Evolución del Régimen Franquista: Relaciones Internacionales, Estructura y Oposición (1939-1959)

Relaciones Internacionales y Evolución del Régimen Franquista

La consolidación del régimen franquista y su evolución estuvieron muy condicionadas por la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias más inmediatas.

La Segunda Guerra Mundial y la Hegemonía del Nacionalsindicalismo

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, el franquismo mostró su apoyo a las potencias del Eje. Sin embargo, España no se hallaba en condiciones materiales de involucrarse en una guerra, por lo que Franco declaró la neutralidad.

La Falange Española Tradicionalista y de las JONS tuvo un papel hegemónico en el Estado nacionalsindicalista. Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco, desempeñó un papel predominante.

La No Beligerancia

Tras la victoria de Alemania sobre Francia, España pasó de la neutralidad a la no beligerancia, situación que implicaba un claro apoyo diplomático y económico a las potencias del Eje.

Alemania e Italia sondearon las posibilidades de integración española en el conflicto, y Franco se entrevistó con Hitler y Mussolini. España no entró en conflicto, aunque colaboró en el esfuerzo bélico enviando material estratégico y una unidad para combatir junto a las tropas alemanas (División Azul).

El Retorno a la Neutralidad

En 1943, la guerra era desfavorable a las potencias fascistas. La derrota de Alemania en 1945 obligó al franquismo a distanciarse del fascismo para asegurar su supervivencia. Esto comportó una fase caracterizada por la marginación de los elementos más abiertamente fascistas.

Los Años del Boicot Internacional

El fin de la Segunda Guerra Mundial supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y rechazo internacional.

El Gobierno de Francia cerró la frontera con España, y un acuerdo de la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó la retirada de los embajadores de Madrid.

La persistencia del franquismo después de la guerra mundial tuvo un enorme coste económico y político. España recibió ayudas muy reducidas y no pudo beneficiarse del Plan Marshall de ayuda norteamericana.

Reconocimiento Internacional y Predominio del Nacionalcatolicismo (1947-1953)

En 1947, la configuración de bloques entre la URSS y EE. UU., y el inicio de la Guerra Fría, alteraron la situación internacional.

Las condenas verbales al franquismo se mantuvieron, pero poco a poco se dio paso a la aceptación internacional del régimen. En 1947, EE. UU. se negó a imponer sanciones a España y presionó a la ONU para que no ratificara su condena.

En 1951, Franco remodeló el gobierno, dando mayor peso a los católicos e impulsando figuras menos autoritarias. Luis Carrero Blanco fue nombrado subsecretario de la Presidencia. Esta nueva etapa se caracterizó por el predominio del nacionalcatolicismo.

En 1953, Franco firmó acuerdos con Estados Unidos y el Concordato con la Santa Sede. Los acuerdos con EE. UU. abarcaban aspectos defensivos y económicos, comprometiéndose ambos países a la ayuda mutua. EE. UU. instaló bases militares en España, y España recibió material bélico, ayuda económica y técnica. Además, se regularizaron las relaciones diplomáticas y comerciales.

Primeros Intentos de Apertura (1953-1959)

La situación económica era muy difícil, y el nivel de vida en España era inferior al del resto de países. Las ayudas americanas no eran suficientes, y surgió el descontento popular por la carestía y el hambre.

Entre 1956 y 1958, se produjeron oleadas de protestas obreras y movimientos de disidencia.

Dentro del régimen, aumentó la presión para un cambio profundo en la orientación económica. Eran conscientes de la necesidad de acabar con los vestigios de la autarquía y liberalizar la economía. Esto obligó a Franco a un nuevo cambio de gobierno.

En 1957, Franco remodeló el gobierno, apartando a falangistas y promocionando a sectores católicos, con la entrada de ministros y hombres procedentes del Opus Dei. Esta nueva generación de políticos daría paso a una nueva etapa caracterizada por un intenso crecimiento económico en la década de 1960.

Estructura del Nuevo Estado

Leyes Fundamentales

Se establecieron leyes básicas en el Estado franquista. Fue un proceso largo que se inició en la Guerra Civil y concluyó en 1967 con la Ley Orgánica del Estado.

  • 1938: Comienza la tarea de institucionalizar el régimen. El primer rasgo fue la concentración de poderes: Franco era Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Generalísimo y presidía el Consejo Nacional.
  • 1945: Se instaura el Fuero de los Españoles, que pretendía aparentar que en España también se gozaba de libertades políticas.
  • 1947: La Ley de Sucesión permitió a Franco designar a su sucesor «a título de rey». Esta ley creaba dos órganos: el Consejo de Regencia y el Consejo del Reino.

Democracia Orgánica

El franquismo rechazaba el sistema democrático, basado en el sufragio universal y la separación de poderes. El nuevo Estado se inspiró en el Estado corporativista, organizado en tres unidades básicas: familia, municipio y sindicato, elementos que representaban a la sociedad.

El sistema fue denominado «democracia orgánica». Se pretendía dar al régimen una cierta legitimidad, pero diferenciándolo de la democracia tradicional.

La representación se reguló mediante la Ley Constitutiva de las Cortes, que definía a las Cortes como órgano superior. Sus representantes eran los procuradores.

