Tras la muerte de Vitiza en el 711
Don Rodrigo fue coronado como rey godo y esto produjo un conflicto entre sus hijos que culminará con la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica. Las tropas islámicas, comandadas por Tariq y Muza, atraviesan el estrecho por invitación de los visigodos y se enfrentan a Don Rodrigo en la Batalla de Guadalete (711). En los años siguientes ocuparán prácticamente toda la península, enfrentándose a los cristianos en Covadonga (722) y a los francos comandados por Carlos Martel en Poitiers (732). El poder andalusí se constituirá como un emirato dependiente del califa de Damasco durante las décadas siguientes, hasta que, en el 755, Abderraman I huya de la persecución omeya y establezca un emirato independiente. Abderraman I creó el emirato independiente de Córdoba. Organiza el emirato en: impuestos, ejército y su propia dinastía. En el 929 Abderraman III romperá con la dependencia religiosa proclamándose califa en Córdoba. (Califato de Córdoba). Se inicia, entonces, el periodo de mayor esplendor de Al-Andalus con grandes construcciones monumentales, como la continuación de la mezquita de Córdoba, cuya construcción se había iniciado alrededor del 780, y un gran desarrollo cultural de la mano de Alhakén II y Hisham II. A finales del siglo X Al Andalus quedará bajo el liderazgo militar de Almanzor, que logrará recuperar parte del territorio cristiano. A su muerte, en 1002, sus hijos tratarán de mantener el califato unido, pero fracasarán y, en el año 1031, se disgregan en reinos de taifas.
Aunque su base económica era rural
La España musulmana fue una sociedad urbana inserta en las rutas mediterráneas y norteafricanas del comercio a larga distancia, con un amplio uso de la moneda. La minería y la artesanía volvieron a ser importantes. En la ciudad encontrábamos las funciones militares (alcazaba), comerciales (zoco) y religiosas (mezquita). Allí se alojaba la jassa que pretendía tener origen étnico árabe, aunque en su mayor parte fueran muladies, bereberes, sirios o esclavos. Mientras que en los arrabales vivían judíos y mozárabes. La amma (plebe), arabizada y en su mayor parte muladí, componía las clases populares: los campesinos, los comerciantes y artesanos. El eslabón más bajo de la población estaba compuesto por los esclavos, que tenían labores en el ejército y como servicio. En la ciencia se desarrolla notablemente la medicina y la astronomía. En la literatura destacan Ibn Hazm y los estilos de zéjel y muaxaja. En cuanto al arte cabe mencionar mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada. Por último, el filósofo más importante es Maimónides.
A comienzos de la Edad Media
La monarquía era electiva, pero en el siglo X acabará siendo hereditaria. La monarquía era asesorada por la Curia Regia en temas administrativos y por la Audiencia en temas jurídicos. Todo era financiado con impuestos (alcabala) y el diezmo (de la iglesia). En el siglo XI la Curia Regia empezará a transformarse con la introducción de la burguesía como defensor de las zonas urbanas, esto implicará la aparición de las Cortes. Su principal función será aprobar impuestos y subvencionar las causas propuestas por el monarca a cambio de privilegios y fueros. Las primeras Cortes fueron convocadas en León en 1188, pero se fue extendiendo por los demás territorios. El desarrollo del feudalismo se traducirá, en la Península, en un cambio en el modelo de organización social sobre una base jerárquica, con el rey en la cúspide y los estamentos privilegiados (nobleza y clero) libres de pagar impuestos y con capacidad para participar en la vida pública, y un estamento no privilegiado que agrupaba a la población civil de las zonas urbanas (burguesía y artesanado) y rurales (campesinado). La organización social se basaba en el establecimiento de relaciones feudo-vasalláticas entre el monarca y la alta nobleza (duques, marqueses, condes) y entre las autoridades políticas y el conjunto de la población a través de contratos de servidumbre y redes clientelares.
En Castilla se produce un progresivo fortalecimiento del poder monárquico
basado en la retirada de privilegios a la nobleza y la construcción de un modelo administrativo centralizado. Alfonso XI logrará reforzar la autoridad monárquica pero su proyecto se verá frenado por la guerra civil castellana (1369) entre sus hijos Pedro I y Enrique de Trastámara. La victoria de Enrique implicará un cambio dinástico. La Corona castellana se organizaba a través de varias instituciones: las Cortes, la Audiencia, la Chancillería y el Consejo Real. A nivel local existían cabildos, corregidores y merinos. La Corona de Aragón tenía un carácter polisinodial y pactista y se administraba de manera diferente en cada reino. La muerte de Martín I sin descendencia obligará a un cambio dinástico que se concretará en el Compromiso de Caspe (1412) con la elección de Fernando de Antequera como nuevo rey de Aragón. Fernando de Antequera pertenecía a la dinastía Trastámara. La organización de la Corona de Aragón compartirá algunos elementos comunes: Las Cortes convocadas por reinos, los Virreyes, la Curia Regia, el Justicia Mayor y aparecerá la Generalitat como órgano de administración en los reinos de Valencia, Mallorca y los condados catalanes. El reino de Navarra presenta un carácter pactista que se verá fuertemente influenciado por los modelos monárquicos franceses con la introducción de sucesivas dinastías de origen francés: los Champagna, los Capeto, los Evreux. A nivel institucional poseían: Cortes, Consejo Real, Cort General y Cámara de Comptos.