aumentó la crisis de la Hacienda española debido a la reducción del comercio colonial. Ante esta situación, Godoy recurríó al aumento de los impuestos y planteó reformas como la desamortización de las tierras eclesiásticas. Estas medidas fueron ineficaces y provocaron una gran oposición de la nobleza, el clero y del campesinado. Además, el poder que estaba acumulando Godoy, aumentó el rechazo del hijo del rey, Fernando, que veía peligrar su posición frente a Godoy. Esta situación de crisis se deterioró más cuando, en 1807, Godoy firma con Napoleón el Tratado de Fontainebleau para acceder a Portugal, aliada de Gran Bretaña. A cambio se pactó un futuro reparto en donde una parte de la misma sería para Francia, otra para España y en un anexo secreto, una tercera parte sería un principado personal para Godoy. Lógicamente para llegar las tropas francesas a Portugal tenían que pasar por España. Así pues, los franceses atravesaron los Pirineos en Febrero de 1808 con la autorización de las autoridades borbónicas, pero con la oposición de la población. Las tropas se situaron en puntos estratégicos, como Barcelona, Vitoria y Madrid, desde donde posteriormente debían extenderse por el territorio hacia Portugal. El 18 de Marzo de 1808, estalló el Motín de Aranjuez, donde se encontraban los reyes de España. Este motín fue de carácter popular pero contó con la colaboración de la nobleza y del clero. Sus objetivos eran la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando, supuesto instigador en secreto de la revuelta. Los amotinados consiguieron sus objetivos, Godoy cae y Carlos IV huye a Francia, mientras su hijo Fernando reclama el trono. Carlos IV escribe a Napoleón para contarle los acontecimientos y reclamando su ayuda para recuperar el trono. Napoleón ante la debilidad de la monarquía española decidíó invadir España y anexionar el país a su Imperio. En Bayona, Napoleón reúne a Carlos IV y a su hijo Fernando para actuar como árbitro entre sus disputas. Allí en Mayo de 1808 se suceden las Abdicaciones de Bayona, donde obliga a ambos Borbones a abdicar en su persona, proclamando como rey de España a su hermano José Bonaparte. Además convocó a las Cortes con el objetivo de aprobar una constitución que acabase con el Antiguo Régimen y ratificase el nombramiento de su hermano José, quién se convirtió en José I, rey de España. A partir de este momento, José Bonaparte inició una política reformista que contó con escasos apoyos debido a que, para la mayor parte de la población española, el nuevo gobierno era ilegítimo, extranjero y se basaba en el poder de las armas. 3 El hermano de Napoleón, que venía de ser rey de Nápoles, ofrecíó a los españoles un programa reformista, dotándola de una nueva ley fundamental: la Constitución de Bayona de 1808. Fue la primera constitución española, aunque no tuvo vigencia por la guerra.
Se caracteriza por no establecer una separación de poderes, por establecer un estado confesional; por establecer unas Cortes con elección indirecta (se vota a los electores por estamentos); por establecer una declaración de derechos e incluir varias reformas liberales. Frente a José I y la Constitución de Bayona, los españoles se dividen en dos bandos: Los Afrancesados que apoyan a José I y los Patriotas que están en contra de José I. La marcha hacia Bayona de la familia real produjo un vacío de poder, justo cuando el ejército de Murat (lugarteniente de Napoleón) ocupó Madrid. Esta situación colocó a los españoles ante la alternativa de acatar la legalidad (la Junta de Gobierno que dejó Fernando VII antes de dirigirse a Bayona colaboraba con las tropas francesas de Murat), o atender al mandato de la propia conciencia.
La invasión francesa provocó que los españoles tuvieran que posicionarse en uno u otro bando. Una minoría de españoles colaboró con la monarquía de José I (afrancesados) ya que apoyaban su programa reformista y apostaban por un poder fuerte para modernizar España. Por este motivo, al finalizar la guerra tuvieron que abandonar España. Por otro lado está el frente patriótico, que es la mayoría de la población. Son los que se opusieron desde un principio a la invasión francesa. Dentro de este grupo se diferencian, por un lado, la mayor parte de la nobleza y del clero que deseaban la vuelta de Fernando VII, pero no querían que se produjesen cambios sociales, defienden la tradición y la religión católica. Son los llamados absolutistas. Pero, or otro lado, dentro del grupo de los patriotas también se 5 encuentran aquellos que confiaban que con la vuelta de Fernando VII se podría emprender un programa de reformas y la modernización del país. Son los denominados liberales o Ilustrados. Estos liberales veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio del sistema político e implantar un sistema político liberal en España, basado en una constitución, en la soberanía popular, en la división de poderes y en la abolición de los privilegios. Estas ideas liberales se impondrán en la futura Constitución de 1812. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Al mismo tiempo que gran parte de la sociedad española se enfrentaba con las armas a los franceses, unos pocos ilustrados pretendían implantar en España las ideas liberales. La oportunidad llegó cuando las derrotas militares mostraron la incapacidad de la Junta Suprema Central para organizar el conflicto. La Junta decidíó disolverse en Enero 1810 dando paso a una Regencia, una especie de gobierno provisional de cinco miembros, muy conservadores, pero presionados por la presión liberal que había en Cádiz. Antes de disolverse, la Junta quiso convocar Cortes Generales para reorganizar el vacío de poder. A pesar de esto, la Regencia no se decidíó a convocarlas, hasta que llegaron noticias de una posible rebelión de independencia en las colonias americanas, que podían poner en peligro el Imperio español. Así pues tras más de cien años sin convocar