Historia de España: Desde la Reconquista hasta el Siglo XIX

Modelos de repoblación. Organización estamental en los reinos cristianos medievales

Según avanza la Reconquista se imponen distintos modelos de repoblación. Entre los siglos VIII y X, en el tercio norte de la Península se aplica la presura o libre ocupación de las tierras, apareciendo gran cantidad de minifundios de hombres libres. En los siglos XI y XII, se da la repoblación concejil en el valle del Ebro y entre el Duero y los Montes de Toledo. El rey otorga fueros en los que se recogen los derechos de los municipios, dando lugar a propiedades medianas y comunales. Por último, en la mitad sur de la Península, desde el siglo XII la Corona reparte latifundios entre la nobleza (donadíos) y las órdenes militares (encomiendas) por su colaboración en la Reconquista.

En todos estos territorios la sociedad se organiza de modo estamental, es decir, en grupos cerrados que dependen del nacimiento.

  • Los privilegiados:
    • Nobleza: encargada de defender al resto.
    • Clero: tiene como misión velar por la salvación espiritual de los cristianos.
  • Los no privilegiados: la gran mayoría, encargados de trabajar y pagar impuestos. Es un grupo muy heterogéneo, donde destaca la burguesía, que por su riqueza pronto cobrará importancia en las ciudades.

Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La guerra de Granada

Los Reyes Católicos son Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. En la Concordia de Segovia de 1475 acuerdan la unión dinástica de ambas coronas pero manteniendo sus propias leyes, instituciones, monedas, etc. Para ello, Isabel tuvo que ganar una guerra civil contra su sobrina Juana, la legítima heredera del trono; victoria confirmada en el Tratado de Alcaçobas-Toledo, en 1479.

Con ellos se fortalece el poder real gracias al apoyo de algunas instituciones dirigidas por funcionarios especializados, quitándole poder a la nobleza y la Iglesia. Así, crean un Estado moderno donde:

  • La Real Hacienda centraliza los impuestos.
  • Las Audiencias juzgan.
  • La Santa Hermandad y los corregidores controlan los municipios.
  • La Inquisición vela por la ortodoxia católica.

En 1481 aprovechan este poder y la debilidad nazarí para iniciar la guerra de Granada. Gracias a un ejército moderno se hacen con la parte occidental de Málaga, luego con la oriental de Almería, hasta que el 2 de enero de 1492 se rinde la capital. Así culminan la Reconquista y desaparece al-Ándalus.

Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante el siglo XVI)

La búsqueda de las especias motiva que Cristóbal Colón cruce el Atlántico, un proyecto aprobado por los Reyes Católicos en Santa Fe (abril de 1492). Su viaje culmina el 12 de octubre cuando llega a una isla de Las Bahamas y explora el Caribe. En 1494, con el Tratado de Tordesillas, Castilla se hace con los derechos de conquista y colonización de casi toda América.

Múltiples expediciones definen los límites geográficos, como la de Núñez de Balboa, que descubre el Pacífico (1513) o la de Magallanes (1520), que encuentra el paso hacia Asia. En cuanto a la conquista:

  • Hernán Cortés se hace con el Imperio azteca (1521) y se establece el virreinato de Nueva España. Desde aquí, se expande hasta el suroeste de EE. UU. y por Centroamérica.
  • En 1533, Pizarro conquista el Imperio inca y nace el virreinato del Perú, desde el cual se exploran lugares como el Amazonas (Orellana, 1542) o Chile, conquistado por Valdivia.
  • Un caso especial es el entorno del Río de la Plata, cuya colonización se hace desde la Península con Pedro de Mendoza (1536).

En definitiva, en apenas 50 años, los españoles exploran y conquistan casi toda América, explotando sus múltiples recursos y convirtiéndose en la principal potencia de la época.

La guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Pactos de Familia

La guerra empieza cuando Felipe V es nombrado como sucesor de Carlos II. Este, tenía que renunciar al trono francés, pero no lo hace, provocando así una gran alianza antiborbónica liderada por el archiduque Carlos de Austria en 1702. Dentro de España hay una guerra civil entre borbónicos y austracistas. La guerra está igualada hasta 1711 que muere el emperador de Austria, inclinando la balanza hacia un miedo por la unión de España y Austria, rompiendo la alianza y buscando una paz.

En el Tratado de Utrecht, 1713, España pierde todos los territorios europeos más Menorca y Gibraltar, y Felipe V renuncia al trono francés. La gran beneficiada es Inglaterra, porque tiene grandes ventajas comerciales y territoriales además de acabar con la hegemonía francesa. La guerra en España acaba en 1714 cuando los Borbones toman Barcelona.

