Fin de la monarquia absoluta en españa


TEMA: ESPAÑA EN EL S.XVIII

1.- CENTRALIZACIÓN Y REFORMAS ADMINISTRATIVAS EN EL S. XVIII. ESPAÑA Y AMÉRICA

1.1 La Guerra de Sucesión: en 1700 muere sin descendencia Carlos II, último monarca de la Casa de Austria.En su testamento designó como sucesor al príncipe francés Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV; el temor a que Francia usara el Imperio español para dominar Europa forzó al resto de potencias europeas a defender la candidatura al trono del archiduque Carlos, hijo del emperador de Alemania, lo que dio lugar a  la llamada Guerra de Sucesión (1700-1714). La Guerra de Sucesión fue un conflicto con dos vertientes:
– Una guerra civil, ya que mientras la corona de Castilla apoyó a Felipe, los reinos de la Corona de Aragón, temerosos de perder con un rey francés sus instituciones de gobierno tradicionales, reconocieron como rey al archiduque Carlos.
– Una guerra por la hegemonía europea entre Francia, por un lado, y el Imperio, Países Bajos,Gran Bretaña y Portugal, por otro.
La guerra en Europa terminó cuando el archiduque Carlos se convirtió en emperador de Alemania y la coalición que le apoyaba se disolvió ante el peligro de un dominio de los Habsburgo. Por el Tratado de Utrecht (1713)
, Felipe V fue reconocido como rey de España, aunque tuvo que ceder las posesiones españolas en Europa a sus enemigos, además de entregar Gibraltar y Menorca a los ingleses. En España la guerra continuó debido a la resistencia catalana hasta que las tropas borbónicas conquistaron Barcelona el 11 de septiembre de 1714 (Diada Nacional de Cataluña).  

1.2 Reformas políticas y administrativas de la primera mitad del siglo XVIII


Los 2 primeros reyes de la casa de Borbón que reinan en la primera mitad del siglo XVIII (Felipe V y Fernando VI) hicieron una serie de reformas que pretendían básicamente implantar en España el modelo de estado centralizado y absolutista que Luis XIV había implantado en Francia.

A) Centralización y uniformidad:


Felipe V usó su derecho de conquista y la rebeldía de los reinos aragoneses contra su persona para acabar con las instituciones de gobierno de estos territorios mediante los Decretos de Nueva Planta, que supusieron la imposición en todo el país del sistema de gobierno existente en Castilla (Valencia y Aragón en 1707, Mallorca en 1715 y Cataluña en 1716). Tan sólo Navarra y el País Vasco, fieles al Borbón, conservaron su gobierno. Los antiguos reinos aragoneses se convirtieron en provincias con las mismas leyes que en Castilla, gobernadas por capitanes generales que eran la máxima autoridad en representación del rey.

Cada provincia se dividió en corregimientos¸ dirigidos por corregidores nombrados por el rey y que gobernaban las principales ciudades, y asimismo se introdujo la figura del intendente, funcionario que dependía directamente del rey y que tenía sobre todo funciones económicas. Las Cortes de los distintos reinos también fueron suprimidas y las Cortes de Castilla se convirtieron en Cortes españolas, pero casi sin ninguna competencia. Por último, en cada provincia se creó una Real Audiencia con competencias judiciales y presidida por el capitán general.

B) Reformas administrativas:


además de las medidas centralizadoras, Felipe V y Fernando VI pretendieron racionalizar la administración central del Estado; para ello, eliminaron la mayor parte de los consejos y los que sobrevivieron, como el de Castilla, apenas conservaron competencias. El rey se convirtió en la figura central del gobierno, ayudado por las Secretarías, el origen de los actuales ministerios; se crearon las secretarías de Justicia, Hacienda, Marina, Guerra, Indias, Estado, etc.

1.3 Reformas de la segunda mitad del siglo XVIII:


el reinado de Carlos III se caracterizó por la llegada a España de las ideas del llamado «Despotismo Ilustrado», forma de gobierno que intentaba combinar el absolutismo monárquico con las nuevas ideas reformistas procedentes de la Ilustración y que se resume en el lema «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Carlos III confió el gobierno a políticos con una clara mentalidad ilustrada, como los condes de Campomanes o Floridablanca y Jovellanos, que intentaron implantar reformas de carácter económico pero que debido a la supervivencia de las tradicionales estructuras sociales y económicas acabaron fracasando: –

Reforma de la Hacienda:

la Hacienda española era poco eficaz por la abundancia de impuestos, las diferencias territoriales y el sistema de recaudación. Los Borbones 
intentaron reformar el sistema impositivo reduciendo el número de impuestos, que serían iguales en todo el país y recaudados por los intendentes, aunque fracasaron en su intento por obligar a los privilegiados a pagar impuestos. Además se estableció la Lotería Nacional, se emitió deuda pública, los llamados «vales reales», y se creó el Banco de San Carlos (antecesor del Banco de España).
-Creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, que desde 1765 proliferaron en todo el país para estudiar la situación de cada provincia, fomentar la agricultura, el comercio y la industria y difundir las ideas de la Ilustración, sobre todo la fisiocracia.

Reforma agraria


Uno de los principales problemas económicos de España era la situación de la agricultura, lastrada por el predominio de las propiedades de «manos muertas» (en manos de Iglesia, nobleza y municipios) el atraso técnico y el mal reparto de la tierra, con un Norte minifundista y un centro y sur latifundista. Esta situación generaba conflictividad social entre los campesinos y un grave problema de desabastecimiento de las zonas urbanas. Para intentar corregirla, el Consejo de Castilla elaboró un Expediente General sobre los problemas agrarios de España, que debería servir para elaborar una Ley Agraria. Destaca sobre todo el Informe sobre la Ley Agraria elaborado por el ilustrado asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos (1794). En él proponía la desamortización de las tierras comunales, disolver la Mesta, cercar fincas,  limitación de mayorazgos… Sin embargo, el enorme poder de los grandes propietarios, la nobleza y el clero, hizo inviable esta reforma agraria y sólo se llevaron a cabo algunas medidas como:
1. La realización de una desamortización (venta obligada) de tierras de la Iglesia, durante el reinado de Carlos IV. Con lo recaudado se aliviarían los problemas de la Hacienda española.
2. La repoblación de zonas deshabitadas, como Sierra Morena, con colonos de otras regiones e incluso extranjeros.
3. La reducción de los privilegios de la Mesta para favorecer a los agricultores con medidas como el cerramiento de fincas.
4. Reparto de tierras municipales entre los vecinos más pobres mediante arrendamiento. 
– 

Reformas en la Industria:

destacan la creación de las Reales Fábricas, cuyo objetivo principal era servir como escuelas de Formación Profesional, para lo cual se llegó a traer obreros especialistas de toda Europa; la reducción de impuestos a los productores y la implantación de trabas a la entrada de productos extranjeros para favorecer la industria nacional, la limitación del poder de los gremios o la consideración legal de todos los oficios como «honorables» 

Reformas en el comercio

Destacan reformas encaminadas a mejorar el comercio como:
1. Se intentó crear un mercado nacional, hasta entonces inexistente. Para ello se suprimieron las aduanas interiores (excepto las del P.Vasco y Navarra) y se emprendió la construcción de carreteras.
También se fomentó la libre circulación de mercancías.

2. Se inició la liberalización del comercio con América, poniéndose fin al monopolio del puerto de Cádiz en 1765.

Carlos IV, hijo y sucesor de Carlos III, llegó al trono en 1788 con la intención de continuar la política de reformas de su padre; sin embargo, el estallido de la Revolución Francesa en 1789 extendió entre la Corte española el miedo a una posible extensión de las ideas revolucionarias en nuestro país, lo que supuso un frenazo a las reformas, aunque éstas no cesaron totalmente durante el gobierno del primer ministro Godoy.
1.4 Reformas en América:

la política reformista llegó a los dominios americanos de la monarquía para reforzar la presencia del Estado. Así, las competencias del antiguo Consejo de Indias pasaron a la nueva Secretaría de Marina e Indias;
desde el punto de vista territorial, se crearon dos nuevos virreinatos, los de Nueva Granada y Río de la Platamy se establecieron 4 Capitanías Generales:
Cuba, Venezuela, Guatemala y Chile. Se implantó la figura de los intendentes, dependientes de los virreyes y con atribuciones en guerra, hacienda, orden y justicia. Se creó un ejército permanente y se incrementó la presión fiscal; estas medidas despertaron una oposición entre los criollos q daría lugar a los movimientos de emancipación del sXIX.