a las Cortes, éstas se reunieron en Septiembre de 1810. Ante la dificultad de contar con diputados de todo el país, éstos fueron sustituidos por suplentes residentes en Cádiz y, como en esta ciudad había un gran ambiente liberal, cuando se abrieron las Cortes la mayoría de los asistentes eran de ideología liberal. A causa de la guerra la alta nobleza y del alto clero apenas tuvieron representación en las Cortes de Cádiz. Tampoco hubo ningún representante de las clases populares ni mujeres. En las Cortes predominaron clases medias y miembros de la burguésía. Entre los diputados presentes en las Cortes se distinguieron tres grupos: • Absolutistas: Partidarios del Antiguo Régimen. • Reformistas: Defensores de reformas limitadas de carácter ilustrado. • Liberales: Grupo mayoritario. Pretendían introducir el régimen liberal en España y acabar con el Antiguo Régimen. Querían implantar un sistema político liberal, basado en una constitución como norma suprema, en la soberanía nacional, la división de poderes, etc… El primer triunfo de los liberales fue que, tras la apertura de las Cortes, estas se formaran en una cámara única, frente a la tradicional representación estamental. 6 Además, en su primera sesíón, aprobaron el principio de soberanía nacional, es decir, el reconocimiento de que el poder reside en el pueblo, representados en las Cortes, lo cual significa el final del Antiguo Régimen. Al reunirse, las Cortes se constituyeron en Asamblea Constituyente, con la función de crear una Constitución. Así el 19 de Marzo de 1812, el día de San José, se promulgó la Constitución de 1812 popularmente conocido como “La Pepa”. Es un texto muy extenso con 384 artículos. Entre los rasgos más destacados de la Constitución de 1812 destacamos que la Constitución contiene una declaración de derechos del ciudadano: libertad de expresión, pensamiento y opinión, igualdad de los españoles ante la ley, derecho a la educación, libertad civil, derecho de propiedad y reconocimiento de la soberanía nacional y el trato de igualdad entre la Península y los territorios americanos. Se define la nacíón española como el conjunto de todos los ciudadanos españoles de ambos hemisferios (Península y colonias americanas). Readmite la división de poderes con Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal masculino indirecto, que representaba a la nacíón en las que residía el poder legislativo (elaborar leyes, aprobación de presupuestos, etc.). El monarca asumía el poder ejecutivo, dirigía el gobierno, intervénía en la elaboración de las leyes tenía derecho de veto suspensivo durante dos años y sus actos debían de ser aprobados por los ministros. Por su parte, el poder judicial residía en los tribunales de justicia que gozaban de independencia. Otros artículos de la Constitución de 1812 planteaban una reforma de los impuestos, de la Hacienda, la creación de un ejército nacional, el servicio militar obligatorio y la implantación de una enseñanza primaria pública y obligatoria. Además el territorio se dividía en provincias estando en cada una de ellas una diputación principal que se encargaba del gobierno interior. Se establecía la formación de ayuntamientos con cargos electivos para el gobierno de los pueblos y se creaba la Milicia Nacional a nivel local y provincial. La Milicia Nacional era una institución armada creada por la burguésía para defender sus intereses, es decir, el Estado liberal. Fueron creadas por la Constitución de 1812 para garantizar el nuevo orden constitucional. Incluso en el texto constitucional se afirma la confesionalidad católica del Estado. 7 Además de aprobar la Constitución de 1812, las Cortes pusieron en marcha un importante conjunto de medidas legislativas con el fin de eliminar el Antiguo Régimen en España y crear un Estado liberal. Cabe citar las siguientes reformas: • Reformas políticas: Desaparición de los Consejos, establecimiento de los ministerios y nueva división administrativa de España. • Reforma Religiosa: Supresión de la Inquisición. • Reformas sociales: Libertad de trabajo y de imprenta, fin de los señoríos, fin de los gremios y fomento de la agricultura y la ganadería. • Medidas desamortizadoras: Venta de las propiedades de los jesuitas, de las órdenes militares, de la Inquisición e incluso de tierras de realengo y tierras comunales, con el objetivo de saldar el déficit de la Deuda Pública. Esta legislación marcó las líneas básicas de lo que debía ser la modernización de España. Como se observa, los legisladores de Cádiz aprovecharon la situación revolucionaria para elaborar un marco legislativo mucho más avanzado de lo que hubiese sido posible en una situación de normalidad. La situación de guerra impidió una efectiva aplicación de lo legislado y, al final de la guerra, la vuelta de Fernando VII frustró la experiencia liberal y se volverá al absolutismo. 5.2 EL REINADO DE Fernando VII: LA RESTAURACIÓN DEL ABSOLUTISMO; EL TRIENIO LIBERAL; LA REACCIÓN ABSOLUTISTA. Absolutismo y liberalismo. Con la derrota napoleónica, tras el tratado de Valençay, entre Napoleón y Fernando VII, éste recuperó el trono español. Los liberales desconfiaban de la predisposición del monarca para aceptar el nuevo orden constitucional. Por ello prepararon el viaje de regreso de Fernando VII “El Deseado” a España de manera que fuera directamente a Madrid a firmar la Constitución y a aceptar el nuevo marco político. Pero Fernando VII llega a Girona y de ahí va a Zamora a Zaragoza. Finalmente llega a Valencia donde le entregan el “Manifiesto de los Persas”. El grupo absolutista (nobleza y clero) sabían que la vuelta del monarca era la mejor oportunidad para volver al Antiguo Régimen y deshacer toda la obra de las Cortes de Cádiz. Los absolutistas se van a organizar, van a movilizar al pueblo y le van a pedir la vuelta del absolutismo en el llamado “Manifiesto de los Persas”, donde se defendía la monarquía absoluta y se pedía la derogación