El nombramiento de Adolfo Suárez fue recibido con desaliento por la prensa y la oposición. Pese a su trayectoria de brillante gestor en diferentes cargos, nadie creía que un hombre formado en el Movimiento, a pesar de manifestar públicamente su decidida apuesta por la reforma política y la instauración de un régimen democrático y de libertades, pudiera sacar adelante la reforma. Los inmovilistas veían en él a un hombre de poco prestigio. Suárez se encontró además, con la negativa de Areilza y Fraga a colaborar, y confecciónó un gabinete de políticos jóvenes, entre los que estaban Rodolfo Martín Villa, Landelino Lavilla, Marcelino Oreja, Fernando Abril Martorell y Leopoldo Calvo Sotelo.El Gobierno era consciente de que ya no se podía dilatar más el proceso de cambios. Y desde el principio comenzó a lanzar mensajes y a actuar de forma inequívoca. La semana del 5-12 de Julio estuvo presidida por las multitudinarias manifestaciones pro-amnistía que la “Platajunta” convocó en todo el país, y que fueron respondidas con una actuación tibia de la policía. El 14 de Julio las Cortes aprobaban la reforma del Código Penal que permitiría la legalización de los partidos .El 16 de Julio, declaración del Gobierno que hablaba de soberanía popular, de régimen democrático y de respeto por las libertades. El 31 de Julio se aprobó una amnistía que permitíó la liberación de muchos presos políticos, pero que excluía expresamente los condenados por delitos de terrorismo, lo que dejaba en las prisiones a la mayoría de los presos vascos. Esta circunstancia provocó una oleada de protestas en las calles de las ciudades de Euskadi.Durante el mes de Agosto Suárez mantuvo contactos con todos los líderes de la oposición, incluso por vía indirecta con Santiago Carrillo. Por entonces, los comunistas eran ya los únicos que eran objeto de persecución policial directa, y su legalización la gran incógnita.Este se concretó el 10 de Septiembre, cuando Suárez se dirigíó al país para presentar el proyecto de Ley para la Reforma Política, auténtica pieza clave de la transición legal hacia la democracia política. Redactado inicialmente por Fernández Miranda, significaba el cambio hacia un sistema parlamentario y constituyente nuevo, a partir de las instituciones franquistas. Por eso requería que fueran las mismas Cortes vigentes las que aprobaran la ley, pero también necesitaba el respaldo de la oposición.La marcha de los acontecimientos hizo aumentar la irritación entre los inmovilistas. La amnistía, los contactos con la oposición, la propuesta de reforma política, las movilizaciones populares en aumento y los continuos atentados de ETA provocaron en Septiembre la dimisión del Teniente General De Santiago, Vicepresidente del Gobierno. El nombramiento del teniente general Gutiérrez Mellado para el cargo, le ganó la animadversión del sector más duro del ejército, pero el nuevo Ministro se convertiría en figura decisiva del proceso de transición.El 16 de Noviembre el texto de la Ley para la Reforma Política fue debatido en las Cortes. Las negociaciones de los ministros y de los aperturistas y la convicción de muchos procuradores de que la batalla estaba perdida produjo finalmente una votación clara a favor de la Ley: 425 votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones. En este resultado también influyó que la propuesta de Suárez iba acompañada de ciertas garantías: no exigir responsabilidad a los implicados en la dictadura y mantener la ilegalidad de la izquierda comunista. Es decir, representaba una transición sin riesgos, a la que sólo se negó el búnker.La Ley para la Reforma era un texto breve, pero en él se afirmaba la democracia y el principio de soberanía popular; se entregaba a las Cortes el poder legislativo; se establecía su elección por sufragio y su desdoblamiento en Congreso y Senado; y se regulaba la vía para que ambas asumieran en el futuro la reforma constitucional. También se fijaba algunos aspectos de la futura Ley Electoral. Inmediatamente se convocó un referéndum para el 15 de Diciembre para ser aprobada por voto popular.Pero antes el clima de tensión fue subiendo. La continua exigencia de una amnistía más amplia se saldó con la muerte de algunos manifestantes en enfrentamientos con la policía. ETA intensificaba los atentados, algunos de ellos tan grave como el asesinato del presidente de la Diputación de Guipúzcoa. También la oposición aumentó su presión sobre el Gobierno. El PSOE celebró su 27 congreso en Madrid, de forma espectacular, convocando a buena parte de los líderes socialistas internacionales. La oposición nombró un comité, la Comisión de los Nueve, que pidió negociaciones al Gobierno. Y mientras, el PCE optó por salir a la luz y echarle un pulso a Suárez: Carrillo que vivía en Madrid clandestinamente desde Febrero, dio una espectacular rueda de prensa en Madrid, que obligó al Ministro de la Gobernación a poner a toda la policía en su búsqueda.El referéndum se celebró en un ambiente crispado. Cuatro días antes un nuevo grupo de extrema izquierda, EL GRAPO, secuestraba al Presidente del Consejo de Estado Antonio María de Oriol, para cuyo rescate pedía la liberación de varios presos. Aún así, la consulta supuso un éxito para el Gobierno, aunque la oposición había pedido la abstención, El día 23 de Diciembre la policía detuvo a Santiago Carrillo, pero el Gobierno lo puso en libertad 8 días después, consciente de que, salvada la dignidad policial, no podía retener al líder comunista en la cárcel. Ese mismo día, 30 de Diciembre se decretó la desaparición del Tribunal de Orden Público.
