TEMA 6. EL PROCESO HISTORICO CONTEMPORANEO 6.1. Periodo de preguerra. 6.1.2. La Gran Guerra: consecuencias. 6.1.3. Los felices años veinte: el crack del 29. 6.1.4. Los Fascismos. 6.1.5. La segunda Guerra Mundial: consecuencias. 6.2. Historia del presente o actual: las tensiones de la guerra fría: de París a Nueva York. 6.2.1. El concepto de Guerra fría. 6.2.2. Cultura el dominio americano. 6.1.2 CONSECUENCIAS DE LA GUERRA La Gran Guerra por su duración, extensión y virulencia alteró el mundo tal y como era conocido. Sus consecuencias se hicieron sentir en todos los ámbitos. • Consecuencias demográficas: Pese a que los escenarios donde se desarrolló con especial intensidad la contienda fueron relativamente reducidos si se comparan con los de la II Guerra Mundial, el número de bajas mortales que causó fue muy elevado: más de cuatro millones entre las potencias centrales y unos cinco millones entre las aliadas; entre esas bajas hubo un importante número de victimas civiles, muy superior al de anteriores guerras. A ello se añadió el elevado saldo de heridos y mutilados. La mayor parte de las pérdidas se produjeron entre jóvenes varones, dando lugar a una relativa superpoblación femenina. El sistema productivo se vio condicionado por el el descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población. La mortalidad sufrió un notable incremento debido a la subalimentación y a la insuficiencia sanitaria en general. Los gobiernos se vieron desbordados por innumerables huérfanos. • Consecuencias económicas: La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgica fueron los países más afectados pues los combates más violentos se desarrollaron en su territorio. Igualmente fueron duramente castigadas Rusia y la región fronteriza entre Italia y Austria. Los campos de cultivo, la red de ferrocarriles, puentes, carreteras, puertos y otras infraestructuras fueron devastados. Se perdieron barcos, fábricas, maquinaria. Numerosas ciudades y pueblos fueron total o parcialmente arrasados. La riqueza de los estados sufrió un dramático descenso: Francia perdió más del 30%, Alemania cerca del 25 %, el Reino Unido el 32%, Italia el 26%. Estados Unidos se vio menos afectado y su economía se colocaría a la cabeza del mundo. Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industrias que habían estado destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La «economía de guerra» dislocó el sistema productivo y eliminó de la política económica los principios del liberalismo. La tendencia se consolidó durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de izquierda, especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del Estado fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt. El gasto bélico se financió en parte acudiendo a las reservas de oro y al endeudamiento mediante la emisión de deuda pública, complementado con el recurso a créditos exteriores, especialmente de origen estadounidense. Se recurrió a la fabricación del papel moneda, lo que provocó una fuerte inflación, agravada en la posguerra por el desequilibrio entre demanda y producción. Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente. En primer lugar aquellos que habían permanecido neutrales durante el conflicto y se habían convertido en proveedores de materias primas y alimentos para los contendientes, casos de Brasil, Argentina y España.?Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se fragmentaba.?Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suminstró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica. El dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el principal instrumento de cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de Nueva York consiguió el liderazgo mundidal. • Consecuencias sociales: • La incorporación de la mujer al sistema productivo durante el conflicto rompió el monopolio que hasta entonces habían ejercido en él los hombres, alterando con ello los esquemas tradicionales de desarrollo del capitalismo. Durante la guerra la mujer adquirió conciencia de su capacidad para desarrollar las habilidades de los hombres y demandó un creciente protagonismo en el mercado laboral. • Las clases medias salieron empobrecidas del conflicto, en tanto que surgieron nuevas fortunas relacionadas con la producción de armas y la especulación