Historia de España: De Al-Ándalus a la Monarquía Borbónica

Al-Ándalus: evolución política

La conquista de la Península Ibérica por los musulmanes en el siglo VIII debe interpretarse en el contexto de la expansión islámica y como el último episodio de la crisis del Estado visigodo. Tras la batalla de Guadalete en el 711, el ejército musulmán encabezado por Tarik y Muza efectuó rápidas incursiones utilizando las calzadas romanas, facilitando la conquista. Además, se establecieron pactos y capitulaciones, como el de Teodomiro en el 713, que permitían conservar la propiedad a cambio de pagar un tributo.

El reino visigodo fue sustituido por el Emirato Dependiente (711-756), que experimentó conflictos por el reparto de tierras y la revuelta bereber reprimida por soldados sirios. Tras la fitna del 750, el omeya Abd-al-Rahman proclamó el Emirato Independiente con capital en Córdoba (756-929), apoyado en un ejército fiel, el aumento de impuestos y la progresiva islamización. Fue Abd-al-Rahman III quien estableció el Califato (929-1031), solventando las rebeliones, creando nuevos impuestos a los reinos cristianos y centralizando la administración en figuras como el visir, hachib o cadi. Hakan II contribuyó al esplendor cultural, pero durante el reinado de Hisham II se produjo una dictadura militar dirigida por Almanzor basada en las razzias, lo que aceleró la decadencia del califato.

La legitimidad omeya quedó muy deteriorada tras treinta años de dictadura amirí, debido a las altas presiones fiscales, las luchas tribales y las tendencias autonomistas de las élites locales. Así, hacia el 1031 se suprime el Califato dando paso a un conjunto de treinta pequeños estados denominados taifas. Se dividen en tres tipos: andalusíes como Sevilla, bereberes como Granada o eslavas en Valencia. El enfrentamiento constante entre ellas facilita el avance cristiano e incluso su intervención recibiendo parias a cambio de protección. A lo largo del siglo XI, se mantuvo la unidad, pero hacia 1085, el ejército de Alfonso VI conquistó Toledo y los reinos taifas pidieron ayuda a los almorávides, imperio norteafricano que derrotó a los cristianos en Sagrajas en 1086. Durante casi todo el siglo XII se mantiene la estabilidad, pero la llegada de almohadas genera conflictos. Los árabes derrotan en Alarcos en 1195 al ejército cristiano, generando en este un espíritu de cruzada que culminará en la victoria cristiana de las Navas de Tolosa en 1212. Granada se establece como último reducto de presencia musulmana en la península a partir del primer tercio del siglo XIII, gracias a su ventajosa posición como eje vertebrador del comercio en el Mediterráneo, destacando su agricultura intensiva y producción manufacturera. La cohesión social, el fuerte ejército y el pago de parias le permitió sobrevivir hasta 1492, año en que se produce la conquista en el contexto de las políticas unificadoras de los Reyes Católicos. Boabdil entregó las llaves y los musulmanes tuvieron que bautizarse forzosamente (moriscos).

Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío en la Península Ibérica

Ál-Ándalus se caracterizó por su actividad comercial y pujante industria artesanal dirigida desde la ciudad como centro de operaciones. En el interior, sobre la base campo-ciudad, el zoco fue el lugar para la compraventa y a nivel exterior como importador de materias y exportador de productos acabados. Dichos intercambios tenían su base en el bimetalismo: dinar de oro y dirham de plata.

En relación a la agricultura, destacamos la gran propiedad con el cultivo de trilogía mediterránea más frutales y arroz y la introducción del regadío con canales, acequias y norias. En artesanía aparece una importante producción textil de seda y lino sumado a productos de lujo de marfil u orfebrería.

La sociedad era un complejo mosaico etnico-religioso. Desde el punto de vista religioso, por un lado, árabes (élites que ostentan cargos administrativos y ocupan las mejores tierras), sirios, beréberes y muladíes (cristianos convertidos). Por otro lado, no musulmanes, mozárabes (cristianos que viven en territorio musulmán) y judíos o dimmíes con algunos privilegios a cambio de cuantiosos tributos.