de la obra de las Cortes de Cádiz. Con todo 8 este apoyo Fernando VII se siente seguro, ya que se da cuenta que la mayor parte de la población estaba en contra de la Constitución y por ello va a traicionar sus promesas. Mediante el Real Decreto de 4 de Mayo de 1814, anuló la Constitución y las leyes de Cádiz y anunció la vuelta al absolutismo. Tras esto, comenzó una dura represión contra liberales y reformistas, lo que provocó que miles de españoles marcharan al exilio. Comienza así la primera etapa de la monarquía de Fernando VII, conocida como el SEXENIO ABSOLUTISTA (1814 – 1820). Tras anular la obra de las Cortes de Cádiz y volver al Antiguo Régimen, Fernando VII restauró las antiguas instituciones del Antiguo Régimen. En el contexto exterior, esta vuelta al Antiguo Régimen coincide con la derrota de Napoleón y el establecimiento del Congreso de Viena y la creación de la Santa Alianza que garantizaba la defensa del absolutismo en Europa y el derecho de intervención en cualquier país para frenar el avance del liberalismo. Fernando VII tuvo que hacer frente a las consecuencias económicas de la Guerra de Independencia, que significó la ruina de la agricultura y el desmantelamiento de la escasa industria nacional. La situación se agravó por las luchas de las colonias americanas por su independencia, lo que significó a la larga la pérdida de un importante mercado y una fuente de ingresos para la Hacienda española. Su negativa a desamortizar bienes eclesiásticos y la oposición del estamento privilegiado a establecer un sistema de contribución proporcional a las rentas de cada contribuyente, condujeron a la Hacienda a la ruina. Poco a poco, el malestar se fue generalizando en todos los sectores de la sociedad: Los sectores liberales, perseguidos e incapaces de encauzar sus reivindicaciones políticas por vías legales, se apoyaron en el ejército para alcanzar el poder. Desde organizaciones secretas los liberales llevaron a cabo numerosas conspiraciones con ayuda de algunos militares, dando lugar a los “pronunciamientos” o intentos de Golpe de Estado para restaurar el sistema liberal; no obstante, fracasaron y fueron reprimidos con dureza por la monarquía. Sin embargo, en Enero 1820, el comandante Riego, al frente de un ejército preparado para viajar a América para luchar contra los independentistas de las colonias, se levantó en la localidad sevillana de Cabezas de San Juana favor de la Constitución de 1812. Logró numerosos apoyos y consiguió obligar a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. Inmediatamente se formó un nuevo gobierno y se convocó elecciones a Cortes. Seda inicio de esta manera a la etapa conocida como TRIENIO CONSTITUCIONAL O LIBERAL (1820 – 1823), donde se restablecíó la obra legislativa de las Cortes de Cádiz y se creó la Milicia Nacional como cuerpo armado 9 para la defensa del liberalismo. Fernando VII aceptó el régimen liberal a la fuerza, pero desde el principio paralizó todas las leyes que pudo, recurriendo a su derecho de veto y conspiró contra el gobierno buscando recuperar su poder mediante la intervención de las potencias absolutistas en España. El fin del Régimen Liberal se consiguió por la intervención de la Santa Alianza, a quien Fernando VII solicitó ayuda. La Santa Alianza encargó a Francia la intervención, y en Abril de 1823 unos cien mil soldados franceses, “Los Cien Mil Hijos de San Luis”, entraron en España y volvieron a instaurar la monarquía absoluta. Tras recuperar su poder absoluto, Fernando VII da inició a la última etapa de su monarquía conocida como la DÉCADA OMINOSA (1823 -1833). Realizó una dura represión en contra de los liberales, muchos de los cuales tuvieron que exiliarse. Con el fin de dotar de estabilidad a la monarquía absoluta, se mantuvo alguna reforma moderada del Trienio (disolución de la Inquisición). Debido a los problemas económicos, el rey buscó la colaboración del sector liberal moderado (burguésía financiera e industrial) para intentar reactivar la economía. Esta actitud del rey va a aumentar la desconfianza de las clases realistas conservadoras ya que están descontentos porque el rey no ha restablecido completamente el Antiguo Régimen y no actuaba de manera más contundente con los liberales. En consecuencia, este sector a partir de 1827 deja de apoyar a Fernando VII y se va a agrupar alrededor de Carlos María Isidro, hermano del rey y previsible sucesor de Fernando VII, ya que en este momento no tenía descendencia directa. 5.3 LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA: EL PROTAGONISMO CRIOLLO; LAS FASES DEL PROCESO; LAS REPERCUSIONES PARA ESPAÑA. La emancipación de la América española. Los criollos serán los artífices de la independencia de las colonias y se convertirán la élite gobernante de los nuevos países independientes. Aunque sin el influjo de las ideas ilustradas no se podría haber llevado a cabo la independencia, los factores que propiciaron este movimiento revolucionario fueron diversos: Por un lado, la oposición al control mercantil de la metrópoli que impedía a los criollos comerciar libremente con todos los países, especialmente con los competidores anglosajones, con mejores precios y calidades. Por otra parte, el reformismo de Carlos III había supuesto un mayor control sobre la administración 10 colonial y el envío de funcionarios españoles que desplazaban a los criollos de los puestos de poder. Sin olvidar el sometimiento a las colonias de fuertes impuestos. Influyó además, el ejemplo de la emancipación de las colonias británicas del norte – cuya independencia dio lugar al nacimiento de los Estados Unidos-, puesto que demostraba que era posible enfrentarse a la metrópoli y conseguir la victoria. Por último es importante decir que Gran Bretaña ayudará a los revolucionarios. Al iniciarse la Guerra de la Independencia, los criollos van a oponerse a la autoridad de José Bonaparte y van crear Juntas similares a las de