Los Pactos de Familia son varias alianzas con Francia para recuperar el prestigio perdido en Utrecht.

  • La primera es en 1733 cuando se unen contra Austria en la guerra de sucesión polaca, recuperando Nápoles y Sicilia.
  • En 1743, también contra Austria, conseguimos algunos territorios en España.
  • La última, en 1761 contra Gran Bretaña, ganamos Luisiana por Florida. Esta alianza se renueva en la guerra de independencia de los EE. UU., gracias a la cual recuperamos Menorca en 1783.

La nueva monarquía borbónica. Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcances de las reformas

Los Borbones traen consigo el absolutismo centralista e incorporan la ley sálica, donde las mujeres no pueden reinar. Los Decretos de Nueva Planta son los que hacen desaparecer la corona de Aragón quitándoles los privilegios por haber apoyado a los Austrias durante la guerra de sucesión. En cambio, sí se respetan los fueros de Navarra y Provincias Vascas por haber apoyado a Felipe en la guerra.

Se elimina el modelo polisinodial y en su lugar se instaura un modelo centralista lo cual refuerza el poder del rey. Además surgen los secretarios de Despachos, que son los antecedentes a los actuales ministerios. Hay un consejo que sobrevive, el de Castilla, que actúa como una especie de Ministerio del Interior. Como instituciones nuevas aparecen las Intendencias y las Capitanías. Los virreinatos desaparecen excepto en América, y se crean dos nuevos, el del Río de la Plata y el de Nueva Granada.

En cuanto al alcance de las reformas afectan a la Iglesia y el Ejército sobre todo.

  • En la Iglesia se impone el regalismo, que es el intento de la corona por controlar los nombramientos y los bienes eclesiásticos (expulsión de los jesuitas en 1767).
  • En cuanto al Ejército el objetivo principal es la defensa de los territorios americanos. Se crea un cuerpo más profesionalizado como, por ejemplo, en la Marina.

Las guerras de Cuba, el conflicto bélico contra Estados Unidos y la crisis de 1898

A finales del siglo XIX, España se ve inmersa en la carrera imperialista europea, aunque relegada a un segundo plano tras la pérdida de sus colonias americanas. El Desastre del 98 agudiza esta situación, generando críticas al sistema canovista y fomentando corrientes de pensamiento crítico. La economía cubana se encuentra cada vez más ligada a Estados Unidos, mientras que los criollos cubanos demandan liberalización económica y autonomía desde mediados del siglo XIX. Tras la crisis de 1868 y la guerra de los Diez Años, que culmina en la Paz de Zanjón, los cubanos obtienen una mayor participación gubernamental. Sin embargo, muchos líderes cubanos exiliados en Estados Unidos continúan luchando por la independencia, dando lugar a la guerra Chiquita y, posteriormente, al «Grito de Baire» en 1895, liderado por José Martí. La guerra se lleva a cabo principalmente mediante tácticas de guerrilla debido a la debilidad de los rebeldes. Tras la muerte de Martí, la lucha es liderada por Gómez y Maceo. El intento de resolver el conflicto por parte de Martínez Campos fracasa, y España envía al general Weyler, quien implementa políticas represivas como las «reconcentraciones», provocando condena internacional. La explosión del acorazado «Maine» en 1898 lleva a una campaña de propaganda contra España en Estados Unidos. Ante la negativa española a vender Cuba, Estados Unidos declara la guerra. La inferioridad de la Armada española se hace evidente, y Estados Unidos invade Cuba y Puerto Rico. Simultáneamente, una insurrección estalla en Filipinas, y Estados Unidos aprovecha la oportunidad para intervenir, derrotando a España en la batalla de Cavite. Esto conduce al Tratado de París de 1898, donde España reconoce la independencia de Cuba y cede Puerto Rico y Filipinas a Estados Unidos. Las consecuencias de esta guerra son devastadoras para España: pérdida de vidas, heridos y un impacto económico significativo al perder acceso a materias primas. Políticamente, agrava la pérdida de peso internacional y cuestiona el sistema de partidos y el Ejército.

