Hobsbawm: La Construcción del Concepto de Nación
En 1925, la Real Academia Española (RAE) define nación como personas de un mismo origen étnico que hablan el mismo idioma. En el siglo XVIII, el diccionario español definía patria como lugar de nacimiento o tierra. No fue hasta 1884 que se asoció nación a un estado, y hasta 1925 a la definición actual. El diccionario holandés destaca la particularidad de que franceses e ingleses se consideren nación a pesar de no compartir una lengua común.
El término Volk en Alemania, utilizado para pueblo, se convirtió en sinónimo de nación, generando confusión. El concepto de nación surge en el siglo XIX para condensar términos como pueblo, unión, tierra en común, proyecto político y bien común.
J. Stuart Mill define nación como un conjunto de personas que desean vivir bajo un gobierno propio, con soberanía y democracia. La Revolución Francesa de 1789 relacionó soberanía y pueblo, pero fue hostil a la idea de nación. La lengua no era determinante para ser francés, sino la ciudadanía. Para Pierre Vilar, la nación representaba el interés común frente al particular. Sin embargo, durante la Revolución Francesa se promovió el uso del francés, sospechando de quienes no lo hablaban.
Richard Blockh consideraba el lenguaje como el único elemento constitutivo de nación, con intereses pangermanistas. Adam Smith, contrario a la economía nacional, repudiaba las fronteras y las naciones. Edwin Canman calificó esta postura de insulsa e irreal. Según Porter, los economistas liberales al hablar de comunidad se referían a sí mismos.
Alexander Hamilton vinculó nación, estado y economía, promoviendo la creación de un banco nacional en EE.UU. y el proteccionismo arancelario. List defendía una economía nacional orientada al desarrollo colectivo. Mazzini promovió un nacionalismo desintegrador en Italia, aunque luego fomentó uno unitario. La idea de autodeterminación nacional de Mazzini y Mill difiere de la de Wilson.
Engels fue visto como chovinista por considerar a los checos condenados a la desaparición y por sus aspiraciones a la Grob Deutschland.
Hobsbawm propone tres criterios para definir una nación:
- Asociación histórica a un pasado aglutinador.
- Cultura y registro escrito en una lengua propia.
- Principio de enemigo común, generando un vínculo de unión.
Muchos liberales creían que las diferencias étnicas se disolverían con la cultura y las artes, creando idiomas artificiales como el esperanto, que fracasó. Aunque la nación surge del liberalismo, los conservadores fueron sus adversarios. Para los liberales, la nación era una etapa en la evolución del mundo, justificada por el progreso económico, social y cultural.
Las guerras por territorio, evidentes tras la Primera Guerra Mundial, como el genocidio armenio en 1915 y el conflicto entre Grecia y Turquía en 1922, demuestran la obsolescencia de la nación y el nacionalismo. Las personas no son homogéneas, según Hobsbawm.
Bauman: El Estado Benefactor y la Ética del Trabajo
El Estado Benefactor tiene la obligación de velar por el bienestar de los ciudadanos, garantizando una supervivencia digna. La ética del trabajo implica ayudar a quienes trabajan, incluso en desempleo temporal. Este derecho ciudadano se basa en garantías políticas, no en posición social o poder adquisitivo.
El Estado Benefactor surgió como necesidad del capitalismo para solventar deficiencias y crisis cíclicas. Este sistema de inclusión llegó a ser considerado natural. La privatización de las garantías sociales parecía inconcebible. Para William Beveridge, el Estado Benefactor cumple las aspiraciones del liberalismo, al garantizar la igualdad de derechos.
El problema de la ética del trabajo surge cuando no hay empleo para todos. Beveridge no buscaba dar más a quienes menos tienen, sino a quienes trabajan. Titmuss y Townsen defendieron políticas universalizantes frente a las selectivas. Al ser para todos, se integra a la sociedad y se generan lazos comunes.
La investigación de ingresos divide en lugar de integrar. La preocupación actual es el fisco, no la ayuda estatal. El Estado Benefactor mejoró la educación, pero el capitalismo actual no necesita una población instruida, sino mano de obra barata. El neoconservadurismo promovió la hipoteca de beneficios sociales para mantener empleos. Hoy no se aboga por más beneficios sociales por temor al aumento de impuestos, ya que los pobres siempre fueron minoría.