Evolución Política y Expansión del Condado de Barcelona: Siglos X-XII

Consolidación del Poder Condal: Siglo X y Principios del Siglo XI

Durante la primera mitad del siglo X, se registraron intentos de expansión hacia territorios musulmanes. Sin embargo, la llegada de Abd al-Rahman III y la fortaleza del Califato de Córdoba obligaron al conde Borrell II (954-992) a someterse, lo que no impidió el ataque a Barcelona por parte de Almanzor en el año 985. A pesar de esto, Borrell II rompió los lazos que unían al condado barcelonés con la monarquía franca, actuando con total independencia. Su sucesor, Ramón Borrell (972-1017), participó en las luchas internas de Al-Andalus tras la muerte del segundo de los hijos de Almanzor. Los condes catalanes abandonaron la política defensiva, realizando incursiones en territorio musulmán, reconstruyendo fortalezas e impulsando la repoblación de las tierras abandonadas. Al mismo tiempo, se afianzaba la autoridad del conde barcelonés frente a sus vasallos y ante los demás condes catalanes.

Entre los condados catalanes, el condado de Barcelona logró la supremacía, al que se fueron uniendo otros por herencia o conquista. La gran expansión territorial del condado barcelonés se inició a principios del siglo XI bajo la dirección de Ramón Berenguer I (1035-1076), hijo y sucesor de Berenguer Ramón I (1018-1035). Al finalizar su minoría de edad en 1041, Ramón Berenguer I inició su gobierno personal, enfrentándose con éxito a los movimientos independentistas de la nobleza y reconstruyendo la unidad de los dominios de su padre. Cataluña se preparaba para avanzar por el curso bajo del Ebro a través del Segre y sus afluentes. Sin embargo, la fragmentación del territorio en una serie de condados dificultaba cualquier posibilidad de acción conjunta. Por ello, la tarea fundamental de Ramón Berenguer I fue proseguir el avance sobre territorios musulmanes y acometer una labor de reestructuración de Cataluña, contando con la ayuda de Armengol III, conde de Urgel, hasta la muerte de este en 1065, luchando contra los musulmanes en Barbastro. La alianza entre ambos nobles dio como resultado la progresión de la Reconquista hacia Lérida, al mismo tiempo que se presentaba como decisiva para el sometimiento de los condados y vizcondados a la autoridad de Barcelona. Esto sucedió en 1058, año en que se consagró la catedral de Barcelona, fecha considerada como el inicio de la hegemonía de la gran ciudad sobre todo el principado.

La labor político-administrativa de Ramón Berenguer I se completó con una labor jurídica. Llevó a cabo un intento de ordenar las costumbres jurídicas del condado de Barcelona, ordenando la compilación de un código llamado Usatges, cuya primera codificación probablemente data de 1058. Dos años más tarde, el conde redactó una especie de carta, siguiendo el modelo de los fueros castellanos, para la ciudad de Barcelona, que fue incorporada a los Usatges.

El gobierno de Ramón Berenguer I en Cataluña es importante no solo por su duración como conde de Barcelona (41 años), sino porque su autoridad durante este tiempo se extendió sobre los restantes condes catalanes, unidos a Barcelona por vínculos vasalláticos. Además, se impuso a sus vecinos musulmanes conquistando Tárrega en 1057, entre otras acciones, y consiguió el pago de parias.

Ramón Berenguer III: Expansión y Consolidación (1097-1131)

Tras la muerte de Ramón Berenguer I, sus territorios fueron repartidos entre sus hijos Ramón Berenguer II (1076-1082) y Berenguer Ramón II (1076-1097), quienes debían actuar unidos bajo la dirección teórica del primero. Sin embargo, las desavenencias entre ambos culminaron con el asesinato de Ramón Berenguer II en un bosque cercano a Gerona en 1082, aparentemente por orden de su hermano. A pesar de esto, Berenguer Ramón II no logró anular los derechos de su sobrino, el futuro Ramón Berenguer III. La nobleza catalana confió la tutela del joven conde al conde de Cerdaña y, más tarde, en 1086, al propio Berenguer Ramón II. Este último, por entonces, intervenía en Tolosa, Lérida, Valencia y Zaragoza, siendo apresado por el Cid. Los fracasos militares de Berenguer Ramón II y la infeudación del condado a la Santa Sede le granjearon muchos enemigos. Tras la mayoría de edad de Ramón Berenguer III, obligaron al conde a someterse al juicio de Alfonso VI de Castilla (quien fue bastante imparcial por sus intereses) para responder del asesinato de su hermano. La sentencia de culpabilidad del castellano le hizo renunciar al condado en 1097, que pasó a manos de Ramón Berenguer III (1097-1131).

El nuevo conde de Barcelona, yerno del Cid, hizo frente a los almorávides e intensificó la repoblación de la comarca de Tarragona, cuya sede arzobispal fue restaurada entre 1089 y 1091. Avanzó hacia la desembocadura del Ebro, donde fortificó el castillo de Amposta en 1100. En 1112, viudo de María Rodríguez (hija del Cid), se casó con Dulce de Provenza, reafirmando sus derechos sobre Carcasona, cuyo señor reconoció su soberanía y se declaró su vasallo. Además, la muerte sin herederos de los condes de Besalú en 1111 y Cerdaña en 1118 permitió al conde barcelonés incorporar estos territorios.

La intervención del conde de Barcelona en el mundo europeo y en las Cruzadas también es importante para la futura política de Cataluña. En 1113, Ramón Berenguer III aprovechó el atraque de una flota pisana en el puerto de Sant Feliu de Guíxols para proponer la conquista de Mallorca, bajo la dirección del legado pontificio que representaba los derechos del Papa sobre las islas. El conde de Barcelona se apoderó de Ibiza en 1114 y poco después conquistó Palma. Sin embargo, al no lograr establecer una población estable que consolidase el dominio, tuvo que abandonar la isla, que volvió a ser ocupada por los almorávides.

Frente a los avances de Alfonso I de Aragón, el conde protegió al alcaide musulmán de Lérida tras la firma de un pacto en 1120. Según este pacto, Ramón Berenguer III intervendría en caso de ataque aragonés, lo que podía ser considerado como la afirmación de una reserva catalana de toda la zona. Esto estuvo a punto de provocar la guerra entre el rey de Aragón y el conde de Barcelona, pero los almorávides lo derrotaron en Corbins en 1124, paralizando la acción. A la larga, ambos tuvieron que entenderse y en Calasanz en 1126 acordaron los límites de sus futuras conquistas. Es posible que ya entonces se asignara a Cataluña la ciudad de Lérida y sus términos. En 1131, Ramón Berenguer IV (1131-1162) sucedió a su padre al frente de Barcelona.

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