Estado Liberal en España: Formación, Regencias y Reinado de Isabel II

Construcción y Consolidación del Estado Liberal en España

1. La Formación del Estado Liberal

El inicio del reinado de Isabel II marcó el establecimiento de un sistema político liberal, aunque débil, apoyado en dos fuerzas principales. El pluralismo ideológico se reflejaba en visiones divergentes sobre el gobierno, destacando los partidos Moderado y Progresista. Mientras el Moderado abogaba por una soberanía compartida, un Estado fuerte y centralizado, el Progresista prefería la soberanía de las Cortes, un sufragio menos restrictivo y un estado descentralizado. Otros partidos, como la Unión Liberal y el Partido Demócrata, surgieron después, junto a movimientos como el carlismo, el republicanismo y las primeras organizaciones obreras.

El ejército, fortalecido por la Guerra de la Independencia y las Guerras Carlistas, se convirtió en la institución más sólida del estado liberal, ejerciendo influencia política mediante pronunciamientos militares. Se estableció la monarquía parlamentaria, garantizando la división de poderes, derechos individuales, soberanía nacional, sufragio y pluralismo político, reflejados en diversas constituciones, acompañadas de reformas sociales, económicas y administrativas.

2. La Regencia de María Cristina de Borbón (1833-43)

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, la reina viuda María Cristina asumió la regencia como Reina Gobernadora, dando inicio a un período marcado por las Guerras Carlistas, un conflicto dinástico que enfrentó a Carlos María Isidro con su hija Isabel II, dividiendo a absolutistas y liberales, así como al campo y la ciudad. La Primera Guerra Carlista estalló en 1833 y finalizó en 1839 con el abrazo de Vergara, destacándose los éxitos iniciales del general carlista Zumalacarregui y la negociación del Convenio de Vergara en 1839. Sin embargo, la guerra continuó hasta la derrota de Cabrera en 1840.

Durante la Regencia de María Cristina se vivieron varias etapas políticas:

  1. El gobierno de Cea Bermúdez, absolutista moderado, mantuvo un inmovilismo político. Sólo se realizaron algunas reformas administrativas. Los liberales, llegados del exilio, pidieron convocar Cortes y reforma constitucional. La reina tuvo que ceder.
  2. Martínez de la Rosa, liberal moderado, promulgó el Estatuto Real en 1834, estableciendo un sistema bicameral con Cortes consultivas. Ante el movimiento revolucionario en 1835, liderado por progresistas y la Milicia Nacional, la regente se vio obligada a realizar cambios sustanciales.
  3. Durante el gobierno del conde de Toreno, Mendizábal asumió como ministro en septiembre de 1835, posteriormente ocupando la jefatura de gobierno con el objetivo de reformar el Estatuto Real, poner fin a la Guerra Carlista y sanear la economía. Propuso la desamortización eclesiástica para movilizar recursos y mejorar la situación fiscal, pero esta medida generó tensiones con la Iglesia y divisiones políticas entre liberales moderados y progresistas, llevando a su dimisión en 1836.
  4. Fue reemplazado por el moderado Istúriz, desencadenando un pronunciamiento militar en La Granja de San Ildefonso. La Reina regente reinstauró la Constitución de 1812 y formó un nuevo gobierno progresista con Calatrava que continuó con las desamortizaciones y redactó la Constitución de 1837, convocando elecciones a Cortes Constituyentes. Aunque esta Constitución garantizaba libertades, los moderados triunfaron en las siguientes elecciones, provocando nuevos pronunciamientos. La reina recurrió a Espartero, cuyo programa rechazó, renunció y se exilió a Francia.

3. La Regencia de Espartero (1840-1843)

Durante su regencia, Espartero gobernó de forma autoritaria, perdiendo gradualmente apoyo incluso entre los progresistas, quedando estos últimos divididos y aislados. En 1842, una revuelta en Barcelona debido a la crisis industrial y temores comerciales llevó a Espartero a bombardear la ciudad, alienando aún más a la clase obrera. En 1843, una conspiración que involucró a sectores progresistas resultó en su derrocamiento por las tropas del general Narváez. Espartero se exilió a Londres, lo que adelantó la mayoría de edad de la reina a los trece años.

4. La Década Moderada (1844-54)

En noviembre de 1843, Isabel II asumió el trono, respaldando el sector conservador liderado por el general Narváez, consolidando el poder de la burguesía y el ejército. Se promulgó la Constitución de 1845, ampliando el poder ejecutivo de la monarquía y estableciendo un gobierno con marcado carácter censitario. Durante el gobierno de Mon y Santillán, se centralizaron los impuestos y se fortaleció el poder central, impulsando reformas educativas y obras públicas. Narváez ejerció un control casi dictatorial, y aunque hubo una segunda guerra carlista, su impacto fue limitado.

5. Bienio Progresista (1854-56)

En 1854, el desgaste de los moderados por corrupción y el malestar social derivado del alza de precios y la represión a la prensa, culminó en la dimisión del ministro Bravo Murillo. Un pronunciamiento liderado por O’Donnell y respaldado por el «Manifiesto de Manzanares» de Cánovas del Castillo, con reclamos progresistas, llevó al poder compartido entre Espartero y O’Donnell. Se implementaron reformas como una nueva Constitución y la desamortización civil de Madoz, pero no se mejoró la calidad de vida de las clases populares. La crisis económica y las sublevaciones carlistas condujeron a la dimisión de Espartero y al gobierno de O’Donnell por encargo de la reina.

6. Nuevos Gobiernos Conservadores (1856-1868)

Bajo el liderazgo de O’Donnell entre 1856 y 1863, España experimentó una etapa de relativa estabilidad. Durante su gobierno, se involucró en conflictos internacionales como la expedición a la Conchinchina y la intervención en México. O’Donnell también enfrentó revueltas internas, especialmente en Andalucía, mientras implementaba reformas como la restauración de la Constitución de 1845 con modificaciones progresistas y la promulgación de nuevas leyes, como la de Instrucción Pública de Moyano. Sin embargo, su gobierno fue empañado por la crisis de subsistencias de 1857 y las acusaciones de manipulación electoral, lo que finalmente llevó a su caída y al breve retorno de Narváez en 1863, quien adoptó políticas conservadoras.

7. Crisis del Reinado en los Últimos Años de Isabel II (1863-1868)

Entre 1863 y 1868, España enfrentó una alternancia entre gobiernos moderados y unionistas, pero el sistema político estaba desgastado. Hubo una radicalización de los progresistas y demócratas, aprovechando la crisis del régimen isabelino. La muerte de O’Donnell y Narváez contribuyó al deterioro. El pacto de Ostende unió a todos los partidos para derrocar a Isabel II y convocar elecciones por sufragio universal. La crisis de 1866 precipitó “La Gloriosa» en 1868, iniciando el Sexenio Revolucionario.

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