España Siglo XX: Del Desastre del 98 a la Segunda República

España en el Siglo XX: Del Desastre del 98 a la Segunda República

La Liquidación del Imperio Colonial: Cuba

El antecedente más cercano, la Paz de Zanjón, fue una victoria del general Martínez Campos. Surgieron dos partidos: el Partido Liberal Cubano, que abogaba por la autonomía para la isla, y otro compuesto por los grandes terratenientes españoles, contrarios a reformas que pusieran en peligro sus privilegios. José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, de tendencia independentista y liberal, que contaba con el apoyo de Estados Unidos. Las Cortes españolas, con el fin de frenar el independentismo, aprobaron un estatuto de autonomía para Cuba. Entonces estalló una insurrección separatista y Martí, el líder, murió.

Fue una guerra dura y cruel. El general Martínez Campos intentó negociar con los independentistas, pero no tuvo éxito. Los insurrectos crearon guerrillas, una táctica que involucraba a la población civil. Otro general español, Valeriano Weyler, instauró medidas represivas drásticas. Varios hechos precipitaron el final de la guerra. En primer lugar, la llegada del verano de 1897, donde una estación de lluvias se convirtió en el enemigo del ejército español, causando 50,000 muertos por heridas y enfermedades tropicales. En segundo lugar, en Estados Unidos fue elegido como presidente el republicano McKinley, partidario de la anexión de Cuba. Y por último, la muerte en atentado de Cánovas del Castillo en España.

El punto de inflexión fue la entrada de Estados Unidos por el Maine en el 98. En la guerra hispano-norteamericana en Filipinas, el líder era José Rizal, de la Liga Filipina, que promovió una insurrección armada, aunque existía un control español. La entrada de Estados Unidos en la guerra provocó las batallas de Cavite y Manila. En Cuba, tuvo lugar la batalla de Santiago de Cuba, donde el ejército español fue aniquilado, estando dirigido por el almirante Cervera.

El tratado de paz entre Estados Unidos y España se firmó en París. España renunció a la soberanía de Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam. En España, se produjo el Desastre del 98 y una ola de pesimismo invadió a la población, dando origen a la Generación del 98.

Reinado de Alfonso XIII: Intentos de Modernización, Regeneracionismo y Crisis Socioeconómica

Regeneracionismo

Durante la regencia de María Cristina, se produjo la derrota militar que infligió Estados Unidos a España en 1898. El regeneracionismo fue un sentimiento de renovación y modernización tras el Desastre del 98. La Restauración se basaba en el control social, económico y político de la población a través del caciquismo. Esa práctica desvirtuaba la esencia del régimen liberal y democrático, y fue denunciada por intelectuales como Miguel de Unamuno o Antonio Machado. En política, destacaron el Partido Conservador de Antonio Maura, el Liberal de José Canalejas y la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Características generales: se mantuvo el bipartidismo, la oposición creció y continuó el caciquismo y la pasividad del electorado.

En el Partido Conservador, al asesinato de Cánovas le sucedió Silvela, regeneracionista. Tras él, Antonio Maura, otro regeneracionista, intentó acabar con el caciquismo, descentralizar el poder y fomentar la economía. Su mentalidad se resume en la frase: «O hacemos la revolución desde arriba, o nos la hacen desde abajo». El declive de este político vino por causa de la Semana Trágica de Barcelona, el escaso apoyo y las críticas por sus métodos de represión para controlar la revolución.

El Partido Liberal también tuvo que renovarse. Tras la muerte de Sagasta, surgieron Montero Ríos, Segismundo Moret y José Canalejas, este último regeneracionista. Canalejas defendía medidas como la separación de Iglesia y Estado (Ley del Candado), el fomento de la educación, el servicio militar obligatorio y la creación de la Mancomunitat de Cataluña, con Prat de la Riba como presidente. Tras su muerte en un atentado terrorista, le sucedió el Conde de Romanones al frente del partido liberal.