2.- POLÍTICA EXTERIOR DE LOS BORBONES

El gobierno borbónico en España supuso una clara pérdida del poder que había tenido la Corona Española durante los siglos XVI y XVII al ceder todos los territorios europeos; ello supuso, sin embargo, la liberación de los enormes gastos que la monarquía tenía que hacer para defender esas posesiones. Aun así, los Borbones intentarán recuperar algunos de esos territorios, y su política condujo al país a varias guerras.
Felipe V intentó recuperar algunos territorios en Italia, lo que le costó guerras contra Austria y el inicio de una serie de tratados con Francia, los llamados Pactos de Familia, que en realidad subordinaban la política española a los intereses franceses. De todas maneras, Felipe V consiguió que su hijo Carlos (el futuro Carlos III) fuera duque de Parma y posteriormente rey de las Dos Sicilias.
El reinado de Fernando VI se caracterizó por la búsqueda de la neutralidad en el enfrentamiento latente entre Francia e Inglaterra; gracias a esta política la Corona pudo emprender una política de reforma del ejército y de construcción de barcos para reconstruir la flota de guerra y asegurar el dominio de América. Esta neutralidad se hizo patente cuando España se negó a participar junto a Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-1763). Carlos III cambia radicalmente de política exterior y pasa a la ofensiva, sobre todo contra Inglaterra. En 1763 se firma el Tercer Pacto de Familia por el que España entró, si bien de manera breve, en la Guerra de los Siete Años, lo que supuso la pérdida de Florida y Belice. Unos años más tardes España se venga de los ingleses ayudando a los rebeldes americanos en la Guerra de Independencia de EEUU;
por la Paz de Versalles (1783)
, España recuperó Florida y Menorca, pero no Gibraltar.

3-DEMOGRAFÍA Y SOCIEDAD DEL SIGLO XVIII

3.1 Demografía: tras la crisis demográfica que presidió casi todo el siglo XVII, el siglo XVIII presenció un importante crecimiento de la población española, que pasó de los 7 millones de principios de siglo a los 11-12 de finales de la centuria.
Las causas de este crecimiento fueron:
-Reducción de la mortalidad catastrófica, la derivada de guerras, hambre y epidemias, que disminuyeron en este siglo. 
– Algunas mejoras higiénico-sanitarias
-Mejora de la alimentación con la disminución de las crisis de subsistencia del siglo anterior 
– Política pronatalista de la Corona: premios a la natalidad, estímulo de matrimonios jóvenes…

Aunque el crecimiento fue general en todo el territorio, su ritmo fue mucho mayor en la costa que en el interior; desde ese momento, la mayor parte de la población española ha estado concentrada en la periferia (costa cantábrica, mediterránea y Andalucía) mientras que el interior se ha ido vaciando progresivamente, con la única excepción de Madrid por ser la capital. Aún así, la mayor parte de la población siguió siendo rural (más del 85%) y la esperanza de vida al nacer se situaba en torno a los 30 años.

3.2 Estructuras sociales:


la sociedad del siglo XVIII es la típica del Antiguo Régimen, una sociedad estamental, es decir, dividida en estamentos, grupos jerarquizados caracterizados por la desigualdad ante la ley y la falta de movilidad.
Los grupos privilegiados eran la nobleza y el clero, que gozaban de privilegios como la exención del pago de impuestos

la nobleza suponía un 5% de la población pero poseía extensas propiedades, ostentaba el señorío de muchos lugares, de los que obtenía rentas y en los que impartía justicia, y disfrutaba de gran influencia política. Por su parte, el clero suponía un 2% de la población aunque controlaba casi la mitad del territorio nacional, a lo que añadía las rentas procedentes de los diezmos y las donaciones voluntarias de los fieles. Nobleza y clero eran grupos heterogéneos; entre los nobles estaba la alta nobleza, con títulos y grandes propiedades, la nobleza media, encargada de la administración, y los hidalgos, en muchos casos tan pobres como sus vecinos pecheros, mientras que en el clero podemos encontrar grandes dignidades (cardenales, arzobispos, obispos, abades) junto al bajo clero compuesto por curas o frailes.  El estado llano o tercer estamento era el más numeroso y herógeneo y estaba compuesto por el resto de la población (campesinos, burguesía y sectores populares de las ciudades). Dentro de él los campesino suponían el 90%, aunque también había subgrupos en su seno:  en Andalucía y Extremadura la mayoría eran jornaleros sin tierra al límite de la pobreza absoluta, en Castilla y el Norte predominaban los campesinos propietarios.

En las ciudades aparece la burguesía, compuesta por comerciantes y miembros de la administración, que contrariamente a lo que sucedía en otros países intentaron equipararse a la nobleza mediante matrimonios ventajosos.
El grupo más bajo de la sociedad urbana era el compuesto por mendigos y delincuentes, muy habituales sobre todo en las grandes ciudades y que protagonizaron revueltas como el motín de Esquilache.


4.- LA PROVINCIA DE EXTREMADURA EN EL SIGLO XVIII
4.1 Aspectos políticos y administrativos:

en el siglo XVIII Extremadura era una sola provincia y coincidía básicamente con el territorio actual, aunque había algunas diferencias: Olivenza pertenecía a Portugal, las Villuercas dependían de Toledo, algunos pueblos de la Sierra de Gata de Salamanca y Fregenal de la Sierra de la ciudad de Sevilla; por el contrario, localidades actualmente de Castilla y León o Andalucía, como Béjar, Guadalcanal o Hinojosa del Duque dependían de la provincia extremeña.
El reformismo borbónico tuvo su impacto en Extremadura: -Se crea la Intendencia de Extremadura, con sede en Badajoz. El intendente más destacado fue Pablo de Olavide, que intentó sin éxito llevar a cabo reformas económicas. 
– En 1790 se crea la Real Audiencia de Extremadura, con sede en Cáceres, que se convirtió en la principal institución judicial de la provincia y supuso el desarrollo económico y social de la ciudad cacereña. 
– También se estableció una Capitanía General, residente en Badajoz.

Extremadura quedó, además, dividida en ocho partidos judiciales (Badajoz, Mérida, Villanueva, Llerena, Cáceres, Alcántara, Plasencia, Trujillo) que también servían para organizar el cobro de impuestos.
Por otro lado, desde el punto de vista político, las zonas fronterizas de Extremadura con Portugal sufrieron las consecuencias de varios conflictos, como la Guerra de Sucesión o, ya a comienzos del siglo XIX, la Guerra de las Naranjas. Esta última guerra supuso la anexión de Olivenza a España dentro de la provincia de Extremadura y fue iniciativa del extremeño que más influyó en la política del siglo XVIII y comienzos del XIX, Manuel Godoy, favorito de Carlos IV y su esposa y primer 

ministro durante casi todo su reinado.

4.2 Aspectos económicos, demográficos y sociales


Alejada de los centros de poder de la Península, Extremadura fue durante todo el XVIII un territorio aislado y mal comunicado; las ciudades y villas extremeñas se caracterizaron por la ausencia de iniciativas económicas,el escaso desarrollo del comercio, su bajo nivel cultural,  y la conflictividad campesina. Desde el punto de vista demográfico, Extremadura fue una de las regiones españolas con menor crecimiento, pasando de 250.000 a 400.000 habitantes; la densidad de población estaba en torno a los 10 hab/km2 y la población sufría los efectos de una alta mortalidad general e infantil, epidemias, hambrunas, etc. La economía extremeña era fundamentalmente agraria; la existencia de grandes extensiones de pasto usadas por los rebaños de ovejas de la Mesta perjudicaba los intereses de los agricultores, lo que provocó constantes conflictos entre agricultores y ganaderos. Tanto el comercio como la artesanía tenían escaso desarrollo y su ámbito era como mucho comarcal. Desde el punto de vista social los grupos dominantes, nobleza y clero, apenas suponían un 5% de la población pero controlaban casi el 80% de la tierra de cultivo, además de ocupar los principales cargo del gobierno de provincia y municipios. El 75% de la población eran jornaleros sin tierra, sometidos a condiciones de vida y trabajo lamentables; el resto del estado llano estaba compuesto por campesinos propietarios y arrendatarios.

Cada provincia se dividió en corregimientos¸ dirigidos por corregidores nombrados por el rey y que gobernaban las principales ciudades, y asimismo se introdujo la figura del intendente, funcionario que dependía directamente del rey y que tenía sobre todo funciones económicas. Las Cortes de los distintos reinos también fueron suprimidas y las Cortes de Castilla se convirtieron en Cortes españolas, pero casi sin ninguna competencia. Por último, en cada provincia se creó una Real Audiencia con competencias judiciales y presidida por el capitán general.