A nivel cultural, todos los campos estuvieron condicionados por la religión y el uso de la lengua, siendo la península un importante centro cultural. Al Zahraui en medicina, Averroes en filosofía, Ziryab en literatura o el geógrafo Ibn Jaldún fueron las figuras más representativas. En el arte hispano-musulmán obras destacadas como Mezquita de Córdoba, Giralda de Sevilla, Torre del Oro o la Alhambra de Granada.

Tanto bajo dominio cristiano, como visigodo, como musulmán, los judíos fueron siempre una minoría, perseguida en diversos periodos, que vivía en las juderías de las ciudades, donde se dedicaban principalmente a la artesanía y el comercio. Fueron grandes traductores y políglotas y destacó Maimónides.

Los reinos cristianos: evolución de la conquista de la Península y organización política

La Península fue el escenario de un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes a lo largo de toda la Edad Media. Los primeros núcleos de resistencia se forman en el norte, cántabros, vascones y astures, estos últimos encabezados por Pelayo, en la Batalla de Covadonga de 722 inician del punto de partida. El ejército musulmán desistió y avanzaron hacia Francia donde fueron también derrotados por Carlos Martel en 732 en Poitiers. En este sentido, el territorio que se extendía de Asturias hasta los Pirineos orientales mantuvo su independencia frente Ál-Andalus.

Cada nuevo reino encabezado por una figura central, en el caso de Asturias es Alfonso III El Magno, Castilla se transforma en condado independiente bajo la figura de Fernán González, en el área pirenaica los centros de resistencia tienen una génesis más tardía, Iñigo Arista con la ayuda de los Banu Qasi consigue la independencia de Pamplona, entorno a Jaca fue Aznar Galindo quien forma más tarde el Condado de Aragón, llegando a su punto álgido con Sancho III. En el Este se crea la Marca Hispánica y Wilfredo el Velloso unifica los condados catalanes.

Desde mediados del XI, el avance fue posible gracias a la desintegración del Califato, Alfonso VI en 1085 conquista Toledo, Alfonso I el Batallador Zaragoza en 1118; pero el avance se ve frenado por la intervención de almorávides y almohades lo que desencadena un espíritu de cruzada que culminará con la victoria en las Navas de Tolosa en 1212. La última etapa de avance se da en la primera mitad del siglo XIII, Fernando III avanza sobre el Guadalquivir y Murcia y Jaime I, sobre Valencia y Mallorca; La toma de Granada en 1492 puso fin a Al-Ándalus.

En relación al poder político, el rey era la cabeza visible “por la gracia de Dios” estableciendo una monarquía autoritaria. Sus funciones eran: defender el territorio, administrar justicia y preservar la fe; para ello era ayudado por el Consejo Real, órgano de consulta permanente “consilium” y las Cortes, representantes de las ciudades que aprobaban subsidios extraordinarios “auxilium”. El poder real era hereditario, dejando de ser señor de vasallos para convertirse en soberano de súbditos. Las Cortes a las que se limita el poder, apartándolas de las facultades legislativas y en la administración local, los municipios controlados por el patriciado y dirigidos por el regidor refuerzan la autoridad real. En el caso de Castilla, se produce una centralización de la administración, teniendo como punto de partida las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá de Alfonso XI. En la Corona de Aragón la debilidad del poder real debido al arraigo de las estructuras feudales impulsó el pactismo, debiendo respetar fueros y privilegios de los distintos reinos (Privilegio General, 1283)

Modelos de repoblación y organización estamental en los reinos cristianos

La repoblación fue el proceso de reparto y colonización de las tierras conquistadas a los andalusíes. Hay tres modelos:

La Presura (norte del Duero y sur de los Pirineos): Se trata de una forma de apropiación y explotación libre de la tierra mediante la roturación de zonas baldías. Se llevó a cabo de forma dirigida mediante el rey o espontánea por medio de campesinos; finalmente el rey sanciona la legalidad de la propiedad. Generó una masa de campesinos libre basados en la pequeña propiedad y las tierras comunales. Además estaban comprometidos con la defensa militar de las tierras conquistadas. Los Concejos (del Duero al Tajo): se fundaron ciudades mediante cartas pueblas dotadas de fueros por el rey a las que concedían privilegios a las villas/municipios para atraer población a las peligrosas zonas fronterizas. Establece una sociedad basada en la mediana propiedad en la que la caballería villana se encargaba de la defensa del concejo. En tercer lugar las encomiendas a Órdenes Militares (Calatrava, Montesa, Santiago, Alcántara) en el Alto Júcar-Turia, y el Tajo hasta Montes Toledo.  Este proceso creó una zona caracterizada por los grandes latifundios ganaderos marcados por fortalezas para la defensa del territorio de frontera. En último lugar los Repartimientos de heredamientos y donadíos (del Tajo al Guadalquivir, Levante y Bajo Aragón). Los reyes otorgaron grandes territorios a los nobles y soldados que participaron en la conquista militar. El nuevo tipo de estructura se basó en la gran propiedad Así, la  expansión territorial significó la reestructuración de la sociedad sobre una relaciones feudales de dependencia personal entre hombres libres (vasallaje) y unas relaciones socio-económicas entre señores feudales y campesinos (régimen señorial). Los señoríos estaban divididos en la reserva explotada directamente sobre el señor y el manso, trabajado por el campesino a cambio de unas rentas. Así apareció el señorío territorial que obliga al campesino a permanecer en la tierras y el jurisdiccional en el que señores se atribuyeron funciones como: recaudar impuestos, administrar justicia o nombrar autoridades. Finalmente, la sociedad estaba dividida en estamentos a los cuales se pertenecía por nacimiento; era jerarquizada y cerrada. En la cúspide el rey, seguidos de nobles (condes, marqueses, duques), en ocasiones restringían el poder del rey, y alto clero. Ambos grupos poseen las mejores tierras y no pagan impuestos. Por debajo nobles inferiores (hidalgos e infanzones) y el bajo clero, tampoco pagan impuestos y tenían menos recursos. En tercer grupo o estado llano era muy heterogéneo, encontramos desde campesinos libres, comerciantes, artesanos o burgueses; además eran los que pagaban impuestos.

2.5 La Baja Edad Media en las Coronas de Aragón, Castilla y Navarra

Lo más característico de la Baja Edad Media (siglos XIV-XV) fueron los cambios tan relevantes que se produjeron a raíz de la grave crisis que se vivió en este período. Hablamos de una crisis demográfica causada por la Peste Negra (1347) que según las zonas causó la muerte de entre el 20 y el 40% de la población. Una crisis económica provocada por consecutivas malas cosechas y la presión fiscal que favoreció el descontento social en campo y ciudad. Por último una crisis política provocada por los frecuentes problemas dinásticos y revueltas civiles que desembocaron en conflictos en los reinos cristianos. En la Corona de Castilla la crisis económica fue provocada por consecutivas malas cosechas y la presión fiscal que favoreció el descontento social en campo y ciudad. Por último una crisis política provocada por los frecuentes problemas dinásticos y revueltas civiles que desembocaron en conflictos en los reinos cristianos. En 1230 bajo el reinado de Fernando III el Santo se produce la unificación definitiva de los reinos de León y Castilla y tras las conquistas de Murcia y el valle del Guadalquivir, Castilla se convertirá en un reino pujante y poderoso en el Estrecho, hecho que propiciará su expansión por el Atlántico en el siglo XV (conquista de Canarias). Fue derrotado por el reino de Portugal en la batalla de Aljubarrota. La crisis del siglo XIV favoreció el descontento popular y nobiliario, que acabaría desembocando en diversas guerras civiles como la sucedida entre Pedro I y Enrique de Trastámara (cuya dinastía acabaría imponiéndose) o revueltas como la de Álvaro de Luna o Enrique IV (su hermana Isabel, casada con Fernando de Aragón, se enfrentó en un conflicto civil y nobiliario a la hija de éste por los derechos al trono de Castilla). En la Corona de Aragón, tras las conquistas de Jaime I el Conquistador en Valencia y Baleares, la Corona de Aragón se expandió por todo el Mediterráneo a lo largo del siglo XIV gracias a la burguesía comercial catalana tomando Cerdeña, Sicilia, Nápoles y llegando a Atenas. Destaca el reinado de Alfonso V el Magnánimo. Se enfrentó a Castilla y Francia. La muerte de Martín I el Humano sin descendencia aupó al trono a Fernando de Antequera, de la dinastía castellana Trastámara, a través del Compromiso de Caspe de 1412. Hubo importantes revueltas y conflictos sociales como el de los payeses de remensa o el enfrentamiento entre la Busca y la Biga así como guerras civiles como la protagonizada por Juan II y la nobleza opositora. En Navarra tras los años de dominio en el siglo XI con el reino de Sancho III, en el siglo XIV el matrimonio de Juana I con Felipe IV de Francia acercó al reino navarro a la órbita francesa hasta el siglo XV cuando Blanca de Navarra se casó con Enrique IV de Castilla. Los conflictos sociales fueron notables y los dinásticos también (enfrentamiento entre Juan de Navarra y su hijo el príncipe Carlos de Viana). Finalmente la intervención de Fernando el Católico desembocó en el alejamiento de Francia y en la anexión de Navarra a la Corona de Castilla en 1512.