Crisis Socioeconómica

Uno de los problemas más preocupantes de España fue el que la prensa bautizó como el «Avispero de Marruecos». Existían corrientes anticolonialistas (partidos republicanos y obreros) y africanistas (ejército, partidos del sistema y el rey). Los precedentes fueron la Conferencia de Algeciras, los intereses y el reparto entre Francia (norte) y España (el Rif Español), y la presión de Inglaterra y Alemania. Los objetivos de España eran el control de plazas de soberanía (Ceuta y Melilla), la explotación de minas de hierro y la construcción del ferrocarril.

Sucedieron incidentes provocados por grupos marroquíes nacionalistas, cuyo líder era Abd el-Krim, contrarios a la colonización económica y política por parte de un país extranjero. Abd se sublevó, dando origen a la Semana Trágica de 1909. De estos incidentes se pasó a una guerra, con consecuencias como la derrota del ejército español en la batalla de Annual en 1921, donde murieron 14,000 soldados españoles, la impopularidad de la guerra, que solo beneficiaba a empresarios, y el desprestigio del ejército y del rey. En 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera, tuvo lugar el desembarco de Alhucemas, llevado a cabo por tropas españolas y francesas, que fue un éxito. La soberanía española sobre el protectorado de Marruecos se mantuvo hasta 1956, fecha en la que el dictador Franco le concedió la independencia, siendo su primer rey Mohamed V.

Semana Trágica (1909)

Desde su cargo de presidente, Maura tuvo que afrontar la primera de las crisis. Fue una sublevación en Barcelona como protesta por el envío de soldados de la reserva a la guerra de Marruecos. Se declaró una huelga general por parte de socialistas y anarquistas, que generó la quema de iglesias y conventos (anticlericalismo) y una fuerte represión del ejército. Consecuencias: más de 100 muertos, miles de heridos y detenidos, condenas de muerte y fusilamientos (Ferrer y Guardia), fuertes protestas internacionales, dimisión de Maura y presidencia de Dato.

Durante la Primera Guerra Mundial, España se mantuvo neutral, a pesar de que hubo sectores partidarios de entrar en ella a favor de uno u otro bando. La derecha y una parte del ejército eran germanófilos (favorables a participar al lado de los alemanes y austriacos), mientras que sus oponentes, los aliadófilos, eran obreros y burgueses catalanes y vascos. Los resultados económicos fueron positivos en la exportación de productos, enriqueciendo a empresarios españoles, pero negativos debido a la inflación.

La Crisis de 1917

En plena guerra mundial, ocurrieron una serie de problemas, como el problema militar, que consistió en la creación de juntas de defensa, unos sindicatos de militares que se oponían a los ascensos por méritos de guerra, muy fáciles y rápidos para los que estaban destinados en la guerra de Marruecos. También solicitaban mejoras en los sueldos y dividieron el estamento militar entre africanistas y peninsulares. La respuesta gubernamental fue la promulgación de la Ley del Ejército de 1918, que consagraba la influencia de este en la política española.

El problema político surgió en julio de 1917 como consecuencia de la creación de una asamblea de parlamentarios de toda España en Cataluña, con el objetivo de democratizar el sistema político e incluir un Estatuto de Autonomía. Se trataba de una rebelión de la burguesía catalana contra Madrid. El gobierno las disolvió por separatistas.

El problema social fue consecuencia del malestar por la carestía de la guerra, el aumento de la inflación y una huelga general indefinida convocada por los dos grandes sindicatos, UGT y CNT. La huelga se radicalizó, seguida de una enorme represión en la que intervino el ejército.

Los últimos gobiernos democráticos, en respuesta a estos problemas, crearon «gobiernos de concentración» que agrupaban a políticos de ambos partidos, conservador y liberal. El malestar generalizado y la violencia hicieron que el gobierno respondiera con la Ley de Fugas, una medida represiva. Los empresarios recurrieron a la violencia para hacer frente al terrorismo anarquista, contratando a pistoleros a sueldo (pistolerismo). El ambiente se tensionó más al llegar la noticia de la derrota del ejército en el Desastre de Annual.

La incapacidad de los partidos políticos tradicionales para asegurar el orden y el desprestigio de los militares fueron los argumentos que utilizó el general Miguel Primo de Rivera para dar el golpe de estado en septiembre de 1923. El rey Alfonso XIII aceptó el golpe de estado y le nombró presidente del Gobierno, dando inicio a la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).

