La Romanización
1. Hispania Romana: Fundamentos Económicos y Sociales
1.1 La Conquista
En el año 273 a.C., Roma había conquistado toda Italia y durante la Segunda Guerra Púnica (218 – 202 a.C.) los cartagineses habían tomado la península como base de expansión. Roma pidió ayuda a sus aliados peninsulares (Sagunto) para expulsarlos. Tras la Primera Guerra Púnica firmaron el Tratado del Ebro (los romanos no podían bajar del Ebro ni Cartago subir). Este último violó el tratado avanzando hacia Sagunto, quienes piden ayuda a Roma y cuando Roma intervino, derrotó totalmente a los cartagineses y los expulsó.
Los romanos se quedaron en la Península para mantener la paz, pero al ver la posibilidad de conquista militar, empezaron este largo proceso expandiendo su cultura a los pueblos prerromanos (Romanización).
Tras esta romanización, Hispania se convirtió en otra provincia de Roma, por lo que dependía de las decisiones de esta. A cambio del control ejercido, los romanos dejaron un gran legado: lengua latina, derecho y cultura romanas, redes de comunicaciones (algunos son bases de las carreteras actuales) y la religión cristiana.
El declive de la presencia romana estuvo vinculado a la llegada de pueblos germánicos como los visigodos, quienes se impusieron y unificaron la península.
1.2 Fases de la Conquista
- Fase I (Guerras Púnicas: 218 – 202 a.C.): Los principales núcleos urbanos conquistados fueron Gadir (posterior Gades) y Cartago Nova. Su influencia era muy fuerte en Levante y en la costa de Andalucía, ya que los pueblos de estas zonas estaban acostumbrados a la llegada de civilizaciones extranjeras, por lo que no se opusieron a la conquista.
- Fase II (202 – 150 a.C.): En este período los romanos ascendieron al norte comenzando a dominar las mesetas hasta el alto Ebro. Además, la consolidación de su presencia se dio por medidas administrativas como la división de Hispania en dos provincias:
- Hispania Citerior: Hispania más cercana (Norte).
- Hispania Ulterior: Hispania más lejana (Sur).
- Fase III (150 – 29 a.C.): En esta época ya tenían el control total del centro y occidente de la península, pero el norte aún no estaba conquistado. Los pueblos de allí no tuvieron contacto con extranjeros, por lo que establecieron una resistencia feroz contra los romanos: los lusitanos bajo las órdenes de Viriato, desarrollaron técnicas de guerrilla para mantener su independencia. Los colaboradores más cercanos a Viriato recibieron una propuesta de parte de Roma: si mataban al general, recibirían dinero, pero cuando lo mataron y fueron a cobrar su “soborno”, les dijeron que “Roma no paga a traidores”. Los celtíberos (Numancia) con su defensa numantina soportaron el asedio romano hasta el 133 a.C. cuando fueron destruidos.
- Fase IV (Guerras Cántabras: 29 – 19 a.C.): El emperador Augusto vino a la península para dirigir la lucha contra las revueltas cántabras y vasconas. Ante la imposibilidad de conquistar a los pueblos del norte (tras terminar la conquista el ejército romano se retiraba y los pueblos volvían a levantarse), los dieron por conquistados, por lo que la romanización fue escasa, motivo por el cual se ha mantenido la lengua vasca. Aquí acaba la conquista.
2. Las Actividades Económicas
2.1 Agricultura y Pesca
La agricultura era la actividad principal. Se cultivaba vid, olivo y trigo sobre todo en el Sur de España, que era la zona con la agricultura más rica. La ganadería se extendió mucho con el ganado ovino y los grupos de caballos. En cuanto a la pesca, se instalaron factorías pesqueras en el sur para hacer salazones y garum (salsa con tripas de pescado).
2.2 Minería
Aparecieron las minas peninsulares para extraer oro, plata, cobre, plomo y estaño. La mina más importante es la de Las Médulas (León). Para explotarla se usaba mano de obra esclava (deudores, delincuentes, etc.). Hubo otros importantes yacimientos mineros en Cartago Nova (Murcia), Rio Tinto y Cástulo. También había minerales en Grecia, Chipre, etc., pero en la península eran más importantes.
2.3 Artesanía y Comercio
Se producía la fabricación de productos en pequeños talleres. Estos productos eran cosas que el comercio local necesitaba. Los artesanos se agrupaban en collegia (colegio de profesionales) y producían vino, orfebrería, aceite, etc. El uso generalizado de la moneda contribuyó a mejorar el comercio. Se fabricaba en casi todas las ciudades.
Las redes de carreteras contribuyeron a mejorar la economía, pues la construcción de calzadas, carreteras, puentes, etc. mejoraban el tránsito uniendo ciudades y creando mayor número de comunicaciones (p.30). Estas rutas también se usaron para el transporte de tropas.
3. La Sociedad Hispanorromana
3.1 Los Hombres Libres
En la división jurídica se encontraban los ciudadanos que tenían todos los derechos (gobernantes, patricios, etc.) y los no ciudadanos que carecían de algunos derechos como la participación política. Al principio podían comenzar a ser ciudadanos sirviendo en el ejército o siendo políticos, pero después la ciudadanía se extendió en el año 89 d.C. concediéndosela a los habitantes de Italia y en el año 212 d.C., a todos los hombres libres. En la división económica se encontraban los grandes propietarios (potenciores) y los campesinos o artesanos (humiliores).
Normalmente ambas divisiones tienden a coincidir.
3.2 Esclavos y Libertos
Los esclavos no tenían derechos y eran considerados propiedad de sus dueños. Los libertos eran antiguos esclavos que habían obtenido su libertad, pero seguían teniendo ciertas obligaciones con sus antiguos amos.
4. La Crisis del Siglo III y sus Consecuencias
4.1 Crisis Económica
La crisis del siglo III afectó gravemente a la economía del Imperio Romano. La inestabilidad política, las invasiones bárbaras y la devaluación de la moneda provocaron una disminución del comercio y la producción.
4.2 Crisis Demográfica y Problemas Sociales
Las guerras, las epidemias y la crisis económica provocaron un descenso de la población. Además, se produjo un aumento de las desigualdades sociales y un clima de inseguridad generalizado.
4.3 Crisis de Valores
La crisis del siglo III también supuso una crisis de los valores tradicionales romanos. Se produjo un auge de las religiones orientales y un cuestionamiento de la autoridad imperial.