La provocación alcanzó su momento más álgido en la semana del 23 al 29 de Enero. El 23 es asesinado un estudiante en una manifestación proamnistía, por los guerrilleros de Cristo Rey. Al día siguiente es secuestrado el teniente general Villaescusa por el GRAPO; muere una manifestante por el impacto de un bote de humo; y sobre todo, el asesinato a manos de miembros de la ultraderecha de 5 abogados laboralistas del PCE en un despacho de la calle Atocha, atentado que deja heridos a otros 4. La respuesta del PCE fue, el día del entierro, una impresionante manifestación silenciosa, en el centro de Madrid, que mostró la fuerza del partido y su disciplina interna. La semana terminó con el asesinato de dos policías y un guardia civil por el GRAPO.La semana siguiente remitíó la violencia y fueron liberados Oriol y Villaescusa, mediante una operación policial, que dieron un respiro al gabinete Suárez.Para entonces, Suárez comenzó las negociaciones con la oposición.
El primer resultado fue la simplificación del trámite de legalización de los partidos, limitándose a un siempre registro en el Ministerio de Gobernación. Todos los partidos políticos fueron pasando por el registro. Pero el día 22 de Febrero se denegaba la inscripción en el registro del PCE. La legalización de los comunistas se convertía en el principal obstáculo en la marcha hacia las elecciones, porque el búnker político y la cúpula militar convirtieron al PCE en la bestia negra y en el símbolo de su resistencia al cambio. Pero Suárez tenía claro que era necesario legalizar a los comunistas antes de las elecciones, si se quería que estas fueran aceptadas como legítimas por la opinión pública nacional e internacional.El 1 de Abril el Gobierno decretó la disolución del Movimiento. Y el día 9, sábado Santo, aprovechando la tranquilidad de las vacaciones y previa comunicación a los ministros militares, se hizo pública la legalización del PCE. Pese a todo el impacto fue tremendo. El día 14 el PCE celebró un pleno del Comité Central, al termino del cual anunció a la prensa su renuncia a plantear la alternativa republicana y la aceptación de la bandera bicolor, en un gesto que intentaba apaciguar los ánimos y mejorar la imagen del partido ante el país. Días después se legalizaban las centrales sindicales. Y el regreso de los exiliados.
A partir del referéndum transcurren los meses más difíciles de la transición política
La adopción de medidas que restablecieran la garantía democrática para garantizar unas elecciones libres, vino acompañada de una gran tensión, motivada por las acciones terroristas del GRAPO y la ETA.La provocación alcanzó su momento más álgido en la semana del 23 al 29 de Enero. El 23 es asesinado un estudiante en una manifestación proamnistía, por los guerrilleros de Cristo Rey. Al día siguiente es secuestrado el teniente general Villaescusa por el GRAPO; muere una manifestante por el impacto de un bote de humo; y sobre todo, el asesinato a manos de miembros de la ultraderecha de 5 abogados laboralistas del PCE en un despacho de la calle Atocha, atentado que deja heridos a otros 4. La respuesta del PCE fue, el día del entierro, una impresionante manifestación silenciosa, en el centro de Madrid, que mostró la fuerza del partido y su disciplina interna. La semana terminó con el asesinato de dos policías y un guardia civil por el GRAPO.La semana siguiente remitíó la violencia y fueron liberados Oriol y Villaescusa, mediante una operación policial, que dieron un respiro al gabinete Suárez.Para entonces, Suárez comenzó las negociaciones con la oposición.
El primer resultado fue la simplificación del trámite de legalización de los partidos, limitándose a un siempre registro en el Ministerio de Gobernación. Todos los partidos políticos fueron pasando por el registro. Pero el día 22 de Febrero se denegaba la inscripción en el registro del PCE. La legalización de los comunistas se convertía en el principal obstáculo en la marcha hacia las elecciones, porque el búnker político y la cúpula militar convirtieron al PCE en la bestia negra y en el símbolo de su resistencia al cambio. Pero Suárez tenía claro que era necesario legalizar a los comunistas antes de las elecciones, si se quería que estas fueran aceptadas como legítimas por la opinión pública nacional e internacional.El 1 de Abril el Gobierno decretó la disolución del Movimiento. Y el día 9, sábado Santo, aprovechando la tranquilidad de las vacaciones y previa comunicación a los ministros militares, se hizo pública la legalización del PCE. Pese a todo el impacto fue tremendo. El día 14 el PCE celebró un pleno del Comité Central, al termino del cual anunció a la prensa su renuncia a plantear la alternativa republicana y la aceptación de la bandera bicolor, en un gesto que intentaba apaciguar los ánimos y mejorar la imagen del partido ante el país. Días después se legalizaban las centrales sindicales. Y el regreso de los exiliados.