Directorio Militar (1923-1925)

El nuevo gobierno proclamó el estado de guerra durante dos años, suspendió la Constitución de 1876 y las garantías constitucionales, disolvió las Cortes, implantó la censura de prensa y prohibió las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos. Inmediatamente se impuso el orden público con duras medidas represivas a cargo de los generales Martínez Anido y Arlegui contra la CNT y el PCE, declarados ilegales. También se reprimió cualquier manifestación del nacionalismo, tachado de separatista. A los pocos días del golpe, se prohibió el uso de símbolos del catalanismo y del catalán en el ámbito oficial.

Primo de Rivera acometió su gran proyecto regeneracionista: liquidar la vieja estructura de poder de la Restauración y organizar el nuevo régimen, mediante una reforma de la administración que destruyese el caciquismo. Los gobernantes civiles fueron sustituidos por gobernadores militares y se creó la nueva figura de los delegados gubernativos, también militares, que ejercieron el control de los nuevos ayuntamientos.

Los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas de «vocales asociados» elegidos por los mayores contribuyentes estrechamente vinculados al sistema caciquil. La aprobación del Estatuto Municipal (1924) inició en la práctica la formación de una nueva administración adicta y centralizada, y el «descuaje» del caciquismo se limitó a perseguir a los no adictos al régimen. El viejo caciquismo simplemente cambió de forma. También las diputaciones fueron disueltas y los nuevos diputados provinciales fueron designados por los gobernadores. En Cataluña, ayuntamientos y diputaciones cayeron en manos de personajes fieles al régimen, y con el Estatuto Provincial (1925) desapareció la Mancomunidad. Ello significó la ruptura definitiva, no solo con el catalanismo conservador de la Lliga Regionalista, sino con la realidad catalana, lo que potenció el nacionalismo radical e incluso separatista.

Primo de Rivera, consciente de la impopularidad de la guerra marroquí, era partidario de una solución negociada del conflicto. Asumió personalmente el Alto Comisariado en Marruecos e intentó negociar la paz, ofreciendo a Abd-el-Krim una amplia autonomía, lo cual irritó a los militares africanistas.

En el problema de Marruecos, Primo de Rivera sabía que había una impopularidad, intentó negociar con Abd el-Krim. Una reacción agresiva de los marroquíes causó el desastre de Xauen con 2000 bajas y el avance de Abd en el Marruecos francés. Francia y España acordaron una ofensiva, la operación de desembarco de las tropas españolas en Alhucemas fue un rotundo éxito y Abd fue derrotado.

Directorio Civil (1925-1930)

En diciembre de 1925, Primo de Rivera reformó su gobierno y estableció el Directorio Civil, un gobierno de políticos de derechas y militares. En esta etapa coincidió una fase de prosperidad económica general en Europa y paz social en el interior, lo que permitió poner en marcha en España un plan de obra pública para la construcción de carreteras y pantanos, y se favoreció el desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio. Fue entonces cuando nacieron las confederaciones hidrográficas, Telefónica y CAMPSA (petróleo). El crecimiento económico de estos años duplicó la deuda pública.

La dictadura, que se había presentado como una solución provisional ante la situación de desorden que vivía el país en 1923, pretendía ahora perpetuarse en el poder (la creación de una Asamblea Nacional que sustituía a las Cortes iba en esa dirección de institucionalizar el régimen). Sin embargo, el prestigio del Gobierno se fue deteriorando a partir de 1927 por no saber (o no querer) resolver otros problemas: su anticatalanismo le llevó a perseguir la lengua de aquella región (por lo que los nacionalistas catalanes se convirtieron en enemigos); también comenzaba a organizarse en la clandestinidad el movimiento obrero, cada vez más comprometido con el republicanismo; y lo mismo hicieron los intelectuales (como Ortega y Gasset y el doctor Marañón) y universitarios (nace la F.U.E., Federación Universitaria Española). Además, un sector del Ejército también se le enfrentó.