3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La guerra de Granada.

Hacia 1469 se produce el matrimonio entre los herederos de las coronas de Castilla y Aragón, Isabel y Fernando respectivamente, enlace que provocó una larga guerra civil entre los partidarios de Juana “la beltraneja” e Isabel puesto que ésta había violado el pacto de los Toros de Guisando firmado con su hermanastro Enrique IV el año anterior. El conflicto finalizaría tras la batalla de Toro y la firma del tratado de Alcaçovas en 1479 por el que Isabel es declarada heredera legítima de Castilla. La unión de ambas coronas no supuso una unificación ni política ni administrativa, cada territorio mantuvo sus leyes, fueros y fiscalidad. Aún así, fue la corona de Castilla la hegemónica debida a su peso económico y demográfico. Intentó construir un Estado Moderno fundamentado en una monarquía autoritaria para reducir la influencia de nobleza e iglesia y para ello se ayudó de organismos e instituciones para aumentar el poder real y afianzar el control. En administración política se refuerzan el papel de los Consejos territoriales y además aparecen otros temáticos (Inquisición u Órdenes Militares) que agilizan las labores de gobierno. Para impartir justicia crea la Audiencia con sede en Granada y Valladolid y la Hacienda por medio de Contadurías. A nivel municipal, para frenar la influencia de la nobleza, aparece una amplia red de corregidores y regidores y en el ámbito rural la Santa Hermandad, que mantiene el orden público. Finalmente, Tribunal de la Santa Inquisición, con el objetivo de restablecer la unidad religiosa entorno al catolicismo persiguiendo la herejía. Al mismo tiempo, los Reyes Católicos recuperan la idea secular de reconquistar territorio y por ello otorgan un lugar privilegiado en su programa político a la campaña, que continuaría con el afán unificador, frenaría el posible avance de los turcos y también permitiría una unificación religiosa. Así el conflicto de Granada fue declarado como una guerra de cruzada haciendo de la religión una exaltación de la fe como fundamento político. Exigió un gran esfuerzo tanto financiero como militar: tropas reales, artillería y armas de fuego. Se inicia en 1483 y finaliza en 1492 cuando Boabdil entrega las llaves de la ciudad tras firmas un conjunto de capitulaciones (garantizando el respeto de religión y costumbres).


3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante el siglo XVI).

