RUSIA Y LA REVOLUCIÓN RUSA
1 UN PAÍS ATRASADO
A principios del siglo XX, Rusia era un imperio inmenso que reunía muchos pueblos y cientos de lenguas diferentes. Desde el punto de vista económico, Rusia era un país esencialmente agrícola, aunque en las últimas décadas del siglo XIX había experimentado una importante industrialización (muy localizada), en gran manera posible gracias al capital extranjero, sobre todo francés. Según esto, la mayoría de los rusos eran campesinos pobres, aunque el proletariado industrial fue creciendo en las grandes ciudades como San Petersburgo y Moscú.
Desde el punto de vista político, Rusia se hallaba en una situación que recordaba al Antiguo Régimen: su sistema político era una monarquía autocrática (sistema político que considera que el poder deriva del monarca, y no reconoce ningún límite a su actuación= monarquía absoluta) en la que el zar tenía un poder absoluto y cualquier forma de oposición era duramente reprimida.
2 LOS GRUPOS DE OPOSICIÓN
En las últimas décadas del XIX habían aparecido en Rusia varias organizaciones que intentaban, a veces mediante la utilización de la violencia, poner fin al absolutismo. Los atentados contra los representantes del régimen eran frecuentes e incluso el zar Alejandro II murió víctima de un atentado anarquista en 1881. A principios del XX las organizaciones de oposición al absolutismo zarista estaban, pese a su carácter clandestino, bastante organizadas y contaban con un gran número de seguidores. Estos estaban organizados fundamentalmente en tres partidos políticos:
- El Partido Liberal, formado por las clases medias urbanas, que querían convertir a Rusia en un país moderno, con una monarquía constitucional similar a la británica.
- El Partido Socialrevolucionario: que propugnaba la colectivización de las tierras de los terratenientes. Sus seguidores eran fundamentalmente campesinos pobres.
- El Partido Socialdemócrata, que era de orientación marxista y estaba unido a la Segunda Internacional. Sus militantes eran fundamentalmente obreros industriales. Este partido sufrió una división en 1903 dando lugar a dos grupos enfrentados: los Mencheviques (minoritario) o blancos de carácter más moderado y los Bolcheviques o rojos (mayoritario) que bajo la dirección de Lenin proponían impulsar una revolución que acabará con el capitalismo e instaurara una dictadura del proletariado.
3 LA REVOLUCIÓN DE 1905
A principios de 1904, Japón atacó los destacamentos militares rusos en Extremo Oriente con el objetivo de ocupar Manchuria y Corea, territorios que disputaban ambas potencias. La guerra, que duró hasta el verano de 1905 y acabó con la derrota de Rusia, puso de manifiesto el atraso del país: las clases populares sufrieron el encarecimiento del coste de vida y sirvieron de carne de cañón para la guerra. El descontento popular se generalizó en enero de 1905, cuando 200.000 personas se dirigieron pacíficamente al Palacio de Invierno en San Petersburgo, para entregar al zar Nicolás II unas peticiones de mejoras laborales (jornadas de ocho horas y mejoras salariales) y de carácter político (democratización del país). La guardia zarista abrió fuego contra los manifestantes desarmados causando cientos de muertos (Domingo sangriento).
Esta tragedia hizo perder la confianza del pueblo ruso en el zar y fue el detonante de una verdadera revolución: en toda Rusia los campesinos ocuparon las fincas de los terratenientes, al mismo tiempo que en las ciudades los obreros paralizaban las fábricas. La situación era tan grave que, en octubre de 1905, el zar Nicolás II se comprometió a conceder ciertas libertades políticas y a convocar elecciones para elegir una Duma o Parlamento.
4 LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO DE 1917
El 1 de julio de 1917 Alemania declaró la guerra a Rusia, que era la aliada de Serbia y de Francia. Como ya hemos visto en el tema anterior, el ataque inicial del ejército ruso desorientó a los militares alemanes, que se vieron obligados a reforzar las tropas que luchaban contra Rusia. Sin embrago, pronto el ejército alemán tomó la iniciativa y derrotó reiteradamente al ejército ruso. Por otra parte, la población rusa se hallaba en una situación muy similar a la de 1905: los productos de primera necesidad se habían encarecido extraordinariamente y gran parte de la población moría prácticamente de hambre. El descontento popular fue aumentando, hasta que, con la colaboración de la burguesía liberal y gran parte del ejército, estalló en un movimiento revolucionario que exigía la abdicación del zar, a quien responsabilizaban de la derrota militar y de la miseria en que se encontraba el país. En las ciudades se formaron soviets o consejos de obreros y soldados. Finalmente, falto de todo tipo de apoyos, el zar Nicolás II se vio forzado a abdicar, tras lo cual fue proclamada la República rusa.