La fuga del capital extranjero ante la inseguridad política que se avecinaba agravó la situación, pues comenzó una crisis económica que se extenderá a la década siguiente. Todas estas circunstancias confluyeron en una creciente oposición a la Dictadura. Consciente de la situación y temiendo por su propio prestigio, Alfonso XIII provocó la dimisión de Primo de Rivera, lo que se acabaría produciendo el 30 de enero de 1930. Para sucederle, el rey nombró presidente a otro militar, el general Berenguer (al que poco más tarde sucedería el almirante Aznar), que tendría por misión organizar la vuelta a la normalidad del sistema liberal establecido por la constitución de 1876.

El Efímero Regreso de la Monarquía Parlamentaria (1930-1931)

Se firmó el Pacto de San Sebastián por parte de los regionalistas, demócratas, socialistas y republicanos con el objetivo de acabar con la dictablanda y la monarquía, que iba en contra de la monarquía de Alfonso XIII, cuya corona estaba en peligro. Se produjo un aumento de agitación política y social, y hubo un intento de golpe de estado a favor de la República en Jaca, pero fracasó. El Gobierno convocó elecciones municipales con victoria republicana y abandono de Alfonso XIII del país, y los republicanos proclamaron la Segunda República. Todos estos acontecimientos se produjeron sin derramamiento de sangre.

La Segunda República (1931-1936)

La Llegada del Nuevo Régimen

El cambio de régimen político originado con la desaparición de la vieja monarquía borbónica y su sustitución por una república fue acogido con entusiasmo por parte de españoles que esperaban que el nuevo sistema diera una solución a sus problemas, como el de los campesinos que confiaban en un reparto de latifundios, los obreros divididos entre los que creían que era el momento de una revolución colectivista y los que reclamaban mejoras laborales y sociales, los nacionalistas vascos y catalanes pretendían conseguir un estatuto de autonomía, los grupos republicanos que representaban a la pequeña burguesía y a los intelectuales aspiraban a un sistema político democrático, en cambio los conservadores, la alta burguesía, el clero, la nobleza, el ejército, etc., tenían temor a perder su protagonismo y privilegios.

El Gobierno Provisional (Abril-Junio 1931)

La victoria electoral de candidaturas republicanas en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 demostraba el desprestigio de la oligarquía y del régimen monárquico. Dos días después, el rey Alfonso XIII renunciaba a la corona. Se constituyó de forma provisional un gobierno de coalición firmado el Pacto de San Sebastián, aunque bajo la presidencia de un político de centro derecha, Niceto Alcalá Zamora. Este gobierno, cuya misión principal era convocar elecciones generales, tuvo estos problemas iniciales: el regionalista Francesc Maciá había proclamado en Barcelona el ‘Estat Catalá’, donde proclamó una república catalana sin coordinarse con el gobierno español. Finalmente, aceptó un Estatuto de Autonomía en lugar de la independencia, y el problema religioso era el anticlericalismo y la quema de conventos. En las elecciones para Cortes constituyentes, el congreso se situaba a la izquierda.

La Constitución de 1931

Medidas: separación entre Iglesia y Estado, disolución de los jesuitas, desaparición del crucifijo en las escuelas, prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas y financiación final del clero. Quedaba definida España como una ‘república democrática de trabajadores’ con una extensa declaración de derechos y libertades de los ciudadanos. Contaba con un sufragio universal que por primera vez incluía a las mujeres, el derecho a la propiedad privada subordinado a la utilidad social, estatutos de autonomía, ayuntamientos democráticos elegidos por los vecinos, laicidad del estado y libertad religiosa, libertad de prensa sin censura previa, enseñanza primaria obligatoria y gratuita, cortes unicamerales, tribunal de garantías, y matrimonios civil y divorcio.