El sistema canovista. La Constitución de 1876 y el turno de partidos

El sistema canovista, surgido tras el tumultuoso Sexenio (1868-1874), ofreció a España una relativa estabilidad política en un período de agitación revolucionaria. Liderado por figuras como Antonio Cánovas del Castillo, este sistema buscaba restaurar la monarquía bajo Alfonso de Borbón y pacificar el país. La consolidación de esta pacificación se reflejó en la Constitución de 1876, que estableció un sistema conservador compartiendo la soberanía entre la Corona y las Cortes, con un papel preponderante para el rey en el poder ejecutivo. El sistema canovista también promovió la creación de dos grandes partidos políticos, el Conservador y el Liberal, que se turnaban pacíficamente en el poder. Sin embargo, este sistema de alternancia política estaba marcado por prácticas de manipulación electoral y corrupción, conocidas como «caciquismo», lo que socavó la legitimidad del proceso democrático. La oposición al sistema canovista se manifestó a través de movimientos regionalistas y nacionalistas, como en Cataluña y el País Vasco, que buscaban mayor autonomía política. Además, el movimiento obrero, influido por la industrialización, dio lugar al socialismo y al anarquismo, que abogaban por la lucha por los derechos laborales mediante diferentes vías. En resumen, el sistema canovista marcó una etapa de estabilidad relativa en España, pero estuvo marcado por la exclusión de ciertos sectores sociales y prácticas políticas cuestionables. La oposición a este sistema se materializó a través de movimientos que buscaban cuestionar y transformar el orden establecido, tanto en el ámbito regionalista y nacionalista como en el obrero. Por otro lado, la exclusión de sectores sociales y las prácticas políticas cuestionables, como el «caciquismo», generaron tensiones internas y alimentaron la oposición al sistema. La emergencia del movimiento obrero, influenciado por la industrialización, también contribuyó a la crítica del orden establecido y a la búsqueda de cambios sociales y políticos más profundos.

El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español

El proceso de independencia de las colonias americanas, desencadenado por la guerra de la Independencia en España (1808-1814), transformó profundamente el panorama político y social de América Latina. El descontento de los criollos, subordinados a los peninsulares en la administración colonial, fue un factor clave, junto con la influencia de movimientos de independencia previos y la debilidad de España tras la derrota en Trafalgar (1805). Este proceso se manifestó de manera diversa en diferentes regiones, con proclamaciones de independencia en el virreinato del Río de la Plata, Paraguay, Chile, y la Nueva Granada, entre otros. Sin embargo, enfrentó desafíos como la resistencia en México, donde la rebelión liderada por el cura Hidalgo se transformó en una revuelta popular. La colaboración entre líderes militares como José de San Martín y Simón Bolívar fue crucial para el éxito de los movimientos independentistas, evidenciado en batallas como Chacabuco, Maipú, Carabobo y Pichincha, que aseguraron la victoria sobre las fuerzas españolas. Aunque España perdió la mayoría de sus colonias americanas, su legado perduró en la región, con el español y el catolicismo consolidados como elementos fundamentales de la identidad cultural. La influencia española en la agricultura, ganadería y minería también dejó una marca duradera en la economía. El proceso de independencia marcó el inicio de una nueva era para América Latina, con la autodeterminación y la búsqueda de identidad nacional como características destacadas. A pesar de los desafíos, el legado español sigue siendo parte integral de la historia y cultura de la región, enriqueciendo su diversidad étnica y cultural con el mestizaje y la interacción entre las diferentes poblaciones.

El reinado de Fernando VII: la cuestión sucesoria

El reinado de Fernando VII (1814-1833) estuvo marcado por la restauración del Antiguo Régimen y la supresión de las reformas liberales establecidas durante el periodo de las Cortes de Cádiz. Su regreso al trono provocó la persecución de los liberales y la restauración de la sociedad estamental, la Inquisición y los privilegios señoriales, suspendiendo las medidas desamortizadoras. Los liberales, refugiados en sociedades secretas masónicas, llevaron a cabo varios pronunciamientos entre 1814 y 1820, destacando el de Rafael de Riego en 1820, que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812 y dio inicio al Trienio Liberal. Durante este periodo se restablecieron los derechos constitucionales, generando un debate político y la división del liberalismo en moderados y exaltados. La oposición absolutista liderada por Fernando VII solicitó ayuda a las grandes potencias en el Congreso de Verona en 1822, lo que condujo a la intervención extranjera con los Cien mil hijos de San Luis en 1823. Esto marcó el fin del Trienio Liberal y el retorno a la monarquía absoluta, con la reanudación de la represión contra los liberales y la abolición de la legislación liberal. El reinado de Fernando VII también estuvo marcado por la cuestión sucesoria, con la publicación de la Pragmática Sanción en 1830, que cerró el acceso al trono de su hermano, Carlos María Isidro, provocando la división entre carlistas e isabelinos. Tras la muerte del rey en 1833, estalló una guerra civil entre ambos bandos, que finalmente abrió el poder nuevamente a los liberales. El reinado de Fernando VII fue un periodo tumultuoso en la historia de España, marcado por constantes luchas políticas y la alternancia entre periodos de absolutismo y liberalismo. Su muerte en 1833 dejó un legado de conflictos y tensiones que continuarían afectando al país en las décadas siguientes, hasta que se consolidara finalmente una monarquía constitucional.

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