Golpe de 23 fe Febrero de 1981

Nos encontramos ante un texto cuyo autor individual no es otro que el rey
Juan Carlos I de Borbón y que fue trasmitido televisivamente a los españoles en la madrugada del 24 de Febrero de 1981 a fin de condenar el golpe de Estado liderado el 23 de Febrero por el teniente coronel Antonio Tejero e informar al pueblo español de las medidas adoptadas por la Corona ante el mismo. El hoy todavía monarca de España nacíó concretamente en Roma en 1938 y en 1969 fue elegido por Franco como su sucesor en la Jefatura de Estado a título de rey. No obstante, a pesar de la designación del Dictador, supo a la muerte de este liderar el proceso hacia la Democracia.

El texto que tenemos entre manos podría ser calificado como político en tanto en cuanto se trata de un mensaje con esta temática. Empero, las circunstancias en las que salíó a la luz y la suma importancia de su propósito fundamental: la condena de un Golpe de Estado, lo aproximarían hacia lo jurídico, puesto que simula tener cierto carácter de ley.

Finalmente, en virtud de su difusión televisiva cabría señalar que su destinatario es claramente público, pudiendo aludir a todo el pueblo español como el receptor del mensaje.

Indique y explique las ideas que aparecen en el texto y resuma su contenido:


A pesar de la brevedad del texto podemos establecer 3 grandes bloques temáticos en función del contenido expuesto en cada uno de ellos, a saber:

1. Una primera parte compuesta por las 3 primeras líneas (desde “Al dirigirme” hasta “orden siguiente”), en las que Juan Carlos I alude a unas “circunstancias extraordinarias” ante las cuales solicita la “serenidad y la confianza” del pueblo español. Se refiere concretamente al golpe del 23 de Febrero de 1981, materializado en la irrupción de un destacamento de cerca de 200 guardias civiles dirigidos por el teniente coronel Antonio Tejero en el Congreso de los Diputados. La cámara baja se encontraba en ese momento votando la investidura de Calvo Sotelo como presidente tras la dimisión de Suárez en el mes de Enero. Los parlamentarios presentes fueron tomados como rehenes y España entera presenció en directo a través de radio y televisión el devenir del golpe. Además, no solo hubo movimientos en Madrid. En Valencia, el general Jaime Milans del Bosch declaró el estado de guerra y sacó los tanques a la calle. También participó en la conspiración, entre otros oficiales, el general Alfonso Armada. Precisamente ante estas circunstancias es ante las que el monarca pide a los españoles calma y les hace saber a continuación las medidas adoptadas para la paralización del golpe.

2. Una segunda parte que comprendería las líneas 3-8 (desde “Ante la situación” hasta “la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor”, a través de las cuales el rey comunica al pueblo español las órdenes dictadas al Ejército tras la irrupción de los golpistas en el Congreso, cámara en la que reside el poder legislativo de la nacíón y que constituía un palmario signo de la democracia alcanzada porque su composición la determinaba el pueblo en las elecciones generales. Juan Carlos I expone ahora claramente su condena al golpe, pues insta a los militares a que se conserve la legalidad constitucional, es decir, la Constitución de 1978. Y corresponde precisamente al rey porque en contra de lo que tradicionalmente suele creerse, esta ley fundamental le atribuiría poderes tan fundamentales como los de Jefe del Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas. En virtud de sendas atribuciones podríamos considerar que se trata de una voz autorizada la que conmina a la Junta de Jefes de Estado Mayor a que frustre la operación golpista perpetrada por una parcela del Ejército y mantenga la legalidad vigente.

3. Una tercera y última parte que abarcan las 3 últimas líneas (desde “La Corona, símbolo” hasta “de referéndum”, que suponen una especie de colofón final en el que el monarca reitera su condena al golpe e insiste en la necesidad de que la institución que él representa respalde el proceso democrático iniciado tras la muerte de Franco en 1975. Nuevamente se refiere a la Constitución de 1978 y alude también a la soberanía nacional en tanto en cuanto reclama el respeto a un texto votado por el pueblo español en referéndum el 6 de Diciembre de 1978. De este modo no justifica cambio alguno por vía armada y al margen de la legalidad constitucional, dejando entrever que cualquier modificación solo puede llegar a través de las urnas. Los golpistas por su parte justificaron su acción como alegando que esta se hacía en defensa de una España cada vez más golpeada por el terrorismo de ETA, el incremento del desempleo y el desarrollo de un proceso autonómico que conducía, según ellos, hacia la desintegración del país. Frente a estos motivos muchos analistas esgrimen simplemente que en el seno del Ejército se localizaba un sector que sencillamente se opónía a la instauración de la democracia en España y abogaban por la perpetuación de la Dictadura. Prueba de ello es que con anterioridad a 1981 ya detectamos intentonas golpistas como la preparada y fracasada en 1978 en la cafetería Galaxia de Madrid, conocida como “Operación Galaxia”. Volviendo al 23-F cabría concluir finalmente que fue ante todo la falta de apoyo al golpe por parte de los altos mandos militares y la postura contraria del rey que acabamos de analizar la que frustraría la operación, si bien los sectores más críticos con la figura de Juan Carlos I denuncian la demora con que este se puso ante las cámaras para lanzar su mensaje: 6 horas después de la ocupación del Congreso, ya en la madrugada del 24 de Febrero de 1981, cuando para muchos el golpe ya no tenía posibilidades reales de éxito.

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