El Gobierno de Izquierda (Junio 1931 – Noviembre 1933)

El Gobierno de centro-izquierda acometió un amplio programa de reformas:

  • Reforma educativa: Los nuevos dirigentes del país, algunos de los cuales se habían formado en las aulas de la Institución Libre de Enseñanza, estaban convencidos de que a través de un sistema educativo moderno y democrático España podría salir de su atraso. En primer lugar, se consideró necesario secularizar la enseñanza, prohibiendo el ejercicio a las órdenes religiosas. También había que crear nuevos centros docentes y se reformaron otros aspectos: nuevos planes de estudios, mejora en la preparación de los maestros y aumento de su sueldo, etc. La Iglesia Católica, que tradicionalmente había desempeñado un papel importantísimo en el terreno educativo, mostró una fuerte resistencia hacia estas reformas.
  • Reforma religiosa: El gobierno estaba decidido a establecer una clara separación Iglesia-Estado y a reducir la influencia de la Iglesia sobre la sociedad española. El gobierno desarrolló una serie de leyes según los principios secularizadores de la constitución que alimentaron la beligerancia de la Iglesia contra la república, como la Ley de Divorcio de 1932, que no cuestionaba el matrimonio religioso, y la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas de 1933, por la que el Estado dejaba de realizar aportaciones a la Iglesia y ordenaba el cierre de los centros docentes religiosos a partir de finales de diciembre de 1933. Esta última desencadenó una nueva ofensiva del clero y de la prensa católica, pues la consideraron como una persecución anticlerical.
  • Reforma militar: Su objetivo era modernizar un ejército arcaico y macrocéfalo. Siendo Azaña Ministro de la Guerra en el Gobierno Provisional, ofreció a los jefes y oficiales la jubilación anticipada voluntaria conservando íntegramente la paga. Otras medidas adoptadas por la República fueron la disminución de la jurisdicción militar en beneficio de la civil, la supresión de la Academia General Militar y la creación de la Guardia de Asalto. Se obligó a los militares a jurar fidelidad a la República.
  • Leyes laborales: El encargado de llevar adelante la política laboral fue el Ministro de Trabajo, el socialista Francisco Largo Caballero. Su política de reformas consistió en: implantación de la jornada laboral de ocho horas en el campo, prolongación automática de los contratos de arrendamiento y creación de unos jurados mixtos de trabajadores y empresarios para resolver los conflictos laborales. Estas medidas fueron muy mal acogidas por los empresarios, pero también decepcionaron (por considerarlas insuficientes) a los anarquistas y al sector más radical del socialismo español. Las huelgas y desórdenes fueron constantes tanto en las fábricas como en el campo.

Reforma agraria: Las arcaicas estructuras del campo y las consecuencias sociales que se derivaban de ello constituían uno de los problemas clave de la España de la época: el latifundismo en el centro y sur de España condenaba al paro crónico y a la miseria a cientos de miles de campesinos no propietarios.

Para remediar esta situación, en los primeros momentos de la II República el Gobierno elaboró una serie de leyes favorables a los jornaleros. Sin embargo, el asunto más polémico fue la aprobación de la Ley de Bases de la Reforma Agraria de 1932, cuyos objetivos eran redistribuir la tierra y mejorar su rendimiento.

Lógicamente contó con el rechazo frontal de los partidos de derecha, que defendían los intereses de los terratenientes. Esa ley permitía la expropiación de los latifundios (que serían parcelados y repartidos entre los jornaleros), indemnizando a los propietarios. Pero por culpa de los complejos trámites burocráticos y del enorme coste de las indemnizaciones, sólo 12.000 familias recibieron tierras durante los dos años de vigencia de la ley. Esta insuficiencia explica la gran decepción que supuso para la gran masa de jornaleros, por lo que la conflictividad en el campo sería constante durante toda la República.

Estatutos de Autonomía: La aprobación del Estatuto de Cataluña en 1932, que suponía la creación de la Generalitat o gobierno autónomo catalán, fue defendida también por Manuel Azaña. Francesc Maciá fue el primer presidente catalán. Los partidos de la derecha y algunos centristas se opusieron con vigor contra lo que consideraban el desmembramiento de España. En el País Vasco el sentimiento nacionalista que estaba menos arraigado que en Cataluña por lo que las autoridades republicanas no se dieron prisa para concederle un estatuto de autonomía.

El Bienio de Centro-Derecha y el Frente Popular

El Gobierno de Centro-Derecha (Noviembre 1933 – Febrero 1936)

Las elecciones se celebraron en noviembre de 1933 y fueron ganadas por la derecha y el centro. La causa del fracaso de la izquierda se debió al voto femenino, la abstención anarquista, los desórdenes públicos, el descrédito del gobierno anterior y la desunión de la izquierda. El presidente llamó a formar gobierno a Alejandro Lerroux, que era un partidario republicano radical. La CEDA de Gil Robles apoyó al gobierno desde fuera.