España asumiendo el poder en sus territorios. En estas Juntas predominaban los criollos y, aunque teóricamente se manténían fieles a Fernando VII, no reconocieron la autoridad de la Junta Central, por lo que expulsaron a las autoridades españolas y comenzaron a autogobernarse. De poco sirvió la presencia de representantes americanos en las Cortes de Cádiz y que en ellas se definiera España como la suma de los españoles de ambos hemisferios. En una primera fase (1810- 1814) surgen por todas partes movimientos revolucionarios que crean nuevos gobiernos americanos con un proceso muy similar en todas las regiones. Primero se convoca un cabildo (gobierno municipal de las ciudades americanas equivalente a un ayuntamientos) que sustituía a las viejas autoridades por una Junta, que actuaba como gobierno. La Junta organizaba un ejército y establecía relaciones con Inglaterra (doble juego al ayudar a los ejércitos españoles a luchar contra Napoleón y observaba con agrado los desórdenes en las colonias americanas) y Estados Unidos para obtener su apoyo. Se convocaba un Congreso, según el modelo francés o americano con el fin de elaborar una Constitución de inspiración liberal y proclamar la independencia. España va a ser incapaz de hacer frente al movimiento independentista, dado que apenas podían controlar el territorio hispano. Los focos de independencia más importantes fueron el Virreinato del Río de la Plata, con su líder José de San Martín, el Virreinato de Nueva Granada y Venezuela con Simón Bolívar, y México. Finalizada la Guerra de Independencia española (Segunda Fase: 1815-1824), Fernando VII, en lugar de buscar el acuerdo con los americanos, envió diez mil hombres para controlar el territorio que, aunque pacificaron Nueva Granada y México no pudieron hacer nada en el virreinato del Río de la Plata, por lo que Paraguay y Argentina se consolidaron como naciones independientes. Posteriormente se independizaran prácticamente el resto de las colonias americanas. 11 Este proceso acabó con la presencia española en América continental. Sólo las Antillas (Cuba y Puerto Rico) y las Filipinas permanecieron como posesiones españolas. Tras esto España pasó a ser una potencia de segundo orden y perdíó un gran mercado y unos recursos muy necesarios en un momento en el que otros países europeos comenzaban su industrialización. La Hacienda Real quedó al borde de la quiebra. 5.4 LA OBRA DE Goya COMO TESTIMONIO DE LA ÉPOCA. Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es uno de los pintores más geniales de la historia universal del arte. Su obra es difícil de encasillar por su originalidad, que la hace precursora de movimientos modernos tales como el impresionismo, el expresionismo o el Surrealismo. Además sus pinturas y grabados son un magnífico testimonio de la conflictiva época histórica que le tocó vivir. Nace en Fuendetodos (Zaragoza) y se inicia en la pintura en el taller de un modesto pintor. A su regreso de un viaje a Italia recibe los primeros encargos como los frescos para la Basílica del Pilar de Zaragoza. Durante el reinado de Carlos III Goya trabaja en la corte pintando cartones que servían de modelos para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Es su etapa más amable y muestra el optimismo ilustrado. Los temas de estos cartones representan escenas costumbristas de ambiente popular que reflejaban la alegría de vivir, siguiendo la moda impuesta por la aristocracia europea. (La merienda a orillas del Manzanares, el quitasol, El cacharrero, La vendimia, La gallina ciega…etc.) Durante los años 90 Goya obtiene el cargo de pintor de corte de Carlos IV para el que realizó una de sus grandes obras, La Familia de Carlos IV, en la que Goya refleja la penetrante personalidad de cada personaje. Desde 1792 hasta 1808, en que estalla la Guerra de la Independencia, se puede distinguir una etapa nueva, marcada por una profunda crisis personal, posiblemente causada por una grave enfermedad que le dejó sorgo, pero también como consecuencia de la represión que sufríó el movimiento ilustrado. En esta fase, Goya muestra una predilección por los aspectos negativos y sórdidos de la vida, como muestra en la primera serie de grabados Los caprichos, que es una auténtica sátira de la sociedad y de la condición humana (el fanatismo religioso, la superstición, la ignorancia, el matrimonio de conveniencia, los privilegios de la nobleza…etc.) Poco después de su publicación Goya los retira por miedo a la Inquisición. 12 La Guerra de la Independencia y sus horrores son el tema recurrente entre 1808 y 1814 y representan de forma inequívoca la derrota de toda racionalidad. En estos momentos su visión del mundo se vuelve más escéptica, abandona el optimismo ilustrado que pretendía la mejora de la sociedad mostrando sus errores, para ahondar en una visión pesimista del hombre, sin ideales. Esta interpretación de la guerra se observa en sus obras de gran formato y temática histórica como La carga de los mamelucos o Los fusilamientos del 3 de Mayo, y especialmente la serie de grabados Los desastres de la Guerra, que muestra la brutalidad de la guerra, sin héroes, en el que las víctimas de uno y otro bando son los únicos protagonistas de su obra. Tras el retorno de Fernando VII Goya se aleja de la corte. La restauración del absolutismo, la inseguridad, el miedo, la vejez le impulsan hacia una visión sombría, inquietante del ser humano como muestran la serie de grabados Los disparates o proverbio y las denominadas Pinturas Negras. Tras el Trienio liberal y huyendo de la opresión absolutista consiguió permiso para viajar a Francia (Burdeos) donde morirá en 1828. Allí pintaría la Lechera de Burdeos, aunque algunos especialistas dudan de su autoría.