1492 es el annus admirabilis para la Monarquía Hispánica ya que se recupera el reino nazarí de Granada y Colón descubre América cuyo proceso forma parte de la expansión por el Atlántico que se había iniciado con la conquista de Canarias. Existen diferentes factores que benefician la empresa: ambiciones económicas, avances en navegación (astrolabio o portulano) y el afán aventurero. Colón ofreció el proyecto al rey de Portugal de Juan II, pero sus técnicos lo rechazan por encontrar errores en los cálculos. En Santa Fe lo presenta a los Reyes Católicos y firma una serie de capitulaciones en las que se le otorga el título de virrey y almirante de todas las tierras descubiertas y una décima parte del botín. La travesía se inicia el 3 de agosto en Palos de la Frontera con la naos Pinta, Niña y Santa María y avistan tierra el 12 de octubre de ese mismo año. Al año siguiente, por medio de la Bula Inter Caeteria los RRCC serán soberanos de todas aquellas tierras 100 leguas al oeste de Cabo Verde lo que desencadena un conflicto por el dominio de los mares con Portugal que culmina con el tratado de Tordesillas de 1494 con el que la distancia se aumenta a 370. América.El descubrimiento y colonización de América convirtieron a la monarquía hispánica en la mayor potencia económica y colonial del siglo XVI y XVII. El proceso colonizador lo podemos dividir en dos fases: la primera se denomina antillana (exploración de Cuba, Puerto Rico o Jamaica), además del descubrimiento del Pacífico por Núñez de Balboa en 1513; la segunda fase, la continental, destaca por el papel de Hernán Cortés quien fundó Veracruz y gracias a pactos con pobladores indígenas consigue entrar en la capital azteca, Tenochtitlán y derrotar su líder Moctezuma. Además, Francisco Pizarro conquistó Cajamarca, apresa al líder inca, Atahualpa y entra en la capital, Cuzco. Los territorios conquistados se repartieron mediante el sistema de encomiendas, así aparece la figura del encomendero cuya labor es proteger y evangelizar a los indígenas y estos trabajan las tierras. Como consecuencia de la difícil situación de los indígenas frente abusos y vejaciones fruto de las Leyes de Burgos de 1512, escritores como Montesinos y Bartolomé de las Casas, denuncian la situación y años más tarde se crean las Leyes Nuevas en 1542 que prohíben la encomienda. Además, el impacto de la conquista sobre la población nativa fue desastrosa reduciendo su número notablemente ya que se propagaron nuevas enfermedades (viruela y sarampión), los estragos de la batalla, trabajos forzosos y el impacto psicológico. A ello debemos de sumar que las intensas relaciones entre los diferentes pobladores condujeron a un intenso mestizaje configurando una sociedad de castas.

En relación a la administración, dos grandes instituciones: La Casa de Contratación y el Consejo de Indias. Finalmente señalar que la conquista y explotación supuso el dominio de la monarquía hispánica a nivel europeo, la introducción de nuevos cultivos y la llegada masiva de oro y plata que si bien garantiza el mantenimiento del imperio, acabará con una revolución en los precios y proceso inflacionista.


3.3. Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior.

Carlos I, hijo de Juan “la Loca” y Felipe el Hermoso, hereda tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico las coronas de Castilla y Aragón, además de otro territorios como Milanesado, Países Bajos, el Franco Condado, la corona imperial desde 1519 y los nuevos territorios descubiertos en América. El mantenimiento de esta amplia herencia va provocar fuertes tensiones sociales y políticas por culpa de los altos impuestos para sufragar sus viajes al Imperio o la sustitución de funcionarios castellanos por flamencos. En Castilla, la situación hará que organicen en las “Comunidades” (grupos de castellanos, hidalgos y artesanos) a los que se unirán también los campesinos, cada uno en defensa de sus intereses los cuáles se sublevaran y crearan motines. En conjunto serán derrotados en Villalar (1521) y sus líderes, Padilla, Bravo y Maldonado, ejecutados. En la Corona de Aragón (Valencia y Mallorca) los altercados se denominan “Germanías” y fueron los artesanos y campesinos quienes tras defender las ciudades piden formar parte de los cargos municipales y mejorar los arrendamientos. A nivel internacional, la política exterior gira entorno a dos objetivos: por un lado la defensa de la herencia y por otro liderar la cristiandad “paz entre los cristianos y guerra contra los infieles”. Por culpa de la expansión del luteranismo se enfrentará contra los príncipes alemanes, primero los derrotado en Muhlberg (1547), pero años más tarde debido a una coalición de éstos con el rey de Francia y el Papado, le obliga a firmar la Paz de Augsburgo en 1555 (cada príncipe es soberano de la Iglesia de su territorio). En el norte de Italia se enfrenta al rey de Francia, Francisco I, y tras derrotarlo en Pavía se firma la paz de Crepy. Finalmente, contra la expansión de los turcos en el mediterráneo, se pierden algunas plazas en el norte de África pero consigue frenar a Soleimán en Viena en 1529.

