Sexenio Revolucionario / Amadeo
Los revolucionarios, encabezados por los generales Francisco Serrano y Juan Prim, convocaron elecciones para una Constitución que sustituyera a la de 1845. La nueva Carta Magna, promulgada en 1869, establecía el sufragio universal, limitando a la población masculina y garantizaba las libertades de expresión, prensa y reunión… El estado se comprometía al mantenimiento de la Iglesia católica, pero permitía la libertad de culto, pero la monarquía seguía manteniéndose como forma de Estado. Se buscaron candidatos, finalmente el general Prim, jefe del gobierno, ofreció el trono al príncipe Amadeo de Saboya. Reinó poco más de dos años, y asumió el papel de monarca constitucional que reina pero no gobierna. La mayoría de los partidos disputaban el poder en el congreso, impidiendo la estabilidad de cualquier gobierno. Los carlistas iniciaron insurrecciones en zonas de Cataluña, Valencia, Navarra y el País Vasco con numerosas revueltas por sectores populares. En Cuba entre 1868 y 1870 se sucedieron levantamientos contra el gobierno, por propietarios de las plantaciones de caña que no aceptaban los decretos de abolición de la esclavitud. Amadeo I abdicó y volvió a Italia.
Primera República
Los sectores republicanos, que habían surgido, convencieron a los diputados que la alternativa era la república. En 1873, la primera república entró en vigor, con el primer presidente Estanislao Figueras. Tuvo varios problemas ya que era un gran cambio, la república tenía en contra a grupos claramente hostiles, como políticos conservadores. El corto periodo de la república estuvo lleno de dificultades. Las juntas revolucionarias quisieron poner fin, por la vía insurreccional, a los ayuntamientos gobernados por políticos que eran declaradamente monárquicos. En Cataluña y Galicia se intentó crear un Estado dentro de la república Federal Española. Con Pi i Margall llegaron a redactar un proyecto de Constitución federal, que organizaba España en 17 estados. Pero la radicalización de los intransigentes federales llevó a la proclamación de cantones. A esto se le añade la Tercera Guerra Carlista y la guerra de Cuba, se sucedió el puesto varias veces. Las continuas luchas entre los partidos y la falta de apoyo al gobierno provocaron una constante inestabilidad, por lo que no consiguieron nada. Un último pronunciamiento puso fin a esta situación. Manuel Pavia, entró con tropas en el congreso y entregó el poder a Francisco Serrano que se autoproclamó presidente vitalicio de la república y gobernó dictatorialmente durante 12 meses, hasta una restauración monárquica con el golpe de estado de Arsenio Martínez Campos.
Final Guerra Carlista
La primera acción política importante del nuevo rey fue desplazarse al norte de la Península para dirigir la guerra contra los carlistas Tercera Guerra Carlista (1872-1876, en Cataluña, País Vasco y Navarra. Alfonso XII se dirigía hasta la zona del conflicto, ofreció una amplia amnistía por olvidar el pasado. Ramón Cabrera la aceptó. El conflicto no se resolvió hasta marzo de 1876 Carlista, vencido definitivamente en el frente del norte, pasó con sus tropas a Francia. Canovas aprovechó el fin de la guerra para derogar, aspectos esenciales de los fueros vasconavarros, aumentó la intervención del Estado y su intervención. Se estableció el servicio militar obligatorio y la contribución a los gastos de la hacienda estatal. Canovas del Castillo impulsó un régimen bipartidista inspirado en el modelo inglés. Su intención era crear dos grandes partidos políticos que pudieran aglutinar diferentes criterios, siempre y cuando se ajustaran a la legalidad que él mismo había diseñado. Esto significa dejar fuera del sistema a las organizaciones políticas que no aceptaran la monarquía restaurada y la dinastía borbónica. Canovas lideró el partido liberal Conservador, formado por personas procedentes del antiguo Partido Moderado, de la Unión Liberal y de un sector del partido Progresista. Obtuvo pronto la adhesión del episcopado y de buena parte del catolicismo no radical. Sagasta lideró el Partido Liberal con demócratas radicales y del republicanismo moderado. Este recibió la influencia y apoyo de comerciantes liberales, banqueros… El bipartidismo se consolidó tras la muerte del rey Alfonso XII, sin sucesión masculina y estando la reina embarazada. Los dos grandes partidos acordaron el turno político para garantizar la estabilidad del régimen. Canovas demostró su habilidad política presentando la dimisión y sugiriendo a la reina regente que encargara la formación de un nuevo gobierno a su rival, Sagasta.
Constitución 1876
A pesar de que los conservadores tenían la mayoría absoluta en el Parlamento, cedieron propuestas de la oposición. El resultado fue que, a parte de Canovas los principales temas ideológicos en los que opinan los dos partidos fueron objeto de negociación mediante una redacción flexible. Se centraron las divergencias en el concepto de soberanía y sistema electoral. Algunas de estas divergencias se solucionaron medianet una redacción esquemática de los artículos que dejaba su concreción para leyes posteriores. De esta forma, cada gobierno podría adoptar la formulación que mejor ase adecuara a su ideología.