B) Reformas administrativas:


además de las medidas centralizadoras, Felipe V y Fernando VI pretendieron racionalizar la administración central del Estado; para ello, eliminaron la mayor parte de los consejos y los que sobrevivieron, como el de Castilla, apenas conservaron competencias. El rey se convirtió en la figura central del gobierno, ayudado por las Secretarías, el origen de los actuales ministerios; se crearon las secretarías de Justicia, Hacienda, Marina, Guerra, Indias, Estado, etc.

1.3 Reformas de la segunda mitad del siglo XVIII:


el reinado de Carlos III se caracterizó por la llegada a España de las ideas del llamado «Despotismo Ilustrado», forma de gobierno que intentaba combinar el absolutismo monárquico con las nuevas ideas reformistas procedentes de la Ilustración y que se resume en el lema «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Carlos III confió el gobierno a políticos con una clara mentalidad ilustrada, como los condes de Campomanes o Floridablanca y Jovellanos, que intentaron implantar reformas de carácter económico pero que debido a la supervivencia de las tradicionales estructuras sociales y económicas acabaron fracasando: –

Reforma de la Hacienda:

la Hacienda española era poco eficaz por la abundancia de impuestos, las diferencias territoriales y el sistema de recaudación. Los Borbones 
intentaron reformar el sistema impositivo reduciendo el número de impuestos, que serían iguales en todo el país y recaudados por los intendentes, aunque fracasaron en su intento por obligar a los privilegiados a pagar impuestos. Además se estableció la Lotería Nacional, se emitió deuda pública, los llamados «vales reales», y se creó el Banco de San Carlos (antecesor del Banco de España).
-Creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, que desde 1765 proliferaron en todo el país para estudiar la situación de cada provincia, fomentar la agricultura, el comercio y la industria y difundir las ideas de la Ilustración, sobre todo la fisiocracia.

-Reforma agraria: uno de los principales problemas económicos de España era la situación de la agricultura, lastrada por el predominio de las propiedades de «manos muertas» (en manos de Iglesia, nobleza y municipios) el atraso técnico y el mal reparto de la tierra, con un Norte minifundista y un centro y sur latifundista. Esta situación generaba conflictividad social entre los campesinos y un grave problema de desabastecimiento de las zonas urbanas. Para intentar corregirla, el Consejo de Castilla elaboró un Expediente General sobre los problemas agrarios de España, que debería servir para elaborar una Ley Agraria. Destaca sobre todo el Informe sobre la Ley Agraria


Informe sobre la Ley Agraria elaborado por el ilustrado asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos (1794). En él proponía la desamortización de las tierras comunales, disolver la Mesta, cercar fincas,  limitación de mayorazgos… Sin embargo, el enorme poder de los grandes propietarios, la nobleza y el clero, hizo inviable esta reforma agraria y sólo se llevaron a cabo algunas medidas como:
1. La realización de una desamortización (venta obligada) de tierras de la Iglesia, durante el reinado de Carlos IV. Con lo recaudado se aliviarían los problemas de la Hacienda española.
2. La repoblación de zonas deshabitadas, como Sierra Morena, con colonos de otras regiones e incluso extranjeros.
3. La reducción de los privilegios de la Mesta para favorecer a los agricultores con medidas como el cerramiento de fincas.
4. Reparto de tierras municipales entre los vecinos más pobres mediante arrendamiento. 
– 

Reformas en la Industria:

destacan la creación de las Reales Fábricas, cuyo objetivo principal era servir como escuelas de Formación Profesional, para lo cual se llegó a traer obreros especialistas de toda Europa; la reducción de impuestos a los productores y la implantación de trabas a la entrada de productos extranjeros para favorecer la industria nacional, la limitación del poder de los gremios o la consideración legal de todos los oficios como «honorables» 

Reformas en el comercio

Destacan reformas encaminadas a mejorar el comercio como:
1. Se intentó crear un mercado nacional, hasta entonces inexistente. Para ello se suprimieron las aduanas interiores (excepto las del P.Vasco y Navarra) y se emprendió la construcción de carreteras.
También se fomentó la libre circulación de mercancías.

2. Se inició la liberalización del comercio con América, poniéndose fin al monopolio del puerto de Cádiz en 1765.

Carlos IV, hijo y sucesor de Carlos III, llegó al trono en 1788 con la intención de continuar la política de reformas de su padre; sin embargo, el estallido de la Revolución Francesa en 1789 extendió entre la Corte española el miedo a una posible extensión de las ideas revolucionarias en nuestro país, lo que supuso un frenazo a las reformas, aunque éstas no cesaron totalmente durante el gobierno del primer ministro Godoy.


 1.4 Reformas en América:
La política reformista llegó a los dominios americanos de la monarquía para reforzar la presencia del Estado. Así, las competencias del antiguo Consejo de Indias pasaron a la nueva Secretaría de Marina e Indias; desde el punto de vista territorial, se crearon dos nuevos virreinatos, los de Nueva Granada y Río de la Platamy se establecieron 4 Capitanías Generales: Cuba, Venezuela, Guatemala y Chile. Se implantó la figura de los intendentes, dependientes de los virreyes y con atribuciones en guerra, hacienda, orden y justicia. Se creó un ejército permanente y se incrementó la presión fiscal; estas medidas despertaron una oposición entre los criollos q daría lugar a los movimientos de emancipación del sXIX.



2.- POLÍTICA EXTERIOR DE LOS BORBONES

El gobierno borbónico en España supuso una clara pérdida del poder que había tenido la Corona Española durante los siglos XVI y XVII al ceder todos los territorios europeos; ello supuso, sin embargo, la liberación de los enormes gastos que la monarquía tenía que hacer para defender esas posesiones. Aun así, los Borbones intentarán recuperar algunos de esos territorios, y su política condujo al país a varias guerras.
Felipe V intentó recuperar algunos territorios en Italia, lo que le costó guerras contra Austria y el inicio de una serie de tratados con Francia, los llamados Pactos de Familia, que en realidad subordinaban la política española a los intereses franceses. De todas maneras, Felipe V consiguió que su hijo Carlos (el futuro Carlos III) fuera duque de Parma y posteriormente rey de las Dos Sicilias.
El reinado de Fernando VI se caracterizó por la búsqueda de la neutralidad en el enfrentamiento latente entre Francia e Inglaterra; gracias a esta política la Corona pudo emprender una política de reforma del ejército y de construcción de barcos para reconstruir la flota de guerra y asegurar el dominio de América. Esta neutralidad se hizo patente cuando España se negó a participar junto a Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-1763). Carlos III cambia radicalmente de política exterior y pasa a la ofensiva, sobre todo contra Inglaterra. En 1763 se firma el Tercer Pacto de Familia por el que España entró, si bien de manera breve, en la Guerra de los Siete Años, lo que supuso la pérdida de Florida y Belice. Unos años más tardes España se venga de los ingleses ayudando a los rebeldes americanos en la Guerra de Independencia de EEUU;
por la Paz de Versalles (1783)
, España recuperó Florida y Menorca, pero no Gibraltar.

3-DEMOGRAFÍA Y SOCIEDAD DEL SIGLO XVIII

3.1 Demografía:
Tras la crisis demográfica de casi todo el s XVII, el sXVIII presenció un importante crecimiento de la población española, que pasó de los 7 millones de principios de siglo a los 11-12 de finales de siglo.Las causas de este crecimiento fueron: La Reducción de la mortalidad catastrófica, la derivada de guerras, hambre y epidemias, que disminuyeron en este siglo. 
– Algunas mejoras higiénico-sanitarias -Mejora de la alimentación con la disminución de las crisis de subsistencia del siglo anterior además dePolítica pronatalista de la Corona y Aunque el crecimiento fue general en todo el territorio, su ritmo fue mucho mayor en la costa que en el interior; desde ese momento la periferia fue creciendo, la mayor parte  mientras que el interior se ha ido vaciando progresivamente, con la única excepción de Madrid por ser la capital. Aún así, la mayor parte de la población era rural y la esperanza de vida al nacer era de 30 años


3.2 Estructuras sociales:


la sociedad del siglo XVIII es la típica del Antiguo Régimen, una sociedad estamental, es decir, dividida en estamentos, grupos jerarquizados caracterizados por la desigualdad ante la ley y la falta de movilidad.
Los grupos privilegiados eran la nobleza y el clero, que gozaban de privilegios como la exención del pago de impuestos

la nobleza suponía un 5% de la población pero poseía extensas propiedades, ostentaba el señorío de muchos lugares, de los que obtenía rentas y en los que impartía justicia, y disfrutaba de gran influencia política. Por su parte, el clero suponía un 2% de la población aunque controlaba casi la mitad del territorio nacional, a lo que añadía las rentas procedentes de los diezmos y las donaciones voluntarias de los fieles. Nobleza y clero eran grupos heterogéneos; entre los nobles estaba la alta nobleza, con títulos y grandes propiedades, la nobleza media, encargada de la administración, y los hidalgos, en muchos casos tan pobres como sus vecinos pecheros, mientras que en el clero podemos encontrar grandes dignidades (cardenales, arzobispos, obispos, abades) junto al bajo clero compuesto por curas o frailes.  El estado llano o tercer estamento era el más numeroso y herógeneo y estaba compuesto por el resto de la población (campesinos, burguesía y sectores populares de las ciudades). Dentro de él los campesino suponían el 90%, aunque también había subgrupos en su seno:  en Andalucía y Extremadura la mayoría eran jornaleros sin tierra al límite de la pobreza absoluta, en Castilla y el Norte predominaban los campesinos propietarios.