Cuando Carlos V, abdica en 1556, cede la corona imperial a su hermano y el resto de posesiones a su hijo Felipe II, quien añade Portugal y Filipinas. Para mantener este basto imperio, fortalece la autoridad real y mejora el funcionamiento de la maquinaria burocrática. Establece la capital en Madrid y construye El Escorial como símbolo de poder. En labores de gobierno es ayudado por los consejos: territoriales (Castilla o Indias), y temáticos (Guerra o Inquisición). Para agilizar la comunicación entre los consejos y el rey aparece la figura del secretario. Las Cortes se celebran pero con un papel poco efectivo. En los territorios no castellanos se crea la figura del virrey para administrarlos. Para impartir justicia está la Chancillería y a nivel municipal una amplia red de regidores y corregidores. En política interior, dos grandes problemas; por un lado la rebelión de los moriscos en las Alpujarras en 1568 y por otro con el secretario Antonio Pérez, quien es acusado de asesinato, huye a Aragón para acogerse a la protección de los fueros aragoneses y el Justicia Mayor y finalmente se escapa a Francia e Inglaterra. En política exterior, hereda problemas de su padre contra Francia por territorios italianos, los cuales acaban con la victoria en San Quintín y la firma del Tratado de Cateau-Cambresis(1559). En Flandes, las provincias del norte de corte calvinista y subvencionadas por Inglaterra quieren la independencia. Además, la Inglaterra de Isabel I, instiga a los corsarios para que intercepten navíos españoles procedentes de América y por ello Felipe II decide enviar una Armada en 1588 para invadir el país (resulta un desastre). Finalmente, la lucha contra los turcos acaba en 1571 con la batalla de Lepanto.


3.4. Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.

El valido es una figura no institucionalizada que ejerce el poder exclusivamente por la confianza que le otorga el rey y representa la vuelta de la nobleza al ejercicio directo del poder. Surge como necesidad ante la complejidad de los asuntos de gobierno, la despreocupación de los monarcas y además permite separar al rey de la política, liberándolo de posibles críticas. Los validos más importantes fueron: duque de Lerma con Felipe III, conde-duque Olivares con Felipe IV y también Luis de Haro. Durante la regencia de Mariana de Austria, el padre Nithard y Valenzuela y finalmente con Carlos II, conde Oropesa, duque Medinaceli y Juan José de Austria. Todos ellos llevaron a cabo prácticas discutibles:gobernaron al margen de los consejos y además concedieron puestos en cargos públicos privilegiados a familiares y amigos (nepotismo). Bajo instrucciones de Lerma, se decretó la expulsión de los moriscos en 1609 y también trasladó la capital a Valladolid en 1601.