Se caracteriza por no establecer una separación de poderes, por establecer un estado confesional; por establecer unas Cortes con elección indirecta (se vota a los electores por estamentos); por establecer una declaración de derechos e incluir varias reformas liberales. Frente a José I y la Constitución de Bayona, los españoles se dividen en dos bandos: Los Afrancesados que apoyan a José I y los Patriotas que están en contra de José I. La marcha hacia Bayona de la familia real produjo un vacío de poder, justo cuando el ejército de Murat (lugarteniente de Napoleón) ocupó Madrid. Esta situación colocó a los españoles ante la alternativa de acatar la legalidad (la Junta de Gobierno que dejó Fernando VII antes de dirigirse a Bayona colaboraba con las tropas francesas de Murat), o atender al mandato de la propia conciencia.
La Guerra de la Independencia
El 2 de Mayo de 1808 se produjo un levantamiento sangriento en Madrid contra las tropas francesas debido a la intención de Napoleón de llevarse al resto de la familia real a Bayona. Este levantamiento será violentamente reprimido al día siguiente por el general francés Murat, mientras la Junta de Gobierno no hizo nada para evitar esta represión. La noticia de las abdicaciones de Bayona y los sucesos de Madrid contribuyeron a la extensión del movimiento por toda España, donde la población se levantó contra la invasión francesa y, ante el vacío de poder, surgieron las Juntas de armamento y defensa. Estas Juntas fueron primero locales y provinciales y estaban formadas por partidarios de Fernando VII (militares, aristócratas y alto clero). Pretendían dirigir el levantamiento popular y asumieron la soberanía en ausencia del rey. Las Juntas Provinciales declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña. En Septiembre estas Juntas enviaron representantes a Aranjuez, aprovechando la retirada de los franceses de Madrid tras la derrota de Bailén, para formar una Junta Suprema Central que coordinase la lucha y dirigiese el país reconociendo a Fernando VII como rey legítimo y asumiendo el poder hasta su retorno. Esta Junta surge en Aranjuez, pero debido al avance francés huye a Sevilla y de ahí a Cádiz, la única ciudad que gracias a la ayuda inglesa resistíó al ataque 4 francés. La Junta Suprema Central se mostró incapaz de dirigir la guerra y tras varias derrotas es sustituida en 1810 por un Consejo de Regencia conformado por cinco miembros. Antes de desaparecer, la Junta Central convocó a las Cortes para que los representantes de la nacíón decidieran sobre su organización y su destino. Las Cortes, reunidas en Cádiz, dieron lugar a la proclamación de la Constitución de 1812. Napoleón creyó que la invasión seria rápida y fácil pero la derrota en Bailén del ejército napoleónico por un pequeño ejército español dirigido por el General Castaños fue la primera derrota de las tropas napoleónicas. Esto desató la euforia y produjo la huida de José I de Madrid. Debido a esto, Napoleón se vio obligado a intervenir personalmente con 250.000 soldados. Tras esto José I entra de nuevo en Madrid y el avance francés hacia el sur es imparable. Como el ejército español era incapaz de vencer a las tropas francesas, la resistencia se hizo a través de la guerra de guerrillas evitando el ataque directo, aprovechando así el conocimiento del terreno y el apoyo popular, sometiendo a los franceses a una presión y desgaste permanente. En 1812, va a cambiar el curso de la guerra debido a la campaña que Napoleón va a llevar a cabo en Rusia y que le obligó a retirar a miles de efectivos de la Península. Ante este debilitamiento, las tropas españolas apoyadas por las guerrillas y por el ejército británico al mando del general Wellington lograron derrotar a los franceses en la batalla de Arapiles. Tras esto, José I abandonó definitivamente Madrid y la capital fue tomada por Wellington. Incapaz de mantener dos frentes abiertos, Napoleón decidíó pactar el fin del conflicto y en 1813 con el Tratado de Valençay, finaliza la guerra y se permite el retorno de Fernando VII. Los comienzos de la revolución liberal.La invasión francesa provocó que los españoles tuvieran que posicionarse en uno u otro bando. Una minoría de españoles colaboró con la monarquía de José I (afrancesados) ya que apoyaban su programa reformista y apostaban por un poder fuerte para modernizar España. Por este motivo, al finalizar la guerra tuvieron que abandonar España. Por otro lado está el frente patriótico, que es la mayoría de la población. Son los que se opusieron desde un principio a la invasión francesa. Dentro de este grupo se diferencian, por un lado, la mayor parte de la nobleza y del clero que deseaban la vuelta de Fernando VII, pero no querían que se produjesen cambios sociales, defienden la tradición y la religión católica. Son los llamados absolutistas. Pero, or otro lado, dentro del grupo de los patriotas también se 5 encuentran aquellos que confiaban que con la vuelta de Fernando VII se podría emprender un programa de reformas y la modernización del país. Son los denominados liberales o Ilustrados. Estos liberales veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio del sistema político e implantar un sistema político liberal en España, basado en una constitución, en la soberanía popular, en la división de poderes y en la abolición de los privilegios. Estas ideas liberales se impondrán en la futura Constitución de 1812. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Al mismo tiempo que gran parte de la sociedad española se enfrentaba con las armas a los franceses, unos pocos ilustrados pretendían implantar en España las ideas liberales. La oportunidad llegó cuando las derrotas militares mostraron la incapacidad de la Junta Suprema Central para organizar el conflicto. La Junta decidíó disolverse en Enero 1810 dando paso a una Regencia, una especie de gobierno provisional de cinco miembros, muy conservadores, pero presionados por la presión liberal que había en Cádiz. Antes de disolverse, la Junta quiso convocar Cortes Generales para reorganizar el vacío de poder. A pesar de esto, la Regencia no se decidíó a convocarlas, hasta que llegaron noticias de una posible rebelión de independencia en las colonias americanas, que podían poner en peligro el Imperio español. Así pues tras más de cien años sin convocar a las Cortes, éstas se reunieron en Septiembre de 1810. Ante la dificultad de contar con diputados de todo el país, éstos fueron sustituidos por suplentes residentes en Cádiz y, como en esta ciudad había un gran ambiente liberal, cuando se abrieron las Cortes la mayoría de los asistentes eran de ideología liberal. A causa de la guerra la alta nobleza y del alto clero apenas tuvieron representación en las Cortes de Cádiz. Tampoco hubo ningún representante de las clases populares ni mujeres. En las Cortes predominaron clases medias y miembros de la burguésía. Entre los diputados presentes en las Cortes se distinguieron tres grupos: • Absolutistas: Partidarios del Antiguo Régimen. • Reformistas: Defensores de reformas limitadas de carácter ilustrado. • Liberales: Grupo mayoritario. Pretendían introducir el régimen liberal en España y acabar con el Antiguo Régimen. Querían implantar un sistema político liberal, basado en una constitución como norma suprema, en la soberanía nacional, la división de poderes, etc… El primer triunfo de los liberales fue que, tras la apertura de las Cortes, estas se formaran en una cámara única, frente a la tradicional representación estamental. 6 Además, en su primera sesíón, aprobaron el principio de soberanía nacional, es decir, el reconocimiento de que el poder reside en el pueblo, representados en las Cortes, lo cual significa el final del Antiguo Régimen. Al reunirse, las Cortes se constituyeron en Asamblea Constituyente, con la función de crear una Constitución. Así el 19 de Marzo de 1812, el día de San José, se promulgó la Constitución de 1812 popularmente conocido como “La Pepa”. Es un texto muy extenso con 384 artículos. Entre los rasgos más destacados de la Constitución de 1812 destacamos que la Constitución contiene una declaración de derechos del ciudadano: libertad de expresión, pensamiento y opinión, igualdad de los españoles ante la ley, derecho a la educación, libertad civil, derecho de propiedad y reconocimiento de la soberanía nacional y el trato de igualdad entre la Península y los territorios americanos. Se define la nacíón española como el conjunto de todos los ciudadanos españoles de ambos hemisferios (Península y colonias americanas). Readmite la división de poderes con Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal masculino indirecto, que representaba a la nacíón en las que residía el poder legislativo (elaborar leyes, aprobación de presupuestos, etc.). El monarca asumía el poder ejecutivo, dirigía el gobierno, intervénía en la elaboración de las leyes tenía derecho de veto suspensivo durante dos años y sus actos debían de ser aprobados por los ministros. Por su parte, el poder judicial residía en los tribunales de justicia que gozaban de independencia. Otros artículos de la Constitución de 1812 planteaban una reforma de los impuestos, de la Hacienda, la creación de un ejército nacional, el servicio militar obligatorio y la implantación de una enseñanza primaria pública y obligatoria. Además el territorio se dividía en provincias estando en cada una de ellas una diputación principal que se encargaba del gobierno interior. Se establecía la formación de ayuntamientos con cargos electivos para el gobierno de los pueblos y se creaba la Milicia Nacional a nivel local y provincial. La Milicia Nacional era una institución armada creada por la burguésía para defender sus intereses, es decir, el Estado liberal. Fueron creadas por la Constitución de 1812 para garantizar el nuevo orden constitucional. Incluso en el texto constitucional se afirma la confesionalidad católica del Estado. 7 Además de aprobar la Constitución de 1812, las Cortes pusieron en marcha un importante conjunto de medidas legislativas con el fin de eliminar el Antiguo Régimen en España y crear un Estado liberal. Cabe citar las siguientes reformas: • Reformas políticas: Desaparición de los Consejos, establecimiento de los ministerios y nueva división administrativa de España. • Reforma Religiosa: Supresión de la Inquisición. • Reformas sociales: Libertad de trabajo y de imprenta, fin de los señoríos, fin de los gremios y fomento de la agricultura y la ganadería. • Medidas desamortizadoras: Venta de las propiedades de los jesuitas, de las órdenes militares, de la Inquisición e incluso de tierras de realengo y tierras comunales, con el objetivo de saldar el déficit de la Deuda Pública. Esta legislación marcó las líneas básicas de lo que debía ser la modernización de España. Como se observa, los legisladores de Cádiz aprovecharon la situación revolucionaria para elaborar un marco legislativo mucho más avanzado de lo que hubiese sido posible en una situación de normalidad. La situación de guerra impidió una efectiva aplicación de lo legislado y, al final de la guerra, la vuelta de Fernando VII frustró la experiencia liberal y se volverá al absolutismo. 