de víveres. Las masas obreras sufrieron una importante pérdida del poder adquisitivo de sus salarios a causa de la inflación y fueron protagonistas de una intensa agitación laboral, concretada en una oleada de huelgas que se hicieron eco de la revolución bolchevique rusa. • Un país especialmente sensible a la crisis y a la agitación social fue Alemania, obligada tras los tratados de paz a indemnizar a los vencedores con ingentes sumas de dienero. • Consecuencias políticas: • Los cuatro imperios existentes antes del final del conflicto (Austria-Hungría, Alemania, Turquía y Rusia) desaparecieron con sus correspondientes casas reinantes, dando lugar a repúblicas. La revolución bolchevique, acaecida durante guerra, marcaría un hito en la historia de la humanidad por ser la primera que dio como resultado el nacimiento de un estado comunista, que jugaría un papel determinante en la historia del siglo XX. • El fin del conflicto alteró el mapa europeo y colonial • Los antiguos imperios Austro-Húngaro, Turco y Rusia sufrieron grandes pérdidas territoriales, de donde surgieron nuevos estados: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Yugoslavia, Checoslovaquia y Hungría.?Alemania perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a manos francesas, así como todos sus territorios ultramarinos. • Consecuencias ideológicas: • La sociedad de la posguerra fue presa de una profunda crisis de conciencia. Las secuelas del conflicto llevaron al cuestionamiento de los modelos político, social y económico imperantes desde inicios del siglo XX. El imperialismo que partía de supuestos europeocentristas, significando a la civilización occidental como superior a las restantes, fue puesto en tela de juicio por los pueblos colonizados que, valiéndose de un incipiente nacionalismo, comenzaron a reivindicar su independencia. • Surgió un peculiar tipo social: el del inadaptado a la paz y nostálgico de la guerra, que constituyó el soporte de movimientos nacionalistas revanchistas y radicales que progresaron durante el período de entreguerras. Muchos excombatientes quedaron excluidos de la vida laboral y fueron presa de un profundo desánimo al considerar que la sociedad los había excluido sin el reconocimiento de su esfuerzo y sacrificio.?Hubo colectivos que no aceptaron el fin de la guerra y denunciaron los tratados de paz hecho especialmente significativo en Alemania donde HITLER denunció lo que consideraba injusta supeditación de su país a los tratados de paz. • La pérdida de valores humanistas se reflejó en el arte, la literatura y la música e sirvió de empuje a movimientos como el expresionismo y el surrealismo. 6.1.3.LOS FELICES AÑOS VEINTE: EL CRACK DEL 29 La denominación de Felices Años Veinte o Años Locos corresponde al periodo de prosperidad económica que tuvo Estados Unidos desde 1922 hasta 1929, como parte del periodo expansivo de un ciclo económico. Esta prosperidad benefició a toda la sociedad e hizo que la economía siguiera creciendo a un ritmo que no se había registrado antes generando una burbuja especulativa. Pero esta prosperidad duraría un corto periodo que finalizaría el 24 de Octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro, y con la llegada del Crack del 29 que culminaría finalmente con el advenimiento de la Gran Depresión. La expansión de EEUU se basó en una profunda transformación productiva dominada por la innovación técnica. De esta forma se disminuían costes y se aumentaba la producción, obteniendo más beneficios. Fue en esta época donde se popularizó el uso del teléfono, el automóvil y los electrodomésticos. Estos aparatos eran demasiado caros, y fue entonces cuando se aplicó por primera vez la venta a plazos. Esto creó una oleada consumista, ya que la gente podía comprar los productos sin necesidad de tener el efectivo en un primer momento. El aumento del consumo y la popularización de la venta a plazos hizo que se comprara tanto hasta el extremo de que los consumidores se endeudaran. También fue objeto de popularidad la difusión de la radio como medio de comunicación masivo, ya que era un dispositivo económico y al alcance de toda la población. La música como el jazz se empezó a desarrollar en estos tiempos de bienestar. En estos tiempos la fábrica Ford innovó con la utilización de la cadena de montaje. De esta