Caída la monarquía, se constituyó un gobierno provisional formado por liberales y socialrevolucionarios, que prometió la instauración de democracia en Rusia. Pero, contrariamente a lo que la mayoría de la población deseaba, el nuevo gobierno decidió continuar la guerra contra Alemania. Este hecho motivó que el apoyo popular al gobierno provisional disminuyera rápidamente y que los bolcheviques, que tenían como prioridad poner fin a la guerra, tuvieron cada vez más adeptos. Lenin, que había vuelto del exilio, lideraba el Partido Bolchevique y lo preparó para el asalto al poder. Tras un intento fracasado en julio, Lenin ordenó la insurrección armada contra el gobierno para el 24 de octubre de 1917 (6 de noviembre en el calendario occidental). En pocas horas los bolcheviques, que contaban con el apoyo de importantes sectores del ejército y la marina, ocuparon el Palacio de Invierno y detuvieron al gobierno provisional. Moscú, la segunda ciudad en importancia, fue ocupada por los bolcheviques quince días más tarde.
Tras la toma del Palacio de Invierno, Lenin formó un gobierno denominado Consejo de Comisarios del Pueblo, integrado exclusivamente por bolcheviques. Entre los ministros o comisarios destacaban dos personalidades: Stalin y Trotski. El nuevo gobierno aprobó un paquete de medidas urgentes con el objetivo de transformar Rusia en un país socialista. Las medidas más importantes fueron: la colectivización de las tierras y el control de las fábricas y las grandes industrias por los obreros. Además el gobierno bolchevique inició negociaciones con Alemania para firmar la paz. En marzo de 1918, Alemania y Rusia firmaban el Tratado de Brest-Litovsk, por el que Rusia perdía un 20% de su territorio y un porcentaje similar de población.
Pero la consolidación en el poder del Partido Bolchevique (que a partir de 1918 se denominó Partido Comunista) era más aparente que real, porque en muchos lugares de Rusia el poder seguía en manos de sus adversarios. Pronto empezó, pues, una larga y cruenta guerra civil (1917-1922) que implicó además a otros países que apoyaron a las fuerzas contrarias al gobierno bolchevique.
5 LA GUERRA CIVIL RUSA (1917-1922)
La toma del poder por parte de los bolcheviques provocó una guerra civil de trágicas consecuencias. La guerra, que, de hecho, empezó al día siguiente de la toma del Palacio de Invierno, se prolongó hasta 1922. Inicialmente era un conflicto civil que enfrentaba a los bolcheviques respaldados por el poderoso Ejército Rojo que había organizado Trotski y los antibolcheviques, denominación que agrupaba un conjunto heterogéneo de fuerzas políticas y sociales (liberales, zaristas, mencheviques, socialrevolucionarios,…etc.) en el llamado Ejército Blanco. Éstos tenían más opciones de victoria pero su diversidad y falta de coordinación les impidió salir airosos.
Asimismo la guerra civil rusa tuvo desde el principio una vertiente internacional. Los generales blancos tuvieron apoyo de tropas extranjeras (británicos, franceses, polacos, norteamericanos y japoneses), que les suministraron tropas, armas y munición. La intervención extranjera, sin embargo, no duró mucho, y a partir de 1919 los aliados empezaron a retirar sus tropas.
La retirada de los ejércitos aliados permitió que el Ejército Rojo tomara la iniciativa y en poco tiempo recuperó buena parte del territorio perdido, de modo que en 1922, cuando acabó la guerra, solo Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania habían consolidado su independencia.
La guerra se caracterizó por una extrema violencia: ninguno de los dos bandos hacía prisioneros. Los bolcheviques crearon una policía política (la Checa) encargada de ejercer un severo control sobre la población y eliminar a los sospechosos de ser antibolcheviques. Entre las víctimas de esta violencia se contaron el zar y su familia que fueron ejecutados en Ekaterimburgo en julio de 1918.
Por otra parte, la guerra civil ocasionó un desplome de la producción, lo que obligó a Lenin a impulsar el denominado comunismo de guerra, que consistía en una serie de medidas de control de la economía. Con el fin de asegurar las necesidades del Ejército Rojo y de proveer a las ciudades, el gobierno requisaba la producción agrícola, lo que provocó un gran descontento entre la población agrícola. El descenso de la producción ocasionó la muerte de millones de rusos.
El fin de la guerra permitió que Lenin impulsara una Nueva Política Económica, que se amplió entre 1921-27 y que consistía en la instauración de una economía mixta en la que, se mantenían algunas características capitalistas, como por ejemplo, la pequeña propiedad campesina, la pequeña industria privada y el comercio al por menor.