5.2 EL REINADO DE Fernando VII: LA RESTAURACIÓN DEL ABSOLUTISMO; EL TRIENIO LIBERAL; LA REACCIÓN ABSOLUTISTA. Absolutismo y liberalismo. Con la derrota napoleónica, tras el tratado de Valençay, entre Napoleón y Fernando VII, éste recuperó el trono español. Los liberales desconfiaban de la predisposición del monarca para aceptar el nuevo orden constitucional. Por ello prepararon el viaje de regreso de Fernando VII “El Deseado” a España de manera que fuera directamente a Madrid a firmar la Constitución y a aceptar el nuevo marco político. Pero Fernando VII llega a Girona y de ahí va a Zamora a Zaragoza. Finalmente llega a Valencia donde le entregan el “Manifiesto de los Persas”. El grupo absolutista (nobleza y clero) sabían que la vuelta del monarca era la mejor oportunidad para volver al Antiguo Régimen y deshacer toda la obra de las Cortes de Cádiz. Los absolutistas se van a organizar, van a movilizar al pueblo y le van a pedir la vuelta del absolutismo en el llamado “Manifiesto de los Persas”, donde se defendía la monarquía absoluta y se pedía la derogación de la obra de las Cortes de Cádiz. Con todo 8 este apoyo Fernando VII se siente seguro, ya que se da cuenta que la mayor parte de la población estaba en contra de la Constitución y por ello va a traicionar sus promesas. Mediante el Real Decreto de 4 de Mayo de 1814, anuló la Constitución y las leyes de Cádiz y anunció la vuelta al absolutismo. Tras esto, comenzó una dura represión contra liberales y reformistas, lo que provocó que miles de españoles marcharan al exilio. Comienza así la primera etapa de la monarquía de Fernando VII, conocida como el SEXENIO ABSOLUTISTA (1814 – 1820). Tras anular la obra de las Cortes de Cádiz y volver al Antiguo Régimen, Fernando VII restauró las antiguas instituciones del Antiguo Régimen. En el contexto exterior, esta vuelta al Antiguo Régimen coincide con la derrota de Napoleón y el establecimiento del Congreso de Viena y la creación de la Santa Alianza que garantizaba la defensa del absolutismo en Europa y el derecho de intervención en cualquier país para frenar el avance del liberalismo. Fernando VII tuvo que hacer frente a las consecuencias económicas de la Guerra de Independencia, que significó la ruina de la agricultura y el desmantelamiento de la escasa industria nacional. La situación se agravó por las luchas de las colonias americanas por su independencia, lo que significó a la larga la pérdida de un importante mercado y una fuente de ingresos para la Hacienda española. Su negativa a desamortizar bienes eclesiásticos y la oposición del estamento privilegiado a establecer un sistema de contribución proporcional a las rentas de cada contribuyente, condujeron a la Hacienda a la ruina. Poco a poco, el malestar se fue generalizando en todos los sectores de la sociedad: Los sectores liberales, perseguidos e incapaces de encauzar sus reivindicaciones políticas por vías legales, se apoyaron en el ejército para alcanzar el poder. Desde organizaciones secretas los liberales llevaron a cabo numerosas conspiraciones con ayuda de algunos militares, dando lugar a los “pronunciamientos” o intentos de Golpe de Estado para restaurar el sistema liberal; no obstante, fracasaron y fueron reprimidos con dureza por la monarquía. Sin embargo, en Enero 1820, el comandante Riego, al frente de un ejército preparado para viajar a América para luchar contra los independentistas de las colonias, se levantó en la localidad sevillana de Cabezas de San Juana favor de la Constitución de 1812. Logró numerosos apoyos y consiguió obligar a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. Inmediatamente se formó un nuevo gobierno y se convocó elecciones a Cortes. Seda inicio de esta manera a la etapa conocida como TRIENIO CONSTITUCIONAL O LIBERAL (1820 – 1823), donde se restablecíó la obra legislativa de las Cortes de Cádiz y se creó la Milicia Nacional como cuerpo armado 9 para la defensa del liberalismo. Fernando VII aceptó el régimen liberal a la fuerza, pero desde el principio paralizó todas las leyes que pudo, recurriendo a su derecho de veto y conspiró contra el gobierno buscando recuperar su poder mediante la intervención de las potencias absolutistas en España. El fin del Régimen Liberal se consiguió por la intervención de la Santa Alianza, a quien Fernando VII solicitó ayuda. La Santa Alianza encargó a Francia la intervención, y en Abril de 1823 unos cien mil soldados franceses, “Los Cien Mil Hijos de San Luis”, entraron en España y volvieron a instaurar la monarquía absoluta. Tras recuperar su poder absoluto, Fernando VII da inició a la última etapa de su monarquía conocida como la DÉCADA OMINOSA (1823 -1833). Realizó una dura represión en contra de los liberales, muchos de los cuales tuvieron que exiliarse. Con el fin de dotar de estabilidad a la monarquía absoluta, se mantuvo alguna reforma moderada del Trienio (disolución de la Inquisición). Debido a los problemas económicos, el rey buscó la colaboración del sector liberal moderado (burguésía financiera e industrial) para intentar reactivar la economía. Esta actitud del rey va a aumentar la desconfianza de las clases realistas conservadoras ya que están descontentos porque el rey no ha restablecido completamente el Antiguo Régimen y no actuaba de manera más contundente con los liberales. En consecuencia, este sector a partir de 1827 deja de apoyar a Fernando VII y se va a agrupar alrededor de Carlos María Isidro, hermano del rey y previsible sucesor de Fernando VII, ya que en este momento no tenía descendencia directa. 5.3 LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA: EL PROTAGONISMO CRIOLLO; LAS FASES DEL PROCESO; LAS REPERCUSIONES PARA ESPAÑA. La emancipación de la América española. Los criollos serán los artífices de la independencia de las colonias y se convertirán la élite gobernante de los nuevos países independientes. Aunque sin el influjo de las ideas ilustradas no se podría haber llevado a cabo la independencia, los factores que propiciaron este movimiento revolucionario fueron diversos: Por un lado, la oposición al control mercantil de la metrópoli que impedía a los criollos comerciar libremente con todos los países, especialmente con los competidores anglosajones, con mejores precios y calidades. Por otra parte, el reformismo de Carlos III había supuesto un mayor control sobre la administración 10 colonial y el envío de funcionarios españoles que desplazaban a los criollos de los puestos de poder. Sin olvidar el sometimiento a las colonias de fuertes impuestos. Influyó además, el ejemplo de la emancipación de las colonias británicas del norte – cuya independencia dio lugar al nacimiento de los Estados Unidos-, puesto que demostraba que era posible enfrentarse a la metrópoli y conseguir la victoria. Por último es importante