En las ciudades aparece la burguesía, compuesta por comerciantes y miembros de la administración, que contrariamente a lo que sucedía en otros países intentaron equipararse a la nobleza mediante matrimonios ventajosos.
El grupo más bajo de la sociedad urbana era el compuesto por mendigos y delincuentes, muy habituales sobre todo en las grandes ciudades y que protagonizaron revueltas como el motín de Esquilache.

4.- LA PROVINCIA DE EXTREMADURA EN EL SIGLO XVIII
4.1 Aspectos políticos y administrativos:

en el siglo XVIII Extremadura era una sola provincia y coincidía básicamente con el territorio actual, aunque había algunas diferencias: Olivenza pertenecía a Portugal, las Villuercas dependían de Toledo, algunos pueblos de la Sierra de Gata de Salamanca y Fregenal de la Sierra de la ciudad de Sevilla; por el contrario, localidades actualmente de Castilla y León o Andalucía, como Béjar, Guadalcanal o Hinojosa del Duque dependían de la provincia extremeña.
El reformismo borbónico tuvo su impacto en Extremadura: -Se crea la Intendencia de Extremadura, con sede en Badajoz. El intendente más destacado fue Pablo de Olavide, que intentó sin éxito llevar a cabo reformas económicas.


Extremadura quedó, además, dividida en ocho partidos judiciales (Badajoz, Mérida, Villanueva, Llerena, Cáceres, Alcántara, Plasencia, Trujillo) que también servían para organizar el cobro de impuestos.
Por otro lado, desde el punto de vista político, las zonas fronterizas de Extremadura con Portugal sufrieron las consecuencias de varios conflictos, como la Guerra de Sucesión o, ya a comienzos del siglo XIX, la Guerra de las Naranjas. Esta última guerra supuso la anexión de Olivenza a España dentro de la provincia de Extremadura y fue iniciativa del extremeño que más influyó en la política del siglo XVIII y comienzos del XIX, Manuel Godoy, favorito de Carlos IV y su esposa y primer 

ministro durante casi todo su reinado.

4.2 Aspectos económicos, demográficos y sociales


Alejada de los centros de poder de la Península, Extremadura fue durante todo el XVIII un territorio aislado y mal comunicado; las ciudades y villas extremeñas se caracterizaron por la ausencia de iniciativas económicas,el escaso desarrollo del comercio, su bajo nivel cultural,  y la conflictividad campesina. Desde el punto de vista demográfico, Extremadura fue una de las regiones españolas con menor crecimiento, pasando de 250.000 a 400.000 habitantes; la densidad de población estaba en torno a los 10 hab/km2 y la población sufría los efectos de una alta mortalidad general e infantil, epidemias, hambrunas, etc. La economía extremeña era fundamentalmente agraria; la existencia de grandes extensiones de pasto usadas por los rebaños de ovejas de la Mesta perjudicaba los intereses de los agricultores, lo que provocó constantes conflictos entre agricultores y ganaderos. Tanto el comercio como la artesanía tenían escaso desarrollo y su ámbito era como mucho comarcal. Desde el punto de vista social los grupos dominantes, nobleza y clero, apenas suponían un 5% de la población pero controlaban casi el 80% de la tierra de cultivo, además de ocupar los principales cargo del gobierno de provincia y municipios. El 75% de la población eran jornaleros sin tierra, sometidos a condiciones de vida y trabajo lamentables; el resto del estado llano estaba compuesto por campesinos propietarios y arrendatarios.


TEMA 2.- LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEn


1. LA CRISIS DEL REINADO DE CARLOS IV
1.1 El reinado de Carlos IV (1788-1808):

en 1788 accede al trono Carlos IV, hijo y heredero de Carlos III; su decisión de mantener al conde de Floridablanca al frente del gobierno puso de manifiesto su intención de mantenerse en la senda de las reformas típicas del Despotismo Ilustrado. Sin embargo, el estallido de la Revolución Francesa en 1789 provoca un giro radical en la política de la Corona española, como prueban las medidas tomadas por Floridablanca para evitar el «contagio» revolucionario (cierre de fronteras, paralización de las reformas, prohibición de la entrada de prensa,). A pesar de todo ello, el gobierno fracasa en su intento por evitar la difusión de las ideas revolucionarias y en febrero de 1792 Floridablanca es destituido. Su sucesor, el conde de Aranda, intenta establecer relaciones con la Francia revolucionaria, pero la detención de Luis XVI y la proclamación de la República acaban con su gobierno. En 1793 Carlos IV toma una decisión sorprendente y pone al frente del gobierno a Manuel Godoy, 

 con el que el rey y la reina mantenían una estrecha amistad y que carecía de cualquier tipo de experiencia en los asuntos de gobierno.
La ejecución de Luis XVI en enero de 1793 provocó la ruptura de relaciones entre Francia y España; nuestro país se unió a una coalición internacional que atacó a Francia en la llamada Guerra de la Convención; las tropas españolas fueron completamente derrotadas por las francesas y en 1795 se firmó la Paz de Basilea, que supuso un nuevo giro y la vuelta a la alianza con Francia, sobre todo en contra de Inglaterra. El giro culminó con la firma del tratado de San Ildefonso en 1796

. La subida al poder en Francia de Napoleón Bonaparte en 1799 agudiza la dependencia española de la política exterior francesa y el enfrentamiento con Francia. Debido a eso, en 1801 España declara la guerra a Portugal, aliada de los británicos; la Guerra de las Naranjas supuso solamente la anexión de Olivenza. Sin embargo, en 1805 la flota francoespañola sufrió una derrota aplastante frente a la británica en la batalla de Trafalgar.
1.2 La crisis de 1808: el Motín de Aranjuez y las Abdicaciones de Bayona:

a pesar del fracaso de la alianza francesa, ésta se reforzó aún más con la firma del tratado de Fontainebleau en 1807, por el que se autorizaba la entrada en España de tropas francesas con el propósito de invadir Portugal.
A estas alturas, la oposición a Godoy se había extendido por todo el país: la antigua nobleza no soportaba ver a un simple hidalgo en el gobierno, la Iglesia le temía por sus intentos desamortizadores y el príncipe Fernando, heredero del trono, por su fidelidad a los reyes. En esta situación, Godoy se dio cuenta del peligro que suponía la entrada de los franceses en España y tramó la huida de la familia real a Andalucía para desde allí embarcar hacia América, por lo que los reyes se trasladaron a Aranjuez.
Sus planes se frustraron cuando el 19 de marzo de 1808 estalló un motín, supuestamente popular pero en realidad alentado por la camarilla que rodeaba al príncipe Fernando; el motín de Aranjuez supuso la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo, que subió al trono con el nombre de Fernando VII.


El enfrentamiento entre Fernando VII y Carlos IV será aprovechado por Napoleón para controlar España; con las tropas de Murat en Madrid, Bonaparte llama a padre e hijo a Bayona, en Francia, y allí consigue que Fernando devuelva el trono a su padre sin saber que éste, previamente, había abdicado en Napoleón (Abdicaciones de Bayona)
. Con ello, el emperador francés se hace con el trono español, que entrega a su hermano José Bonaparte.
Mientras, en España, ante la evidencia de la invasión francesa, el descontento popular es alentado por los partidarios de Fernando VII y el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levanta contra los invasores. A pesar de la violenta represión francesa, la rebelión se extiende por todo el país. Había comenzado la Guerra de la Independencia
1.3 El reinado de José I Bonaparte:

legitimado por las abdicaciones de Bayona, un decreto imperial del 4 de mayo de 1808 nombró a José I Bonaparte rey de España y de las Indias en sustitución de la dinastía borbónica. Su primera acción consistió en convocar Cortes a fin de aprobar una constitución que acabase con el antiguo régimen. El Estatuto Real de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y los accesos a cargos públicos. José Bonaparte inició un programa reformista que pretendía la liquidación del Antiguo Régimen y que se concretó, entre otras medidas en: supresión de Secretarías y Consejos; abolición de la jurisdicción señorial; disolución de la Inquisición; desamortización eclesiástica; desvinculación de mayorazgos y tierras en manos muertas. Sólo una minoría de la población, los afrancesados, pertenecientes a los sectores más cultos de la población apoyaron al nuevo régimen bonapartista. Para la mayoría de la población el nuevo gobierno era ilegitimo, extranjero y sustentado por el poder de las armas. Además, todas sus actuaciones estaban subordinadas a las necesidades militares de la conquista, lo que puso al grueso de la población en contra del nuevo monarca. Al finalizar la guerra, muchos afrancesados fueron tachados de traidores y marcharon al exilio.