Los objetivos fueron anular o paralizar la reforma del anterior gobierno, represión en el terreno laboral, el Ejército y la Iglesia consiguieron aumentar su influencia, mala relación con la Generalitat y la paralización de nuevos estados de autonomía. Se produjo una radicalización obrera y la Revolución de Octubre, cuyas causas fueron la subida al poder del nazismo en Alemania, el cambio de estrategia del PSOE y la UGT que apostaron por una línea revolucionaria y la inclusión de tres ministros cedistas en el gobierno de Lerroux.

Los socialistas e izquierdistas declararon una huelga general revolucionaria en toda España, Asturias, País Vasco y Cataluña. El Gobierno declaró el estado de guerra y el ejército consiguió dominar la situación en Cataluña. Pero en Asturias tuvieron lugar los sucesos más graves, los mineros de la UGT asaltaron cuarteles, iglesias, fábricas de armas y proclamaron el comunismo. La represión corrió a cargo del Ejército enviado desde Marruecos por el Gobierno en una operación dirigida por el general Francisco Franco. La represión causó 1.500 muertos, 30.000 encarcelados y la censura previa y restricción de partidos.

Las consecuencias fueron la radicalización de la izquierda y la derecha, la fundación del Bloque Nacional de Calvo Sotelo, la radicalización del PSOE con Largo Caballero y el PCE ganó influencia. Las causas del fracaso del gobierno de centro-derecha fueron los escándalos de corrupción (estraperlo), Zamora se negó a darle el poder a la CEDA y por la represión en Asturias.

El Frente Popular (Febrero 1936 – Julio 1936)

El Frente Popular fue una coalición de fuerzas de centro-izquierda e izquierda, propuesta por los comunistas (PCE). En su programa llevaban dos puntos principales: la amnistía para los represaliados por la revolución del 34 y el restablecimiento de la política reformista del primer bienio. La victoria del Frente Popular fue indiscutible.

El nuevo gobierno reinició la reforma agraria, restableció el Estatuto de autonomía de Cataluña y reimplantó todo el programa de reformas que había paralizado la derecha. Se produjo un deterioro del orden público, con huelgas, manifestaciones, ocupaciones de fincas, quema de conventos y manifestaciones fascistas. Manuel Azaña se convirtió en presidente de la República sustituyendo al dimitido Zamora. Ocurrieron atentados en los que fueron asesinados el teniente Castillo y José Calvo Sotelo.

Glosario

Regeneracionismo: Movimiento ideológico de carácter nacionalista y reformista que se desarrolló en España a partir de 1898. Joaquín Costa defendía la regeneración del país a través de la reforma del estado, el fomento de la riqueza y el impulso de la enseñanza pública.

Oligarquía: Poder de unos pocos. Cuando el poder político y económico lo detenta un pequeño grupo que lo ejerce.

Pucherazo: Añadir a la urna los votos necesarios para asegurar la elección del candidato predeterminado.

Regionalismo: Movimiento que defiende y exalta los valores culturales, económicos y políticos de una región.

Protectorado: Especie de colonia en la que se permite a los colonizados tener un gobierno para las cuestiones interiores, pero controlado por la metrópoli, que se reserva las cuestiones internacionales.

Pistolerismo: Movimiento que tuvo lugar entre 1917 y 1923 que consistió en el asesinato de empresarios, obreros, abogados y sindicalistas.

FAI: Federación Anarquista Ibérica.

Fascismo: Ideología y régimen político nacionalista y autoritario basado en la existencia de un único partido.

Frente Popular: Coaliciones formadas por partidos comunistas, socialistas y liberal demócratas con el objetivo de enfrentarse al ascenso del fascismo y el nazismo en la Europa de los años 30.

Guardia de Asalto: Cuerpo de policía armada creada al inicio de la Segunda República. Se creó para el mantenimiento del orden público en las ciudades.

República: Régimen político en el que el jefe del estado ocupa su cargo por elección popular.

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