Etapa constantiniana derecho romano


EPÍGRAFE 2.3. CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN


La conquista de la Penñínsula fue un proceso prolongado comenzó a finales del siglo III y no concluyó hasta finales del siglo I aC. Esta larga duración se debíó a que Roma nunca tuvo un plan específico de conquista, sino que fue la consecuencia de diversos proyectos que se fueron sucediendo en el tiempo. Los romanos acabaron implantando su dominio en el conjunto de la Península Ibérica, a la que convirtieron en su provincia. Etapas:

1


Ocupación del litoral mediterráneo y los valles del Guadalquivir y Ebro (218-170 aC)

La derrota cartaginesa en la Segunda Guerra Púnica permite la entrada romana en los territorios más desarrollados de la Península, aquéllos que habían estado bajo influencia de los pueblos colonizadores.

2


Penetración en la Meseta (170-154 aC)

En esta área los romanos hallaron resistencia por parte de la población indígena. Destacan dos conflictos: las guerras celtibéricas y las guerras lusitanas.

3


Sumisión de la franja cantábrica (29-17 aC)

La dificultad de conquista de un territorio tan abrupto y de fácil defensa como la cornisa cantábrica obligó al propio emperador Augusto a tomar parte directa en la conquista que, finalmente, terminaría victorioso el general Agripa.

La romanización es la asimilación a los modos de vida romanos por parte de los pueblos colonizados. La organización territorial y administrativa, la urbanización y las obras públicas, la integración de la economía peninsular a la imperial, el triunfo del latín, la implantación del derecho romano, la expansión del cristianismo y la generalización de su arte y costumbres. Funcionarios, militares y comerciantes actuaron de forma decisiva en esa romanización. No se dejó sentir con la misma intensidad en toda la Península, fue más acentuada en las zonas del sur y este peninsular y más débil en las regiones montañosas del norte.

El latín se convirtió en la lengua oficial y privada y constituyó el sustrato de de las futuras lenguas romances. El derecho romano que regulaba las relaciones de tipo público entre los habitantes del Imperio y el Estado ha llegado a la actualidad como base sustancial de nuestro ordenamiento jurídico. Otro de los legados más importantes y evidentes se refiere al de las obras públicas.
Su construcción supuso un factor decisivo en el proceso de romanización (calzadas, puentes, acueductos, embalses, alcantarillado, etc). El Cristianismo acabaría imponiéndose sobre el resto de religiones y tras la caída del Imperio sería uno de los pocos elementos comunes que darían unidad a la cultura occidental.


EPÍGRAFE 2.4. LAS INVASIONES BÁRBARAS. EL REINO VISIGODO: LAS INSTITUCIONES Y LA CULTURA

Aprovechando las luchas internas y la debilidad del Imperio de Roma, en el siglo IV suevos, vándalos y alanos se extienden con rapidez por la península ocupando diferentes zonas. La situación política será de gran inestabilidad ya que grandes zonas están controladas por pueblos bárbaros. El Imperio enviará a los visigodos, otro pueblo germano asentado al Sur de la Galia desde inicios del siglo V. Estos penetran en la península y una vez que expulsan vándalos y alanos se repliegan de nuevo a la Galia donde se extienden militarmente creando el Reino de Tolosa. Sin embargo, otro pueblo germano, los Francos, les vencen y expulsan de la Galia en el 507. A partir de esta fecha se asientan definitivamente en la Península, situando su capital en Toledo.

Los visigodos crearon el primer Estado políticamente independiente y unificado de la Península. Sus monarcas iniciaron un proceso unificador que condujo a la fusión de las comunidades godas e hispanorromanas logrando la unidad territorial, política, jurídica y religiosa de la Península.

El rey Leovigildo (571-586) inicia la unificación territorial de la Península. Acabó con el reino suevo de Galicia e inició la expulsión de los bizantinos del sureste Península. La uníón religiosa fue llevada a cabo por Recaredo (586-601)
hijo y sucesor de Leovigildo.
Recaredo abandonó el arrianismo con todo su pueblo y aceptó el catolicismo como religión oficial del reino. La uníón legislativa la llevó a cabo Recesvinto (653-672) con la publicación de un único código para visigodos e hispanorromanos.

La llegada de los musulmanes y su triunfo en la batalla de Guadalete (711) supuso el fin del reino visigodo.

La designación del rey dependía de la Asamblea de los hombres libres. Los monarcas tenían que ser estirpe goda. Su poder estaba muy debilitado a favor de los nobles y de la Iglesia y la inestabilidad política era una constante. El rey gobernaba con la ayuda del Officium Palatinum, en el que intervénían dos órganos de gestión: el Aula Regia y los Concilios que colaboraban con el rey en las tareas legislativas y en los asuntos de gobierno. Formaban parte del Officium personajes de alto rango, los comes y los gardingos

La figura más destacada de la cultura visigoda fue San Isidoro de Sevilla en su obra rescató el legado romano para la cultura visigoda y occidental. Sus Etimologías y su Historia de los godos, vándalos y suevos fueron los primeros intentos historiográficos de legitimación de la monarquía visigoda. En la arquitectura sobresalieron los edificios religiosos. Su estructura basada en iglesias de nave única terminada en ábside y con arcos de herradura, inspiró el arte prerrománico peninsular. Sobresalen las iglesias de San Pedro de la Nave, San Juan de Baños y Quintanilla de las Viñas.


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