2.- LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: CAUSAS, DESARROLLO Y CONSECUENCIAS

La Guerra de la Independencia es el enfrentamiento de los españoles contra las tropas francesas que, tras el Tratado de Fontainebleau y las abdicaciones de Bayona, han ocupado el país, desarrollándose entre 1808 y 1814.
Causas:
La crisis del Antiguo Régimen
: una vez que Carlos IV, por miedo a la Revolución Francesa, paraliza las reformas ilustradas la crisis del Antiguo Régimen se hace patente: crisis económicas, malestar popular, epidemias, hambre y luchas por el poder entre los miembros de la familia real (motín de Aranjuez) que reflejan la debilidad de la monarquía absoluta española. Esta debilidad y la incapacidad de estabilizar la situación obliga a ambos pretendientes a dejar en manos de Napoleón la decisión sobre quién recaería la corona española. El resultado fue las ya comentadas Abdicaciones de Bayona.
Expansionismo territorial de Napoleón
que aprovecha la debilidad de la monarquía española para ocupar fácilmente España.
Sublevación popular contra el dominio francés que, con la formación de Juntas y la reunión de las Cortes de Cádiz, se transforma en un proceso de revolución liberal
Desarrollo:
1ª ETAPA: Revuelta popular y formación de Juntas
La Guerra de la Independencia comienza el 2 de mayo de 1808 con una sublevación popular contra el traslado del resto de la familia real a Francia, donde ya se encontraban Carlos IV y Fernando VII, tras las abdicaciones de Bayona. La sublevación es duramente reprimida por los franceses, pero su ejemplo cundió por todo el país y la rebelión popular contra los franceses se generalizó rápidamente.
En este período los soldados franceses se emplearon en sofocar los alzamientos urbanos que se habían extendido por las principales ciudades. En junio tuvo lugar el sitio de Zaragoza; la ciudad resistió heroicamente bajo el mando del general Palafox, frustrándose de momento los planes franceses.
El hecho más destacado de esta fase fue la batalla de Bailén, donde un ejército francés dirigido por el general Dupont fue derrotado por un ejército español improvisado y dirigido por el general Castaños. La batalla de Bailén tuvo una gran repercusión estratégica y propagandística, ya que fue la primera derrota de un ejército francés desde la llegada al poder de Napoleón. Ante el vacío de poder producido por las abdicaciones de Bayona, para dirigir la guerra contra los franceses se organizan Juntas locales y provinciales que asumen la soberanía, declaran la guerra a Napoleón y buscan el apoyo de Gran Bretaña. En septiembre de 1808 representantes de cada junta provincial constituyen una Junta Suprema Central, que coordina la lucha y dirige al país, reconoce a Fernando VII como rey y asume el mando hasta su vuelta. Es una ruptura con las instituciones de la monarquía absoluta.

2ª ETAPA: La resistencia y la derrota francesa

Para dirigir la contraofensiva, Napoleón se desplazó a España en noviembre con un ejército de 250.000 hombres que hacia 1809 ha ocupado prácticamente todo el país. Ante la incapacidad del ejército español para hacer frente a los franceses surgió una forma espontánea y popular de lucha: las guerrillas.
Eran pequeños grupos locales, con partidas de hasta 50 hombres, compuestas por miembros de las clases populares. Hostigaban al ejército francés por sorpresa: destruían sus instalaciones, asaltaban los convoyes de avituallamiento, etc., sometiendo a los franceses a una presión y desgastes permanentes que minaban su moral.
En 1812 Napoléon se ve obligado a retirar miles de soldados para la campaña de Rusia. Este hecho fue aprovechado por las tropas españolas, apoyadas por la guerrilla y por el ejército británico para derrotar a los franceses en la batalla de Arapiles (julio de 1812), lo que dio un vuelco a la guerra. Las tropas francesas, dirigidas por José Bonaparte, inician la retirada hacia la frontera, sufriendo las derrotas decisivas de Vitoria y San Marcial, tras las que los franceses abandonaron definitivamente la Península Ibérica. El 11 de diciembre de 1813 Napoleón y Fernando VII firmaban el Tratado de Valençay, por el que el Borbón recuperaba el trono de España.

Actitudes políticas

Una parte de los españoles, los llamados afrancesados, entre los que se encontraban intelectuales, altos funcionarios y una parte de la nobleza, colaboraron con la monarquía de José I. Apoyaban su programa reformista y apostaban por un poder fuerte que modernizase España. Al final de la guerra tuvieron que exiliarse ante la persecución iniciada por Fernando VII. Por otra parte, los que compartían el ideario de la Revolución Francesa (llamados en España liberales)
Vieron en la guerra una oportunidad para realizar un cambio político e implantar un sistema liberal.
Por último, la mayoría de la población afrontó la guerra como un movimiento de resistencia contra el invasor francés, y defendían el retorno de Fernando VII y los privilegios de la Iglesia, pero su rebeldía frente a las autoridades francesas supuso una actitud revolucionaria, al asumir el derecho a decidir sobre su propio destino.

Consecuencias :


El resultado de la guerra fue catastrófico: crisis demográfica (por muertes en guerras y pestes, o no nacidos) y económica en todos los sentidos (destrucción de comunicaciones, industria, comercio, desórdenes rurales por la pervivencia de partidas de guerrilleros, epidemias, problemas con la ganadería y agricultura, etc.). La recuperación fue muy lenta y trajo como consecuencia la aparición del intervencionismo militar en la vida política. El conflicto bélico también influyó notablemente en el desmoronamiento del Antiguo Régimen, con la introducción de nuevas ideas y el desarrollo de un proceso de revolución liberal con las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
3- LAS CORTES DE CÁDIZ: CONSTITUCIÓN, COMPOSICIÓN Y OBRA LEGISLATIVA
3.1 La convocatoria de Cortes en Cádiz:

en 1810 se disuelve la Junta Suprema Central, que había dirigido la guerra contra los franceses, y cede el poder a un Consejo de Regencia pero antes realiza una convocatoria de Cortes para que los representantes de la nación decidan sobre su organización y futuro.
Las Cortes se reunirán en Cádiz, que en ese momento era la única ciudad peninsular libre del dominio francés y que estaba defendida por el ejército español y la flota británica. La convocatoria se dirigió a toda la Nación con el fin restablecer y mejorar la Constitución (conjunto de leyes y costumbres por las que tradicionalmente se había regido la Monarquía española) fundamental de la monarquía en un momento de vacío de poder en España. En principio, la Junta convocó unas Cortes propias del Antiguo Régimen, es decir, con la tradicional división en estamentos, pero las presiones de los partidarios de las reformas consiguieron que se hiciera una convocatoria de elecciones en todo el país dividido en provincias.

3.2 Los componentes de las Cortes:


a las Cortes gaditanas van a acudir en principio los representantes de las provincias donde se pudieron hacer elecciones (incluidos los territorios americanos); si estaban ocupadas por los franceses, se designó a habitantes de esas provincias residentes en Cádiz para que tuvieran representación

Una vez reunidas, en las Cortes se van a poner de manifiesto tres grandes tendencias ideológicas:

– Absolutistas

Partidarios de la soberanía real y de volver al sistema social y económico del Antiguo Régimen (monarquía absoluta).

Liberales

Defensores de la libertad, igualdad y derecho a la propiedad; contrarios a la sociedad estamental y partidarios de una sociedad de clases. Defienden la soberanía nacional, la monarquía constitucional y la separación de poderes (las Cortes tendrían el poder legislativo).