forma se reducían costes y tiempo. Este medio de producción se aplicó a otros sectores (siderurgia, cristal,etc). También tuvieron efectos positivos la demanda de la construcción de rascacielos. Todo esto tuvo una gran influencia en el mercado de trabajo, dejando la tasa de desempleados en Estados Unidos en 13 millones. No había habido ninguna tasa tan baja hasta la fecha. Estos años constituyeron los mejores para la sociedad Norteamericana. Se vivían unos años de excelente bienestar y de gran optimismo frente al futuro. Pero estos bellos años tocarían su fin. El sector agrario se veía estancado a falta de exportaciones. Esta disminución afectó a más de 10 millones de personas. Todas estas personas comenzaron a emigrar a las ciudades (éxodo rural) y a vivir en barrios caracterizados por la pobreza. Este círculo vicioso se repetiría hasta la llegada de 1932. Ante el miedo de los empresarios de no poder vender sus productos, muchos comenzaron a orientar sus beneficios a la bolsa. La gran compra de acciones provocó la subida de los precios de cotización. Esto favoreció que se comprarán más acciones por parte de los empresarios. Convencidos de que obtendrían beneficios, muchos pidieron créditos a los bancos, endeudándose. Cuando las acciones pararon de subir, la gente empezó a vender rápidamente sus acciones para perder lo mínimo, lo que hizo que los precios bajaran y se siguieran vendiendo acciones aún más rápido. Éste es el conocido Jueves Negro. El Martes Negro tuvo su lugar cuando los bancos exigían el dinero de los créditos cedidos, y los empresarios no los tenían. En esos dos días hubo numerosos suicidios. El hundimiento de la economía repercutió directamente en la sociedad: «[…] Recuerdo que en una ocasión lo único que había en casa para comer era mostaza. Mi hermana y yo nos pusimos tanta en las galletas que nos sentó mal. Todavía no la puedo probar.» (2) Más tarde, esta crisis se extendería al resto del mundo a causa de que EEUU tenía el papel de proveedor mundial de mercancías y, sobre todo, de capitales. La crisis obligará a emplear medidas proteccionistas como el clearing y prácticas políticas como el beggar my neighbour. El Crack del 29, también conocido como la Crisis del 1929, fue la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la Bolsa en Estados Unidos, tomando en consideración el alcance total y la larga duración de sus secuelas.??Se suelen usar las siguientes tres frases para describir este colapso de de las acciones: Jueves Negro, Lunes Negro y Martes Negro.?Todas ellas son apropiadas, dado que el crack no fue un asunto de un solo día. La caída inicial ocurrió el Jueves Negro (24 de octubre de 1929), pero fue el catastrófico deterioro del Lunes Negro y el Martes Negro (28 y 29 de octubre de 1929) el que precipitó la expansión del pánico y el comienzo de consecuencias sin precedentes y de largo plazo para los Estados Unidos.?El colapso continuó por un mes. Los economistas e historiadores no están de acuerdo en qué rol desempeñó el crack en los eventos económicos, sociales y políticos subsecuentes. En Norteamérica, el crack coincidió con el comienzo de la Gran Depresión, un periodo de declive económico en las naciones industrializadas, y llevó al establecimiento de reformas financieras y nuevas regulaciones que se convirtieron en un punto de referencia. La crisis del 29 ha sido, probablemente, la mayor crisis económica a la que se ha enfrentado el sistema capitalista. Al momento del crack, la ciudad de Nueva York había crecido hasta convertirse en la mayor metrópolis y su distrito de Wall Street era muchos creyeron que el mercado podía sostener niveles altos de precio. Poco antes del crack, Irving Fisher proclamó: «Los precios de las acciones han alcanzado lo que parece ser una meseta alta permanente.»[1] La euforia y las ganancias financieras de la gran tendencia de mercado fueron hechas pedazos el Jueves Negro, cuando el valor de las acciones en la Bolsa de Nueva York se colapsó. Los precios de las acciones cayeron ese día y continuaron cayendo a una tasa sin precedentes por un mes entero. 100.000 trabajadores estadounidenses perdieron su empleo en un periodo de 3 días.