Fueros: Evolución Histórica y su Impacto en las Guerras Carlistas

Los Fueros: Origen, Evolución y Abolición

Concepto de Fuero

Los fueros son un conjunto de leyes, derechos o privilegios que en la Edad Media concedía un soberano o señor a un territorio, municipio o grupo social. La finalidad de estos era regular la vida local.

Fue un sistema de derecho local utilizado en la Península Ibérica a partir de la Edad Media y constituyó la fuente más importante del derecho alto medieval español.

Estos fueron desapareciendo poco a poco, desde la desaparición de los fueros de Aragón tras la Guerra de Sucesión hasta la desaparición de los últimos fueros de España (Bizkaia, Álava, Guipúzcoa) en 1876.

Durante el reinado de los Austrias, los fueros fueron respetados e, incluso, ampliados en algunos casos, aunque no dejaron de alzarse voces para que los suprimiesen. Tras la llegada de los Borbones, se promulgaron los “Decretos de Nueva Planta”, a través de los cuales los reinos de la Corona de Aragón perdieron sus Cortes y fueros propios.

Diferencias entre Sistemas Políticos

  • Democracia: Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes.
  • Aristocracia: La aristocracia hace referencia originalmente a un sistema político sugerido por Platón y Aristóteles, encabezado por gente que sobresale por su sabiduría intelectual, por su elevada virtud y por su experiencia del mundo.
  • Oligocracia: Tipo de gobierno en el que unos pocos mandan.
  • Burocracia: La burocracia es la organización o estructura que se caracteriza por procedimientos centralizados o descentralizados, división de responsabilidades, especialización del trabajo, jerarquía y relaciones impersonales.
  • Oclocracia: Oclocracia o gobierno de la muchedumbre es una de las formas de degeneración de la democracia, del mismo modo que la monarquía puede degenerar en tiranía o la aristocracia en oligarquía. A veces se confunde con la tiranía de la mayoría, dado que ambos términos están íntimamente relacionados.

La Cuestión Foral hasta el Siglo XIX

Durante el reinado de los Reyes Católicos, se produce la unión territorial de Castilla y la Corona de Aragón, además de la anexión de Navarra a Castilla en 1512. El casamiento de Isabel I de Castilla y el rey Fernando II de Aragón anexaba los reinos, pero cada reino mantenía su diferenciación institucional, de libertades y sus propios fueros.

Con la proclamación de Carlos I, empezaría el reinado de los Austrias en España durante los siglos XVI y XVII. Durante este periodo de tiempo, los fueros se mantuvieron e incluso en algunos casos fueron ampliados, aunque no dejaron de alzarse las voces para que estos se suprimiesen. Tras el final del reinado de esta dinastía, empezarían los problemas y los enfrentamientos entre los Austrias y los franceses (Borbones) por la sucesión de la Corona española. Felipe V y los Borbones conseguirían alzarse con la victoria e imponen un proceso de castellanización de los reinos de la Corona de Aragón, debido a que habían apoyado al bando contrario. De esta manera, dichos reinos pierden sus propias instituciones y fueros y se les imponen las leyes de Castilla.

Sin embargo, los fueros navarros y vascos siguieron vigentes por haber apoyado a Felipe V. Durante todo el siglo XVIII permanecieron intocables.

La primera Constitución Española (1812) decretó la supresión de los Fueros en favor de la igualdad de todos los españoles y de todos los territorios. No obstante, durante el reinado de Fernando VII (1814-1833) se restaurarán (excepto en el Trienio Liberal (1820-1823)).

Causas de las Guerras Carlistas

Hay tres grandes causas que detonaron tras la muerte de Fernando VII:

  • Cuestión dinástica: Fernando VII, antes de su muerte, redactó la Pragmática Sanción, en la cual abolía la Ley Sálica, ley que anteponía los derechos dinásticos del hombre frente a los de la mujer, ya fuesen herederos directos o laterales. Esto ocurrió porque la única descendencia de Fernando VII era Isabel II, su hija. Por ello, Carlos María Isidro, el cual en presencia de la Ley Sálica sería el legítimo heredero, sintió que se le había privado de su derecho: el trono.
  • Cuestión social: Los campesinos apoyaban a los carlistas, mientras que los burgueses y la alta nobleza apoyaban a los isabelinos. En esta guerra, la clase que ganase se aseguraba la predominancia sobre el resto en el futuro. Los campesinos apoyaban a los carlistas, puesto que estos, al querer restaurar el Antiguo Régimen, beneficiaban la agricultura, mientras que los isabelinos querían impulsar los principios ilustrados que impulsaban a los burgueses.
  • Cuestión política: Era una guerra entre tradicionalistas y liberales. Por un lado, los tradicionalistas querían restaurar el Antiguo Régimen, mientras que los liberales querían impulsar los principios ilustrados para igualar el país al resto de Europa.