Jovellanistas

Representan una vía intermedia entre absolutistas y liberales, pues apoyaban una soberanía compartida y un sistema bicameral; pero no defendían la Constitución, sino que apoyaban la renovación de las viejas leyes y costumbres de los reinos españoles.
Desde el punto de vista social, los diputados a Cortes pertenecían mayoritariamente a la burguesía y clases medias (abogados, funcionarios públicos, militares, comerciantes, escritores…), lo que favoreció el triunfo de las ideas liberales; aunque también hubo representantes de la nobleza (8) y el clero (97), de un total de 271. De la provincia de Extremadura acudieron doce diputados, entre los que destaca el sacerdote Diego Muñoz Torrero, quien formó parte de la comisión redactora de la Constitución y representó posiciones liberales, defendiendo la soberanía nacional y otros principios de esa tendencia.

3.3 La Constitución de 1812:


la obra de las Cortes supone la ruptura de todo el sistema del Antiguo Régimen, y su labor se plasmó en una serie de decretos y en la elaboración de la Constitución de 1812. Esta primera carta magna fue tan importante que se convirtió en la base ideológica y en bandera del movimiento liberal, ejerciendo su influencia sobre otros países. El hecho de que, ante el vacío de poder, las Cortes de Cádiz asumieran la soberanía nacional, la representación de toda la Nación española, fue en realidad la primera medida revolucionaria y que suponía una ruptura radical con la tradición del Antiguo Régimen
Tras muchas discusiones la Constitución fue aprobada el 19 de Marzo de 1812 (por lo que los gaditanos la bautizaron como «la Pepa»). Esta Constitución está inspirada en el racionalismo francés y además influyó en otros países como Portugal, Italia y los países hispanoamericanos que obtendrían pronto su independencia. Nace, pues, la Constitución como un símbolo, como un arma en la lucha contra el invasor, y, sobre todo como solución a los problemas de España.
Sus principios fundamentales son:
Soberanía Nacional (artículo 3), que significa el fin de la concepción absoluta del poder en la que el rey lo era por la gracia de Dios. Dicho de otra forma, se deroga la monarquía absoluta tradicional y, por tanto, se acaba con el Antiguo Régimen. En su lugar se instaura una monarquía parlamentaria en la que el rey pierde muchos de sus antiguos poderes.

División de Poderes



El Poder Legislativo recae en las Cortes representación de la voluntad de la nación. Sus poderes son muy amplios: elaboración de las leyes, decisiones respecto a la sucesión de la Corona… El Poder Ejecutivo reside en el Rey, aunque está muy controlado ante las dudas sobre las verdaderas intenciones de Fernando VII. El Rey dirige el gobierno y la administración, nombra a los ministros y participa en la elaboración de las leyes mediante la iniciativa y la sanción, además de poseer el derecho a vetar cualquier ley durante dos años. El Poder Judicial pasa a ser competencia exclusiva de los tribunales de justicia, que de este momento son completamente independientes de los otros dos poderes del Estado.

Sufragio universal indirecto masculino


En las elecciones a Cortes votan los hombres mayores de 25 años para elegir a un cuerpo de electores que deberán tener un determinado nivel de renta; éstos, a su vez, votan a los candidatos a diputado.

Libertad de imprenta (parcial):


cualquier ciudadano podía escribir, imprimir y publicar sus ideas sin censura previa, que sólo se mantenía en los escritos religiosos.
Se aprueba una Contribución Única, que se paga sobre la renta y patrimonio de cada ciudadano, lo que supone el fin de los privilegios fiscales de nobleza y clero.

El Estado se proclama confesional


La Constitución establece que la religión católica es la única autorizada en España y a la que las leyes deben proteger. Este punto es un claro intento de atraer a los absolutistas y constituye una excepción entre las constituciones europeas de la época, que reconocían la libertad de culto.
Con respecto a la instrucción pública (educación), la Constitución responde a la mentalidad ilustrada que sostenía que sólo la extensión de la cultura podía hacer progresar un país; por ello, la Constitución obliga a promover escuelas de primeras letras en todos los pueblos de la Monarquía.

En un importante artículo se reconoce la igualdad ante la ley de los «españoles de ambos hemisferios» (es decir, de los habitantes de la Península y habitantes de las posesiones americanas), aunque esa igualdad sólo se hacía extensiva a los americanos de sangre completamente española, excluyendo a los mestizos.

Declaración de derechos individuales


Se reconoce igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, se garantiza la seguridad e inviolabilidad del domicilio, el derecho a la propiedad individual, el derecho a la educación elemental, se establece la libertad de imprenta, de expresión, etc. También se recogen deberes, como la obediencia a las leyes,respeto a la autoridad, el contribuir a la Hacienda pública, defensa de la patria, etc.

3.4 La obra legislativa de las Cortes de Cádiz:


además de la Constitución de 1812 las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de decretos de gran importancia al completar la tarea de constitucional de derogar legalmente el Antiguo Régimen:

Abolición de los Señoríos


Se eliminan todos los Señoríos Jurisdiccionales (en los que el señor tenía derecho a impartir justicia, percibir impuestos, etc), privilegios y tributos feudales y los señoríos territoriales  son convertidos en propiedad privada individual, siempre que los nobles puedan demostrar documentalmente su posesión.

Supresión de la Inquisición



Decreto que establece la libertad de imprenta, excepto en cuestiones religiosas donde la Iglesia seguía ejerciendo la censura.
Desamortización de los bienes de manos muertas (venta de baldíos, tierras de realengo y bienes comunales) que pasaban mediante venta a propiedad privada; el fin era liberalizar el mercado de la tierra y aumentar los ingresos de la Hacienda pública. Se suprimen los gremios y se establece la libertad de trabajo, industria, comercio y precios. Con estos decretos se establecía de hecho un régimen liberal que pretendía la modernización de España. Sin embargo la guerra impidió la efectiva aplicación de lo legislado; la vuelta de Fernando VII en 1814 supuso la derogación de la Constitución y el restablecimiento efectivo del régimen absolutista anterior a 1808.

4.- EXTREMADURA EN LAS CORTES DE CÁDIZ

La participación extremeña en las Cortes de Cádiz fue destacada, siendo 12 el número de diputados que representaron a la provincia. La composición de este grupo fue variada, predominando los diputados pertenecientes al clero, la nobleza y en menor medida, al ejército, aunque hubo protestas de algunas ciudades como Plasencia o Trujillo que no contaron con representación propia.
Las primeras sesiones de las Cortes pusieron claramente de manifiesto la división de criterios en este grupo tan heterogéneo, cuyos componentes se agruparon desde el principio en torno a dos posturas: la de los absolutistas y la de los liberales.
Entre los absolutistas se encontraban Pedro de Quevedo y Quintano, obispo de Orense y presidente del Consejo de Regencia, mientras que entre los liberales destacaron Diego Muñoz Torrero, José María Calatrava, Francisco Fernández Golfín o Manuel Luján.
La intervención de los diputados extremeños fue especialmente destacada en los siguientes asuntos: 
– La libertad de imprenta: entre sus defensores destacaron los liberales Muñoz Torrero y Antonio de Oliveros, y entre sus contrarios, Pedro de Quevedo o Alonso de Vera y Pantoja.  La venta de baldíos y terrenos comunes. 
– La supresión de la Inquisición, que fue defendida especialmente por Torrero y Oliveros.
– La supresión del régimen señorial.   En general, entre los diputados extremeños predominó la defensa de los postulados liberales: la necesidad de una constitución, la crítica al papel de la nobleza y la iglesia, la reforma de la Administración, etc.

. La subida al poder en Francia de Napoleón Bonaparte en 1799 agudiza la dependencia española de la política exterior francesa y el enfrentamiento con Francia. Debido a eso, en 1801 España declara la guerra a Portugal, aliada de los británicos; la Guerra de las Naranjas supuso solamente la anexión de Olivenza. Sin embargo, en 1805 la flota francoespañola sufrió una derrota aplastante frente a la británica en la batalla de Trafalgar.
1.2 La crisis de 1808: el Motín de Aranjuez y las Abdicaciones de Bayona:

a pesar del fracaso de la alianza francesa, ésta se reforzó aún más con la firma del tratado de Fontainebleau en 1807, por el que se autorizaba la entrada en España de tropas francesas con el propósito de invadir Portugal.
A estas alturas, la oposición a Godoy se había extendido por todo el país: la antigua nobleza no soportaba ver a un simple hidalgo en el gobierno, la Iglesia le temía por sus intentos desamortizadores y el príncipe Fernando, heredero del trono, por su fidelidad a los reyes. En esta situación, Godoy se dio cuenta del peligro que suponía la entrada de los franceses en España y tramó la huida de la familia real a Andalucía para desde allí embarcar hacia América, por lo que los reyes se trasladaron a Aranjuez.
Sus planes se frustraron cuando el 19 de marzo de 1808 estalló un motín, supuestamente popular pero en realidad alentado por la camarilla que rodeaba al príncipe Fernando; el motín de Aranjuez supuso la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo, que subió al trono con el nombre de Fernando VII.

