Pueblos Prerromanos y Colonizaciones en la Península Ibérica
Se denominan pueblos prerromanos a los pueblos peninsulares que se desarrollaron hasta la llegada de los romanos en el siglo III a. C. Las colonizaciones históricas, por su parte, hacen referencia al establecimiento pacífico de contactos e intercambios entre culturas avanzadas y otras de menor desarrollo social y económico. Este proceso de colonización resultaba en un beneficio mutuo.
A comienzos del siglo V a.C. en la Península Ibérica se distinguían dos grandes áreas:
- La zona costera mediterránea y casi toda Andalucía, ocupadas por los pueblos ibéricos y los asentamientos tartésicos, con gran influencia de fenicios y griegos.
- El resto de la península (Meseta y costa atlántica), habitada por diversos pueblos con rasgos distintos, influenciados por las primeras oleadas de indoeuropeos (celtas) procedentes de Centroeuropa.
Tartesios e Íberos
1. Tartesos: Se concentraron en dos zonas (Huelva y Sevilla). Presentaban una sociedad estratificada, con una agricultura evolucionada y una intensa actividad comercial.
2. Íberos: Su nombre proviene del río Iberus (Ebro). Se extendían desde el norte de Cataluña hasta la desembocadura del Guadalquivir. Su economía se basaba en la agricultura, la explotación de minas, la metalurgia, la orfebrería y la artesanía. Gracias al comercio, acuñaron sus propias monedas. Algunos pueblos íberos desarrollaron la escritura. Habitaban en poblados amurallados y su organización social se basaba en la tribu, destacando una aristocracia guerrera.
Los Celtas
Los pueblos de la Meseta y la costa atlántica recibieron poca influencia de los colonizadores. Su economía era rudimentaria, con un comercio escaso. Practicaban la agricultura y la ganadería, y eran expertos en la metalurgia del hierro y el bronce. Los poblados, conocidos como castros, se situaban en zonas altas, con casas circulares distribuidas de manera desordenada. Tenían una organización social tribal, un idioma indoeuropeo y no conocían la escritura.
Los Pueblos Colonizadores
Los pueblos colonizadores llegaron a la Península Ibérica con un interés económico y mercantil, dejando una huella importante en los pueblos peninsulares (lengua, valores, nuevas técnicas, creencias y formas políticas más avanzadas). El sur y el este de la Península eran zonas estratégicas en el comercio y ricas en metales preciosos.
- Fenicios: Llegaron alrededor del año 1000 a. C. y fundaron las primeras colonias comerciales, destacando Gadir (actual Cádiz). Introdujeron la escritura alfabética y generalizaron el uso del hierro.
- Griegos: Llegaron desde Marsella en el siglo VII a.C. Fundaron enclaves importantes en la costa levantina, como Emporion y Rhode. Introdujeron la acuñación de monedas, el alfabeto griego y nuevos cultivos.
- Cartagineses: Aparecieron en los siglos VI y V a. C., sustituyendo a los fenicios. Crearon otras colonias, siendo la más importante Cartago Nova.
Conquista y Romanización de la Península Ibérica
Principales Aportaciones Romanas
La conquista romana de la Península Ibérica se desarrolló en varias etapas, con períodos de inactividad bélica:
- Primera etapa (218-197 a.C.): Dominio de la costa mediterránea y el sur peninsular, en el contexto de la Segunda Guerra Púnica.
- Segunda etapa (197-133 a.C.): Conquista de la Meseta, el oeste y el noroeste peninsular, marcada por la resistencia de pueblos indígenas como los lusitanos.
- Tercera etapa (29-19 a.C.): Sometimiento de cántabros y astures.
Tras la conquista, se inició un largo proceso de romanización, es decir, la implantación de la organización romana y la difusión de su cultura. Este proceso fue más intenso en el sur y el este del Mediterráneo.
Entre los vehículos de romanización destacan:
- El latín.
- La llegada de comerciantes, funcionarios y militares romanos.
- La división administrativa de Hispania.
- La ciudad como elemento esencial, según el modelo urbanístico romano y el régimen municipal.
Culturalmente, destacan la extensión del latín, el derecho romano y el legado artístico (Teatro de Mérida, Acueducto de Segovia, entre otros). La religión romana coexistió con la nativa y, más tarde, con el culto al emperador. La gran novedad fue la llegada del cristianismo. En la economía, sobresale la tríada mediterránea y el desarrollo comercial y artesanal. Socialmente, se adoptaron los modelos romanos, destacando el desarrollo de la esclavitud.
El Reino Visigodo
Origen y Organización Política. Los Concilios
En el año 409, diversos pueblos bárbaros (vándalos, suevos y alanos) entraron en Hispania sin encontrar resistencia, debido al debilitamiento del Imperio Romano. Para frenar este avance, el Imperio autorizó a los visigodos a entrar en la península para controlar el territorio. Al desaparecer el Imperio en el 476, el reino visigodo se extendía desde el Loira hasta el Tajo. La presión de los francos les llevó a asentarse definitivamente en la península, estableciendo la capital en Toledo (507-711).
Los visigodos llevaron a cabo una importante tarea de homogeneización:
- Unificación política: Leovigildo (568-586) acabó con el reino suevo. En el siglo VII, Suintila conquistó las últimas posesiones del Imperio Bizantino.
- Unificación religiosa: Recaredo renunció al arrianismo en favor del catolicismo en el III Concilio de Toledo (589).
- Unificación jurídica: Se aprobó un único código legal, el Fuero Juzgo (653).
Se estructuró una monarquía electiva. El rey contaba con la ayuda del Aula Regia (organismo integrado por miembros de la alta nobleza que daba consejos al monarca) y los Concilios de Toledo (reuniones eclesiásticas que colaboraban con los reyes en tareas legislativas y asuntos de gobierno).
Debido al sistema de elección de los monarcas y al surgimiento de una sociedad prefeudal, los reyes estuvieron supeditados al poder de la aristocracia y de los obispos, siendo frecuentes los destronamientos.