Abandonó definitivamente España en junio de 1813, tras la derrota francesa en Vitoria.
José María Torrijos
El general José María Torrijos y Uriarte (1791-1831) fue un destacado militar liberal español de gran prestigio internacional. Participó activamente en la Guerra de la Independencia desde sus inicios, colaborando con los oficiales Daoiz y Velarde en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 con tan solo 17 años, aunque ya ostentaba el grado de capitán. Durante el Trienio Liberal (1820-1823), tras el pronunciamiento de Riego, fue jefe de Estado Mayor y ministro de la Guerra en 1823. Tras la restauración del absolutismo, se exilió, pero intentó un pronunciamiento liberal desembarcando en Málaga. Fue capturado y fusilado el 11 de diciembre de 1831 junto a 48 de sus compañeros en las playas de San Andrés (Málaga). Su ejecución se produjo durante uno de los periodos más represivos del absolutismo español: la fase final del reinado de Fernando VII, conocida como la Década Ominosa (1823-1833).
Eventos y Documentos Fundamentales
Las Cortes de Cádiz y su Obra
Convocatoria y Composición
La Guerra de la Independencia (1808-1814) tuvo profundas consecuencias políticas. La ausencia de la familia real, retenida en Francia, dejó un vacío de poder en las zonas sublevadas contra la ocupación francesa. Para organizar la lucha y el gobierno, se crearon Juntas Provinciales y Regionales, que posteriormente delegaron su autoridad en una Junta Central Suprema. En 1810, la Junta Central convocó la reunión de Cortes Generales y Extraordinarias. Estas se reunieron en Cádiz, ya que era prácticamente la única ciudad importante de la península que resistía el asedio francés gracias al apoyo de la flota británica. Debido a las dificultades impuestas por la guerra, muchos diputados electos no pudieron llegar a Cádiz y fueron sustituidos por suplentes residentes en la ciudad o llegados de América. En las Cortes se distinguieron principalmente tres grupos ideológicos:
- Liberales: Eran mayoritarios y defendían la introducción de profundas reformas políticas basadas en los principios de la soberanía nacional, la división de poderes y los derechos individuales.
- Absolutistas: Eran una minoría significativa, también llamados «serviles» por sus adversarios. Eran partidarios de mantener la monarquía absoluta y la estructura social del Antiguo Régimen.
- Americanos: Representaban los intereses de los territorios españoles en América, preocupados por la igualdad de representación y los problemas específicos de las colonias.
La Constitución de 1812
La primera constitución escrita de la historia de España, conocida popularmente como «La Pepa», se aprobó el 19 de marzo de 1812. Reflejaba los principios fundamentales del liberalismo político:
- Reconocía la soberanía nacional, que residía en la Nación española, incluyendo a los españoles de ambos hemisferios.
- Establecía una monarquía moderada hereditaria.
- Consagraba la división de poderes:
- El poder legislativo residía en las Cortes junto con el rey. Las Cortes eran unicamerales y sus diputados se elegían mediante un complejo sistema de sufragio universal masculino indirecto. Sin embargo, para ser candidato a diputado se requería disponer de un determinado nivel de rentas (elegibilidad censitaria). El rey tenía poder de veto suspensivo temporal sobre las leyes.
- El poder ejecutivo pertenecía exclusivamente al rey, quien nombraba a sus ministros (secretarios de Despacho), dirigía las relaciones internacionales y declaraba la guerra o firmaba la paz (previa autorización de las Cortes).
- El poder judicial quedaba en manos de tribunales de justicia independientes.
- Declaraba la religión católica como la única y oficial de la Nación española, prohibiendo el ejercicio de cualquier otra (confesionalidad católica excluyente).
- Reconocía diversos derechos individuales, como la igualdad ante la ley (aunque con fueros especiales para clero y militares), la libertad de imprenta (para textos no religiosos), el derecho a la propiedad, la inviolabilidad del domicilio y garantías procesales.
El difícil contexto de la guerra impidió la plena aplicación de esta Constitución, pero se convirtió en un referente fundamental para el liberalismo español y de otros países (como Portugal, Piamonte o Hispanoamérica) durante todo el siglo XIX.
Otras Reformas
La obra legislativa de las Cortes de Cádiz sentó las bases de la España contemporánea. Además de elaborar la Constitución, aprobaron numerosas reformas que pusieron fin jurídicamente al Antiguo Régimen, entre ellas:
- La libertad de imprenta (con limitaciones).
- La abolición de la tortura.
- La supresión de la Inquisición (aunque sería restaurada por Fernando VII).
- La abolición de los señoríos jurisdiccionales, aunque no de los territoriales, lo que generó conflictos posteriores.
- La supresión de los gremios, estableciendo la libertad de industria y comercio.
- Declararon la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la Hacienda pública.
El Manifiesto de los Persas
El Manifiesto de los Persas es un documento suscrito el 12 de abril de 1814 en Madrid por 69 diputados absolutistas de las Cortes ordinarias (elegidas en 1813), encabezados por Bernardo Mozo de Rosales. Se trata de un texto de carácter privado dirigido a Fernando VII, que acababa de regresar a España tras la Guerra de la Independencia y el Tratado de Valençay (diciembre de 1813), por el cual Napoleón le devolvía la corona española. El manifiesto criticaba duramente la obra de las Cortes de Cádiz y solicitaba al rey la restauración de la monarquía absoluta y las instituciones del Antiguo Régimen, proporcionando una justificación doctrinal para el golpe de Estado que Fernando VII daría poco después.
La Noche de San Daniel
La Noche de San Daniel o Noche del Matadero hace referencia a los sucesos ocurridos en Madrid la noche del 10 de abril de 1865. Durante esa noche, la Guardia Civil y unidades de infantería y caballería del ejército español reprimieron de forma sangrienta una manifestación de estudiantes de la Universidad Central de Madrid. Los estudiantes realizaban una serenata en apoyo a su rector, Juan Manuel Montalbán, quien había sido destituido por el gobierno del general Narváez por negarse a expulsar al catedrático Emilio Castelar, expedientado por un artículo crítico contra la reina Isabel II. Este evento exacerbó la oposición al régimen isabelino.