El enfrentamiento entre Fernando VII y Carlos IV será aprovechado por Napoleón para controlar España; con las tropas de Murat en Madrid, Bonaparte llama a padre e hijo a Bayona, en Francia, y allí consigue que Fernando devuelva el trono a su padre sin saber que éste, previamente, había abdicado en Napoleón (Abdicaciones de Bayona)
. Con ello, el emperador francés se hace con el trono español, que entrega a su hermano José Bonaparte.
Mientras, en España, ante la evidencia de la invasión francesa, el descontento popular es alentado por los partidarios de Fernando VII y el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levanta contra los invasores. A pesar de la violenta represión francesa, la rebelión se extiende por todo el país. Había comenzado la Guerra de la Independencia




1.3 El reinado de José I Bonaparte:

legitimado por las abdicaciones de Bayona, un decreto imperial del 4 de mayo de 1808 nombró a José I Bonaparte rey de España y de las Indias en sustitución de la dinastía borbónica. Su primera acción consistió en convocar Cortes a fin de aprobar una constitución que acabase con el antiguo régimen. El Estatuto Real de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y los accesos a cargos públicos. José Bonaparte inició un programa reformista que pretendía la liquidación del Antiguo Régimen y que se concretó, entre otras medidas en: supresión de Secretarías y Consejos; abolición de la jurisdicción señorial; disolución de la Inquisición; desamortización eclesiástica; desvinculación de mayorazgos y tierras en manos muertas. Sólo una minoría de la población, los afrancesados, pertenecientes a los sectores más cultos de la población apoyaron al nuevo régimen bonapartista. Para la mayoría de la población el nuevo gobierno era ilegitimo, extranjero y sustentado por el poder de las armas. Además, todas sus actuaciones estaban subordinadas a las necesidades militares de la conquista, lo que puso al grueso de la población en contra del nuevo monarca. Al finalizar la guerra, muchos afrancesados fueron tachados de traidores y marcharon al exilio.

2.- LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: CAUSAS, DESARROLLO Y CONSECUENCIAS

La Guerra de la Independencia es el enfrentamiento de los españoles contra las tropas francesas que, tras el Tratado de Fontainebleau y las abdicaciones de Bayona, han ocupado el país, desarrollándose entre 1808 y 1814.
Causas:
La crisis del Antiguo Régimen
: una vez que Carlos IV, por miedo a la Revolución Francesa, paraliza las reformas ilustradas la crisis del Antiguo Régimen se hace patente: crisis económicas, malestar popular, epidemias, hambre y luchas por el poder entre los miembros de la familia real (motín de Aranjuez) que reflejan la debilidad de la monarquía absoluta española. Esta debilidad y la incapacidad de estabilizar la situación obliga a ambos pretendientes a dejar en manos de Napoleón la decisión sobre quién recaería la corona española.


El resultado fue las ya comentadas Abdicaciones de Bayona.
Expansionismo territorial de Napoleón
que aprovecha la debilidad de la monarquía española para ocupar fácilmente España.
Sublevación popular contra el dominio francés que, con la formación de Juntas y la reunión de las Cortes de Cádiz, se transforma en un proceso de revolución liberal
Desarrollo:
1ª ETAPA: Revuelta popular y formación de Juntas
La Guerra de la Independencia comienza el 2 de mayo de 1808 con una sublevación popular contra el traslado del resto de la familia real a Francia, donde ya se encontraban Carlos IV y Fernando VII, tras las abdicaciones de Bayona. La sublevación es duramente reprimida por los franceses, pero su ejemplo cundió por todo el país y la rebelión popular contra los franceses se generalizó rápidamente.
En este período los soldados franceses se emplearon en sofocar los alzamientos urbanos que se habían extendido por las principales ciudades. En junio tuvo lugar el sitio de Zaragoza; la ciudad resistió heroicamente bajo el mando del general Palafox, frustrándose de momento los planes franceses.
El hecho más destacado de esta fase fue la batalla de Bailén, donde un ejército francés dirigido por el general Dupont fue derrotado por un ejército español improvisado y dirigido por el general Castaños. La batalla de Bailén tuvo una gran repercusión estratégica y propagandística, ya que fue la primera derrota de un ejército francés desde la llegada al poder de Napoleón.


Ante el vacío de poder producido por las abdicaciones de Bayona, para dirigir la guerra contra los franceses se organizan Juntas locales y provinciales que asumen la soberanía, declaran la guerra a Napoleón y buscan el apoyo de Gran Bretaña. En septiembre de 1808 representantes de cada junta provincial constituyen una Junta Suprema Central, que coordina la lucha y dirige al país, reconoce a Fernando VII como rey y asume el mando hasta su vuelta. Es una ruptura con las instituciones de la monarquía absoluta.

2ª ETAPA: La resistencia y la derrota francesa

Para dirigir la contraofensiva, Napoleón se desplazó a España en noviembre con un ejército de 250.000 hombres que hacia 1809 ha ocupado prácticamente todo el país. Ante la incapacidad del ejército español para hacer frente a los franceses surgió una forma espontánea y popular de lucha: las guerrillas.
Eran pequeños grupos locales, con partidas de hasta 50 hombres, compuestas por miembros de las clases populares. Hostigaban al ejército francés por sorpresa: destruían sus instalaciones, asaltaban los convoyes de avituallamiento, etc., sometiendo a los franceses a una presión y desgastes permanentes que minaban su moral.
En 1812 Napoléon se ve obligado a retirar miles de soldados para la campaña de Rusia. Este hecho fue aprovechado por las tropas españolas, apoyadas por la guerrilla y por el ejército británico para derrotar a los franceses en la batalla de Arapiles (julio de 1812), lo que dio un vuelco a la guerra. Las tropas francesas, dirigidas por José Bonaparte, inician la retirada hacia la frontera, sufriendo las derrotas decisivas de Vitoria y San Marcial, tras las que los franceses abandonaron definitivamente la Península Ibérica. El 11 de diciembre de 1813 Napoleón y Fernando VII firmaban el Tratado de Valençay, por el que el Borbón recuperaba el trono de España.


Actitudes políticas

Una parte de los españoles, los llamados afrancesados, entre los que se encontraban intelectuales, altos funcionarios y una parte de la nobleza, colaboraron con la monarquía de José I. Apoyaban su programa reformista y apostaban por un poder fuerte que modernizase España. Al final de la guerra tuvieron que exiliarse ante la persecución iniciada por Fernando VII. Por otra parte, los que compartían el ideario de la Revolución Francesa (llamados en España liberales)
Vieron en la guerra una oportunidad para realizar un cambio político e implantar un sistema liberal.
Por último, la mayoría de la población afrontó la guerra como un movimiento de resistencia contra el invasor francés, y defendían el retorno de Fernando VII y los privilegios de la Iglesia, pero su rebeldía frente a las autoridades francesas supuso una actitud revolucionaria, al asumir el derecho a decidir sobre su propio destino.

Consecuencias :


El resultado de la guerra fue catastrófico: crisis demográfica (por muertes en guerras y pestes, o no nacidos) y económica en todos los sentidos (destrucción de comunicaciones, industria, comercio, desórdenes rurales por la pervivencia de partidas de guerrilleros, epidemias, problemas con la ganadería y agricultura, etc.). La recuperación fue muy lenta y trajo como consecuencia la aparición del intervencionismo militar en la vida política. El conflicto bélico también influyó notablemente en el desmoronamiento del Antiguo Régimen, con la introducción de nuevas ideas y el desarrollo de un proceso de revolución liberal con las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812


3- LAS CORTES DE CÁDIZ: CONSTITUCIÓN, COMPOSICIÓN Y OBRA LEGISLATIVA
3.1 La convocatoria de Cortes en Cádiz:

en 1810 se disuelve la Junta Suprema Central, que había dirigido la guerra contra los franceses, y cede el poder a un Consejo de Regencia pero antes realiza una convocatoria de Cortes para que los representantes de la nación decidan sobre su organización y futuro.
Las Cortes se reunirán en Cádiz, que en ese momento era la única ciudad peninsular libre del dominio francés y que estaba defendida por el ejército español y la flota británica. La convocatoria se dirigió a toda la Nación con el fin restablecer y mejorar la Constitución (conjunto de leyes y costumbres por las que tradicionalmente se había regido la Monarquía española) fundamental de la monarquía en un momento de vacío de poder en España. En principio, la Junta convocó unas Cortes propias del Antiguo Régimen, es decir, con la tradicional división en estamentos, pero las presiones de los partidarios de las reformas consiguieron que se hiciera una convocatoria de elecciones en todo el país dividido en provincias.