Partidos Contendientes en las Guerras Carlistas

Los Carlistas

El infante Carlos María Isidro recibió el respaldo de aquellos sectores sociales para los que los liberales y sus reformas podían suponer una amenaza: la pequeña nobleza terrateniente, a la que le inquietaba la desaparición de sus privilegios fiscales (pago de impuestos), supresión de los mayorazgos y la influencia en los municipios rurales; muchos humildes agricultores de los territorios forales vasco-navarros, donde se beneficiaban de extensiones fiscales y militares (la preparación militar no estaba exigida y los impuestos eran menores); y el bajo clero rural, que intentaba evitar nuevas desamortizaciones y temía la abolición de los diezmos y la pérdida de poder.

En el dominio geográfico, tuvo una mayor implantación en Navarra, las tres comunidades vascas y en la zona situada al norte del río Ebro en la región castellonense del Maestrazgo. Sin embargo, las tropas carlistas jamás lograron conquistar las grandes ciudades, ni siquiera Bilbao, Pamplona o Vitoria.

Con el lema “Dios, Patria, Fueros y Rey”, la ideología carlista es favorable al absolutismo regio y al mantenimiento de las jerarquías y privilegios sociales estamentales, al integrismo religioso y defensa plena de todos los intereses de la Iglesia, al mantenimiento de los fueros vascos y navarros y un concepto de “patria” como un conjunto de tradiciones y costumbres heredadas. Los carlistas se resistían al avance de la industrialización y del capitalismo.

En la Primera Guerra Carlista, el líder de estos fue Carlos María Isidro (Carlos V); en la segunda, Carlos VI (hijo de Carlos V); y en la tercera, Carlos VII (nieto de Carlos V). Finalmente, este último fue expulsado de la península y se le prohibió la entrada a cualquier descendiente suyo, pero la corriente política carlista continuó vigente, incluso hasta en la actualidad.

Los Isabelinos

La causa de Isabel II enseguida se identificó con el liberalismo moderado. Recibió el apoyo de una minoría selecta e influyente de la sociedad: propietarios acomodados y grandes terratenientes que aumentaron sus posesiones con la política desamortizadora; los industriales y hombres de negocios; los intelectuales que manejaban la opinión pública; el alto clero; los profesionales liberales, funcionarios, la oficialidad del ejército casi sin excepción y la mayor parte de la nobleza, a quienes benefició enormemente la conversión del señorío en propiedad individual.

Las zonas de influencia fueron, sobre todo, las ciudades, además de la mayor parte de España, excepto las zonas forales, Cataluña y núcleos de Levante y Castilla. Ideológicamente, los liberales moderados pretenden una monarquía constitucional, basada en la soberanía nacional, libertades públicas y políticas, separación de poderes e igualdad ante la ley. Ideales propios de la Ilustración y, además, la liberalización de los bienes de la nobleza, la desamortización de los de la Iglesia y la incentivación de la industria nacional.

Consecuencias de las Guerras Carlistas para los Fueros Vascos

  • Primera Guerra Carlista (1833-1840): Acabó con la firma del “Abrazo de Vergara”, en el cual los carlistas prometían reconocer a Isabel II como reina, y los liberales, además de admitir en su ejército a los oficiales y a los soldados carlistas que lo quisieran con todos sus grados y condecoraciones, se comprometían a defender los fueros vascos y navarros ante las Cortes Generales. Las Cortes Generales mantendrán los fueros “sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía”.
  • Segunda Guerra Carlista (1848-1849): No tuvo ninguna repercusión en el País Vasco y no afectó a la cuestión foral.
  • Tercera Guerra Carlista (1873-1876): Tras esta guerra y la Restauración de Alfonso XII, el sistema canovista elimina todos los fueros vasco-navarros y el carlismo se incorpora al sistema democrático. Poco después, como compensación a los fueristas liberales, se pondrá en vigor la parte económica de los Fueros bajo la denominación de “Concierto Económico”. Tras esto, toma fuerza un movimiento que reivindica dichos fueros, además de la lengua y la cultura vascas, frente a la inmigración que supuso la industrialización: el movimiento nacionalista vasco, aglutinado por el PNV, que fue creado en 1894 por Sabino Arana.

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