[2] En los días previos al Jueves Negro, el mercado estaba severamente inestable ya que no se supieron manejar acorde los negocios asi que la bolsa cayo debido a la inexperiencia de algunos. Periodos de venta y altos volúmenes de negociación eran intercalados con breves periodos de aumento de precios y recuperación. 6.1.4.LOS FASCISMOS El fascismo es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939). Benito Mussolini y Adolf Hitler. El término proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su vez del latín fasces (plural de fascis). El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista,[1] [2] mientras su base intelectual plantea una sumisión de la razón a la voluntad y la acción, un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas que conduce a la violencia contra los que se definen como enemigos por un eficaz aparato de propaganda, un componente social interclasista, y una negación a ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas), lo que no impide que habitualmente la historiografía y la ciencia política sitúen al fascismo en la extrema derecha y le relacionen con la plutocracia, identificándolo algunas veces como un capitalismo de Estado,[3] o bien lo identifique como una variante chovinista del socialismo de Estado[4] Se presenta como una «tercera vía» o «tercera posición»[5] que se opone radicalmente tanto a la democracia liberal en crisis (la forma de gobierno que representaba los valores de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, a los que considera «decadentes») como al movimiento obrero tradicional en ascenso (anarquista o marxista, este último escindido a su vez entre la socialdemocracia y el comunismo, que desde 1917 tenía como referente al proyecto de Estado socialista que se estaba desarrollando en la Unión Soviética); aunque el número de las ideologías contra las que se afirma es más amplio: El fascismo tiene sus enemigos agrupados en estos tres frentes: el social-comunista, el demoliberal-masónico y el populismo católico. Revista F. E. 1933 [9] El concepto de «régimen fascista» puede aplicarse a algunos regímenes políticos totalitarios o autoritarios[6] de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que se impusieron por las potencias del Eje durante su ocupación del continente durante la Segunda Guerra Mundial. De un modo destacado y en primer lugar a la Italia fascista de Benito Mussolini (1922) que inaugura el modelo y acuña el término; seguida por la Alemania del III Reich de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a sus últimas consecuencias; y, cerrando el ciclo, la España Nacional de Francisco Franco que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona fuera del periodo (desde 1936 hasta 1975). Las diferencias de planteamientos ideológicos y trayectorias históricas entre cada uno de estos regímenes son notables. Por ejemplo, el fascismo en la Alemania nazi o nacional-socialismo añade un importante componente racista, que sólo es adoptado en un segundo momento y con mucho menor fundamento por el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes. Para muchos de estos el componente religioso (católico u ortodoxo según el caso) fue mucho más esencial, tanto que Trevor-Roper ha podido definir el término fascismo clerical (entre los que estaría el nacionalcatolicismo español).[7] Puede considerarse que el fascismo italiano es un totalitarismo centrado en el Estado: El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. En la doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado. Mussolini Mientras que el nazismo alemán está centrado en la raza identificada con el pueblo (Volk) o Volksgemeinschaft (interpretable como comunidad del pueblo o comunidad de raza, o incluso como expresión del apoyo popular al Partido y al Estado) También se pueden encontrar elementos del fascismo fuera del período de entreguerras, tanto antes como después. Un claro precedente del fascismo fue la organización Action Française (Acción Francesa, 1898), cuyo principal líder fue Charles Maurras; contaba con un ala juvenil violenta llamada los Camelots du Roi y se sustentaba en una ideología ultranacionalista, reaccionaria, fundamentalista católica y antisemita. Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial reaparecieron movimientos políticos minoritarios, en la mayor parte de los casos marginales (denominados neofascistas o neonazis), que reproducen idénticos o similares planteamientos, o que mimetizan su estética y su retórica; a pesar de (o precisamente como reacción a) la intensa demonización a que se sometió a la ideología y a los regímenes fascistas, considerados principales responsables de la guerra que condujo a algunos de los mayores desastres humanos de la historia. En muchos países hay legislaciones que prohíben o limitan su existencia, sus actuaciones (especialmente el denominado crimen de odio), su propaganda (especialmente el negacionismo del Holocausto) o la exhibición de sus símbolos. 6.1.5.LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: CONSECUENCIAS Se calcula que el total de muertos durante la guerra se sitúa en torno a los 55 millones de personas, siendo la URSS, China, Polonia y Alemania los países donde la cifra es mayor. A ello tendríamos que añadir los heridos graves e inútiles de guerra que alcanzan los 35 millones de personas. Las naciones invadidas o derrotadas son las que experimentaron mayores pérdidas económicas (Alemania, URSS, Francia y Japón); en la mayoría de ellas no se había alcanzado aún en 1950 el nivel económico de la preguerra y especialmente en las del sudeste asiático, pues los países europeos contaron con la ayuda americana y la URSS pudo sustraer de la Alemania invadida gran parte de su maquinaria industrial. Cambios económicos.- Han sido innumerables y tuvieron importantes aplicaciones para el posterior desarrollo económico. Desde la fisión nuclear, empleada en la bomba atómica, hasta los nuevos dispositivos de comunicación y localización (radar) o las mejoras en los medios de transporte (barco, avión), pasando por la elaboración de productos sintéticos. Estados Unidos convirtió a países como México, Argentina y Canadá en los grandes abastecedores de los aliados, a través de su mediación. Cambios políticos.- Quedaron eliminados los regímenes totalitarios de Alemania, Italia y Japón; por el contrario, se impusieron regímenes comunistas en Europa oriental. Europa occidental perdía definitivamente su hegemonía mundial y buscó la alianza con Estados Unidos para protegerse de la amenaza soviética, pues la URSS no desmovilizó sus ejércitos situados en Europa oriental al concluir la guerra. Cambios territoriales.- La URSS aumentó sus posesiones al incorporar los estados de Estonia, Letonia, Lituania y el norte de la Prusia Oriental. Polonia, en compensación a las pérdidas citadas, recibía los territorios alemanes existentes al este de la línea Oder-Neisse. Bulgaria retuvo la parte sur de la Dobrudja e Italia tuvo que ceder la Venecia-Julia a Yugoslavia y las islas del Dodecaneso y Rodas a Grecias. Por otra parte, Alemania y Austria fueron ocupadas por los aliados, siendo sus territorios repartidos en cuatro zonas para reunificarlas posteriormente (norteamericana, francesa, soviética y británica). Al terminar la Segunda Guerra Mundial surgió una bipolarización del mundo en torno a Estados Unidos y la URSS, potencias que más tarde se enfrentarían en la Guerra Fría. En Yalta se convocó una conferencia el 25 de abril de 1945 donde se constituyó definitivamente la Organización de Naciones Unidas. 6.2.1. GUERRA FRÍA Se denomina Guerra Fría al enfrentamiento ideológico que tuvo lugar durante el siglo XX, desde 1945 (fin de la Segunda Guerra Mundial) hasta el fin de la URSS y la caída del comunismo que se dio entre 1989 (Caída del Muro de Berlín) y 1991 (golpe de estado en la URSS), entre los bloques occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética. Este enfrentamiento tuvo lugar a los niveles político, ideológico, económico, tecnológico, militar e informativo. Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto «guerra fría». Estas dos potencias se limitaron el pico actual como «ejes» influyentes de poder en el contexto internacional, y a la cooperación económica y militar con los países aliados o satélites de uno de los bloques contra los del otro. Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una guerra mundial, la entidad y la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos comprometidos, marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta. Los límites temporales del enfrentamiento se ubican entre 1945 y 1947 (fin de la Segunda Guerra Mundial y fin de la posguerra respectivamente) hasta 1985 (inicio de la Perestroika) y 1991 (disolución de la union sovietica)