3.2 Los componentes de las Cortes:


a las Cortes gaditanas van a acudir en principio los representantes de las provincias donde se pudieron hacer elecciones (incluidos los territorios americanos); si estaban ocupadas por los franceses, se designó a habitantes de esas provincias residentes en Cádiz para que tuvieran representación

Una vez reunidas, en las Cortes se van a poner de manifiesto tres grandes tendencias ideológicas:

– Absolutistas

Partidarios de la soberanía real y de volver al sistema social y económico del Antiguo Régimen (monarquía absoluta).

Liberales

Defensores de la libertad, igualdad y derecho a la propiedad; contrarios a la sociedad estamental y partidarios de una sociedad de clases. Defienden la soberanía nacional, la monarquía constitucional y la separación de poderes (las Cortes tendrían el poder legislativo).

Jovellanistas

Representan una vía intermedia entre absolutistas y liberales, pues apoyaban una soberanía compartida y un sistema bicameral; pero no defendían la Constitución, sino que apoyaban la renovación de las viejas leyes y costumbres de los reinos españoles.
Desde el punto de vista social, los diputados a Cortes pertenecían mayoritariamente a la burguesía y clases medias (abogados, funcionarios públicos, militares, comerciantes, escritores…), lo que favoreció el triunfo de las ideas liberales; aunque también hubo representantes de la nobleza (8) y el clero (97), de un total de 271. De la provincia de Extremadura acudieron doce diputados, entre los que destaca el sacerdote Diego Muñoz Torrero, quien formó parte de la comisión redactora de la Constitución y representó posiciones liberales, defendiendo la soberanía nacional y otros principios de esa tendencia.

3.3 La Constitución de 1812:


la obra de las Cortes supone la ruptura de todo el sistema del Antiguo Régimen, y su labor se plasmó en una serie de decretos y en la elaboración de la Constitución de 1812. Esta primera carta magna fue tan importante que se convirtió en la base ideológica y en bandera del movimiento liberal, ejerciendo su influencia sobre otros países. El hecho de que, ante el vacío de poder, las Cortes de Cádiz asumieran la soberanía nacional, la representación de toda la Nación española, fue en realidad la primera medida revolucionaria y que suponía una ruptura radical con la tradición del Antiguo Régimen
Tras muchas discusiones la Constitución fue aprobada el 19 de Marzo de 1812 (por lo que los gaditanos la bautizaron como «la Pepa»). Esta Constitución está inspirada en el racionalismo francés y además influyó en otros países como Portugal, Italia y los países hispanoamericanos que obtendrían pronto su independencia. Nace, pues, la Constitución como un símbolo, como un arma en la lucha contra el invasor, y, sobre todo como solución a los problemas de España.
Sus principios fundamentales son:
Soberanía Nacional (artículo 3), que significa el fin de la concepción absoluta del poder en la que el rey lo era por la gracia de Dios. Dicho de otra forma, se deroga la monarquía absoluta tradicional y, por tanto, se acaba con el Antiguo Régimen. En su lugar se instaura una monarquía parlamentaria en la que el rey pierde muchos de sus antiguos poderes.

División de Poderes



El Poder Legislativo recae en las Cortes representación de la voluntad de la nación. Sus poderes son muy amplios: elaboración de las leyes, decisiones respecto a la sucesión de la Corona…


El Poder Ejecutivo reside en el Rey, aunque está muy controlado ante las dudas sobre las verdaderas intenciones de Fernando VII. El Rey dirige el gobierno y la administración, nombra a los ministros y participa en la elaboración de las leyes mediante la iniciativa y la sanción, además de poseer el derecho a vetar cualquier ley durante dos años. El Poder Judicial pasa a ser competencia exclusiva de los tribunales de justicia, que de este momento son completamente independientes de los otros dos poderes del Estado.

Sufragio universal indirecto masculino


En las elecciones a Cortes votan los hombres mayores de 25 años para elegir a un cuerpo de electores que deberán tener un determinado nivel de renta; éstos, a su vez, votan a los candidatos a diputado.

Libertad de imprenta (parcial):


cualquier ciudadano podía escribir, imprimir y publicar sus ideas sin censura previa, que sólo se mantenía en los escritos religiosos.
Se aprueba una Contribución Única, que se paga sobre la renta y patrimonio de cada ciudadano, lo que supone el fin de los privilegios fiscales de nobleza y clero.

El Estado se proclama confesional


La Constitución establece que la religión católica es la única autorizada en España y a la que las leyes deben proteger. Este punto es un claro intento de atraer a los absolutistas y constituye una excepción entre las constituciones europeas de la época, que reconocían la libertad de culto.
Con respecto a la instrucción pública (educación), la Constitución responde a la mentalidad ilustrada que sostenía que sólo la extensión de la cultura podía hacer progresar un país; por ello, la Constitución obliga a promover escuelas de primeras letras en todos los pueblos de la Monarquía.

En un importante artículo se reconoce la igualdad ante la ley de los «españoles de ambos hemisferios» (es decir, de los habitantes de la Península y habitantes de las posesiones americanas), aunque esa igualdad sólo se hacía extensiva a los americanos de sangre completamente española, excluyendo a los mestizos


Declaración de derechos individuales


Se reconoce igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, se garantiza la seguridad e inviolabilidad del domicilio, el derecho a la propiedad individual, el derecho a la educación elemental, se establece la libertad de imprenta, de expresión, etc. También se recogen deberes, como la obediencia a las leyes,respeto a la autoridad, el contribuir a la Hacienda pública, defensa de la patria, etc.

3.4 La obra legislativa de las Cortes de Cádiz:


además de la Constitución de 1812 las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de decretos de gran importancia al completar la tarea de constitucional de derogar legalmente el Antiguo Régimen:

Abolición de los Señoríos


Se eliminan todos los Señoríos Jurisdiccionales (en los que el señor tenía derecho a impartir justicia, percibir impuestos, etc), privilegios y tributos feudales y los señoríos territoriales  son convertidos en propiedad privada individual, siempre que los nobles puedan demostrar documentalmente su posesión.

Supresión de la Inquisición



Decreto que establece la libertad de imprenta, excepto en cuestiones religiosas donde la Iglesia seguía ejerciendo la censura.
Desamortización de los bienes de manos muertas (venta de baldíos, tierras de realengo y bienes comunales) que pasaban mediante venta a propiedad privada; el fin era liberalizar el mercado de la tierra y aumentar los ingresos de la Hacienda pública. Se suprimen los gremios y se establece la libertad de trabajo, industria, comercio y precios. Con estos decretos se establecía de hecho un régimen liberal que pretendía la modernización de España. Sin embargo la guerra impidió la efectiva aplicación de lo legislado; la vuelta de Fernando VII en 1814 supuso la derogación de la Constitución y el restablecimiento efectivo del régimen absolutista anterior a 1808.

4.- EXTREMADURA EN LAS CORTES DE CÁDIZ

La participación extremeña en las Cortes de Cádiz fue destacada, siendo 12 el número de diputados que representaron a la provincia. La composición de este grupo fue variada, predominando los diputados pertenecientes al clero, la nobleza y en menor medida, al ejército, aunque hubo protestas de algunas ciudades como Plasencia o Trujillo que no contaron con representación propia.
Las primeras sesiones de las Cortes pusieron claramente de manifiesto la división de criterios en este grupo tan heterogéneo, cuyos componentes se agruparon desde el principio en torno a dos posturas: la de los absolutistas y la de los liberales.
Entre los absolutistas se encontraban Pedro de Quevedo y Quintano, obispo de Orense y presidente del Consejo de Regencia, mientras que entre los liberales destacaron Diego Muñoz Torrero, José María Calatrava, Francisco Fernández Golfín o Manuel Luján.
La intervención de los diputados extremeños fue especialmente destacada en los siguientes asuntos: 
– La libertad de imprenta: entre sus defensores destacaron los liberales Muñoz Torrero y Antonio de Oliveros, y entre sus contrarios, Pedro de Quevedo o Alonso de Vera y Pantoja.  La venta de baldíos y terrenos comunes. 
– La supresión de la Inquisición, que fue defendida especialmente por Torrero y Oliveros.
– La supresión del régimen señorial.   En general, entre los diputados extremeños predominó la defensa de los postulados liberales: la necesidad de una constitución, la crítica al papel de la nobleza y la iglesia, la reforma de la Administración, etc.

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