decir que Gran Bretaña ayudará a los revolucionarios. Al iniciarse la Guerra de la Independencia, los criollos van a oponerse a la autoridad de José Bonaparte y van crear Juntas similares a las de España asumiendo el poder en sus territorios. En estas Juntas predominaban los criollos y, aunque teóricamente se manténían fieles a Fernando VII, no reconocieron la autoridad de la Junta Central, por lo que expulsaron a las autoridades españolas y comenzaron a autogobernarse. De poco sirvió la presencia de representantes americanos en las Cortes de Cádiz y que en ellas se definiera España como la suma de los españoles de ambos hemisferios. En una primera fase (1810- 1814) surgen por todas partes movimientos revolucionarios que crean nuevos gobiernos americanos con un proceso muy similar en todas las regiones. Primero se convoca un cabildo (gobierno municipal de las ciudades americanas equivalente a un ayuntamientos) que sustituía a las viejas autoridades por una Junta, que actuaba como gobierno. La Junta organizaba un ejército y establecía relaciones con Inglaterra (doble juego al ayudar a los ejércitos españoles a luchar contra Napoleón y observaba con agrado los desórdenes en las colonias americanas) y Estados Unidos para obtener su apoyo. Se convocaba un Congreso, según el modelo francés o americano con el fin de elaborar una Constitución de inspiración liberal y proclamar la independencia. España va a ser incapaz de hacer frente al movimiento independentista, dado que apenas podían controlar el territorio hispano. Los focos de independencia más importantes fueron el Virreinato del Río de la Plata, con su líder José de San Martín, el Virreinato de Nueva Granada y Venezuela con Simón Bolívar, y México. Finalizada la Guerra de Independencia española (Segunda Fase: 1815-1824), Fernando VII, en lugar de buscar el acuerdo con los americanos, envió diez mil hombres para controlar el territorio que, aunque pacificaron Nueva Granada y México no pudieron hacer nada en el virreinato del Río de la Plata, por lo que Paraguay y Argentina se consolidaron como naciones independientes. Posteriormente se independizaran prácticamente el resto de las colonias americanas. 11 Este proceso acabó con la presencia española en América continental. Sólo las Antillas (Cuba y Puerto Rico) y las Filipinas permanecieron como posesiones españolas. Tras esto España pasó a ser una potencia de segundo orden y perdíó un gran mercado y unos recursos muy necesarios en un momento en el que otros países europeos comenzaban su industrialización. La Hacienda Real quedó al borde de la quiebra. 5.4 LA OBRA DE Goya COMO TESTIMONIO DE LA ÉPOCA. Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es uno de los pintores más geniales de la historia universal del arte. Su obra es difícil de encasillar por su originalidad, que la hace precursora de movimientos modernos tales como el impresionismo, el expresionismo o el Surrealismo. Además sus pinturas y grabados son un magnífico testimonio de la conflictiva época histórica que le tocó vivir. Nace en Fuendetodos (Zaragoza) y se inicia en la pintura en el taller de un modesto pintor. A su regreso de un viaje a Italia recibe los primeros encargos como los frescos para la Basílica del Pilar de Zaragoza. Durante el reinado de Carlos III Goya trabaja en la corte pintando cartones que servían de modelos para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Es su etapa más amable y muestra el optimismo ilustrado. Los temas de estos cartones representan escenas costumbristas de ambiente popular que reflejaban la alegría de vivir, siguiendo la moda impuesta por la aristocracia europea. (La merienda a orillas del Manzanares, el quitasol, El cacharrero, La vendimia, La gallina ciega…etc.) Durante los años 90 Goya obtiene el cargo de pintor de corte de Carlos IV para el que realizó una de sus grandes obras, La Familia de Carlos IV, en la que Goya refleja la penetrante personalidad de cada personaje. Desde 1792 hasta 1808, en que estalla la Guerra de la Independencia, se puede distinguir una etapa nueva, marcada por una profunda crisis personal, posiblemente causada por una grave enfermedad que le dejó sorgo, pero también como consecuencia de la represión que sufríó el movimiento ilustrado. En esta fase, Goya muestra una predilección por los aspectos negativos y sórdidos de la vida, como muestra en la primera serie de grabados Los caprichos, que es una auténtica sátira de la sociedad y de la condición humana (el fanatismo religioso, la superstición, la ignorancia, el matrimonio de conveniencia, los privilegios de la nobleza…etc.) Poco después de su publicación Goya los retira por miedo a la Inquisición. 12 La Guerra de la Independencia y sus horrores son el tema recurrente entre 1808 y 1814 y representan de forma inequívoca la derrota de toda racionalidad. En estos momentos su visión del mundo se vuelve más escéptica, abandona el optimismo ilustrado que pretendía la mejora de la sociedad mostrando sus errores, para ahondar en una visión pesimista del hombre, sin ideales. Esta interpretación de la guerra se observa en sus obras de gran formato y temática histórica como La carga de los mamelucos o Los fusilamientos del 3 de Mayo, y especialmente la serie de grabados Los desastres de la Guerra, que muestra la brutalidad de la guerra, sin héroes, en el que las víctimas de uno y otro bando son los únicos protagonistas de su obra. Tras el retorno de Fernando VII Goya se aleja de la corte. La restauración del absolutismo, la inseguridad, el miedo, la vejez le impulsan hacia una visión sombría, inquietante del ser humano como muestran la serie de grabados Los disparates o proverbio y las denominadas Pinturas Negras. Tras el Trienio liberal y huyendo de la opresión absolutista consiguió permiso para viajar a Francia (Burdeos) donde morirá en 1828. Allí pintaría la Lechera de Burdeos, aunque algunos especialistas dudan de su autoría.