Transformaciones culturales y cambios de mentalidad en la España del Siglo XIX
Cambio en las mentalidades: Krausismo, Positivismo y Darwinismo
La cultura española del siglo XIX se caracteriza por la influencia de las corrientes culturales europeas, la difícil convivencia entre tradición y progreso, el elevado analfabetismo y el escaso interés por la cultura y la ciencia.
Destaca la irrupción del krausismo como modelo de pensamiento. Se trataba de un sistema filosófico formulado por los alemanes Christian Krause y Heinrich Ahrens, e introducido en España por el profesor Julián Sanz del Río hacia 1874. Pronto se formará un grupo en el que se encontraban Giner de los Ríos, Bartolomé Cossío, Canalejas, Fernando de Castro, Rafael Altamira, Salmerón y Azcárate. Su ideología se basaba en:
- La primacía de la razón.
- La defensa de la libertad de conciencia.
- El culto a las ciencias experimentales.
- Liberalismo y tolerancia.
- Moral austera.
- Importancia de la disciplina y del cumplimiento del deber individual.
- Optimismo en la naturaleza humana.
- Anticlericalismo y espiritualismo de carácter místico-panteísta que condujo a buscar la presencia de Dios en la naturaleza, la más auténtica manifestación divina.
Pensaban también que la falta de libertad había impedido el desarrollo de la ciencia en España, culpando a la intolerancia católica y a la Inquisición el haber deformado a los españoles hasta convertir nuestro país en un cuerpo enfermo, sufriendo por esto duros ataques del clero.
Propugnaban la incorporación de las mujeres a la enseñanza, la europeización del país, la reforma de las costumbres y la confianza en la acción educativa y pedagógica para superar la ignorancia.
La principal obra del krausismo fue la creación en 1876 de la Institución Libre de Enseñanza en Madrid, a la que se añadió en 1907 la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas.
Por su parte, el positivismo impulsó la incorporación de los modernos métodos científicos al estudio de los fenómenos sociales, dejando de lado las especulaciones metafísicas del pasado. Fueron aplicados a los estudios sociológicos (Azcárate), antropológicos (Antonio Machado Álvarez) e historiográficos (Altamira).
El darwinismo también penetró entonces. En 1877 Darwin fue nombrado profesor numerario de la Institución Libre de Enseñanza, siendo González Linares el encargado de difundir sus teorías, provocando numerosos ataques de la Iglesia.
La Educación en la España del Siglo XIX
Tras el Sexenio Democrático, un periodo en el que había existido una amplia libertad de cátedra, la Restauración significó el establecimiento de una rígida censura contra cualquier manifestación antimonárquica o contra el dogma católico. Esto hizo que algunos catedráticos fundaran la Institución Libre de Enseñanza, con una pedagogía de vanguardia.
Fuera de este islote, se mantuvo la enseñanza tradicional, basada en métodos anticuados y poco críticos y sometida a la vigilancia estricta de la Iglesia católica. Más de 50.000 religiosos y religiosas se dedicaban a la enseñanza, sobre todo en Primaria, donde apenas intervenía el Estado.
La enseñanza secundaria se ceñía a 50 institutos repartidos por todo el territorio, destinados a los hijos de familias con posición acomodada.
Esta situación del sistema educativo provocó un gran atraso en el desarrollo científico y la investigación, manteniéndose una mentalidad atrasada y tradicional en las clases dirigentes del país.
La Prensa como vehículo de expresión y difusión cultural
Fue uno de los principales vehículos de expresión y creación de estados de opinión y de difusión de las corrientes culturales europeas. A través de la prensa se dieron a conocer las obras de los principales escritores e intelectuales y, sobre todo, los acontecimientos más destacados de la época.
Ya tuvo una resonante importancia durante el Trienio Liberal, llegándose a publicar más de medio centenar de periódicos. Sin embargo, es a partir de los años 30 cuando la prensa adquiere una dimensión nacional. En la época isabelina destacan diarios como La Época, La Iberia, El Clamor Público o La Democracia, a través de los cuales se difunde el liberalismo.
Desde los años 60, la madurez y el pluralismo de la prensa española se manifiesta en la aparición de un nuevo tipo de periódicos de información general, como El Imparcial o La Correspondencia de España y de nuevas publicaciones de prensa especializada y de revistas ilustradas como La Ilustración Española y Americana de 1869.
Manifestaciones literarias y artísticas del Siglo XIX
Distinguimos en el siglo XIX dos periodos separados por el Sexenio Democrático.
Primer Periodo: Romanticismo y Realismo
En el primero el romanticismo histórico, impulsado por la influencia de Chateaubriand y Walter Scott, da lugar a un romanticismo tradicionalista y antiliberal en las obras de Alberto Lista y Agustín Durán. El romanticismo liberal aparecerá hacia 1834, influido por la obra de Victor Hugo, siendo sus principales representantes Larra, Martínez de la Rosa y José de Espronceda. Tendrá también un componente regional como ocurre con la Renaixença catalana.
A mediados de siglo se impone el realismo, representado por las obras costumbristas de Fernán Caballero. No obstante, el Romanticismo continuará tanto en la obra de Bécquer como en la de Rosalía de Castro.
La arquitectura compaginó elementos modernistas (ensanches de Barcelona y Madrid) con la historicista (neoclásico, neogótico, neomudéjar). La escultura mantuvo viva la tradición neoclásica en la obra de Bellver, Querol o Benlliure. La pintura fue más rica y variada. El neoclasicismo dio paso a los románticos Alenza y Lucas. El realismo tiene en Madrazo, Martí y Ansina a sus principales representantes con escenas de la vida cotidiana. Hacia mediados de siglo se impone el academicismo de tipo histórico, destacando Eduardo Rosales, Gisbert, Pradilla y Mariano Fortuny.
Segundo Periodo: Naturalismo y Generación del 98
En el segundo periodo el realismo se impone en su vertiente naturalista, destacando Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas “Clarín”, Valera, Blasco Ibáñez o Pardo Bazán que nos muestran una España urbana y rural desde un punto de vista crítico.
Entre los años 1898 y 1914 triunfan las tesis modernistas de los hombres de la generación del 98 y del regeneracionismo.