El conde-duque intentó llevar a cabo una política centralista «un rey, una ley, una moneda» la cual deriva en los conflictos más importantes ante la necesidad de comprometer económica y militarmente a los reinos periféricos. Por un lado con el Gran Memorial, medidas de corte mercantilista y austeridad en gasto público y por otro la Unión de Armas. Las medidas conllevan el malestar de los reinos porque ven peligrar su fueros y privilegios. Así, en 1640 estallaría la crisis en diferentes zonas, destacando Cataluña y Portugal. El reinado de Carlos II (1665-1700) estuvo marcado por una situación de crisis económica, el gobierno de los sucesivos validos y la lucha de poder entre las distintas facciones de la aristocracia. En la primera etapa, su madre Mariana de Austria gobernó como regente durante la minoría de edad con la ayuda de una Junta de Regencia y el apoyo del padre Nithard y Valenzuela quien fuera expulsado por Juan José de Austria (hijo ilegítimo de Felipe IV). En la segunda etapa ya con Carlos en el trono, aparece en escena el Duque de Medinaceli en 1680 cuya labor para sanear la hacienda se basó: decretó la devaluación de la moneda de vellón, reorganizó la recaudación de impuestos, recortó los gastos suntuosos y eliminó la importante deuda acumulada por los juros; así permitió rebajar la presión fiscal. Desde 1685, el Conde Oropesa promovió la creación de manufacturas y favoreció la llegada de inversores extranjeros; etapa en la hunde raíces la recuperación demográfica y económica del siglo XVIII. En la última década del reinado, Carlos elimina prácticamente la convocatoria de Cortes, reforzó el papel del Consejo de Estado y mejoró la relación con los reinos periféricos.

En relación a la política exterior, el periodo de los tres últimos Austrias (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) puede considerarse el de la pérdida de la hegemonía española en Europa. Tras la política pacifista de Felipe III “pax hispánica” (Tratado de Vervins (1598) con Francia, Paz con la Inglaterra de Jacobo I (1604) y Tregua de los doce años con los Países Bajos entre 1609-1621), la política exterior de Felipe IV tiene como objetivos básicos: conservar la integridad de los reinos, mantener la reputación, evitar la pérdida del monopolio comercial con América y defender la religión católica frente al avance del protestantismo. El último le llevará romper la tregua con las Provincias Unidas y a intervenir en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) en la que se enfrentaron dos concepciones de Europa: la de los Habsburgo, una Europa unida por una fe y bajo un emperador frente a un orden moderno representado por Francia y los países protestantes.  Finalmente tras las derrotas en las Dunas y Rocroi se firmó la paz en Westfalia (1648); se acepta el principio de que los intereses de los Estados y su propia religión prevalecen sobre el Imperio, España reconoce la independencia de Holanda.


3.6 La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos de familia.

Tras la muerte de Carlos II sin descendencia se enfrentan dos dinastías pretendientes al trono; por un lado, los Borbones, representados por Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y heredero según el último testamento del rey, por otro lado, los Habsburgo austríacos, representados por el archiduque Carlos, sobrino del rey quienes formarán la Gran Alianza de la Haya (Gran Bretaña, Portugal o Saboya) para combatir. Así, entre 1700 y 1713 se desarrolla la Guerra de Sucesión entre ambos bandos; a nivel internacional entre potencias europeas y también como guerra civil ya que Castilla apoya a los Borbones y los territorios de la Corona de Aragón al bando rival. El fin de la guerra se precipitó en 1711 tras la proclamación como emperador del archiduque. Los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) configuraron un nuevo equilibrio europeo: se reconoce a Felipe V como rey de España a cambio de renunciar al trono francés y ceder diversos territorios (Milán o Nápoles para Austria y Sicilia para Saboya). El gran beneficiado fue Gran Bretaña que consigue el asiento de negros y navío de permiso, además de Gibraltar y Menorca. La monarquía hispánica pasa a convertirse en potencia de segundo orden e intenta restablecer el orden internacional. Para ello lleva a cabo políticas de ayuda “pactos de familia” con Francia (1733, 1743, 1761) con los que trata de recuperar el prestigio internacional, defender imperio colonial y las pretensiones dinásticas en Italia. Finalmente con la Paz de Versalles (1783) en el contexto de la Independencia americana se recupera Menorca pero nunca Gibraltar.