Autarquía y Racionamiento

Autarquía y sus Efectos (1939-1959)

Los principales objetivos de la primera etapa del franquismo eran la autosuficiencia económica (autarquía), el fomento de la política económica, el aislamiento exterior y la sustitución del libre mercado.

La política autárquica tuvo tres ámbitos principales:

  1. Reglamentación del comercio exterior: Las importaciones y exportaciones pasaron a ser controladas por el Estado. Con esta medida, se limitaron los intercambios con el exterior, reduciendo las importaciones. El resultado fue el encarecimiento de los productos, una gran escasez de bienes de consumo y el desabastecimiento, que también afectó a las materias primas y al suministro eléctrico, disminuyendo la producción industrial.
  2. Fomento de la industria en sectores de interés estratégico: Con el fin de asegurar la independencia militar y política del nuevo Estado, se favoreció la creación de empresas públicas y se concedieron ayudas públicas, lo que generó un gasto elevado con efectos inflacionistas.
  3. Regulación del sector agrario: El Estado regulaba la producción, comercialización, precios y consumo de la mayoría de los productos agrarios. Los bajos precios provocaron un descenso en la producción y una disminución de la productividad por hectárea.

La política autárquica provocó un estancamiento económico, colapsando el comercio exterior, disminuyendo los niveles de producción y el nivel de vida de la población, y frenando las tendencias modernizadoras.

Racionamiento y Mercado Negro

La economía autárquica conllevó el control del mercado por parte del Estado. Los productores estaban obligados a entregar toda su producción al Estado. El resultado fue el desabastecimiento generalizado de alimentos y el racionamiento de productos considerados de primera necesidad.

La tasación de los precios por debajo de su valor real provocó que muchos productores prefirieran vender en el mercado negro (estraperlo), que afectaba tanto a alimentos como a materias primas, con precios que solían ser tres o cuatro veces superiores a los oficiales.

Duras Condiciones de Vida

Los salarios bajos, la escasez de productos y los precios altos causaron un incremento del coste de la vida. El nivel de vida de la población disminuyó como consecuencia de la inflación y los bajos salarios. El hambre afectó a una parte significativa de la población, hasta el punto de que aumentó el chabolismo en las afueras de ciudades como Madrid.

El hambre, el frío y las malas condiciones de las viviendas conllevaron la aparición de enfermedades ya erradicadas, como la tuberculosis, símbolo de las terribles condiciones de vida. La tasa de mortalidad infantil era del 18,7% y la de mortalidad general, del 143%.

Oposición, Exilio y Resistencia

La Trayectoria del Exilio

Al finalizar la guerra, muchos republicanos tuvieron que abandonar España. La gran mayoría llegó a Francia, donde fueron internados en campos de refugiados. Una buena parte decidió volver a España cuando el régimen aseguró que no perseguiría a personas que no hubiesen cometido delitos de sangre, y otros regresaron tras la muerte de Franco. En el exilio se perdieron importantes personalidades del mundo intelectual, artístico y científico.

En Francia, la situación se hizo más difícil debido a la ocupación alemana, por lo que muchos exiliados decidieron emigrar a Gran Bretaña o América, especialmente a México, donde fueron bien recibidos.

En el exilio se desarrolló una buena parte de la oposición. Las instituciones políticas de la República siguieron funcionando, pero se caracterizaron por las divisiones internas y el alejamiento de la realidad social española. Algunas fuerzas defendían la necesidad de crear un frente único, mientras que otras defendían la lucha guerrillera.

La Evolución de la Oposición

Al acabar la guerra, los partidos y sindicatos opositores fueron desmantelados. Su reconstrucción fue difícil y se mantuvo en la clandestinidad, sorteando la represión.

La oposición se puede dividir en tres etapas:

  1. Principios de 1944: Limitada por la actuación de la resistencia interior. La persistencia de una actividad guerrillera (maquis) protagonizó un no reconocimiento de la derrota y se mantuvo firme.
  2. 1944-1947: Condicionada por la victoria de los Aliados, que creó unas condiciones internacionales favorables a una hipotética caída del régimen franquista. En 1944, los sectores monárquicos se organizaron alrededor de Juan de Borbón con la esperanza de una restauración monárquica. Esto provocó la creación de la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas.
  3. Desde 1948-1951: Se produjo una recomposición del movimiento opositor debido a la desmoralización provocada por la consolidación de la dictadura de Franco.

Resurgimiento de la Conflictividad Social

A finales de los años 50, en España comenzó a resurgir un tímido movimiento de protesta protagonizado por trabajadores. Estas actuaciones mostraban el rechazo hacia la dictadura.

El PCE abandonó la lucha armada y se centró en la acción política clandestina. Por otro lado, los sectores obreros empezaron a organizarse y a reivindicar mejoras laborales.

A partir de 1947, hubo conflictos laborales en el sector textil, químico, naval y metalúrgico. La acción más reivindicativa fue la huelga de tranvías de Barcelona en 1951, cuando el incremento de 20 céntimos en el precio del billete provocó un boicot generalizado hasta que se anuló la subida de tarifas.

El movimiento estudiantil también fue despertando, y en 1956-1957 se desarrollaron las primeras revueltas estudiantiles.

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