3.7 La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas.

Con los Borbones se inicia una nueva política copiando el modelo francés, de carácter capitalista y unificador con el objetivo de: racionalizar la administración, reformar las instituciones, intervenir la economía y controlar el poder de la Iglesia. Así, con los Decretos de Nueva Planta, se suprimen los fueros, la autonomía municipal de los Consejos, así como las Cortes de los territorios de la Corona de Aragón entre 1707 y 1716 por haber apoyado al pretendiente austríaco en la guerra. En ellos se introduce el modelo castellano; leyes, tribunales, Chancillería y Audiencia. Uno de los principales cambios es que los virreyes son sustituidos por capitanes generales, asesorados por juristas de la Audiencia. Además, el país se divide en provincias encabezadas por el intendente, con amplias atribuciones en justicia, renta y obras públicas. También se abolieron los antiguos Consejos (excepto el de Castilla) que son sustituidos por las Secretarías de Estado (Guerra, Mariana o Indias). Para hacer más equitativa la carga fiscal, aparecen nuevos impuestos como el catastro en Cataluña o la talla en Mallorca. Las Cortes pierden importancia y solo se convocan para jurar herederos o peticiones reales. En relación al ejército, se crea uno de carácter nacional y permanente: supresión de los tercios, servicio militar y reforma de la marina. Finalmente se promulgó la Ley Sálica sobre la sucesión a la corona y la extensión del regalismo como mecanismo para afianzar la autoridad real en detrimento de la iglesia. Con su hijo Carlos III cuyo reinado corresponde con el despotismo ilustrado el cual subraya su papel como benefactor del pueblo pero sin contar con él «todo para el pueblo pero sin el pueblo». Gran impulsor de reformas apoyado primero en ministros italianos como Esquilache o Grimaldi y más tarde españoles como Campomanes y Floridablanca. En el ámbito político acentúa el centralismo ampliando las competencias del Consejo de Castilla, reforzando las Secretarías y manteniendo el regalismo llegando incluso a expulsar a los jesuitas en 1767. En la política económica pretendió liberar la producción de las trabas legales como por ejemplo la liberación del comercio de grano que provocó el Motín de Esquilache en 1766 ante la subida del precio del pan, también recortó los privilegios de los gremios y liberalizó el comercio con América desde 1778. En todo caso, no pretendió cambiar la estructura de la sociedad ya que mantuvieron los privilegios de los sectores más ricos.


3.9 Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII.

Los ministros trataron de aprovechar la buena coyuntura económica para incentivar la economía española teniendo en el crecimiento de la población un aliado determinante. La reducción de la mortalidad catastrófica o los avances higiénicos y médicos permiten un notable auge demográfico fomentando la demanda. Pero la clave la podemos encontrar en la explosión de la actividad económica. Por un lado, la producción agraria creció debido al incremento de las tierras cultivables más que a los avances técnicos. Casi en su totalidad se encuentra amortizada o vinculada y se mantiene la economía autosuficiente dando lugar a crisis periódicas. En relación a la industria, como consecuencia del aumento de la demanda, los viejos talleres gremiales no pueden cubrirla por lo que se impulsan los talleres domésticos en el campo. Por otro lado, el comercio recibe un gran impulso, no tanto el interior debido a los ineficientes redes de caminos y los peajes señoriales como si el exterior con América, centrado primero con el monopolio de Cádiz y más tarde con los Decretos de Libre Comercio. En España, el fenómeno ilustrador fue moderado en su alcance por la influencia de la iglesia y la ignorancia de las clases populares. En el pensamiento ilustrado la racionalidad y utilidad son la base del progreso y la felicidad. Sus bases se asientan en la crítica de Feijoo, la aplicación del conocimiento científico de Jorge Juan, la finalidad didáctica de Cadalso y la prioridad del fomento económico de Ulloa. A ello, sumar la idea prioritaria del fomento de la educación como vehículo para el avance del país. Entre los instrumentos de difusión destacas las Sociedades Económicas de Amigos del País o las Academias. Estos hechos permitieron el afianzamiento de las clases medias: el número de artesanos y burgueses crece a costa otros estratos sociales, como los nobles, los clérigos y los labradores. Asimismo, las propias estructuras del estado demandaban profesionales más cualificados, por lo que se renunció a contratar personal entre la nobleza y se recurrió a la burguesía ya que buena parte de este funcionariado había estudiado en la universidad y su formación y cultura era muy superior.

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